Aumento de precios en Argentina: ¡°No nos queda otra que vivir con la inflaci¨®n¡±
Los argentinos luchan para protegerse del r¨¢pido incremento de los precios, que escal¨® al 50,9% en 2021
Una de las primeras im¨¢genes que conserva la argentina Roc¨ªo Monta?a es un peque?o armario lleno de paquetes de chocolate en polvo. Era 1989 y ella ten¨ªa seis a?os en medio de la ¨²ltima hiperinflaci¨®n de Argentina, cuando los precios aumentaron un 3.000%. Meses atr¨¢s sus padres hab¨ªan cobrado una deuda y gastaron el dinero en alimentos no perecederos. ¡°No s¨¦ c¨®mo hubiesen hecho con cinco hijos si no¡±, asegura Monta?a. Esta mujer, dependienta en un restaurante de comida para llevar, no ha vivido una situaci¨®n tan extrema en su vida adulta, pero como los dem¨¢s argentinos est¨¢ acostumbrada ¡ª ¡°no nos queda otra¡±, lamenta¡ª a vivir con aumentos de precios constantes.
En 2021, cuando muchos pa¨ªses registraron cifras de inflaci¨®n r¨¦cord para la ¨²ltima d¨¦cada, Argentina los super¨® a casi todos pero no a s¨ª misma. El a?o pasado, el ¨ªndice de precios al consumidor fue del 50,9%; en 2019 hab¨ªa sido peor: 53,8%. El dato es cinco veces superior al de Brasil (10,06%), siete veces el de Chile (7,2%) y multiplica por 50 el de Bolivia (0,9%), el m¨¢s bajo de la regi¨®n. Solo Venezuela, sumida en una grav¨ªsima crisis econ¨®mica con hiperinflaci¨®n, qued¨® por encima, con aumentos cercanos al 700% anual.
Las ense?anzas familiares dejaron huella en Monta?a. En junio y diciembre, cuando cobra el aguinaldo, va con su hermana y su cu?ado a comprar alimentos y productos de limpieza e higiene a un local mayorista. Esta popular maniobra contra la inflaci¨®n en Argentina se conoce como estoquearse. ¡°Si fuese por m¨ª comprar¨ªa carne, ?sab¨¦s c¨®mo hubiera ganado? Pero me dan miedo los cortes de luz¡±, cuenta. El Gobierno restringi¨® en 2021 las exportaciones de carne vacuna, uno de los alimentos estrella de la dieta argentina, y estableci¨® controles de precios, pero en este caso fue in¨²til: la carne aument¨® un 60,6% en un a?o, casi 10 puntos m¨¢s que la inflaci¨®n general.
El estoqueo puede ser de alimentos, pero, de tener m¨¢s dinero, los argentinos compran d¨®lares, ahora tambi¨¦n bitcoins, o invierten en bienes de consumo m¨¢s caros: electrodom¨¦sticos, autom¨®viles o, en el extremo superior, viviendas. En los dos ¨²ltimos casos, los valores se fijan en la divisa estadounidense en vez de en pesos, la moneda local, lo que supone una cobertura doble contra el r¨¢pido aumento de precios y la devaluaci¨®n.
¡°A mitad de 2020 compr¨¦ esta motocicleta por 200.000 pesos [unos 2.600 d¨®lares al valor oficial en ese momento] y hoy la tengo en venta por 350.000 [3.240 d¨®lares]¡±, cuenta el mec¨¢nico Claudio Gonz¨¢lez. Este emprendedor de 47 a?os aprovech¨® tambi¨¦n un cr¨¦dito estatal a tasa cero para comprar aceite al por mayor y aumentar sus ganancias. Gonz¨¢lez asegura que con la inflaci¨®n ha perdido y ha ganado mucho. ¡°En 2001 me quebr¨¦ y luego me cost¨® volver a confiar en los bancos¡±, recuerda, en referencia a la crisis econ¨®mica del corralito, una de las m¨¢s graves de la historia argentina. Ese a?o estall¨® por los aires el sistema econ¨®mico de la convertibilidad que hab¨ªa atado el valor del peso al d¨®lar y hab¨ªa eliminado la inflaci¨®n.
La crisis de 2001, que se sald¨® con 39 muertos en protestas masivas y la renuncia del presidente Fernando De la R¨²a, reabri¨® el ciclo inflacionario. El aumento de precios comenz¨® a acelerarse durante el segundo mandato de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner y toc¨® techo al final del mandato de Mauricio Macri.
