Los trabajadores rurales sin tierra de Brasil entran en el mercado de capitales
El mayor movimiento social del mundo pretende recaudar 3,5 millones de d¨®lares ofreciendo bonos con una rentabilidad del 5,5% anual, superior a las cuentas de ahorros, en un momento en que se recrudecen los conflictos rurales
El mayor movimiento social del mundo quiere plantar su bandera en la meca del capitalismo: el mercado de capitales. El estandarte rojo del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), con la bandera brasile?a sobre un fondo blanco, ondear¨¢ ahora en las carteras de inversiones. El MST tiene previsto recaudar 3,5 millones de d¨®lares con la emisi¨®n de un Certificado de Recibibles de la Agroindustria (CRA), un tipo de t¨ªtulo de renta fija utilizado para financiar al productor o a la cooperativa agr¨ªcola y que est¨¢ respaldado por la econom¨ªa real, es decir, la propia producci¨®n. En la pr¨¢ctica, quien est¨¦ interesado en financiar las actividades del movimiento puede comprar t¨ªtulos y tendr¨¢, como retorno, una remuneraci¨®n prefijada que ronda el 5,5% anual, pagada con el beneficio de la venta de los productos agr¨ªcolas. El inter¨¦s es superior al de las cuentas de ahorro, por ejemplo, que de enero a diciembre de 2020 fue del 2,11%.
En todo el mundo, las iniciativas a favor de un capitalismo consciente est¨¢n ganando fuerza como aliados en la lucha contra la pobreza y la desigualdad social. Democratizar y diversificar las inversiones es una de las formas de combatir la concentraci¨®n de dinero en manos de unos pocos, justifican quienes creen en la iniciativa. La oferta p¨²blica del MST aceptar¨¢ inversiones a partir de 100 reales (20 d¨®lares). Se trata de bonos a cinco a?os, exentos de tributar al IRPF y que incluso pueden negociarse en el mercado secundario de la Bolsa de Valores de S?o Paulo, en funci¨®n de su liquidez.
No es la primera vez que el movimiento explora esta alternativa de financiaci¨®n, considerada m¨¢s atractiva que los tradicionales (y burocr¨¢ticos) pr¨¦stamos bancarios, pero hasta hace poco era un privilegio de los grandes productores. El a?o pasado, el MST recaud¨® 294 millones de d¨®lares en una oferta privada para finalizar una f¨¢brica de procesamiento de productos agr¨ªcolas de la Cooperativa de Producci¨®n Agropecuaria Nova Santa Rita (Coopan), en el estado de R¨ªo Grande del Sur. La cooperativa se fund¨® legalmente en junio de 1995 y hoy cuenta con 29 familias y 80 socios (40 veteranos y 40 j¨®venes), que trabajan principalmente en la producci¨®n de arroz ecol¨®gico y carne de cerdo, pero tambi¨¦n de leche, pan y otros productos para el consumo dom¨¦stico.
Ahora el objetivo es m¨¢s ambicioso: financiar la producci¨®n, casi mayoritariamente ecol¨®gica, de arroz, ma¨ªz, leche, soja, zumo de uva y az¨²car moreno de siete cooperativas: Coana, con 231 familias implicadas en la producci¨®n; Coapar, con 455 familias; Coopaceres, con 39; Cooperoeste, con 1.700; Cootap, con 609; Copacon, con 350; y Copavi, con 138. El MST no pudo ofrecer una entrevista a EL PA?S porque se encuentra en per¨ªodo de silencio, durante el cual est¨¢n prohibidas las manifestaciones en los medios de comunicaci¨®n que puedan influir en posibles inversores.
La emisi¨®n de CRA la llevar¨¢ a cabo la sociedad gestora de fondos de titulizaci¨®n Gaia Impacto, encargada de transformar los pagar¨¦s de productos rurales, emitidos por las cooperativas, en valores mobiliarios. La estrategia, sin embargo, forma parte de un movimiento m¨¢s amplio de recaudaci¨®n de fondos llamado Finapop: Programa de Financiaci¨®n Popular de la Agricultura Familiar para la Producci¨®n de Alimentos Sanos. Concebido en colaboraci¨®n con el economista y exbanquero Eduardo Moreira, declaradamente de izquierdas, el programa Finapop se inspira en iniciativas internacionales alineadas con una econom¨ªa ¨¦tica y sostenible. Los interesados podr¨¢n reservar sus acciones a partir del 26 de julio en la web de la empresa de corretaje Terra o registr¨¢ndose en la web de Finapop. ¡°La p¨¢gina ya ha recibido casi 4.000 mensajes de personas que quieren que se les avise cuando se lancen nuevas operaciones¡±, dice Moreira.
¡°Finapop es una idea, un deseo, que se basa en el principio de saber qu¨¦ financian nuestros ahorros. Puede ser que estemos financiando a Taurus cuando somos pacifistas, la c¨¢rnica JBS cuando somos veganos o la minera Vale cuando somos ecologistas. ?Por qu¨¦ no financiar el mundo en el que creemos?¡±, argumenta Moreira. El economista tambi¨¦n cree que la emisi¨®n tendr¨¢ una funci¨®n educativa: mostrar a la gente que las cooperativas agr¨ªcolas del MST cumplen con todos los requisitos legales para satisfacer la demanda del mercado financiero. ¡°En este mundo capitalista, donde el mercado es una entidad casi sagrada, la gente ver¨¢ que no tiene motivos para odiar al MST¡±, dice.
