La crisis de la ¡®trumpeconom¨ªa¡¯
El par¨®n de Estados Unidos por la covid hace mella en una de las grandes bazas electorales del presidente
Poblaciones peque?as y dispersas, poderosos camiones y rancheras quemando gasolina por anodinas carreteras infinitas, destellos de una grandeza perdida en forma de hipertrofiadas bibliotecas p¨²blicas y ostentosos parques que nadie frecuenta. Hay muchos pueblos construidos en torno a una f¨¢brica en el Medio Oeste, pero pocos representan tan bien los avatares de la industria estadounidense como Lordstown, Ohio, orgullosa sede de una de las plantas m¨¢s grandes de General Motors en el pa¨ªs, que fue...
Poblaciones peque?as y dispersas, poderosos camiones y rancheras quemando gasolina por anodinas carreteras infinitas, destellos de una grandeza perdida en forma de hipertrofiadas bibliotecas p¨²blicas y ostentosos parques que nadie frecuenta. Hay muchos pueblos construidos en torno a una f¨¢brica en el Medio Oeste, pero pocos representan tan bien los avatares de la industria estadounidense como Lordstown, Ohio, orgullosa sede de una de las plantas m¨¢s grandes de General Motors en el pa¨ªs, que fue el mayor empleador de este valle del Mahoning despu¨¦s del colapso de la industria del acero a principios de los a?os 80. El destino de la f¨¢brica se refleja en el del peque?o caf¨¦ de Nese, a las puertas del pueblo, frente al cementerio. Fue reduciendo su horario a medida que se eliminaban turnos en la cadena de montaje. Hace dos a?os, la camarera le contaba a este corresponsal que, mientras la planta no cerrara, seguir¨ªan llegando clientes, pero que no las ten¨ªa todas consigo. Hoy, un cartel de ¡°se vende¡± y otro de ¡°se alquila¡± adornan las ruinas del peque?o caf¨¦, que acumula polvo y telara?as.
La misma suerte corri¨® la f¨¢brica. Y los 4.500 puestos de trabajo que lleg¨® a tener. En el inmenso aparcamiento donde hace a?os descansaban cientos de coches relucientes, la hierba crece por las grietas del asfalto envejecido. Un peque?o cartel rojo que dice ¡°Trump a la basura¡± destaca bajo el imponente letrero negro con el logo de Lordstown Motors, la flamante planta donde se ha producido un prototipo de ranchera el¨¦ctrica, cuyas virtudes elogiaba el presidente este mismo lunes en la Casa Blanca. La nueva f¨¢brica ocupa una peque?a porci¨®n del mastodonte de hormig¨®n que albergaba la antigua. ¡°Bienvenidos al valle del voltaje¡±, dice uno de los posters en la inmaculada recepci¨®n. ¡°El futuro del trabajo es el¨¦ctrico, y en este rinc¨®n nuestro de Am¨¦rica sabemos una cosa o dos sobre trabajo¡±, dice otro.
¡°Hace cuatro a?os Trump nos dijo que no vendi¨¦ramos nuestras casas, que General Motors no se iba a ir¡±, recuerda Ethan Kistler, de 30 a?os, que vive a apenas tres kil¨®metros de la factor¨ªa. ¡°Y mire ahora. Mi cu?ado trabajaba en una f¨¢brica de componentes para la planta, y se ha tenido que ir a Wyoming. Mi vecino de enfrente tambi¨¦n se ha tenido que marchar. El presidente dice que Lordstown est¨¢ floreciente. ?A usted qu¨¦ le parece?¡±.
En este mismo Estado de Ohio, hace ahora 40 a?os, el entonces candidato republicano Ronald Reagan acu?¨® una frase sencilla que se ha convertido en un cl¨¢sico de la pol¨ªtica estadounidense. Se enfrentaba en un debate en la ciudad de Cleveland al presidente dem¨®crata Jimmy Carter. En los minutos finales, pregunt¨® a los ciudadanos: ¡°?Les va a ustedes mejor que hace cuatro a?os?¡±. La respuesta, claro, era no. Los sondeos hasta entonces estaban ajustados, pero Reagan arras¨® en las elecciones una semana despu¨¦s.
