Rescate a Espa?a: los malos de la pel¨ªcula
Se cumplen 10 a?os de aquel ¡°cr¨¦dito en condiciones ventajosas¡± que pidi¨® Rajoy en junio de 2012. Bruselas y Berl¨ªn impusieron duros ajustes, que dejaron cicatrices, y una reforma financiera integral
Los economistas y sus r¨¢fagas de pseudoempirismo suelen decir que la memoria econ¨®mica dura 10 a?os. Las grandes crisis, sin embargo, dejan cicatrices m¨¢s profundas, que al cabo de esos 10 m¨¢gicos a?os siguen ah¨ª. Las democracias liberales occidentales, valga la doble o triple redundancia, son intr¨ªnsecamente as¨¦pticas y suelen cauterizar bien las heridas por profundas que sean, pero esas cicatrices son un recordatorio infalible del da?o padecido y el malestar asociado. Espa?a y su rescate lo demuestran con creces.
Hace 10 a?os, el thriller existencial de Lehman Brothers se tradujo en Europa en una crisis oce¨¢nica que arras¨® Grecia, Irlanda y Portugal hasta llegar a Espa?a. Zapatero neg¨® esa crisis hasta que le explot¨® la mayor burbuja del Atl¨¢ntico Norte. Con los mercados al acecho, aquello estuvo a punto de llevarse por delante a todo el sector financiero espa?ol (y al PSOE, tras aquel ¡°me cueste lo que me cueste¡± de ZP, pero esa es otra historia). Rajoy gan¨® las elecciones en 2011 con la promesa de la mayor rebaja de impuestos jam¨¢s contada, pero aprob¨® la mayor subida fiscal de la historia (sus sucesores vienen prometiendo lo mismo aunque todo el mundo sabe que eso no va a ocurrir, pero me temo que tambi¨¦n esa es otra historia). ¡°No gastaremos ni un euro en los bancos¡±, dec¨ªan entonces Rajoy y Guindos: la verdad ¡ªesa bestia escurridiza e inasible, m¨¢s a¨²n 10 a?os despu¨¦s¡ª es que Espa?a ha gastado ya 73.000 millones en su sector financiero.
En esas lleg¨® el 9 de junio de 2012. Y Rajoy, que hab¨ªa jurado y perjurado que nunca pedir¨ªa un rescate porque estaba convencido de que con ¨¦l los mercados recuperar¨ªan la confianza por arte de birlibirloque, se vio obligado a solicitar hasta 100.000 millones. ¡°Rescate a Espa?a¡±, titul¨® El PA?S, a pesar de que Guindos profundiz¨® en la querencia por las milongas de aquel Ejecutivo y, frente a la suciedad de los hechos, lo denomin¨® ¡°cr¨¦dito en condiciones ventajosas¡±. ¡°No es un rescate, es apoyo financiero¡±, lleg¨® a afirmar con la prima de riesgo en llamas.
Eran d¨ªas de gran ajetreo en Bruselas. La capital europea es una especie de circo de tres pistas en el que si uno se descuida se pierde los leones, los payasos y la trapecista jug¨¢ndose el pescuezo. Espa?a era los tres n¨²meros en uno. Y el rescate lleg¨® con cicuta: dureza para la banca, y unas condiciones macroecon¨®micas que eran como un dolor de muelas.
Las dos hojas de la tijera alemana, ajustes y reformas, fueron algo m¨¢s suaves que en Grecia, Irlanda y Portugal, porque Espa?a era demasiado grande para un rescate completo y porque los tecn¨®cratas ve¨ªan ya que la austeridad supuestamente expansiva, un error de pol¨ªtica econ¨®mica patrocinado por Berl¨ªn que se estudiar¨¢ en los libros de historia, no acababa de funcionar. Pero Merkel ten¨ªa sus propios planes. ¡°Aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, continuos casos de corrupci¨®n: ?qu¨¦ han hecho ustedes con el dinero europeo?¡±, se preguntaba furibunda aquellos d¨ªas ante un grupo de corresponsales estupefactos. El Gobierno de Zapatero, el Banco de Espa?a y despu¨¦s Guindos hab¨ªan metido la pata con medidas profil¨¢cticas para las cajas, y las necesidades de financiaci¨®n, con los mercados cerrados a cal y canto, acabaron abocando a Rajoy a doblar la rodilla, con Bruselas y Fr¨¢ncfort jugando a subir el fuego de la prima de riesgo para forzar esa decisi¨®n.
Una vez solicitado el dinero, Espa?a fue una especie de conejillo de indias. Se oblig¨® a pasar por caja por primera vez a los tenedores de deuda de mala calidad: los preferentistas pagaron parte del pato, en un primer ensayo de lo que despu¨¦s ha sido el modelo europeo de resoluci¨®n bancaria. Alemania y sus intereses, c¨®mo no, estaban tras esa novedad: ¡°Finlandia, Austria y Holanda presionaron, pero fue Alemania quien impuso las condiciones porque quer¨ªa proteger a sus grandes bancos, que ven¨ªan del roto que les dejaron las hipotecas basura de EE UU¡±, seg¨²n el economista Carlos Mart¨ªnez Mongay.
