Fundamentos y secuelas de la recuperaci¨®n
La mejora econ¨®mica tiene cimientos, pero tambi¨¦n amenazas. Hay que mantener la alerta ante posibles reca¨ªdas
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La recuperaci¨®n de la econom¨ªa mundial est¨¢ teniendo lugar de forma m¨¢s expl¨ªcita de lo que se anticipaba hace apenas unas semanas. La tracci¨®n fundamental la est¨¢n ejerciendo las dos econom¨ªas m¨¢s importantes del mundo, EE UU y China. Aunque de forma m¨¢s tibia, en Europa tambi¨¦n emergen indicadores de confianza de empresas y familias que permiten anticipar una segunda mitad del a?o de inequ¨ªvoca expansi¨®n. Suficiente como para que el conjunto de la UE crezca tambi¨¦n a ritmos algo superiores a los anticipados por las instituciones internacionales y los analistas privados.
Los fundamentos de esa recuperaci¨®n son claros. En primer lugar, la extensi¨®n de la vacunaci¨®n y, en general, la gesti¨®n sanitaria contra la pandemia, facilitadoras del gradual levantamiento de las restricciones a la movilidad hasta ahora vigentes. En segundo, y no mucho menos importante, las respuestas de los agentes econ¨®micos a las pol¨ªticas monetarias y presupuestarias expansivas en la pr¨¢ctica totalidad de las econom¨ªas avanzadas. Desde luego en EE UU, donde la Administraci¨®n de Biden en su acompa?amiento a la Reserva Federal est¨¢ concretando est¨ªmulos de una cuant¨ªa sin precedentes. Por ¨²ltimo, un aspecto que no puede pasarse por alto es la capacidad adaptativa que est¨¢n demostrando muchas empresas; la emergencia de nuevas habilidades organizativas, que trascienden a los sectores m¨¢s beneficiados por la propia pandemia, como los cercanos a las tecnolog¨ªas digitales.
Dejar constancia de la recuperaci¨®n con ritmos aceptables de crecimiento econ¨®mico no significa que la transici¨®n ahora abierta est¨¦ exenta de dificultades. La magnitud de las secuelas que la crisis ha dejado har¨¢ que no todo sea como antes. La m¨¢s inmediata es la propia incertidumbre acerca del control de la extensi¨®n del virus, todav¨ªa propagado por importantes zonas del planeta. La suficiente disposici¨®n de vacunas, no solo en los pa¨ªses avanzados, y el fortalecimiento de los sistemas sanitarios, seguir¨¢n siendo importantes condicionantes de la completa normalizaci¨®n de la actividad econ¨®mica en todo el mundo.
El asentamiento de la recuperaci¨®n depender¨¢ igualmente del ritmo de restauraci¨®n de la capacidad productiva de las empresas m¨¢s da?adas por la paralizaci¨®n. Como lo ser¨¢ de la mejora de las condiciones de vida de amplias franjas de la poblaci¨®n, de la correcci¨®n del aumento de la desigualdad en el seno de los pa¨ªses y entre estos. Ha llovido sobre mojado. Son 95 millones de personas los que se han a?adido por debajo del umbral de pobreza extrema en 2020, revirtiendo la tendencia de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas de reducci¨®n de la pobreza global. En las econom¨ªas avanzadas, los j¨®venes, las mujeres y los trabajadores con bajas cualificaciones, especialmente concentrados en sectores intensivos en servicios y en la econom¨ªa sumergida, han sufrido de forma especial. El resultado es una mayor desigualdad en la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza de dif¨ªcil coexistencia con una completa normalizaci¨®n de la actividad econ¨®mica.
La neutralizaci¨®n de esa deriva de aumento de los costes sociales, incluido el deterioro de la educaci¨®n, y la recuperaci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica, seguir¨¢n pesando sobre las cuentas p¨²blicas y difiriendo la reducci¨®n de los d¨¦ficits y deuda correspondientes. Las pol¨ªticas presupuestarias podr¨¢n atenuar sus pretensiones expansivas a medio plazo, pero no podr¨¢n renunciar a restaurar las cuantiosas p¨¦rdidas de bienestar, ni a mantener en la exclusi¨®n a capas importantes de la poblaci¨®n. La propia actividad econ¨®mica requiere del fortalecimiento de los sistemas sanitarios y educativos da?ados durante la crisis.
