Repensar la crisis mundialmente
La econom¨ªa pospandemia requerir¨¢ nuevas formas de organizaci¨®n y cooperaci¨®n internacional
Las grandes crisis suelen ser momentos decisivos en la evoluci¨®n del pensamiento econ¨®mico. Las ideas que han emergido de tales circunstancias ¡ªlo mismo como explicaciones a esos fen¨®menos que como medidas para enfrentarlos¡ª se han convertido en puntos de inflexi¨®n en la interpretaci¨®n del funcionamiento de la econom¨ªa y en la forma de incidir para mejorar su desempe?o.
La llegada de la covid-19 ha colocado al mundo ante una situaci¨®n que, por muchas razones, no tiene precedentes. Para 2020 se prev¨¦n abruptas ca¨ªdas en el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa ¡ªsin parang¨®n desde la Gran Depresi¨®n de hace casi un siglo¡ª, y los economistas hablan de trayectorias de recuperaci¨®n en forma de V, U, W o L, las cuales podr¨ªan extenderse a lo largo de 2021 y 2022, o incluso durante varios a?os m¨¢s. El hecho es que estamos ante una contracci¨®n de la econom¨ªa que no ha sido ocasionada por vulnerabilidades acumuladas en sus fundamentales, sino por las medidas de distanciamiento social para hacer frente a un factor externo. Por ello, esta es una crisis cuyo impacto final depender¨¢ tanto de la velocidad en el descubrimiento de una vacuna o un tratamiento terap¨¦utico efectivo como del efecto que las medidas de supresi¨®n hayan generado en la estructura econ¨®mica y en el desarrollo de las vulnerabilidades que se ven¨ªan fraguando desde antes de la pandemia. Esto ha dado forma a una crisis muy diferente a las que los economistas han estudiado durante a?os y, en esa medida, requerir¨¢ de nuevas ideas para hacerle frente.
Por ello, adem¨¢s de escudri?ar en la bola de cristal tratando de hallar n¨²meros que rescaten nuestra incertidumbre, lo que quiz¨¢s se impone es otear el horizonte en busca de explicaciones m¨¢s estructurales que nos lleven a identificar las medidas que permitir¨¢n superar esta ins¨®lita y compleja situaci¨®n y, en un sentido m¨¢s amplio, crear las bases para hacer m¨¢s resiliente a la econom¨ªa frente a crisis como la que hoy vivimos. Dado lo incierto de las previsiones cuantitativas sobre lo que ocurrir¨¢ con las magnitudes econ¨®micas del mundo, tal vez resulte m¨¢s oportuno reflexionar sobre algunas cuestiones respecto de las que podemos tener alg¨²n grado de certeza.
Primero, es claro que nos hallamos frente a la primera gran crisis econ¨®mica genuinamente global que ha enfrentado la humanidad; una crisis en la que, parad¨®jicamente, la globalizaci¨®n ¡ªprincipal agente impulsor de la transformaci¨®n econ¨®mica del mundo desde finales del siglo pasado¡ª se ha convertido en su principal catalizador. As¨ª, la tarea tanto de restaurar las cadenas productivas como de establecer los cimientos para mitigar disrupciones similares en el futuro debe verse bajo el prisma de pol¨ªticas e instrumentos de dimensi¨®n global que complementen a las medidas de pol¨ªtica p¨²blica de cada naci¨®n. Sin embargo, en contraposici¨®n a esta necesidad, resulta obvio que las instituciones globales de la posguerra se han venido debilitando a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La t¨ªmida capacidad de reacci¨®n que en la actual crisis han evidenciado tanto las instituciones econ¨®micas y financieras (destacadamente el Fondo Monetario Internacional)como las dedicadas a los temas (la Organizaci¨®n Mundial de la Salud) ponen en claro la necesidad de repensar el entramado institucional, el cual ser¨¢ un factor clave para enfrentar el nuevo tipo de crisis de las que estar¨¢ hecho el futuro del mundo.
