Luis de Guindos: el ¡®halc¨®n¡¯ del sur ense?a las garras
El exministro eleva el tono en el ecuador de una vicepresidencia del Banco Central Europeo de perfil bajo
Rara vez Luis de Guindos logra sorprender a la constelaci¨®n de banqueros, analistas e inversores que pueblan Fr¨¢ncfort. No fue as¨ª hace seis semanas. M¨¢s de uno tuvo que levantar la vista de su m¨®vil y releer el titular de la entrevista que el espa?ol concedi¨® a Bloomberg: ¡°Guindos prev¨¦ que el QE [compras de deuda] acabe en julio, allanando el camino para el alza de tipos¡±. Apenas hab¨ªan pasado siete d¨ªas desde que la jefa del Eurobanco, Christine Lagarde, anunciara que las adquisiciones netas de deuda acabar¨ªan en el tercer trimestre. Sin m¨¢s concreci¨®n, respetando de forma escrupulosa el acuerdo alcanzado en el Consejo de Gobierno, que decidi¨® no precisar todav¨ªa la fecha de finalizaci¨®n del programa. ¡°El tercer trimestre tiene tres meses¡±, dijo Lagarde a los periodistas. Pero Guindos rompi¨® la calculada ambig¨¹edad de la francesa, que ese d¨ªa estaba de viaje en Washington. Sus palabras dejaban poco lugar para los equ¨ªvocos: los halcones hab¨ªan perdido la paciencia y ense?aban las garras.
El espa?ol cruza este mes el ecuador de su mandato de ocho a?os como n¨²mero dos del BCE. Accedi¨® al cargo siendo ya un rostro habitual en Europa. Hab¨ªa estado al frente de las finanzas espa?olas cuando se produjo el rescate a la banca y se ejecutaron dur¨ªsimos recortes para calmar a los mercados. En Bruselas todav¨ªa hoy lo recuerdan como un halc¨®n fiscal, fiel a las tesis y los movimientos de Berl¨ªn. En su libro Espa?a amenazada, Guindos admite su ¡°afinidad pol¨ªtica¡± con el exministro Wolfgang Sch?uble, implacable con la receta de sobredosis de austeridad a la que se someti¨® al sur de Europa. Pero Guindos no era el candidato preferido de Bruselas ni de Fr¨¢ncfort, donde hab¨ªa dudas de su independencia del poder pol¨ªtico al presentarse siendo a¨²n ministro de Mariano Rajoy, y financiero, al haber sido el hombre de Lehman Brothers en Espa?a. La falta de espa?oles en puestos clave comunitarios pes¨®. Y Guindos pas¨® por delante del irland¨¦s Philip Lane.
La trayectoria en el BCE de este apasionado por el tenis hasta ahora se resume en tres sets. Primera manga: es el n¨²mero dos de Mario Draghi, el hombre que salv¨® al euro. Su relaci¨®n, cuentan varias fuentes, no era precisamente sobresaliente. Guindos lo define como un ¡°banquero central tradicional, con mucha personalidad, que se trabajaba las mayor¨ªas antes del Consejo de Gobierno¡±. Segundo set: la pandemia, ya como vicepresidente de Christine Lagarde, cuyo mandato el espa?ol cree que es ¡°m¨¢s inclusivo, con reuniones abiertas y debates que buscan el consenso¡±. La francesa, una paloma, tiene en com¨²n con Guindos su pasado como ministra de Finanzas de su pa¨ªs para un gobierno tambi¨¦n conservador. ¡°Ha estado muy de perfil, sin una presencia relevante ni elevada¡±, afirma Jos¨¦ Carlos D¨ªez, profesor de la Universidad de Alcal¨¢.
Cuatro a?os en Fr¨¢ncfort no han sido suficientes para que Guindos se saque de encima el sambenito de pol¨ªtico. Este diario ha hablado con una veintena de personas vinculadas a ese universo, entre ellos, banqueros, exbanqueros, altos cargos comunitarios, analistas y observadores. Y todos coinciden en que el perfil de este madrile?o de 62 a?os, de car¨¢cter altivo, pero cort¨¦s, nada tiene que ver con el de un banquero central. ¡°Es un pol¨ªtico. No puede negarlo. Se nota en las reuniones. Sabe oler el ambiente y reconoce enseguida el clima que hay en cada bando. Sabe cu¨¢l es la direcci¨®n de la discusi¨®n. Y sabe lo que hay que decir¡±, afirma uno de sus colegas. ¡°Sin duda, tiene m¨¢s libertad que la presidenta. Y la sabe usar¡±, afirma otro. Guindos tampoco ha tenido ning¨²n reparo en hablar con este diario. ¡°En el 99,9% de las ocasiones apoyo la visi¨®n de la presidenta¡±, sostiene.
