La oleada de protestas anticipa un invierno caliente y empa?a la recuperaci¨®n
Transportistas, agricultores, obreros del metal, trabajadores del autom¨®vil, pensionistas o peluqueros han convocado actos reivindicativos
La pandemia fue una exhibici¨®n de paciencia colectiva: aceptar un retroceso econ¨®mico para salvar la salud, sobre todo de los mayores. Con una crisis sanitaria excepcional e inesperada que se alarga y se alarga, Espa?a encara ahora dos a?os de fuerte crecimiento concebidos para borrar la huella econ¨®mica del shock y llevar la actividad de vuelta al punto de partida. Los cimientos parecen m¨¢s fuertes que en la ¨²ltima crisis: en el mercado laboral se han superado por primera vez los 20 millones de ocupados; los aliados han aparcado las dudas y la ortodoxia para desplegar un escudo com¨²n que traer¨¢ a Espa?a 70.000 millones de euros en fondos europeos, y la factura en intereses est¨¢ cayendo gracias al BCE a pesar de que la deuda aumenta.
Fin de las buenas noticias para una recuperaci¨®n muy at¨ªpica. Seg¨²n Bruselas, Espa?a, muy dependiente del turismo y la hosteler¨ªa, ser¨¢ el ¨²nico pa¨ªs de la UE que esperar¨¢ hasta 2023 para recuperar su nivel de PIB prepandemia, y la policrisis energ¨¦tica y en la cadena de suministros est¨¢ golpeando los bolsillos alentando un repunte de la inflaci¨®n que no se ve¨ªa desde 1992, y que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, cree que afecta especialmente a los hogares de rentas m¨¢s bajas.
La recuperaci¨®n parece avecinarse con la capacidad de aguante al l¨ªmite y se ha convertido en una mezcla de realidades y expectativas en las que el griter¨ªo de la calle amenaza con colarse cada vez m¨¢s en los despachos. Los transportistas, molestos por la subida del di¨¦sel, han convocado una huelga de tres d¨ªas en medio de la trascendental campa?a navide?a, el periodo al que muchas empresas f¨ªan una mejora de sus resultados. Las barricadas llevan d¨ªas incendiando las calles de C¨¢diz para reclamar que sus sueldos no pierdan poder adquisitivo por el alza de precios ¡ª¡°Hemos tenido que meter fuego para que en Madrid nos echen cuenta¡±, dijo meg¨¢fono en mano su alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Kichi¡ª. Los trabajadores del autom¨®vil se concentran este lunes ante el Ministerio de Industria para pedir garant¨ªas de empleo ante la crisis de los chips que est¨¢ obligando a parar las f¨¢bricas de veh¨ªculos. Las asociaciones de consumidores ya han liderado varias movilizaciones contra la subida de la luz; y peluqueros de varios puntos de Espa?a han protagonizado encierros para exigir la rebaja del IVA.
El hilo conductor de buena parte del malestar es que, tanto desarrollar una actividad empresarial como el coste de la vida, se han vuelto m¨¢s caros: as¨ª lo repiten los transportistas y agricultores azotados por el alza del di¨¦sel, la industria y los ciudadanos v¨ªctimas de la subida del megavatio hora, los empleados del metal que quieren que sus salarios se vinculen al IPC para no perder poder adquisitivo, los importadores que tienen que rascarse el bolsillo para traer un contenedor cargado de China o los fabricantes de autom¨®vil que pagan m¨¢s por unos chips cada vez m¨¢s escasos.
Transportistas: una amenaza de huelga
El descontento llevaba meses larvado en el sector del transporte, pero termin¨® de estallar el d¨ªa 10 con la convocatoria de un paro de tres jornadas en plena campa?a navide?a: el 20, 21 y 22 de diciembre. La anticipaci¨®n del anuncio, sin embargo, invita a pensar en que el Gobierno y el Comit¨¦ Nacional del Transporte (el ente que re¨²ne a las principales asociaciones del sector) disponen de tiempo suficiente para negociar y evitar un desenlace que ser¨ªa desastroso para el comercio.
