Las lecciones de la crisis de los a?os setenta contra la inflaci¨®n
Un BCE peleando contra las subidas de precios aboca a Espa?a a acordar un pacto de rentas y un equilibrio entre la prudencia fiscal y el apoyo a los vulnerables en medio de la guerra de Ucrania
Apenas se han cerrado las heridas de la pandemia. Todav¨ªa supuran las consecuencias de la anterior crisis financiera y del euro. Y, sin embargo, la econom¨ªa ha entrado otra vez de golpe y porrazo en una nueva etapa de dificultades arrastrada por la invasi¨®n de Ucrania. Se abre un periodo de incertidumbre que depender¨¢ de la duraci¨®n del conflicto. Europa vuelve a enfrentarse a condiciones econ¨®micas adversas por tercera vez en lo que va de siglo. Pa¨ªses pr¨®ximos a Rusia como Alemania pueden encadenar un par de trimestres en recesi¨®n. En toda Europa la inflaci¨®n es el monstruo que revive tras d¨¦cadas sin verlo. Aunque la econom¨ªa espa?ola esta vez tiene poca exposici¨®n al conflicto, los precios de la energ¨ªa pueden lastrarla debido a su elevada dependencia energ¨¦tica del exterior.
Seg¨²n c¨¢lculos de Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, por cada tres puntos de inflaci¨®n se podr¨ªan perder 7.000 millones de renta. La mitad podr¨ªa compensarse tirando m¨¢s del ahorro. En tal caso, la econom¨ªa perder¨ªa un punto de PIB por cada tres de inflaci¨®n. Un endurecimiento de las condiciones financieras y un empeoramiento de los socios comerciales tambi¨¦n podr¨ªan pesar sobre la actividad. Dado que el IPC medio del a?o podr¨ªa situarse f¨¢cilmente en el 7%, los expertos consideran que el crecimiento de este a?o se acercar¨ªa m¨¢s a un 3,5% que al 5,5% que se preve¨ªa hace un par de meses. La recuperaci¨®n de la pandemia se retrasa y algunos de los sectores que m¨¢s acusaron el golpe de la covid estar¨¢n otra vez entre los afectados: turismo, transporte y autom¨®viles. Adem¨¢s, se sumar¨¢ la industria, muy dependiente de los costes energ¨¦ticos. Los hogares vulnerables sufrir¨¢n m¨¢s que nadie la escalada de precios. Ante este escenario, ?cu¨¢l es la respuesta?
Los paralelismos con los a?os setenta son evidentes. En 1973 los pa¨ªses ¨¢rabes dejaron de vender crudo a Occidente por haber apoyado a Israel en la guerra del Yom Kippur. El coste del barril se multiplic¨® por seis. La dependencia del petr¨®leo era muy elevada y los precios se desbocaron. Los gobiernos respondieron disparando las subvenciones para contrarrestar la sacudida de los precios. Y los bancos centrales financiaron esa expansi¨®n del gasto p¨²blico. El resultado fue una inflaci¨®n a¨²n m¨¢s galopante porque los precios altos del cartel de productores de la OPEP duraron mucho m¨¢s de lo esperado. Usar la pol¨ªtica monetaria para atacar un shock persistente de oferta no funciona: al alimentar la demanda con m¨¢s dinero sin haber oferta simplemente se engorda el problema.
Adem¨¢s, diversos estudios como el de Woodford y Rotenberg se?alan que en los setenta la inflaci¨®n y la p¨¦rdida de actividad fueron mucho mayores de lo que provocaba de por s¨ª el encarecimiento del petr¨®leo: las subidas de precios que adoptaron las empresas para atender las demandas salariales alimentaron todav¨ªa m¨¢s la espiral inflacionaria.
Unos a?os m¨¢s tarde, en 1979, la revoluci¨®n iran¨ª caus¨® otra crisis del petr¨®leo. Pero para entonces la respuesta ya estaba siendo diferente. En Espa?a se firmaron los Pactos de la Moncloa a finales de 1977. ¡°La crisis del petr¨®leo ha impuesto un empobrecimiento instant¨¢neo que no hemos querido reconocer¡±, dijo en aquellos momentos Enrique Fuentes Quintana, uno de los arquitectos de estos acuerdos.
Como recuerda el economista Jos¨¦ Luis Malo de Molina, que particip¨® en esas negociaciones, la inflaci¨®n rondaba el 27% y se fij¨® una subida para el a?o siguiente del 22% de la masa salarial. El acuerdo se engras¨® poniendo los cimientos del Estado del bienestar, con un aumento del gasto p¨²blico del 1% del PIB a la vez que se cre¨® el IRPF. Este pacto de rentas ayud¨® mucho a moderar la evoluci¨®n de los precios. Pero no result¨® definitivo, en parte porque, como explica el historiador Francisco Com¨ªn, se subordin¨® la econom¨ªa a la pol¨ªtica para asegurar la democracia: durante los siguientes a?os hasta 1984 la inflaci¨®n sobrevol¨® el 10% anual.
¡°Nunca se ha acabado con un problema de inflaci¨®n sin endurecer la pol¨ªtica monetaria¡±, apunta Lorenzo Bernaldo de Quir¨®s, presidente de Freemarket. En Estados Unidos, Paul Volcker la mat¨® subiendo los tipos al 20% y provocando una recesi¨®n entre 1980 y 1982. En Espa?a, la dupla Miguel Boyer-Mariano Rubio puso en marcha una pol¨ªtica restrictiva con tipos altos que hizo mucho da?o a corto, pero que sent¨® las bases del crecimiento de la siguiente d¨¦cada. ?Qu¨¦ lecciones podemos aprender de aquellos a?os?