Segundo, esta crisis ha puesto de manifiesto el relativo agotamiento del d¨²o de instrumentos tradicionales de la pol¨ªtica econ¨®mica. Se trata de un agotamiento que se ha producido tanto por desgaste como por insuficiencia. Por una parte, tras la crisis de 2008-2009 la pol¨ªtica monetaria no ha conseguido normalizarse, manteniendo balances en expansi¨®n y tipos de inter¨¦s cercanos a cero o en terreno negativo; en tanto que la pol¨ªtica fiscal se halla sin espacio para buscar el est¨ªmulo de la demanda agregada en virtud de los altos niveles de la deuda p¨²blica. Y, por la otra, es un hecho que las pol¨ªticas monetaria y fiscal resultan insuficientes, al incidir solo marginalmente sobre otras dimensiones clave que han sido afectadas por esta crisis. Por ello, es indispensable reflexionar sobre un dise?o m¨¢s completo de pol¨ªticas p¨²blicas, que incluya instrumentos que incidan en otras dimensiones econ¨®micas (mercado laboral, sistema financiero, productividad, colaboraci¨®n p¨²blico-privada), as¨ª como en aspectos sociales (medidas que fortalezcan los sistemas sanitarios y, en general, que moderen la polarizaci¨®n que la crisis ha tra¨ªdo consigo).
Tercero, la actual crisis se ha caracterizado no solo por tocar aspectos que van m¨¢s all¨¢ de los meramente econ¨®micos, sino tambi¨¦n por hacer evidente que las medidas para contrarrestarla y crear resiliencia conllevan una dimensi¨®n de largo plazo. Temas que, hasta antes de la aparici¨®n de la covid-19, se consideraban como estructurales (ahorro, pensiones, mercado laboral, sistemas de salud, redes de protecci¨®n social, etc¨¦tera) se muestran ahora como aspectos esenciales que deben atenderse en el corto plazo para lidiar con los problemas que han sido acelerados por esta contingencia. De esta manera, el esfuerzo de reconstrucci¨®n implicar¨¢ transformar el largo plazo hoy, y, en esa perspectiva, la actual crisis puede convertirse en una oportunidad ¡ªque tal vez no habr¨ªa surgido de no haberse presentado la emergencia sanitaria¡ª para abordar los temas estructurales, que ser¨¢n los ¨²nicos que permitir¨¢n fortalecer la eficiencia, competitividad, equidad y sostenibilidad de las econom¨ªas del mundo.
Finalmente, la actual situaci¨®n ha puesto en evidencia que, de la mano de la crisis sanitaria y sus consecuencias econ¨®micas, la sociedad global enfrenta una crisis de gobernanza. Las pandemias no identifican fronteras, y las respuestas ¡ªsanitarias, primero, y econ¨®micas, despu¨¦s¡ª deben ir m¨¢s all¨¢ de las medidas dom¨¦sticas e inscribirse en el terreno de la acci¨®n global. No obstante, el ascenso de los populismos ha hecho evidente el debilitamiento de la capacidad t¨¦cnica de los Gobiernos y, en muchos casos, tambi¨¦n su reticencia para fortalecer el di¨¢logo global. La humanidad afronta el que quiz¨¢s sea el mayor reto de su historia, teniendo los liderazgos pol¨ªticos que tal vez sean los menos id¨®neos para hacerlo. Se trata de un desaf¨ªo que ya antes enfrentaban las democracias liberales y que esta crisis ha vuelto a poner en la palestra de la discusi¨®n.
Es dif¨ªcil anticipar c¨®mo ser¨¢ la econom¨ªa global en la pospandemia, pero, sin duda, requerir¨¢ de formas de organizaci¨®n basadas en un nuevo pensamiento econ¨®mico y en formas renovadas de cooperaci¨®n internacional. Intelectualmente hablando, el momento que afrontamos quiz¨¢s no sea muy diferente al que otros, en situaciones tambi¨¦n l¨ªmite, debieron enfrentar en el pasado. Como entonces, ser¨¢ necesario no solo volver a mirar al pante¨®n del pensamiento econ¨®mico, sino tambi¨¦n llevar a cabo un profundo ejercicio de reflexi¨®n bajo la l¨®gica de la prevalencia de la sociedad global, que permita identificar las ideas que har¨¢n posible construir un sistema econ¨®mico m¨¢s resiliente.
La sociedad global enfrenta no solo una crisis distinta, sino una que, en muchos sentidos, es un anuncio del futuro. La realidad de hoy ¡ªcomo la Casandra del poema de Homero¡ª nos est¨¢ anticipando el tipo de crisis venideras que la humanidad deber¨¢ afrontar. Habr¨¢ que romper el mito, creer el augurio y estar preparados para hacer posible el porvenir.
Manuel Aguilera es director general de Mapfre Economics.
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