Las razones de fondo esgrimidas por los transportistas son muchas y muy variadas. Entre ellas, est¨¢n la prohibici¨®n de que los conductores realicen la carga y descarga de los tr¨¢ileres, el recargo que supone la entrada en vigor de la eurovi?eta (una forma de peaje) en varios pa¨ªses europeos o la construcci¨®n de ¨¢reas de descanso seguras, pero la gran novedad de los ¨²ltimos tiempos es la brutal subida de precio del gas¨®leo. Con el carburante en m¨¢ximos de casi una d¨¦cada y a un paso de su pico hist¨®rico, los camioneros se quejan de que no est¨¢n pudiendo trasladar este aumento de costes a las tarifas que cobran, tal como exige la ley. Solo las grandes empresas del sector est¨¢n pudiendo hacerlo: los aut¨®nomos, amplia mayor¨ªa, est¨¢n teniendo que asumir el aumento sin recibir ninguna compensaci¨®n a cambio.
Una tormenta perfecta para la industria del autom¨®vil
La federaci¨®n de industria de CC OO ha convocado el lunes una concentraci¨®n, pero no ante una empresa, sino frente al Ministerio de Industria. Quiere ¡°medidas¡± ante la ¡°tormenta perfecta¡± que asola al sector y que, asegura, est¨¢ ya destruyendo empleo. Sus denuncias no difieren demasiado de las que viene lanzando la patronal de fabricantes de autom¨®viles Anfac. ¡°Tenemos todos los problemas del resto de la industria y, adem¨¢s, las presiones tecnol¨®gica y regulatoria para cambiar de productos y f¨¢bricas. No nos pueden tratar igual¡±, se?ala su director general, Jos¨¦ L¨®pez-Tafall, quien a?ade a eso la inseguridad de la negociaci¨®n de la reforma laboral y que no se haya modificado la fiscalidad del coche para animar un mercado en m¨ªnimos, afectado tambi¨¦n por la crisis de suministros.
Es un sector que, adem¨¢s de ser el que m¨¢s impacto tiene sobre el PIB, aglutina los problemas del resto. Entre las grandes industrias, como denuncian desde la Alianza por la Competitividad que une a los sectores m¨¢s potentes, hay otro problema que viene de lejos: el alto coste de la electricidad que sufre Espa?a y que se ha agravado con el encarecimiento iniciado en verano.
C¨¢diz, zona cero de la furia de los trabajadores del metal
C¨¢diz lleva d¨¦cadas penando su suerte socioecon¨®mica durante d¨¦cadas: altas tasas de paro ¡ª23,16%, lejos del 14,57% de media nacional, seg¨²n la ¨²ltima EPA¡ª, precariedad laboral y bajos niveles de renta. Aunque la mecha ha prendido a cuenta de la renovaci¨®n del convenio del sector del metal, hist¨®ricamente el m¨¢s combativo de la provincia. Los 30.000 empleados de 6.000 empresas ¡ªseg¨²n c¨¢lculos de la patronal¡ª suman ya una semana de huelga indefinida que ha dejado estampas de furia, en forma de barricadas de fuego, cargas policiales y manifestaciones que colapsan el tr¨¢fico en diversos puntos de la zona, como la capital y el Campo de Gibraltar.
¡°La columna vertebral de este conflicto es la subida del IPC y el tiempo de duraci¨®n del convenio¡±, resume con tiento Juan Linares, secretario de CC OO de Industria en C¨¢diz. Los sindicatos buscan que les sea reconocida la subida de los precios en sus salarios y que el acuerdo no dure m¨¢s de un a?o. Al otro lado de la mesa negociadora, la patronal, representada por la Federaci¨®n de Empresarios del Metal de la provincia de C¨¢diz (Femca) asegura que sus empresas no podr¨ªan soportar esa subida y solo garantizan incrementos del 2% anuales en los tres pr¨®ximos a?os y un pago al final ¨²nico del dinero perdido en ese tiempo por la subida del IPC.