Evitar la carrera de precios
La inflaci¨®n actual supone una transferencia de renta de los espa?oles a los pa¨ªses productores de gas y petr¨®leo. Intentar compensar ese empobrecimiento a la fuerza solo llevar¨ªa a que las empresas suban todav¨ªa m¨¢s los precios para sufragar las mejoras salariales. ¡°Una carrera de precios no conduce a ninguna parte¡±, dijo Fuentes Quintana hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. De ah¨ª que ahora sea otra vez necesario un acuerdo de rentas como el de los Pactos de la Moncloa. El gobernador del Banco de Espa?a, Pablo Hern¨¢ndez de Cos, lleva reclam¨¢ndolo desde octubre, antes de que estallara el conflicto. Pero la invasi¨®n ha sido una llamada de atenci¨®n. El presidente Pedro S¨¢nchez lo pidi¨® hace una semana. Los economistas consultados sostienen que lo l¨®gico es tomar como referencia a varios a?os la inflaci¨®n subyacente, que resta alimentos y energ¨ªa. De este modo se quitar¨ªa del c¨¢lculo la inflaci¨®n importada. Y ser¨ªa recomendable vigilar la subyacente europea para no perder competitividad en precio.
¡°Somos todos m¨¢s pobres, una parte de nuestras rentas se marcha fuera para pagar la energ¨ªa. La cuesti¨®n es c¨®mo hacemos ahora el reparto de esa menor riqueza y c¨®mo se amortigua. Si seguimos como si no pasara nada, iremos hacia el desastre¡±, explica una fuente gubernamental.
Seg¨²n fuentes de las conversaciones tripartitas, los agentes sociales se muestran a favor de suscribir un acuerdo. La subida salarial podr¨ªa estar en el 3% durante tres a?os. Al cabo de ese per¨ªodo habr¨ªa una actualizaci¨®n con la inflaci¨®n perdida dependiendo de la situaci¨®n. A cambio, las empresas deber¨ªan aguantar el empleo y mostrar moderaci¨®n con los m¨¢rgenes y sueldos de directivos, si bien esta parte es dif¨ªcil de comprobar. El Gobierno intentar¨ªa acompa?arlo con medidas para topar el precio de la electricidad y ayudas como bonos energ¨¦ticos, apoyos a la industria o los nuevos ERTE para sectores perjudicados. Tambi¨¦n podr¨ªa incluirse la moderaci¨®n en las subidas de los alquileres.
M¨¢s deuda y menos margen fiscal
La diferencia con los setenta y ochenta es que ahora la deuda es mucho mayor. Mientras que en la pandemia el BCE sac¨® toda la artiller¨ªa para financiar pol¨ªticas como los ERTE, esta vez no ser¨¢ necesariamente as¨ª. El jueves el eurobanco adelant¨® el final de los est¨ªmulos. Supone un aviso a navegantes: por ahora el problema de la inflaci¨®n prima sobre las dudas que genera la econom¨ªa por la guerra.
El margen del BCE es estrecho. Y la Reserva Federal meter¨¢ presi¨®n. En Estados Unidos el conflicto no afecta igual y proseguir¨¢n con las alzas de tipos, generando movimientos de capital hacia el d¨®lar y depreciando el euro. Con un euro a la baja, los productos importados ser¨¢n m¨¢s caros y habr¨¢ mayores presiones inflacionarias. A pesar de que tratar¨¢ de evitar la fragmentaci¨®n financiera, el BCE tendr¨¢ que estar m¨¢s ocupado luchando contra la inflaci¨®n que apoyando a las econom¨ªas d¨¦biles.
El espacio fiscal ser¨¢, por tanto, escaso. El Banco de Espa?a y la Autoridad Fiscal recomiendan un plan de consolidaci¨®n gradual a medio plazo. Encima de la mesa estar¨¢ el debate sobre si funcionarios y pensiones tendr¨ªan que participar en el pacto de rentas para que haya margen fiscal con el que compensar a los m¨¢s vulnerables al tiempo que se contiene o baja el d¨¦ficit en un contexto en el que pueden reaparecer los fantasmas de las primas de riesgo. La inflaci¨®n ayudar¨¢ algo, diluyendo la deuda respecto al tama?o de la econom¨ªa. Y la competitividad del sector exportador espa?ol contribuir¨¢ a no trasladar las tensiones a precios. Pero la situaci¨®n exige en todo caso que las ayudas p¨²blicas a colectivos vulnerables sean focalizadas. ¡°Se deber¨ªan reorientar los fondos europeos para esto¡±, reclama Fernando Fern¨¢ndez, profesor del IE. Francia ha vuelto a lanzar la idea de los eurobonos, tratando de aprovechar la crisis para avanzar en la construcci¨®n europea. De la duraci¨®n del conflicto depender¨¢ hasta d¨®nde se llega y si la inflaci¨®n se enquista como sucedi¨® a principios de los setenta.
Para mayor informaci¨®n: Crisis econ¨®micas en Espa?a, 1300-2012. Lecciones de la Historia (2013), de Francisco Com¨ªn y Mauro Hern¨¢ndez.
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