Los problemas crecen
En la crisis actual, con la agudizaci¨®n de las dificultades en pocas semanas, una respuesta gradual no ser¨¢ suficiente
Aunque en enero est¨¢bamos en plena incidencia de la variante ¨®micron y la inflaci¨®n ya presionaba, los pron¨®sticos para la econom¨ªa en 2022 eran, en general, bastante optimistas. Mucho m¨¢s de lo que lo son hoy, con una guerra en Ucrania de consecuencias imprevisibles, una inflaci¨®n que no para de crecer y con una pandemia que a¨²n deja su triste huella. Como en China, que tiene confinadas a decenas de millones de personas en ciudades industriales relevantes. Esta confluencia de dificultades ha encarecido brutalmente los combustibles y la electricidad. En paralelo, ha cortocircuitado las cadenas de suministro a escala global, con dificultades particulares en Europa.
Esa multiplicaci¨®n de obst¨¢culos va esparci¨¦ndose como una mancha de aceite. El encarecimiento de la energ¨ªa y la falta de suministros se han convertido en un quebradero de cabeza para transportistas y sectores como la agricultura y la pesca, que dependen de un coste asumible de la energ¨ªa. Serias dificultades que afectan a producciones b¨¢sicas y generan tensi¨®n social. Aunque las cuentas p¨²blicas salen debilitadas de la pandemia, es probable que sea necesario hacer esfuerzos (fiscales) adicionales para superar la segunda crisis en dos a?os, la tercera en algo m¨¢s de una d¨¦cada. Todos estamos agotados. Las finanzas del sector p¨²blico no paran de recibir golpes, pero es peor no hacer suficiente. En la crisis de 2008, se tard¨® a?os en actuar. En la pandemia, se reaccion¨® r¨¢pidamente.
En la crisis actual, con la agudizaci¨®n de los problemas en pocas semanas, una respuesta gradual no ser¨¢ suficiente. Una parte significativa del sistema productivo puede quedarse paralizada s¨²bitamente. Ya sucede en algunos casos. Con efectos en cadena si las decisiones son insuficientes. Conviene plantearse medidas contundentes, poner m¨¢s carne en el asador por parte de las administraciones implicadas y as¨ª parar la espiral de estr¨¦s en la que se ha embarcado la econom¨ªa espa?ola. Eso s¨ª, nada ayudan las profec¨ªas catastrofistas que solamente generan m¨¢s presi¨®n social.
Parece que se apuesta por esperar a mandatos de la Uni¨®n Europea, que se re¨²ne esta semana. Tienen la ventaja de poder contar con medidas que sean verdaderos game changers porque permitan acometerse con mayor comodidad fiscal o con cambios en los mecanismos de precios ¡ªelectricidad¡ª avalados por las autoridades comunitarias. Sin embargo, hasta que se materialicen esas decisiones ¡ªsi as¨ª ocurriera¡ª, las propuestas deben ayudar a disminuir la tensi¨®n. Bajar impuestos ¡ªcomo el IVA, que al final pagan los consumidores, no los productores¡ª tiene poca efectividad.
A corto plazo, parecen necesarias adicionalmente ayudas fiscales espec¨ªficas que compensen a los sectores m¨¢s impactados ¡ªtransporte, agricultura y pesca, entre otros¡ª ya que, de otro modo, no podr¨¢n enjugar sus p¨¦rdidas. Se trabaja en ello, aunque hay urgencia para que lleguen de modo inmediato y no en unas semanas. El dinero en met¨¢lico puede ayudar a reducir la tensi¨®n, como ha ocurrido en otros pa¨ªses. Y eso s¨ª, a medio plazo, tras un exhaustivo debate, la UE debe reformar determinadas pol¨ªticas transversales ¡ªagricultura y pesca, energ¨ªa¡ª con un doble objetivo: reducir la dependencia exterior de los suministros y proteger mejor las rentas de estos sectores.
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