Los mercados siguen sin convencerse de las virtudes de los expol¨ªticos, cada vez con mayor presencia en la instituci¨®n. La pareja de dobles Lagarde-Guindos impone menos que el t¨¢ndem formado por Draghi y Vitor Constancio. ¡°Los mercados los percib¨ªan como m¨¢s cre¨ªbles¡±, sostiene Frederik Ducrozet, director global de Macroeconom¨ªa de Pictet WM y observador del BCE. ¡°No es verdad que la banca central sea sobre todo un trabajo pol¨ªtico, incluso en el sentido m¨¢s amplio de la palabra, aunque implique decisiones pol¨ªticas¡±, afirma Alessandro Merli, miembro de la Johns Hopkins University SAIS Europe. ¡°Creo que es consecuencia de sus antecedentes [pol¨ªticos] que los pronunciamientos p¨²blicos del vicepresidente sobre pol¨ªtica monetaria sean relativamente raros y parezcan menos relevantes que los de otros miembros del comit¨¦ ejecutivo¡±, a?ade. Ducrozet coincide: ¡°Nunca ha tenido una idea novedosa o iniciativas durante la pandemia. Probablemente, puede ser m¨¢s bien un especialista en estabilidad financiera¡±.
¡°Desde mi puesto puedo contribuir en la econom¨ªa espa?ola¡±
Ese perfil bajo del espa?ol fue el motivo de la sorpresa de su entrevista. ¡°Es verdad que con su intervenci¨®n lanz¨®, por primera vez en mucho tiempo, una se?al a los otros miembros del BCE¡±, admite Ducrozet. Bloomberg ha dibujado el espectro ideol¨®gico de Fr¨¢ncfort: a la izquierda, las palomas, lideradas por el italiano Fabio Panetta. A la derecha, los halcones, un grupo que todav¨ªa est¨¢ en plena reconfiguraci¨®n tras la marcha del expresidente del Bundesbank, Jens Weidmann, pero donde empieza a descubrirse la tambi¨¦n alemana Isabel Schnabel. En esa tabla, Guindos est¨¢ en el ala centroderecha, aunque sus colegas no dudan que est¨¢ en el sector duro. En una ¨¦poca dominada por las palomas, el espa?ol ir¨ªa atr¨¢s en el marcador: dos sets a cero. Si no fuera por su capacidad de adaptaci¨®n. ¡°Puede ser considerado algo agresivo, pero es pragm¨¢tico¡±, considera Drucrozet. Y el tercer set de su carrera en Bruselas arranca con un saque directo. ¡°Hay que reconocerle algo: fue el primero en avisar, y muy pronto, de que la inflaci¨®n tarde o temprano iba a volver¡±, le reconocen desde las filas conservadoras.
No es muy frecuente que el sur env¨ªe un perfil tan duro a Bruselas o Fr¨¢ncfort dada su posici¨®n: elevadas deudas y d¨¦ficit y el fantasma de las primas de riesgo en pa¨ªses que adolecen a¨²n de altas tasas de paro. En su libro, Guindos recuerda la ¨¦poca en la que, bajo el gobierno de Aznar, Espa?a se opuso a que Alemania y Francia incumplieran con el d¨¦ficit. Pero una d¨¦cada m¨¢s tarde fue ¨¦l quien esquiv¨® in extremis una multa comunitaria por vulnerar las reglas fiscales. ¡°Italia tiene una estrategia como pa¨ªs y coloca bien a perfiles preparados que defender¨¢ sus intereses. Los espa?oles no, tenemos complejos e intentamos parecer que no somos espa?oles¡±, dice Jos¨¦ Carlos D¨ªez.
Guindos se ha acostumbrado ya a la vida de Fr¨¢ncfort. Pese a que los domingos est¨¢ todo cerrado, es una ciudad de dimensiones asequibles y bien conectada. Dice que trata de minimizar sus actos en Madrid, pero cada vez se le ve m¨¢s en Espa?a. Su agenda lo atestigua: fuera de sus obligaciones en la ciudad que acoge el BCE y en Bruselas, la mayor¨ªa de los foros a los que acude est¨¢n en Espa?a. En entrevistas recientes tambi¨¦n ha abordado desde la vinculaci¨®n de las pensiones con el IPC a las finanzas espa?olas. En c¨ªrculos pol¨ªticos se observa esa mayor intervenci¨®n en la vida p¨²blica espa?ola como un posible regreso, en caso de que Alberto N¨²?ez Feij¨®o gane las pr¨®ximas elecciones. ¡°Desde mi puesto en Fr¨¢ncfort, y a trav¨¦s de las pol¨ªticas del BCE, puedo contribuir positivamente en la econom¨ªa espa?ola, que es una parte importante de la zona euro¡±, responde Guindos. Otros creen que no tiene que ver con nuevas aspiraciones. ¡°Se abre una nueva etapa. Y est¨¢ cada vez m¨¢s duro¡±, dicen. El halc¨®n abre sus alas.
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