¡°Los cambios econ¨®micos en Cuba est¨¢n plagados de decepciones¡±
El economista cubano Ricardo Torres reflexiona sobre la legalizaci¨®n de las peque?as y medianas empresas privadas en la isla
Como muchos economistas cubanos, Ricardo Torres (Villa Clara, 1981) viene reclamando desde hace a?os cambios urgentes y estructurales en el modelo productivo de su pa¨ªs para hacerlo viable. Torres fue investigador del Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana y ahora ejerce de profesor en la American University de Washington D.C, desde donde analiza una de las m¨¢s esperadas reformas cubanas: la legalizaci¨®n de las peque?as y medianas empresas privadas en la isla, una medida que estaba prevista desde 2011 pero que ha tardado 10 a?os en implementarse. Torres aplaude el paso dado y considera que abre un escenario econ¨®mico nuevo, aunque cree que las limitaciones impuestas a las nuevas pymes son excesivas y contraproducentes. ¡°El momento ¨®ptimo de la reforma se acab¨® hace ya varios a?os¡±, afirma, se?alando que en Cuba los decisores otra vez ¡°van por detr¨¢s de lo que requieren los nuevos tiempos¡±.
Pregunta. Luego de una espera de diez a?os, por fin las pymes en Cuba son una realidad. Sin embargo, la legislaci¨®n que permite su creaci¨®n contempla diversas restricciones ?le ha decepcionado, o era lo esperado?
RESPUESTA. Yo aplaudo que se haya dado este paso. Dicho esto, los cambios econ¨®micos en Cuba est¨¢n plagados de decepciones, y uno tiene la sensaci¨®n de que siempre estamos por detr¨¢s de lo que requieren los nuevos tiempos. Aqu¨ª nos volvemos a quedar cortos.
P. ?Estamos ante un cambio trascendental, que transforma la econom¨ªa y la sociedad cubana radicalmente, o su alcance es limitado?
R. Este paso encierra un gran potencial, que se empieza a diluir cuando se aprecian las limitaciones m¨¢s evidentes. La reforma se detuvo casi completamente desde comienzos de 2016, y solo en 2020, bajo el azote de la covid-19 y las sanciones de EE UU, se retomaron algunos cambios. Como medida, es positiva, pero no resuelve todos los problemas. A mi juicio lo realmente transformador ser¨ªa incluir este cambio dentro de un conjunto m¨¢s amplio de reformas, con un objetivo m¨¢s reconocible y concreto. Y eso es lo que no veo por ning¨²n lado. Salir del atolladero y proyectar al pa¨ªs en el siglo XXI son dos cosas muy diferentes. Uno tiene la sensaci¨®n de que ahora, como antes, se quiere hacer que el sector privado y cooperativo se ¡°ajuste¡± a las reglas de juego del modelo m¨¢s general. Eso no funcion¨® en el pasado en ning¨²n lado, y no creo que Cuba ser¨¢ la excepci¨®n.
P. ?Cu¨¢les son las luces y las sombras de esta reforma?
R. La medida en s¨ª misma es bienvenida, aunque muy demorada. Es muy bueno que se haya adoptado un marco conjunto para PYMES, cooperativas no agropecuarias y trabajo por cuenta propia, junto a la posibilidad te¨®rica de crear PYMES de capital mixto, lo que dar¨ªa una flexibilidad que necesita desesperadamente la econom¨ªa cubana. Pero se mantienen viejas costumbres: un proceso centralizado de aprobaci¨®n, el r¨¦gimen tributario, las limitaciones para el ejercicio de muchas actividades profesionales, el limbo para la asociaci¨®n con el capital extranjero, el l¨ªmite arbitrario de los 100 trabajadores sin un camino claro para crecer m¨¢s all¨¢ de ese l¨ªmite. Es dif¨ªcil imaginarse el progreso si no aprovechamos bien el talento humano que tiene Cuba, y las prohibiciones inexplicables que se mantuvieron frenan esa posibilidad. Como tambi¨¦n lo es el hecho de ¡°penalizar¡± el ¨¦xito, generando incertidumbre para las que m¨¢s crecen.
P. Las restricciones al ejercicio profesional, o para ser socio de varias pymes a la vez, o para que los inversionistas extranjeros puedan participar en las nuevas empresas privadas, han sido criticadas por diversos economistas. ?Crees que las autoridades rectificaran en el corto plazo, o se seguir¨¢ con las demoras?