Mucho ha cambiado desde 1980 para que, como reza el no menos manido aforismo lampedusiano, todo siga igual. Cuatro a?os de Donald Trump han transformado el estilo de hacer pol¨ªtica en este pa¨ªs, han polarizado la sociedad hasta l¨ªmites demenciales, han roto los equilibrios geoestrat¨¦gicos globales. Pero dentro de un mes, cuando los ciudadanos voten en unas elecciones que ambos partidos califican de existenciales, en Estados como Ohio, alejados del ruido de Washington, muchos acudir¨¢n a las urnas calibrando el peso de sus bolsillos.
Principal preocupaci¨®n
En estos Estados del Medio Oeste, donde 77.744 papeletas dieron a Trump la llave de la Casa Blanca hace cuatro a?os, la primera preocupaci¨®n de los votantes de cara a las elecciones del 3 de noviembre, seg¨²n un estudio reciente, es la econom¨ªa. ?Les va mejor que hace cuatro a?os? La respuesta corta, tan clara ahora como en 1980, es no.
Estados Unidos est¨¢ hoy en medio de la peor desaceleraci¨®n econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n. En el segundo trimestre del a?o, el PIB baj¨® un 9,5%. En agosto, hab¨ªa 11,5 millones menos de estadounidenses con empleo que en febrero. La tasa de paro, aunque ha bajado desde que en abril alcanz¨® un pico del 14,7%, fue en septiembre del 7,9%%, m¨¢s del doble que en febrero (3,5%). Donald Trump, seg¨²n la organizaci¨®n progresista Center for American Progress, va camino de convertirse en el ¨²nico presidente en cumplir su mandato con un crecimiento negativo del empleo desde que la Oficina de Estad¨ªsticas Laborales lleva registros mensuales.
La fotograf¨ªa, evidentemente, tiene truco. En el primer trimestre del a?o golpe¨® repentinamente una pandemia ¡ª"la plaga China", en las palabras empleadas por un furioso Trump en el debate presidencial del pasado martes¡ª que oblig¨® a frenar la actividad en seco en buena parte del mundo, y que arrebat¨® al presidente el argumento con el que confiaba en alejar de la Casa Blanca a los camiones de mudanzas hasta dentro de cuatro a?os. Ning¨²n presidente en la historia moderna de Estados Unidos ha perdido la reelecci¨®n con una econom¨ªa fuerte, y hasta febrero Estados Unidos surfeaba una ins¨®lita ola de crecimiento ininterrumpido desde hac¨ªa 11 a?os. Trump quiso prolongar la buena racha heredada introduciendo, en diciembre de 2017, la mayor bajada de impuestos en tres d¨¦cadas, que premiaba especialmente a los m¨¢s ricos y a las empresas. Pero lo cierto es que la ola, como advert¨ªan machaconamente los cr¨ªticos del presidente, ya estaba rompiendo.
En la segunda mitad del mandato de Trump, a medida que se neutralizaba el efecto del est¨ªmulo fiscal y las guerras comerciales lastraban la inversi¨®n de las empresas, el crecimiento se ralentiz¨® del 2,9% en 2018 al 2,3% en 2019. La frenada era m¨¢s evidente en Estados como Ohio, del cintur¨®n industrial del Medio Oeste, llamados a ser decisivos de nuevo en las elecciones.
¡°Los datos muestran que el sector industrial en Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin, los cuatro Estados del Medio Oeste que dieron la victoria a Trump, ya estaba en recesi¨®n antes incluso de la pandemia¡±, explica Michael Shields, del think tank Policy Matters Ohio, coautor de un estudio publicado la semana pasada que analiza las tendencias en el empleo y los salarios en los ¨²ltimos 20 a?os. ¡°No ha habido una recuperaci¨®n del sector industrial y los motivos principales son la destructiva guerra comercial con China, los defectos en los acuerdos comerciales alcanzados con otros pa¨ªses y una pol¨ªtica fiscal que beneficia a las grandes multinacionales que producen fuera del pa¨ªs¡±, a?ade Shields.
Pero no toda la econom¨ªa estadounidense estaba tan mal como la industria. La foto finish del mandato de Trump, antes de la pandemia, era m¨¢s o menos as¨ª: la industria y algunos sectores adyacentes, m¨¢s vulnerables a la desaceleraci¨®n econ¨®mica global y a las guerras comerciales, estaban recortando empleo. El sector servicios, animado por los consumidores, segu¨ªa boyante.
