Presupuestos sin margen de error
El extraordinario impulso fiscal para sacarnos de la crisis est¨¢ condicionado por tres factores
El pa¨ªs est¨¢ a punto de tomar una decisi¨®n transcendental para su futuro, con el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE). La capacidad de control de los impactos econ¨®micos y sociales de la pandemia, y el impulso a la recuperaci¨®n, dependen sobremanera de los presupuestos p¨²blicos. Porque el sector privado, inmerso en la segunda ola de contagios que amenaza con provocar una reca¨ªda de la econom¨ªa, no est¨¢ en condiciones de tirar del crecimiento. Las empresas, algunas ya al borde de la insolvencia, se enfrentan a un entorno sembrado de incertidumbres, mientras que las familias prefieren ahorrar de m¨¢s ante el miedo a perder buena parte de sus ingresos. Por otro lado, la pandemia, por su naturaleza global, exige soluciones cooperativas que solo se pueden conseguir mediante la pol¨ªtica p¨²blica. Y esa solo puede ser la fiscal, como lo afirman tanto el BCE como el FMI, conscientes de que la pol¨ªtica monetaria no puede dar mucho m¨¢s de s¨ª.
A primera vista, el proyecto de ley presupuestaria para 2021 cumple con ese objetivo, por su car¨¢cter expansivo. El gasto p¨²blico se incrementar¨ªa en nada menos que 62.000 millones, de los cuales 26.600 corresponden a fondos europeos. Por otra parte, el aumento anunciado de impuestos es esencialmente c¨ªclico y en cualquier caso descansa sobre hip¨®tesis optimistas (un crecimiento la econom¨ªa superior al 10% en t¨¦rminos nominales, poco veros¨ªmil, y nuevos impuestos que tardar¨¢n en ponerse en marcha). Por tanto, muy probablemente el d¨¦ficit p¨²blico se desviar¨¢ del objetivo del 7,7% incorporado en los PGE.
Sin embargo, la letra peque?a es tan importante, si no m¨¢s, que las cifras agregadas. Porque tanto dinero p¨²blico no acertar¨¢ en impulsar la actividad si no se dan tres condiciones. En primer lugar, la prevenci¨®n de los contagios pand¨¦micos, algo poco oneroso para el erario p¨²blico, obviamente beneficioso para la salud, y condici¨®n sine qua non para la econom¨ªa. Los PGE aportan datos sobre la inversi¨®n sanitaria, pero no aclaran c¨®mo se coordinar¨¢ la acci¨®n preventiva entre diferentes Administraciones, hoy por hoy disfuncional. Esta cuesti¨®n, si bien de ¨ªndole normativa y no presupuestaria, es determinante para la eficacia de la pol¨ªtica econ¨®mica.
En segundo lugar, conviene amortiguar el impacto de los rebrotes sobre las empresas y el empleo, que persistir¨¢n hasta que no exista una vacuna. El anuncio de una moratoria en la devoluci¨®n de los cr¨¦ditos ICO es un paso en esa direcci¨®n, pero se necesita m¨¢s ambici¨®n. Alemania compensa el 75% de las p¨¦rdidas de empresas afectadas por los cierres, y Francia ha puesto en marcha un plan contra la insolvencia y otro de reciclaje de trabajadores en paro parcial. Unas medidas que no aparecen en los PGE que, sin embargo, incorporan otras como el incremento a tasas superiores al IPC de los gastos corrientes y de personal, de dudosa efectividad en la actual coyuntura.
Finalmente, estos presupuestos destacan por el incremento sin precedentes de las inversiones en digitalizaci¨®n, transici¨®n ecol¨®gica y educaci¨®n, condiciones necesarias para una transformaci¨®n del modelo productivo, lastrado por bajos niveles de productividad y un d¨¦ficit de empleos de calidad. Conviene, sin embargo, priorizar los proyectos que encuentren en el tejido empresarial una capacidad inmediata de respuesta a los est¨ªmulos. Algunos de los planes presupuestarios, por ejemplo los que ata?en al sector industrial o al energ¨¦tico, no aclaran si se trata de ayudas gen¨¦ricas a la demanda (cuyo multiplicador puede ser muy reducido) o un impulso a la producci¨®n de sectores competitivos.
Todo ello aboga por un esfuerzo de realismo del proyecto presupuestario, para una econom¨ªa expuesta a una volatilidad excepcional. El BCE seguir¨¢ actuando como paraguas para la financiaci¨®n del agujero, mientras que los fondos europeos (aunque aprobados con retraso) entra?an la oportunidad de contener la crisis y evitar un descuelgue frente a los principales socios comunitarios. Pero para que esas promesas se hagan realidad no hay opci¨®n que acertar con estos PGE.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres
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