Ello significa que se prolongar¨¢ la coexistencia con niveles de endeudamiento p¨²blico hist¨®ricamente elevados en toda la OCDE. Esa es una de las amenazas sobre la estabilidad financiera global, condici¨®n necesaria para la continuidad de la recuperaci¨®n econ¨®mica. Siendo relevante, la deuda p¨²blica no ser¨¢ tan amenazante como la privada, y en concreto la de las empresas. Mientras los bancos centrales mantengan la guardia alta, las compras de bonos p¨²blicos seguir¨¢n siendo la garant¨ªa m¨¢s importante de la estabilidad, al tiempo que los avances en la expansi¨®n econ¨®mica aliviar¨¢n ese cociente sobre el PIB como principal se?al de alarma. El propio FMI anticipa que el crecimiento econ¨®mico previsto ser¨¢ la mejor soluci¨®n frente a esa deuda, sin necesidad de recurrir a pol¨ªticas de austeridad como en la pasada crisis. Mayor crecimiento y eficacia en la recaudaci¨®n tributaria ayudar¨¢n a suavizar ese desequilibrio.
El apalancamiento de las empresas, sin embargo, solo puede digerirse con mayor demanda, en aquellos sectores que se vean precisamente beneficiados por los compases iniciales de la recuperaci¨®n. Ese no es el caso precisamente de la mayor¨ªa de las empresas con mayor deuda, a la saz¨®n con las peores calificaciones crediticias. No es la primera vez que en esta columna se advierte de esa secuela y los datos del pasado a?o revelan que las emisiones de bonos empresariales han vuelto a registrar un gran ascenso, no solo en aquellas empresas con m¨¢rgenes aceptables, sino en mayor medida en aquellas otras con malas cuentas de resultados. Los riesgos de indigesti¨®n obligan a estar atentos. El ¨²ltimo informe de estabilidad financiera de la Reserva Federal, difundido la semana pasada, advierte de la dif¨ªcil captaci¨®n de algunos riesgos financieros, en particular de los derivados del apalancamiento de los hedge funds. La visibilidad es incompleta y los reguladores han reconocido que no disponen de las herramientas para un completo control de esos riesgos. El reciente colapso del Archegos Capital es algo m¨¢s que un aviso a navegantes.
No hace falta subrayar que esas vulnerabilidades se acentuar¨ªan si la aversi¨®n al riesgo aumenta desde los m¨ªnimos actuales. Hasta ahora los mercados financieros han anticipado, quiz¨¢s en exceso, una intensa recuperaci¨®n econ¨®mica. Han celebrado las pol¨ªticas econ¨®micas estimuladoras llevando los ¨ªndices de riesgo a m¨¢ximos. Desde luego los mercados de acciones, pero tambi¨¦n se ha intensificado la inversi¨®n en los bonos privados de mayor riesgo, e incluso en algunos p¨²blicos de econom¨ªas no avanzadas. Para no pocos analistas las valoraciones de algunos activos son excesivas, acentuando ese divorcio con la econom¨ªa real. En ese contexto, un cambio en la fijaci¨®n del precio del riesgo podr¨ªa ocasionar un tropiezo importante en la senda de la recuperaci¨®n, no solo en los sistemas financieros de origen, sino en el global.
Algunos mercados emergentes se a?aden a esas fuentes de fragilidad, especialmente aquellos con menor capacidad defensiva para el control de la pandemia y con dificultades importantes para restaurar su oferta de bienes y servicios. Es el caso de aquellos m¨¢s dependientes de las exportaciones de materias primas y de los ingresos por turismo. Elevaciones adicionales en los tipos de inter¨¦s en EE UU y en otras econom¨ªas avanzadas, o la apreciaci¨®n de las divisas en que est¨¢ denominada su deuda, podr¨ªan acelerar la ya observable huida de fondos desde algunas de esas econom¨ªas menos avanzadas. Y aunque las expectativas de inflaci¨®n a medio plazo no sean por ahora alarmantes, los repuntes en precios asociados al aumento inmediato del consumo podr¨ªan seguir empujando al alza los tipos de inter¨¦s de mercado y corregir las cotizaciones burs¨¢tiles, como hemos visto esta misma semana.
Ante un cuadro de riesgos tal, hacen bien los bancos centrales y los Gobiernos de las principales econom¨ªas avanzadas en mantener la alerta frente a reca¨ªdas en una recuperaci¨®n que, efectivamente, hoy dispone de fundamentos, pero tambi¨¦n de amenazas que es dif¨ªcil pasar por alto.
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