Leyenda negra del rescate bancario
El salvamento financiero que cumple diez a?os no fue culpa exclusiva de las cajas de ahorros ni de su gesti¨®n demasiado politizada
El rescate financiero de Espa?a por la UE acaba de cumplir diez a?os. Y no se limpia de falsas leyendas. Como la de que fue culpa exclusiva de las cajas de ahorros. Y de su gesti¨®n demasiado politizada.
Cierto que la mayor¨ªa de entidades desaparecidas fueron cajas. Y es que las dos crisis anteriores se cebaron solo en los bancos. Entre 1978 y 1983 desaparecieron o fueron engullidos 51 de los 110 existentes. Y en la d¨¦cada de los a?os noventa se reconvirtieron los grandes: quiebra de Banesto en 1993; dos fusiones triples que originaron el BBVA, y el actual Santander, tras absorber al Central y al Hispano. Con un coste billonario, en pesetas, sufragado por los accionistas y por el Estado.
Pero el entierro o salvamento de 2012 no afect¨® solo a las cajas: ah¨ª estuvo el Banco de Valencia. Y en su pr¨®rroga (2017) se achatarr¨® al Popular. Aunque no algunas cajas clave, como la mayor, La Caixa. Ni las vascas (hoy, Kutxabank), en principio m¨¢s politizadas (y las m¨¢s solventes).
Esos v¨ªnculos pol¨ªticos siempre los tuvo la banca. Antes de, y durante el franquismo: los Garnica, los G¨®mez-Acebo, los L¨®pez de Letona. Y despu¨¦s, con consejeros exministros como Isabel Tocino (Santander), Francisco Gonz¨¢lez (el protegido de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en Argentaria y BBVA) o el jefe de la patronal sectorial, Jos¨¦ Mar¨ªa Rold¨¢n (entonces gur¨² y jefe de gabinete ministerial).
Adem¨¢s, el colapso de las cajas tuvo dos or¨ªgenes vinculados a destacados pol¨ªticos. Su desencadenante internacional fue la quiebra de Lehman Brothers por su inmoral especulaci¨®n con las hipotecas basura: su presidente espa?ol era Luis de Guindos, muy activo, justo hasta que estall¨® la matriz norteamericana. Y la causa interna, la burbuja inmobiliaria fraguada por la din¨¢mica de desafueros que desat¨® la ley del suelo de 1998, impulsada por Francisco ?lvarez-Cascos.
El m¨¢s impertinente mito del rescate fue el fundacional. No deb¨ªa costar ¡°ni un euro¡± al contribuyente, juraban Mariano Rajoy y su ministro Guindos. Pero el grueso de los 41.330 millones de su cr¨¦dito europeo es una losa pendiente de amortizar; el banco malo (la Sareb) luce un valor negativo de 10.000 millones y endilga 35.000 millones de deuda al Estado; y el d¨¦ficit total acumulado asciende a 73.138 millones (Eurostat). Eso, sin contar la evaporaci¨®n previa de 14.750 millones de euros arrancados hasta 2015 a clientes humildes empujados a comprar ¡°preferentes¡± y obligaciones ¡°subordinadas¡± por medios abusivos.
Claro que gracias a eso se sane¨® el sector financiero. El problema es a qu¨¦ precio. No todo coste se justifica: el reba?o ¨ªgnaro del stablishment aplaude el cr¨¦dito europeo de 41.330 millones: pero fueron menos y m¨¢s gravosos que los 112.000 levantados en sordina como provisiones para cr¨¦ditos dudosos de 2008 a 2012. ?Eran menos euros al desembolsarse gradualmente y sin frases escandalosas en el FT, como las de Guindos (enero 2012), denunciando agujeros de 50.000 millones?
Y el problema son las promesas de gratuidad incumplidas. Y en beneficio de qui¨¦n. No de los clientes de las cajas ni del servicio bancario o el patrocinio cultural en sus territorios. Las cajas supon¨ªan m¨¢s de la mitad del sector financiero. Un tercio las absorbi¨® la banca. Y ahora (casi) todas son todos (bancos). Desmontaron a sus competidores, por absorci¨®n. As¨ª que el rescate fue a las cajas. Pero para la banca.
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