Muere Cesare Romiti, la ¡®mano dura¡¯ de Gianni Agnelli en Fiat
Fue el responsable de la expansi¨®n de la empresa en los a?os ochenta y de su dr¨¢stica reducci¨®n de plantilla y del enfrentamiento con los sindicatos
Cesare Romiti, una de las figuras clave de la vida econ¨®mica italiana del siglo pasado, falleci¨® el pasado 18 de agosto en su casa de Mil¨¢n a los 97 a?os. Hist¨®rico dirigente de Fiat como hombre de confianza y alter ego del nieto del fundador, Gianni Agnelli, marc¨® con mano dura la gesti¨®n del imperio automovil¨ªstico durante m¨¢s de dos d¨¦cadas y, por ende, la historia industrial italiana. M¨¢s tarde presidi¨® uno de los principales grupos editoriales de Italia, Rizzoli Corriere della Sera (RCS).
Hijo de un empleado de correos, Romiti desembarc¨® en Tur¨ªn en los a?os de la primera gran crisis del petr¨®leo para incorporarse a Fiat como administrador delegado del coloso junto a Umberto Agnelli y Carlo De Benedetti. En 1974, los estragos econ¨®micos se sumaban en Italia a una coyuntura pol¨ªtica convulsa y al terrorismo de los oscuros a?os de plomo. Las Brigadas Rojas no solo atentaban contra el Gobierno. Tambi¨¦n actuaban en f¨¢bricas y grandes empresas. Los Agnelli vieron en ese hombre procedente de la c¨²pula de Alitalia, decidido, que hablaba claro y promet¨ªa mano de hierro y austeridad a la figura que necesitaban para poner las cuentas a punto.
Con Gianni Agnelli, el Avvocato, form¨® un c¨¦lebre y fruct¨ªfero binomio perfectamente engrasado en el que cada parte siempre fue consciente de su papel y sus l¨ªmites. Se convirti¨® en la mano derecha del hist¨®rico propietario de Fiat y en su hombre de total confianza, aunque, como el propio Romiti confes¨® en varias ocasiones, nunca se tutearon. En el funeral de Gianni en 2003, Romiti permaneci¨® en pie durante toda la ceremonia, al igual que sol¨ªa hacer el Avvocato cuando acud¨ªa a la iglesia. ¡°Dec¨ªa que hab¨ªa recibido una educaci¨®n cat¨®lica y que era su forma de demostrar si no la fe, al menos la fidelidad. Fue mi manera de rendirle homenaje¡±, se?al¨® en una entrevista con Il Corriere della Sera.
Poco despu¨¦s de su llegada, en 1976, firm¨® el acuerdo por el que el Gobierno libio del dictador Muammar el Gaddafi compr¨® el 15% de las acciones de Fiat. Aquellos petrod¨®lares fueron una bocanada de ox¨ªgeno para la empresa y contribuyeron a que se consolidara como el grupo industrial m¨¢s boyante del pa¨ªs y a ponerse a la cabeza del mercado europeo del autom¨®vil.
Los ochenta fueron los a?os de la culminaci¨®n de la reorganizaci¨®n financiera ideada por Romiti, del ¨¦xito, de la expansi¨®n y la diversificaci¨®n con la compra de Alfa Romeo y de la aseguradora Toro y del desarrollo de la dimensi¨®n internacional. Pero tambi¨¦n fue un periodo marcado por una dr¨¢stica reducci¨®n de la plantilla, por el cierre de f¨¢bricas y por los conflictos sindicales. Romiti es recordado por su pulso f¨¦rreo con los sindicatos y su l¨ªnea dura.
En 1980 se convierte en el ¨²nico administrador delegado. Una de sus primeras decisiones fue reducir los costes de la empresa y anunciar el despido de 14.000 empleados. En octubre de ese a?o, despu¨¦s de m¨¢s de un mes de huelga y de piquetes que bloqueaban la f¨¢brica de Mirafiori, la mayor del grupo en la ¨¦poca, unos 40.000 empleados de Fiat, entre ellos tambi¨¦n ejecutivos, tomaron las calles de Tur¨ªn en una manifestaci¨®n antisindical que se conoci¨® como La marcha de los 40.000. Hoy es a¨²n una de las concentraciones m¨¢s multitudinarias que se recuerdan en la ciudad del Po. Romiti, que la noche antes hab¨ªa recorrido la f¨¢brica en solitario para comprender el alcance de la situaci¨®n, utiliz¨® la tesitura para forzar a los sindicatos a claudicar y consigui¨® un acuerdo m¨¢s que ventajoso para la empresa, que inclu¨ªa una fuerte reorganizaci¨®n y reducci¨®n de plantilla. ¡°Devolvimos a los sindicatos a una situaci¨®n de normalidad, superando la infiltraci¨®n terrorista que hab¨ªa en sus bases¡±, se?al¨® a?os m¨¢s tarde al diario La Repubblica.
La d¨¦cada de los noventa se abri¨® con la primera Guerra del Golfo y con un rev¨¦s para la automoci¨®n. Las ca¨ªdas en las ventas de coches fueron generalizadas; y en Italia Fiat se resinti¨® especialmente, tambi¨¦n debido al aumento de la competencia. Su cuota de mercado se desplom¨® del 60% al 40% en menos de un a?o. ¡°La fiesta ha terminado¡±, lleg¨® a decir Gianni Agnelli. En 1991 Romiti comienza a cortejar a Chrysler. ¡°Gianni Agnelli y yo hab¨ªamos concluido la operaci¨®n, pero Umberto Agnelli se interpuso en el camino¡±, dir¨ªa a?os despu¨¦s. Otro hist¨®rico administrador, Sergio Marchionne, completar¨ªa finalmente la esperada fusi¨®n en 2014.
Entre 1996 y 1998 Romiti recogi¨® el testigo de Gianni Agnelli como presidente del coloso automovil¨ªstico. En esos a?os se vio tambi¨¦n implicado en la investigaci¨®n de Manos Limpias conocida como Tangentopoli, un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que sacudi¨® la pol¨ªtica italiana. Implic¨® a las principales formaciones pol¨ªticas del momento y a numerosos grupos empresariales y se sald¨® con m¨¢s de 1.000 condenas. El propio Romiti fue condenado a 11 meses de prisi¨®n por financiaci¨®n il¨ªcita de partidos, fraude fiscal y contabilidad falsa. En 2003 esta ¨²ltima condena fue revocada por el Tribunal de Apelaci¨®n de Tur¨ªn. En 1998, con 75 a?os, se despide de la Fiat con una indemnizaci¨®n r¨¦cord, de 105.000 millones de liras (unos 54 millones de euros de entonces) por su casi cuarto de siglo de servicio.
M¨¢s tarde, Romiti fue el presidente de grupo editorial RCS y de Impregilo S.p.A., el principal grupo de construcci¨®n e ingenier¨ªa de Italia. En 2003 cre¨® la Fundaci¨®n Italia-China, movido por los fuertes v¨ªnculos empresariales que siempre mantuvo con el gigante asi¨¢tico. Desde 2006 hasta 2013 fue tambi¨¦n presidente de la Academia de Bellas Artes de Roma.
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