Ya estamos en Marte. ?Qu¨¦ ley rige all¨ª?
Las nuevas actividades en el planeta rojo plantean un sinf¨ªn de dudas legales
Primero fue la Luna, pr¨®ximamente ser¨¢ Marte. El hist¨®rico aterrizaje del Perseverance en la superficie marciana supone un peque?o paso para un rover, pero un gran salto para la humanidad. Los experimentos que esta misi¨®n llevar¨¢ a cabo est¨¢n pensados para preparar la futura llegada del hombre al planeta rojo, un hito hist¨®rico que, seg¨²n los c¨¢lculos de la NASA, suceder¨¢ en la pr¨®xima d¨¦cada. Despu¨¦s, en un futuro no muy lejano, quiz¨¢ existan colonias de humanos en la Luna y en Marte, tal y como vislumbra el magnate y fundador de SpaceX, Elon Musk.
Sin embargo, estas actividades extraterrestres plantean multitud de cuestiones que precisan de una soluci¨®n legal. En primer lugar, cabe preguntarse qu¨¦ ley rige en el espacio exterior y si un pa¨ªs puede apropiarse de parte o de todo un planeta. En teor¨ªa, ning¨²n Estado puede adue?arse o reivindicar el uso ni de Marte, ni de la Luna ni de ning¨²n otro astro o superficie c¨®smica. ¡°La bandera sirve para la foto y para indicar que has llegado¡±, afirma Rafael Harillo, abogado especialista en Derecho Espacial del Bufete Mas y Calvet. Este asunto qued¨® resuelto en 1967, a?o en que la mayor¨ªa de los pa¨ªses, incluidas las superpotencias, firmaron el conocido como Tratado del Espacio, que en su art¨ªculo segundo proh¨ªbe estas anexiones. La norma, subraya Pablo Fern¨¢ndez Burgue?o, abogado of counsel de New Law en PwC Tax & Legal, avala la exploraci¨®n y utilizaci¨®n del espacio ultraterrestre ¡°en inter¨¦s de la humanidad y para la paz¡±.
No obstante, el panorama de la investigaci¨®n espacial ha cambiado mucho desde entonces, lo que ¡°har¨¢ necesaria una nueva regulaci¨®n internacional¡±, opina Mar¨ªa del Carmen Mu?oz, profesora de Derecho Internacional P¨²blico de la Universidad de Ja¨¦n. En las d¨¦cadas de los sesenta y setenta (cuando se firmaron los cuatro tratados principales de la ONU) no se legisl¨®, por ejemplo, sobre las futuras bases humanas en los planetas. ¡°Solo contamos con previsiones generales¡±, apunta la profesora. La realidad es que ya hay proyectos sobre la mesa. La NASA planea establecer el Artemis Base Camp en el polo sur lunar en 2024, el mismo sitio en que rusos y chinos quieren construir una estructura conjunta similar. Con la creaci¨®n de estas instalaciones permanentes se puede dar la paradoja de que, aunque la superficie que abarquen no sea del pa¨ªs due?o de la base, la zona quedar¨¢ de hecho sometida a su legislaci¨®n. Esto no quiere decir, explica Fern¨¢ndez, que vayan a existir fronteras, pues est¨¢ previsto que cualquier persona pueda acceder a las instalaciones informando de su llegada.
Otra pregunta que podr¨ªa plantearse es qu¨¦ norma ser¨¢ aplicable en caso de que se produzca un delito en el espacio. Aunque este escenario puede parecer remoto, lo cierto es que ya ha sucedido. Se trata del caso de una astronauta estadounidense investigada por acceder a una cuenta bancaria de su exmujer desde la estaci¨®n espacial internacional. Estos supuestos, apunta el abogado, se resuelven mediante las reglas del derecho internacional, conforme al que podr¨ªa aplicarse ¡°o bien las normas del pa¨ªs del astronauta que realiza la acci¨®n, las del afectado o las del Estado para el que tiene bandera la base¡±.