Moreira es un cr¨ªtico del modelo de capitalismo que cobr¨® impulso a partir de los a?os 80 con la desregulaci¨®n de los mercados y que hoy vive un momento de revisi¨®n. ¡°La experiencia de los a?os 80 mostr¨® una secuencia de crisis sin precedentes. No soy un entusiasta del sistema capitalista actual, pero ser¨¢ dif¨ªcil deshacerse de ¨¦l. Por eso hay que limitar la codicia, que roba la productividad y concentra el poder pol¨ªtico en manos de unos pocos¡±, dice el economista, que no est¨¢ solo en esta cruzada. Cabe recordar la famosa frase que Nicolas Sarkozy, entonces presidente de Francia, dijo en plena crisis financiera internacional de 2008 sobre el fin de la autorregulaci¨®n: ¡°Hay que refundar el capitalismo (...) porque estamos a dos dedos de la cat¨¢strofe¡±.
En funci¨®n de la acogida que tenga el MST entre los inversores, existe todo un universo potencial de agricultores familiares que podr¨ªan estar interesados en estrechar lazos con el mercado de capitales. El MST cuenta con 160 cooperativas y m¨¢s de 1.000 asociaciones que agrupan a 450.000 familias en 24 Estados. Desde los a?os 90, muchas de estas cooperativas han exportado productos como arroz, zumos, frijoles, caf¨¦ y derivados de la ca?a de az¨²car a pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, Europa y Asia. Tambi¨¦n en esa ¨¦poca, las cooperativas comenzaron a desarrollar productos agroindustriales a gran escala, que hoy se venden en mercadillos y mercados municipales, especialmente en el sur del pa¨ªs y en S?o Paulo. Las cooperativas tambi¨¦n abastecen a m¨¢s de 200 municipios a trav¨¦s del Programa Nacional de Alimentaci¨®n Escolar, as¨ª como a cuarteles, prisiones y hospitales. Y han desarrollado su propia red de distribuci¨®n, las tiendas Armaz¨¦m do Campo, que atienden a una media de 21.000 personas al mes, como forma de sortear la resistencia de las grandes marcas de supermercados.
Violencia en el campo
La incursi¨®n del MST en el mercado financiero se produce en un momento de extrema hostilidad en Brasil hacia los movimientos sociales del campo. Jair Bolsonaro fue elegido en 2019 repitiendo el discurso de que tratar¨ªa al movimiento que defiende la reforma agraria como una ¡°organizaci¨®n terrorista¡±. Y eso es lo que ha ocurrido en la pr¨¢ctica. Los datos de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra muestran que en el a?o 2020 los asesinatos a sueldo, expulsiones, desahucios, amenazas de expulsi¨®n, amenazas de desahucio, invasiones, destrucciones de campos, casas y propiedades en el campo batieron el r¨¦cord de la serie hist¨®rica iniciada en 1985. Hubo 2.054 sucesos de violencia, un aumento del 8% en comparaci¨®n con 2019, de los cuales 1.576 fueron conflictos por la tierra, lo que representa una media diaria de 4,31 conflictos y un aumento del 25% en comparaci¨®n con 2019. Estos conflictos afectaron a 171.625 familias en plena pandemia de coronavirus. Solo entre los pueblos ind¨ªgenas hubo 656 sucesos (41,6% del total), con 96.931 familias (56,5%) implicadas.
¡°A la virulencia mortal de la peste se sum¨® la violencia del capital, avalada por la omisi¨®n y la connivencia del Estado¡±, informa la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra en su informe anual. Del total de conflictos, el 62,5% se produjeron en la Amazonia Legal, que comprende todos los estados de la regi¨®n norte, m¨¢s parte de Maranh?o y todo el Estado de Mato Grosso. La regi¨®n vive un desmantelamiento de las pol¨ªticas p¨²blicas en un momento en que los datos de deforestaci¨®n acumulan r¨¦cords. El mes pasado fue el junio con mayor n¨²mero de incendios de los ¨²ltimos 14 a?os en la Amazonia: 2.308, seg¨²n el Instituto Nacional de Estudios Espaciales. La Comisi¨®n Pastoral de la Tierra tambi¨¦n registr¨® el asesinato de 18 personas en conflictos rurales el a?o pasado, entre ellos siete ind¨ªgenas. Otras 35 personas sufrieron intentos de asesinato (12 ind¨ªgenas) y 159 fueron amenazadas de muerte (25 ind¨ªgenas).
¡°El informe sobre los conflictos de 2020 de la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra revela que el Brasil de hoy est¨¢ m¨¢s cerca de 1500 que de 1988 [a?o de la Constituci¨®n]. En varias regiones del pa¨ªs, los ind¨ªgenas, los trabajadores rurales sin tierra, los quilombolas [descendientes de esclavos rebeldes], los ribere?os [de la Amazonia], los geraizeiros [pueblo tradicional del norte del estado de Minas Gerais], los pescadores artesanales, los vazanteiros [ribere?os del cerrado] y los campesinos de fundo e fecho de pasto [que cultivan y pastorean en tierras comunes] son v¨ªctimas de procesos de criminalizaci¨®n por sus luchas, especialmente por la tierra y el agua¡±, afirma Deborah Duprat, abogada y subfiscal general de la Rep¨²blica jubilada, en una declaraci¨®n para el informe. La Comisi¨®n Pastoral de la Tierra registr¨® 84 casos de criminalizaci¨®n de los movimientos en 2020, que tuvieron como objetivo a los sin tierra (40), los ocupantes ilegales (24) y los quilombolas (9).
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