R. Hay aspectos que se dejaron fuera, creo yo intencionadamente, para recabar m¨¢s argumentos y vencer resistencias, ojal¨¢ sean la mayor¨ªa y se logren los apoyos imprescindibles pronto. Como dije antes, el tiempo ¨®ptimo de la reforma se acab¨® hace ya varios a?os, en lo econ¨®mico y lo pol¨ªtico. Ahora hacemos control de da?os. Pero seguimos sin estar a la altura del momento hist¨®rico.
P. ?Qu¨¦ otras medidas urgentes debiera adoptar el Gobierno para reactivar la econom¨ªa y complementar esta reforma?
R. La inestabilidad macroecon¨®mica es un serio problema ahora, que se ven¨ªa cultivando desde hace varios a?os. Algunos errores del ¡°ordenamiento¡± y la crisis econ¨®mica han exacerbado la espiral inflacionaria y es impostergable acometer un programa de saneamiento financiero s¨®lido, aunque las autoridades no tienen ya muchos instrumentos a su disposici¨®n. Asimismo, se requiere eliminar las restricciones para el acceso del sector privado y cooperativo al comercio exterior, y comenzar a dise?ar e implementar cuanto antes una reforma profunda del sistema financiero para que cumpla las funciones que le corresponde en una econom¨ªa que ha cambiado y lo har¨¢ m¨¢s todav¨ªa en el futuro. Sin embargo, hay que decir que el ¡°elefante en la habitaci¨®n¡± es qu¨¦ hacer con la empresa estatal, y por extensi¨®n con todo el sector p¨²blico. Eludir esta compleja discusi¨®n no har¨¢ sino empeorar las consecuencias de hacer algo, ni siquiera dentro de las empresas estatales hay uniformidad en las reglas de juego. De todas las soluciones posibles se ha optado por el peor camino, que es establecer privilegios sobre la base de criterios cuestionables y opacos¡
P. ?Cu¨¢n importante es que se estimule de verdad la inversi¨®n extranjera en estos peque?os negocios, sobre todo la de los cubanos emigrados?
R. Las particularidades econ¨®micas y geopol¨ªticas de Cuba indican claramente que una de las pocas fuentes de capital disponibles a medio plazo son los recursos de la di¨¢spora cubana. Para aprovechar esos recursos se requiere un marco pol¨ªtico y econ¨®mico que no existe ahora. Y se requiere en alg¨²n momento la participaci¨®n del Gobierno de Estados Unidos. Es algo que se puede poner en la mesa de negociaciones. No s¨¦ si los que toman decisiones en La Habana se percatan de la importancia estrat¨¦gica de avanzar en esta direcci¨®n.
P. Se insiste en que no se permitir¨¢ la concentraci¨®n de la riqueza y de la propiedad¡ ?Estamos en el camino de un modelo de socialismo asi¨¢tico, o estamos todav¨ªa muy lejos?
R. No creo que estemos en el camino asi¨¢tico, nos falta mucho pragmatismo para transitarlo. Existe un temor enorme a todo lo que se relacione con la iniciativa privada o formas asociativas no bendecidas por el Gobierno, y eso se ve en todos los ¨¢mbitos, no solo en la econom¨ªa. Esto genera una cuantiosa p¨¦rdida de recursos, incluyendo potencial humano. El mayor problema del modelo cubano es que, como otros similares en su momento, no ha creado una alternativa de desarrollo viable m¨¢s all¨¢ de la casi completa estatizaci¨®n. Siempre me ha resultado curioso que cuando se quiere estimular la econom¨ªa en tiempos de crisis, se recurre, una y otra vez, al sector privado. Supongo que alg¨²n m¨¦rito tendr¨¢.
P ?Basta con cambios econ¨®micos, o en Cuba hacen falta tambi¨¦n cambios pol¨ªticos para que la sociedad avance?
Todos los cambios econ¨®micos requieren de un marco pol¨ªtico que los legitime y confirme. La ausencia de cambios pol¨ªticos es lo que explica en ¨²ltima instancia las dudas, titubeos y retrocesos constantes que caracterizan la ¡°reforma¡± cubana. Una parte significativa de los grupos sociales interesados en la verdadera reforma, no est¨¢n representados en la toma de decisiones. La inestabilidad pol¨ªtica que vemos actualmente es el resultado inevitable de la falta de evoluci¨®n de un modelo que ya no es viable en la Cuba del siglo XXI.
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