Recursos espaciales
Por otro lado, una de las tareas del Perseverance en Marte es la de recoger muestras de rocas para, despu¨¦s, enviarlas a la Tierra. M¨¢s all¨¢ de la investigaci¨®n, uno de los mayores debates se centra, precisamente, en c¨®mo regular la posible explotaci¨®n de los recursos espaciales y si estos debieran ser considerados patrimonio com¨²n de la humanidad. Actualmente, explica Mu?oz, hay dos posturas enfrentadas: aquellos pa¨ªses que defienden la libre exploraci¨®n y utilizaci¨®n y los que reclaman un r¨¦gimen alternativo basado en lo que propone el llamado Tratado de la Luna de 1979. Este prev¨¦ una ¡°participaci¨®n equitativa de todos los Estados en los beneficios obtenidos¡±. Sin embargo, relata, este acuerdo solo ha sido ratificado por 18 pa¨ªses, entre los que no se encuentran las potencias espaciales. En todo caso, opina Harillo, ¡°hay tiempo m¨¢s que razonable para poder llegar a regulaciones que eviten reproducir errores del pasado¡±.
Entonces, ?ser¨ªa l¨ªcito que una empresa extrajera comercializara estos recursos? ¡°S¨ª, si fuera estadounidense o luxemburguesa¡±, revela Fern¨¢ndez. El motivo es que estos dos pa¨ªses han aprobado una ley de miner¨ªa que ampara estas pr¨¢cticas. Sin embargo, aclara, con el Perseverance, Estados Unidos no puede apropiarse de los materiales que traiga de Marte, sino que estos ¡°quedar¨¢n a disposici¨®n de la comunidad cient¨ªfica¡±.
M¨¢s all¨¢ de los escenarios futuristas, el cosmos ya est¨¢ generando problemas legales. Quiz¨¢ el m¨¢s grave de ellos sea la acumulaci¨®n de la llamada basura espacial (restos de sat¨¦lites u otros fragmentos que pueden causar incidentes). Lamentablemente, se?ala Mu?oz, ¡°los Estados no han logrado crear un tratado vinculante en la materia, s¨®lo se han establecido unas directrices¡±. Actualmente, a?ade Harillo, hay obligaci¨®n de registrar todos los objetos que se ponen en ¨®rbita para que los Estados se responsabilicen de ellos, pero ¡°deber¨ªa ser obligatorio no ensuciar y recoger los residuos¡±.
En las pr¨®ximas d¨¦cadas veremos el rumbo que van tomando estas regulaciones para afrontar los nuevos desaf¨ªos. Como se?ala Pedro Fern¨¢ndez-Villamea, coordinador acad¨¦mico de AEDAE (Asociaci¨®n Espa?ola de Derecho Aeron¨¢utico y Espacial), los pr¨®ximos retos son la wifi v¨ªa sat¨¦lite y las previsiones meteorol¨®gicas exactas. La carrera espacial, opina, ha dejado de ser solo una pugna geopol¨ªtica. ¡°En el siglo pasado se pensaba que conquistar el espacio te ayudaba a ganar guerras; ahora se han dado cuenta de que, conquistando el cosmos, se conquistan mercados¡±, sentencia.
Claves
Parece ciencia ficci¨®n, pero quiz¨¢ dentro de unos a?os los astronautas no ser¨¢n los ¨²nicos que podr¨¢n dar una vuelta por la Luna. Compa?¨ªas como SpaceX, de Elon Musk, o Virgin Galactic, de Richard Branson, est¨¢n apostando por estos viajes espaciales, todav¨ªa al alcance de pocos bolsillos. Los futuros turistas deber¨¢n cumplir una serie de requerimientos (edad, presi¨®n arterial...) que tendr¨¢n que fijarse en cada Estado, apunta Pedro Fern¨¢ndez-Villamea, vocal de AEDAE. Es muy probable que, al comprar el billete, firmen una cl¨¢usula de exoneraci¨®n de responsabilidad en caso de incidente, que no operar¨¢ cuando el empresario cometa una negligencia.
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