La moralina con Grecia hab¨ªa sido brutal: los despilfarradores ten¨ªan que purgar sus pecados, y ah¨ª Berl¨ªn se cobr¨® su libra de carne. Despu¨¦s, el cuento moral dio paso al inter¨¦s propio. Los alemanes llevaban a?os reciclando sus enormes super¨¢vits comerciales en las finanzas irlandesas, en las subprime estadounidenses, en las c¨¦dulas hipotecarias espa?olas, en casi cualquier mercado burbujeante. En EE UU tuvieron que rascarse el bolsillo: Washington manda m¨¢s que Berl¨ªn. Pero en Irlanda y Espa?a, Alemania impuso su ley: el rescate puso a salvo la formidable exposici¨®n de sus bancos al ladrillo espa?ol. ¡°El euro es una competici¨®n econ¨®mica de la que Alemania ha salido vencedora¡±, zanj¨® Jean Pisani-Ferry en El despertar de los demonios.
El muy olvidable Jos¨¦ Manuel Barroso, el ultraortodoxo Olli Rehn (reciclado ahora en banquero central paloma, sorpresas te da la vida), Jean-Claude Juncker y m¨¢s tarde el supuesto socialdem¨®crata Jeroen Dijsselbloem, al frente de las instituciones encargadas de tutelar aquel rescate, siguieron a pies juntillas el diktat de Merkel y su poderoso ministro Wolfgang Sch?uble, una especie de Moriarty de andar por casa. Sch?uble era quiz¨¢s el m¨¢s duro en p¨²blico, ayudado en la sala de m¨¢quinas por tecn¨®cratas como el austriaco Thomas Wieser, con el cuchillo entre los dientes en el Euroworking Group (una c¨¦lula de trabajo a¨²n m¨¢s oscura que el Eurogrupo), y el enviado del FMI, Paul Thomsen, un dan¨¦s de lengua afilad¨ªsima, el m¨¢s negro de los hombres de negro. Servaas Deroose, con experiencia en la purga de Grecia, fue el elegido por la Comisi¨®n Europea. Ese tipo de halcones proliferaba por aquel entonces: Declan Costello era el jefe del rescate griego y protagoniz¨® varios episodios tremendos; hoy, ojo, se ocupa de Espa?a con los fondos del Next Generation.
Pero los Wieser, Thomsen, Deroose y compa?¨ªa segu¨ªan instrucciones: nada de lo que ocurri¨® hubiese sido igual sin un ministro de Hacienda alem¨¢n que en realidad era un abogado ordoliberal (Sch?uble), sin un d¨¦bil y asustadizo presidente de la Comisi¨®n (Barroso), sin un BCE que durante la era Trichet fue un completo desastre y sin un Eurogrupo en el que cada uno miraba por lo suyo.
Nada de lo que presumir
El resultado final est¨¢ plagado de claroscuros. Espa?a acab¨® arreglando sus bancos, pero ni Bruselas ni el FMI ni el Gobierno de entonces tienen mucho de qu¨¦ presumir. La econom¨ªa acumulaba dos d¨¦cadas de fuertes desequilibrios a pesar del ¡°Espa?a va bien¡± de Aznar y del negacionismo de ZP, y tard¨® a?os en salir del agujero, con una devaluaci¨®n interna que dej¨® sacudidas pol¨ªticas y sociales. ¡°Buena parte de mi tarea consisti¨® en explicar de la que nos hab¨ªamos librado¡±, escribi¨® Guindos en Espa?a amenazada. Espa?a, es cierto, se libr¨® del rescate completo, pero en realidad tuvo que acometer una reforma bancaria, un ajuste de pensiones y una dur¨ªsima reforma laboral, adem¨¢s de un fuerte recorte del d¨¦ficit y una rebaja de salarios: el equivalente al dichoso rescate completo sin el dinero del rescate completo. Incluso con la ayuda concedida, solo aquel whatever it takes de Draghi evit¨® males mayores. El historiador Adam Tooze deja alg¨²n que otro dardo sobre la gesti¨®n espa?ola en su imponente Crash: ¡°Rajoy no era precisamente un visionario¡±, y ¡°Sch?uble fue reticente a apoyar a Guindos¡± a pesar de una visita a la desesperada del ministro a Berl¨ªn. Guindos reescribi¨® esa historia a su manera antes de ir al BCE: ¡°Sch?uble es admirable en lo personal y ha sido un apoyo de Espa?a en los momentos dif¨ªciles¡±.
Diez a?os despu¨¦s, en fin, puede que la memoria falle, pero las cicatrices ¡ªy las libretas de notas de este excorresponsal¡ª siguen ah¨ª. Y hay tres lecciones que no conviene olvidar. Una: que los empachos de deuda originados por superburbujas de cr¨¦dito suelen acabar mal. Dos: que se puede subyugar a un pa¨ªs de dos maneras, con la espada y con la deuda, pero pese a todas las reglas escritas en bronce siempre es posible encontrar una salida si hay voluntad pol¨ªtica. Y tres: que desde un punto de vista abstracto siempre se puede atender una deuda, pero hay un umbral de dolor pol¨ªtico, moral, social incluso, m¨¢s all¨¢ del cual esa opci¨®n se hace inaceptable. Alg¨²n ministro alem¨¢n deber¨ªa llevar tatuada esa frase. Quienes patentaron aquella milonga del ¡°cr¨¦dito en condiciones ventajosas¡±, tambi¨¦n. La frase es de Jack Boorman: uno de los l¨ªderes intelectuales del dise?o de los paquetes de rescate del FMI.
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