Destellos de luz
Las ayudas a empresas y el plan Biden cambian las tornas, bajo la vigilancia de los halcones
En los pr¨®ximos meses la econom¨ªa espa?ola podr¨ªa dar claras se?ales de vida gracias a la generalizaci¨®n de la vacunaci¨®n y a tres importantes decisiones. La m¨¢s transcendental es sin duda la aprobaci¨®n del American Rescue Act, por el car¨¢cter masivo del plan de est¨ªmulos fiscales ¡ªcerca del 9% del PIB transatl¨¢ntico (el doble del plan europeo, concentrado en un tiempo m¨¢s corto)¡ª. L¨¢stima que el impacto directo sobre nuestro aparato productivo sea limitado. Las ventas a EE UU representan menos del 5% del total de exportaciones. Pero el giro expansivo operado por la administraci¨®n Biden est¨¢ provocando un saludable cambio de expectativas, a la vez que genera sinergias con la onda expansiva de China, el otro gigante mundial.
En segundo lugar, el BCE cierra la peligrosa brecha que se hab¨ªa abierto entre su discurso de apoyo a una econom¨ªa europea renqueante, y los hechos, es decir una disminuci¨®n del volumen de inyecciones de liquidez. Esta contradicci¨®n hab¨ªa provocado un repunte de tipos de inter¨¦s de primas de riesgo, estrechando el margen de maniobra de los Estados, especialmente los m¨¢s acuciados por el endeudamiento como el nuestro. Las tensiones parecen haber disminuido, fruto de la determinaci¨®n manifestada el pasado jueves por Christine Lagarde de incrementar las compras de deuda por razones de pandemia.
Y en el plano interno, el real decreto de ayudas a empresas pal¨ªa la principal carencia del dispositivo anticrisis. La apuesta por transferencias directas centradas en peque?os negocios y sectores en dificultad, junto con la puesta en marcha de cr¨¦ditos participativos y la creaci¨®n de un fondo de capitalizaci¨®n de empresas medianas, es acertada. El dispositivo llega tarde, precisa de incentivos a la detecci¨®n de empresas viables, y se queda corto, pero se puede mejorar y ampliar en funci¨®n de la evoluci¨®n de vacunaci¨®n. Solo en el sector del turismo, cada mes de restricciones de movilidad genera cerca de 5.000 millones de euros en p¨¦rdidas de ingresos, y amenaza con provocar el cierre de las empresas acechadas por los pasivos y carentes de tesorer¨ªa.
Se echa en falta una acci¨®n m¨¢s contundente de la pol¨ªtica fiscal europea, para as¨ª apuntalar el escenario de recuperaci¨®n. El programa Next Generation EU se fragu¨® cuando la Comisi¨®n vaticinaba un inicio boyante para el presente ejercicio. En sus perspectivas econ¨®micas de julio de 2020, Bruselas anticipaba un crecimiento del 3,4% para el ¨²ltimo trimestre del a?o, y 1,6% para el primero de 2021. Pero la nueva ola de contagios ha frustrado esas perspectivas (seg¨²n los pron¨®sticos, la eurozona podr¨ªa haber entrado en recesi¨®n). Algo que, de por s¨ª, justificar¨ªa un programa europeo m¨¢s ambicioso. O al menos una aceleraci¨®n del calendario de desembolsos. Esto, que no es descartable, depende a su vez de la calidad de los proyectos de inversi¨®n dise?ados por el Gobierno espa?ol en sus negociaciones con Bruselas. Por suerte, el plan Biden aporta un providencial bal¨®n de ox¨ªgeno.
El eslab¨®n d¨¦bil del incipiente proceso recuperaci¨®n se encuentra en la inflaci¨®n provocada por el encarecimiento de materias primas como el petr¨®leo, de los componentes tecnol¨®gicos y de los fletes. De momento, los componentes estructurales de los precios se mantienen estables, por la presi¨®n a la baja de los salarios y de los m¨¢rgenes empresariales. Pero el Banco de Pagos Internacionales (el ¨²nico organismo internacional que predijo la crisis financiera) apunta al riesgo de ¡°reflaci¨®n¡±, que se produce cuando las expectativas de todos los agentes se orientan al alza de manera coincidente, en un proceso de profec¨ªa autocumplida. Todo ello podr¨ªa dar argumentos a la ortodoxia que perdura en el seno de las instituciones europeas, y que no dudar¨¢ en abogar por el fin prematuro de los est¨ªmulos en cuanto la inflaci¨®n se acerque al objetivo del 2%.
Entre tanto, aprovechemos las favorables condiciones financieras para contener la p¨¦rdida de tejido productivo y poner la econom¨ªa en ¨®rbita de despegue.
Inflaci¨®n
El repunte de los precios de los suministros se empieza a notar en los costes de producci¨®n. El indicador de coste en el sector de manufacturas se sit¨²a en el nivel m¨¢s alto de la ¨²ltima d¨¦cada. Por su parte, la cotizaci¨®n del barril de Brent roza los 70 d¨®lares y el precio de algunos metales, especialmente los m¨¢s importantes para realizar la transici¨®n energ¨¦tica, han emprendido una senda alcista. De momento estas tendencias no se reflejan en el IPC. Pero de mantenerse, la inflaci¨®n podr¨ªa superar ligeramente el 2% para finales de a?o, seg¨²n Funcas.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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