Sucede que el sector industrial est¨¢ sobredimensionado en el debate pol¨ªtico, precisamente porque unas decenas de miles de votos en estos Estados del Medio Oeste pueden decidir las elecciones. Pero en diciembre de 2019, la industria representaba solo el 8,4% del empleo del pa¨ªs, un porcentaje que sigue un ritmo decreciente desde la Segunda Guerra Mundial. Incluso en estos Estados del Medio Oeste, seg¨²n William Adams, economista del banco PNC en Ohio, la tendencia est¨¢ cambiando. ¡°La industria forma parte de la identidad de la regi¨®n de los Grandes Lagos, pero su importancia en el empleo sigue una tendencia descendente¡±, explica. ¡°Los j¨®venes van a la universidad y cada vez trabajan m¨¢s en el sector servicios. Con un mercado laboral tan ajustado como el que ven¨ªamos teniendo, resulta dif¨ªcil encontrar trabajadores cualificados. La poblaci¨®n de estos Estados envejece. En 2019 hab¨ªa 822.000 empleos en el sector de la sanidad en Ohio, 100.000 m¨¢s que en 2009. En el sector industrial hab¨ªa 717.000 empleos en 2019, casi 100.000 menos que en 2009. La industria sigue y seguir¨¢ siendo una parte importante de nuestra econom¨ªa, pero el trabajo va a ser m¨¢s t¨¦cnico y automatizado, no va a ser un motor del empleo como lo era hace 20 o 40 a?os¡±.
Estados Unidos en 2020 es en buena medida una econom¨ªa de servicios, por tanto, y la buena noticia es que hasta este a?o el sector gozaba de buena salud. La mala noticia es que el coronavirus lo ha dejado temblando. Y para comprobarlo basta con viajar 660 kil¨®metros al este en direcci¨®n al centro mismo de Manhattan, en la ciudad de Nueva York.
Desde hace ya medio a?o, siempre es domingo en el Midtown. Las aceras vac¨ªas de oficinistas. El metro desierto. Los comercios cerrados. Y a la hora del almuerzo, apenas unas almas respirando el aire fresco a trav¨¦s de la mascarilla. ¡°He venido a recoger un ordenador con un nuevo sistema inform¨¢tico que necesitamos. Llevo desde marzo instalado en Long Island, fuera de la ciudad, con mi mujer y mis hijos. Apenas queda nadie en la oficina. No s¨¦ cu¨¢ndo volveremos¡±, explica John, de 48 a?os, trabajador de un banco que prefiere no dar su apellido.
A sus espaldas, el edificio Time & Life. Apenas unos centenares de personas pueblan hoy el interior de esta torre modernista, en pleno Rockefeller Center, renovada hace solo unos a?os para acoger a 8.000 trabajadores en sus 48 plantas sin columnas. En tiempos normales la ampl¨ªsima acera que lo rodea, cuyo dise?o emula el pavimento ondulado de Copacabana, en un gui?o a su ubicaci¨®n en la avenida de las Am¨¦ricas, era un hervidero de gente y de comercios que ofrec¨ªan todo lo que los oficinistas pudieran necesitar antes de regresar a sus mesas. Hoy es un trozo casi inerte de una ciudad fantasma.
Manhattan se vac¨ªa
Tras las ventanas de los rascacielos vac¨ªos del Midtown se esconde una cat¨¢strofe. Este trozo de la isla de Manhattan constituye desde hace un siglo el m¨²sculo de la ciudad de Nueva York. Un s¨ªmbolo de su grandeza, que ha sobrevivido a todas las crisis pero que ahora se ha llevado por delante un ente microsc¨®pico. El coronavirus lo ha vaciado de vida, pero tambi¨¦n de sentido. La idea de este enjambre de acero, hormig¨®n, cristal y asfalto era juntar al mayor n¨²mero posible de personas, lo contrario a la distancia social.
El resto de la ciudad regresa poco a poco a la normalidad, pero el Midtown est¨¢ a¨²n lejos de ella. Menos del 10% de los trabajadores de las oficinas de Nueva York han regresado a sus puestos. Solo una cuarta parte de los grandes empleadores de la ciudad planean volver a llenar sus oficinas antes de final del a?o, y un 54% cree que lo har¨¢ antes del verano del a?o que viene, seg¨²n un reciente estudio.