El trasfondo de un conflicto, que ya se ha enredado en lo pol¨ªtico, vislumbra un problema que se puede extender a futuras negociaciones de otros convenios sectoriales del pa¨ªs. Los empresarios aseguran que esas condiciones ya son mejores que las firmadas en otros convenios provinciales del metal en provincias pr¨®ximas como C¨®rdoba. Aunque el encarecimiento de la vida ya es el tema principal en otras negociaciones colectivas europeas. La inflaci¨®n ya ha hecho, por ejemplo, que el sindicato m¨¢s grande de Alemania, IG Metall, haya pedido a la patronal un aumento salarial del 4,5% para los trabajadores de la madera y el pl¨¢stico en la regi¨®n de Baden-W¨¹rttemberg, al sur del pa¨ªs.
Un largo malestar con los precios de la luz
Las marchas y concentraciones pidiendo al Gobierno medidas para rebajar el precio de la factura el¨¦ctrica llevan meses produci¨¦ndose de manera intermitente. Las organizaciones de consumidores han alentado muchas de ellas, pero en manifestaciones como la celebrada hace poco m¨¢s de dos semanas en Barcelona, participaron decenas de entidades y unos 1.800 asistentes. Aunque el flanco callejero no sea multitudinario, este es uno de los dosieres que m¨¢s inquieta al Gobierno por su capacidad para generar desafecci¨®n, dado que la energ¨ªa afecta a un porcentaje de la poblaci¨®n muy alto.
Las rebajas impositivas del Ejecutivo han chocado con las subidas en los mercados internacionales de los precios del gas y de los derechos de emisiones de di¨®xido de carbono, un fen¨®meno del que tampoco se libran sus socios europeos. En Espa?a, los n¨²meros hablan de una partida disparada: la electricidad de los hogares subi¨® en octubre casi un 63% respecto al a?o anterior, seg¨²n el INE. La industria electrointensiva, cuyo mayor gasto suele ser la luz, tiene otro tipo de contratos para abaratarla, pero a¨²n as¨ª no se ha librado del encarecimiento, y ya ha advertido de que si el Gobierno no aumenta las compensaciones, hay empresas, sobre todo las de menor tama?o, que corren peligro de cierre. La metal¨²rgica Sidenor anunci¨® en octubre el cierre durante 20 d¨ªas de su planta en Basauri (Bizkaia), por la escalada del precio de la energ¨ªa.
El campo agoniza por la subida de los costes de producci¨®n
El campo vuelve a la protesta. El sector ya llev¨® su malestar a las calles de varias comunidades aut¨®nomas a principios de 2020 por los bajos precios que les pagan los intermediarios por sus productos y, pasadas las restricciones por la pandemia, ha anunciado un nuevo calendario de movilizaciones para diciembre. El incremento generalizado de los costes de los ¨²ltimos meses ha agravado la situaci¨®n. ¡°La subida ha sido brutal y afecta a todo¡±, explica por tel¨¦fono Miguel Padilla, secretario general de la COAG, organizaci¨®n convocante junto a Asaja y la UPA. Los costes de producci¨®n han aumentado de media un 30% por explotaci¨®n en el ¨²ltimo a?o (un 270% m¨¢s la electricidad, un 73% el gas¨®leo para los tractores, un 48% los abonos, un 33% el agua y un 20% las semillas), seg¨²n los datos de las asociaciones, que denuncian que estas alzas no se han repercutido de forma adecuada al precio de sus productos, pero s¨ª que ha habido subidas en los puntos de venta directa al consumidor. ¡°Es necesario un reparto m¨¢s justo del valor de los alimentos en la cadena alimentaria¡±, afirma Padilla.
