La covid se ha convertido en una crisis de Estados republicanos
La vacunaci¨®n se ha estancado demasiado pronto, y hay lugares que deber¨ªan aplicar medidas m¨¢s estrictas
Hace menos de un mes, el presidente Biden promet¨ªa un ¡°verano de alegr¨ªa¡±, una vuelta a la normalidad posibilitada por el r¨¢pido avance de la vacunaci¨®n contra la covid-19. Sin embargo, la vacunaci¨®n se ha estancado desde entonces. Estados Unidos, que se hab¨ªa situado a la cabeza de muchos otros pa¨ªses avanzados, ha quedado rezagado. Y la expansi¨®n de la variante delta ha provocado un aumento de casos que recuerda demasiado las repetidas oleadas del a?o pasado.
Dicho eso, 2021 no es una reedici¨®n de 2020. Como se?alaba Aaron Carroll el martes en The New York Times, la covid es ahora una crisis para los no vacunados. No es que los estadounidenses vacunados est¨¦n exentos de riesgos, pero estos son mucho menores que para aquellos que no se han puesto la vacuna.
Lo que Carroll no ha dicho, pero tambi¨¦n es verdad, es que ahora la covid es en gran medida una crisis de los Estados republicanos. Y es importante sacar esto a colaci¨®n para entender d¨®nde estamos y como recordatorio de que los fallos de Estados Unidos en la gesti¨®n de la pandemia han tenido ra¨ªces pol¨ªticas.
Para que quede claro, no digo que los republicanos sean los ¨²nicos que no se est¨¢n vacunando. Es cierto que hay diferencias claras en las actitudes hacia las vacunas, y que, seg¨²n una encuesta, el 47% de los republicanos afirmaba que probablemente no se vacunar¨ªa, mientras que solo el 6% de los dem¨®cratas respond¨ªa lo mismo. Tambi¨¦n es cierto que, si comparamos condados estadounidenses, hay una fuerte correlaci¨®n inversa entre el porcentaje de votos obtenido por Donald Trump en las elecciones de 2020 y la tasa de vacunaci¨®n actual.
Dicho eso, las tasas de vacunaci¨®n entre negros e hispanos siguen siendo persistentemente m¨¢s bajas respecto a las de la poblaci¨®n blanca no hispana, una se?al de que cuestiones como la falta de informaci¨®n y de confianza tambi¨¦n est¨¢n inhibiendo nuestra respuesta.
Pero si nos fijamos solo en qui¨¦n no se ha vacunado dejamos de lado lo que podr¨ªa convertirse pronto en un elemento crucial: el peligro de rebrote de la covid no solo depende del n¨²mero de casos, sino tambi¨¦n de lo concentrados geogr¨¢ficamente que est¨¦n esos casos.
En aquel momento, las vacunas eficaces parec¨ªan lejanas. Esto a su vez hac¨ªa que pareciera probable que, hici¨¦ramos lo que hici¨¦ramos, un porcentaje elevado de la poblaci¨®n acabar¨ªa contrayendo el virus. Antes de que dispusi¨¦ramos de vacunas, parec¨ªa que, a la larga, la ¨²nica forma de evitar una infecci¨®n masiva era la estrategia de Nueva Zelanda: un confinamiento severo para reducir los casos a un nivel muy bajo, seguido de un r¨¦gimen de test-seguimiento-aislamiento para cortar de ra¨ªz cualquier brote. Y se ve¨ªa con claridad que Estados Unidos carec¨ªa de voluntad pol¨ªtica para seguir una estrategia as¨ª.
Con eso y todo, hab¨ªa buenas razones para imponer normas de distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas. Aunque la mayor¨ªa acabara contagi¨¢ndose, era importante que no lo hici¨¦ramos todos al mismo tiempo, porque eso provocar¨ªa una sobrecarga del sistema sanitario. Eso causar¨ªa fallecimientos evitables, no solo por covid-19, sino tambi¨¦n por otras enfermedades que no podr¨ªan tratarse si los hospitales, y en especial las unidades de cuidados intensivos, estaban ya llenos.
Por cierto, esta es la l¨®gica por la que siempre careci¨® de sentido la afirmaci¨®n de que el uso obligatorio de mascarillas y las directrices sobre el distanciamiento f¨ªsico constitu¨ªan ataques contra la ¡°libertad¡±. ?Creemos que las personas deber¨ªan tener libertad para conducir ebrias? No, y no solo porque al hacerlo ponen en peligro su vida, sino m¨¢s a¨²n porque ponen en peligro la de los dem¨¢s. Lo mismo puede decirse del negarse a llevar mascarilla el a?o pasado¡ y a vacunarse en la actualidad.
Resulta que las mascarillas y el distanciamiento social eran ideas mejores de lo que cre¨ªamos: nos permitieron ganar tiempo hasta la llegada de las vacunas, de modo que, a lo mejor, la mayor¨ªa de los que conseguimos evitar la covid en 2020 y que estamos ya vacunados, no nos contagiamos nunca.
Pero hay regiones de Estados Unidos en las que gran cantidad de gente se ha negado a vacunarse. Esas regiones parecen estar aproxim¨¢ndose al punto que tem¨ªamos en las primeras fases de la pandemia, con hospitalizaciones que est¨¢n saturando el sistema sanitario. Y la l¨ªnea divisoria entre los lugares que est¨¢n en situaci¨®n de crisis y los que no es claramente pol¨ªtica. Nueva York tiene cinco pacientes hospitalizados por cada 100.000 habitantes; Florida, cuyo gobernador, Ron DeSantis, prohibi¨® a las empresas exigir a sus clientes un certificado de vacunaci¨®n, 34.
De modo que, ?impedir¨¢n los rebrotes de covid la tan esperada vuelta de Estados Unidos a la normalidad? En buena parte del pa¨ªs, no. S¨ª, la vacunaci¨®n se ha estancado demasiado pronto, incluso en los Estados dem¨®cratas, y los residentes de esos Estados deber¨ªan ser un poco m¨¢s cautos, retomando, por ejemplo, el uso de mascarillas en interiores (una precauci¨®n que muchos habitantes del noreste nunca abandonaron). Pero por el momento, no parece que la variante delta vaya a impedir que contin¨²e la recuperaci¨®n, tanto social como econ¨®mica.
Sin embargo, hay lugares que realmente deber¨ªan aplicar medidas estrictas para ganar tiempo mientras se ponen al d¨ªa con la vacunaci¨®n. Por desgracia, estos son precisamente los lugares que casi con seguridad no tomar¨¢n esas medidas. Misuri est¨¢ experimentando uno de los peores brotes de covid, pero el Consejo del Condado de San Luis vot¨® el martes a favor de eliminar el uso obligatorio de mascarillas.
En cualquier caso, es esencial entender que no afrontamos una crisis nacional; afrontamos una crisis de Estados republicanos, con ra¨ªces claramente pol¨ªticas.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n de News Clips.
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