Situaci¨®n de la econom¨ªa
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Fuente: Bloomberg Y FMI.
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Situaci¨®n de la econom¨ªa estadounidens
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Fuente: Bloomberg Y FMI.
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Fuente: Bloomberg Y FMI.
EL PA?S
La pandemia va camino de hacer que 2020 sea en conjunto el peor a?o de los ¨²ltimos 20 para el mercado de oficinas. Se alquila menos, m¨¢s barato y por periodos m¨¢s cortos. Nueva York tiene m¨¢s espacio de oficinas que Londres y San Francisco sumados. El trabajo de oficina es el coraz¨®n de Nueva York. Lo que se paga en impuestos por los espacios que ocupan supone uno de cada 10 d¨®lares de recaudaci¨®n fiscal de la ciudad. Nueva York ha salido de muchas crisis antes, pero esta pandemia ha hecho a las compa?¨ªas plantearse el modelo completo.
El turismo par¨® en seco. Los teatros de Broadway llevan ya seis meses cerrados, el cierre m¨¢s largo de su historia. Son 10.000 empleos directos y otros 87.000 indirectos. Cafeter¨ªas, tiendas de barrio, lavander¨ªas. Fuera de Manhattan, los peque?os comercios son los que dan a los barrios de la ciudad de Nueva York su personalidad ¨²nica. Son, m¨¢s all¨¢ de las grandes empresas financieras, el coraz¨®n de la Gran Manzana. Constituyen el 98% de los empleadores y emplean a m¨¢s de tres millones de personas, la mitad de los trabajadores de la ciudad. Cuando la pandemia desaparezca, una tercera parte de las 240.000 peque?as empresas de la ciudad habr¨¢ cerrado para siempre, seg¨²n un informe de la Asociaci¨®n para la Ciudad de Nueva York, que engloba a un grupo de casi 300 empresarios.
La tasa de desempleo en la ciudad de Nueva York es del 16%, el doble que la media del pa¨ªs. Solo un tercio de las habitaciones de hotel est¨¢n ocupadas. El aluvi¨®n de vecinos que ha abandonado la ciudad por el coronavirus ha dejado 15.025 apartamentos vac¨ªos en Manhattan, seg¨²n un estudio de la compa?¨ªa inmobiliaria Douglas Elliman, lo que supone una tasa de desocupaci¨®n del 5%, la m¨¢s alta en los 14 a?os que lleva realiz¨¢ndose el informe. El regreso de los trabajadores, la vuelta a la nueva normalidad, sea esta como sea, convertir¨¢ a Manhattan en un banco de pruebas de lo que el futuro depara a otros centros urbanos por todo el mundo.
Punto de inflexi¨®n
Antes de que golpeara la pandemia, la econom¨ªa estadounidense de estos cuatro a?os de Trump no ha sido ¡°la mejor econom¨ªa de la historia¡±, como le gusta repetir a un presidente instalado en la hip¨¦rbole. Segu¨ªa un mismo patr¨®n de expansi¨®n desde el inicio de la Administraci¨®n Obama, por debajo de los crecimientos del 4% que se dieron, por ejemplo, en la segunda mitad de los noventa.
El coronavirus lo puso todo patas arriba y la situaci¨®n en el pa¨ªs, como no pierde oportunidad de recordar el presidente, ha mejorado en los ¨²ltimos meses. A mediados de septiembre, la OCDE corrigi¨® su previsi¨®n de contracci¨®n de la econom¨ªa estadounidense para el final de este a?o. De una ca¨ªda del 7,3% que calculaba en junio a una del 3,8%. No era el ¨²nico de los pa¨ªses ricos para los que mejoraba sus predicciones, pero s¨ª el que merec¨ªa la correcci¨®n m¨¢s optimista.
Los principales motivos de la mejora en la econom¨ªa han sido la progresiva reapertura de la actividad y el colosal plan de est¨ªmulo aprobado en primavera. Una inyecci¨®n de cerca de tres billones de d¨®lares, la mayor que ha aprobado ning¨²n pa¨ªs, tanto en t¨¦rminos absolutos como en relaci¨®n al PIB, con un env¨ªo masivo de cheques de 1.200 d¨®lares a los ciudadanos, complementos a las prestaciones de desempleo y ayudas a diversos sectores.