Tener costos que aumentan casi un 1% por semana, en promedio, supone un duro golpe para los bolsillos de los argentinos y es uno de los principales factores que explican el aumento de la pobreza en los ¨²ltimos a?os. En 2017 la inflaci¨®n hab¨ªa sido del 25,7%. Un a?o despu¨¦s casi se duplic¨®: 47,6%. Al a?o siguiente, 53,8%. En 2017, uno de cada cuatro argentinos ten¨ªa ingresos insuficientes para comprar la canasta b¨¢sica. Dos a?os despu¨¦s, esta cifra baj¨® a uno de cada tres.
Desde su taller, situado en el barrio porte?o de La Paternal, Gonz¨¢lez ve c¨®mo la clase media tiene cada vez m¨¢s dificultades para llegar a fin de mes. Si se les estropea el autom¨®vil, muchos no pueden hacer frente a la reparaci¨®n. ¡°El otro d¨ªa ten¨ªa que cambiarle una pieza a un cliente que costaba 46.000 pesos (425 d¨®lares). Solo la pieza, sin la mano de obra. Era imposible, quedaba fuera de su presupuesto¡±, detalla.
Muchos repuestos son importados, lo que hace que su precio sea en d¨®lares y quede fuera del alcance de muchos si se tiene en cuenta que el sueldo medio de un empleado asalariado hoy en Argentina es de 42.294 pesos. Si se toma su equivalencia en d¨®lares (400), lo que cobran al mes los argentinos en promedio es casi la mitad que el salario de los peruanos (791 d¨®lares) y cuatro veces menos que los paname?os, que lideran el r¨¢nking.
M¨²ltiples causas
Las causas de la alta inflaci¨®n en Argentina son m¨²ltiples, pero para los economistas ortodoxos se resumen en que el pa¨ªs gasta m¨¢s de lo que ingresa. En los ¨²ltimos 50 a?os, hubo seis sin d¨¦ficit fiscal, entre 2003 y 2008, cuando el precio r¨¦cord de las materias primas gener¨® un importante super¨¢vit.
Para encarar los gastos, los sucesivos gobiernos han optado por endeudarse o recurrir a la emisi¨®n monetaria. La primera estrategia ha terminado en cese de pagos nueve veces a lo largo de la historia argentina y el Ejecutivo de Alberto Fern¨¢ndez negocia ahora una reestructuraci¨®n con el Fondo Monetario Internacional para evitar el d¨¦cimo default. Sin acceso al cr¨¦dito internacional y con gastos extraordinarios provocados por la pandemia de la covid, en 2021 el Estado recurri¨® a una emisi¨®n r¨¦cord de billetes, lo que contribuy¨® a disparar la inflaci¨®n hasta el 50,9%.
Otros economistas apuntan a la brecha cambiaria entre el d¨®lar oficial y el paralelo (cercana al 100%) y el Gobierno apunta tambi¨¦n contra los grupos concentrados de poder, con capacidad para fijar precios. Sin embargo, la inercia inflacionaria influye tambi¨¦n de manera decisiva. Habituadas a una inflaci¨®n alta, las empresas se cubren de manera anticipada de posibles aumentos y suben los precios para mantener sus beneficios. Los sindicatos exigen alzas salariales similares para sostener el poder adquisitivo de los trabajadores y se crea un c¨ªrculo vicioso que ning¨²n Gobierno parece saber c¨®mo romper.
¡°Son todos unos ladrones y unos corruptos¡±, se desahoga Monta?a. El hast¨ªo de la poblaci¨®n con este mal end¨¦mico de la econom¨ªa argentina se refleja en una creciente desconfianza hacia los pol¨ªticos y una ca¨ªda de la participaci¨®n electoral. Gonz¨¢lez, en pareja con una paraguaya, se plantea emigrar al pa¨ªs vecino por considerar que tiene m¨¢s estabilidad econ¨®mica. El 70% de los j¨®venes argentinos tambi¨¦n preferir¨ªa mudarse a otro pa¨ªs, seg¨²n una encuesta de la universidad privada Uade. La falta de medios econ¨®micos o de un empuj¨®n final impide que la mayor¨ªa d¨¦ el paso. Con semejante inflaci¨®n no es posible planificar nada a largo plazo, lamentan. Les obliga tambi¨¦n a mantener los ojos bien abiertos en busca de cualquier oportunidad que les permita protegerse o, con suerte, sacarle beneficio.
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