Las protestas a¨²n no tienen fecha, pero el sector ha avisado de que algunas pueden coincidir con las convocadas por el transporte (entre el 20 y 22 de diciembre). El lema para las concentraciones es #SOSrural. Las organizaciones han pedido reunirse con el ministro de Agricultura, Luis Planas, para pedirle entre otras cosas que se cumpla el art¨ªculo de la Ley de la Cadena Alimentaria que proh¨ªbe aplicar u ofertar un precio de venta al p¨²blico inferior al precio real de adquisici¨®n.
Tractoradas en Galicia por el mayor coste de producir leche
Los productores l¨¢cteos est¨¢n inmersos en Espa?a en lo que llaman la ¡°tormenta perfecta¡±. Al mal cr¨®nico de los bajos precios que cobran por su trabajo, se suma una subida de los costes de producci¨®n que ¡°est¨¢ asfixiando¡± a las granjas, denuncian los ganaderos de Galicia, donde se produce el 40% de la leche que se orde?a en Espa?a. El sindicato Uni¨®ns Agrarias cifra este incremento en un 25%. Desde Agromuralla, un colectivo que ha retomado las tractoradas de protesta alrededor de la muralla romana de Lugo, cuentan que est¨¢n pagando el doble por la luz mientras sube tambi¨¦n el precio del gasoil de sus tractores y de los piensos que comen las vacas.
Los ganaderos critican que el precio de la leche que pagan los ciudadanos en los supermercados se ha incrementado, pero los ganaderos que la orde?an siguen cobrando lo mismo y no cubren costes. Uni¨®ns Agrarias y el Sindicato Labrego Galego impulsan movilizaciones contra dos empresas en concreto, Capsa (fabricante de las marcas Larsa y Central Lechera Asturiana) y Lactalis Puleva, a las que se?alan como ¡°responsables de lo que est¨¢ sucediendo¡±. ¡°Lo ¨²nico que pedimos es que se cumpla la Ley de la Cadena [Alimentaria], que dice que ninguno de los eslabones puede cobrar por debajo de lo que le cuesta producir¡±, afirma F¨¦lix Porto, portavoz de Uni¨®ns Agrarias.
Pensionistas: 1.080 euros al mes y vuelta a los 65 a?os para jubilarse
Con la ley que regular¨¢ el nuevo marco de las pensiones cada vez m¨¢s cerca, las reivindicaciones por parte del colectivo de jubilados tratan de condicionar algunos de los puntos claves de la reforma en la que trabajan Gobierno, patronales y sindicatos. A pesar de que dentro de la primera fase de la negociaci¨®n se ha acordado la revalorizaci¨®n de las pensiones en base a la inflaci¨®n (IPC) ¨Cuna de las principales demandas de este grupo¨C, sus peticiones tratan de extender esta protecci¨®n m¨¢s all¨¢, y para ello han venido celebrando de manera recurrente diversas manifestaciones.
Es el caso de las marchas convocadas en Bilbao por el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria durante los ¨²ltimos tres a?os, en las que se reclama una pensi¨®n m¨ªnima de 1.080 euros mensuales, adem¨¢s de la derogaci¨®n de las reformas laborales y de las pensiones realizadas entre 2011 y 2014; junto con la subida del salario m¨ªnimo interprofesional a 1.200 euros al mes. La marcha m¨¢s reciente y multitudinaria, sin embargo, tuvo lugar el pasado s¨¢bado en Madrid, donde la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) se manifest¨® para exigir el blindaje de las pensiones en la Constituci¨®n y el regreso de la edad de jubilaci¨®n a los 65 a?os (actualmente es de 66 a?os para aquellos con menos de 37 a?os y tres meses cotizados).
Con informaci¨®n de Ignacio Fariza, Dani Cordero, Jes¨²s A. Ca?as, Cristina Galindo, Sonia Vizoso y Gorka R. P¨¦rez.
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