Pero las medidas se agotan y la bronca pol¨ªtica impide a un Congreso dividido sacar adelante un segundo paquete. ¡°Se ha convertido en improbable que haya otra ronda de est¨ªmulos fiscales antes de las elecciones¡±, dec¨ªa el equipo de economistas de Bank of America en una nota reciente.
Aunque Estados como Nueva York, donde el coronavirus golpe¨® sin clemencia en primavera, han logrado hasta ahora doblegar la curva de la pandemia, los n¨²meros de contagios siguen siendo altos a nivel nacional. Incluso el propio presidente y su mujer han dado positivo esta semana. Con la llegada del fr¨ªo, sumado a un presidente ansioso por consolidar la recuperaci¨®n econ¨®mica antes de las elecciones, pocos descartan una segunda ola, como la que est¨¢ sufriendo Europa, cuando los estadounidenses tengan que responder, justo 40 a?os despu¨¦s, a la pregunta de Reagan.
En Wall Street sigue la fiesta
En EE UU hay dos realidades: 'main street' ¡ªla econom¨ªa real¡ª y Wall Street ¡ªel mundo del dinero¡ª. El hueco que se ha abierto entre estos universos paralelos es mayor que nunca. Mientras la gente de la calle sufre las consecuencias de la covid-19, la Bolsa apura sus d¨ªas de vino y rosas. Desde que en 2016 Donald Trump ganase las elecciones, el ¨ªndice S&P 500 se ha revalorizado m¨¢s del 60%. Tras el descalabro del pasado mes de marzo, cuando estall¨® la pandemia, el mercado estadounidense se ha recuperado con gran vigor y vuelve a cotizar cerca de sus m¨¢ximos hist¨®ricos.
El balance triunfal de Wall Street, aunque el actual presidente trate de venderlo como un tanto a su favor, tiene un gran culpable; la Reserva Federal. El organismo presidido por Jerome Powell ha dado alas a la renta variable con su pol¨ªtica monetaria. La desaceleraci¨®n econ¨®mica que empez¨® a aflorar a partir de 2018 y, sobre todo, las consecuencias econ¨®micas del coronavirus obligaron al banco central estadounidense a dar marcha atr¨¢s en su plan para retirar de forma paulatina los est¨ªmulos que hab¨ªa inyectado tras la Gran Recesi¨®n. El dinero barato, con tipos de inter¨¦s que han vuelto al 0,25% despu¨¦s de situarse al 2,5% hace poco m¨¢s de un a?o, ha sido la gasolina para el subid¨®n de las cotizaciones.
Las pol¨ªticas expansivas de la Reserva Federal han tendido un claro efecto colateral en la divisa. El d¨®lar, que estuvo coqueteando con la paridad con el euro a finales de 2016, ha bailado al son de los tipos de inter¨¦s durante el mandato de Trump. En la actualidad, por cada billete verde solo dan 85 c¨¦ntimos de euro. Esta debilidad en el tipo de cambio es m¨²sica para los o¨ªdos para el sector exportador estadounidense.
El 3 de noviembre las urnas decidir¨¢n el pr¨®ximo inquilino de la Casa Blanca. En teor¨ªa, el mundo del dinero deber¨ªa simpatizar m¨¢s con Trump, con una visi¨®n m¨¢s promercado. Sin embargo, sus pol¨ªticas de tierra quemada en materia comercial y medioambiental, son un lastre que incluso Wall Street reconoce. ¡°La percepci¨®n de que una victoria de Joe Biden ser¨ªa un mal resultado para los mercados no est¨¢ corroborada por el historial de los presidentes dem¨®cratas¡±, dice Schroders en una nota enviada a sus clientes. ¡°Si ¨¦stos vencen en el Congreso, es probable que los precios de las acciones de EE UU descuenten el aumento de los impuestos a las empresas. Por otro lado, si los republicanos mantienen el control del Senado, es poco probable que se aprueben reformas fiscales. Sin embargo, como la mayor parte de la toma de decisiones de pol¨ªtica exterior reside en el presidente, todav¨ªa podemos esperar una mejora en las relaciones internacionales. Esta combinaci¨®n de statu quo fiscal y un deshielo de las relaciones internacionales ser¨ªa el mejor escenario para los mercados globales¡±, a?aden en la gestora brit¨¢nica.