La inflaci¨®n galopante del Reino Unido agrava el pulso entre Boris Johnson y los sindicatos
El IPC se sit¨²a en el 9,1%, su cifra m¨¢s alta en cuatro d¨¦cadas. El primer ministro brit¨¢nico advierte de que no ceder¨¢ ante las peticiones de subida salarial de los trabajadores p¨²blicos
El Gobierno de Boris Johnson se ha encontrado esta semana con una sorpresa que le ha animado a mostrarse firme en su pulso con los sindicatos: el exitoso ensayo general del teletrabajo desde casa, forzado durante los largos meses de la pandemia, ha ayudado a reducir considerablemente el caos previsto en la mayor huelga del transporte p¨²blico de los ¨²ltimos treinta a?os. ¡°Los primeros datos muestran que, a diferencia de ocasiones pasadas, mucha gente tiene ahora la oportunidad de trabajar desde casa. Ni siquiera ha habido congesti¨®n en las carreteras. Los sindicatos no han logrado el impacto global al que aspiraban¡±, aseguraba un portavoz del Ministerio de Transportes. La inflaci¨®n del Reino Unido se sit¨²a ya en el 9,1%, seg¨²n datos anunciados este martes. La cifra m¨¢s alta en cuatro d¨¦cadas. El Banco de Inglaterra calcula ya que puede acabar siendo del 11% a finales de a?o. El primer ministro brit¨¢nico est¨¢ decidido, seg¨²n explicaba a los miembros de su Gobierno, a ¡°mantener firme el rumbo¡± y aguantar el desaf¨ªo de la conflictividad laboral, convencido de que es necesario evitar que una subida salarial descontrolada de los trabajadores p¨²blicos agrave la situaci¨®n.
El plan de huelga aprobado por los 40.000 afiliados del sindicato de Ferrocarriles, Mar¨ªtimo y Transporte (RMT, en sus siglas en ingl¨¦s), supon¨ªa paros pr¨¢cticamente totales durante el martes, as¨ª como este jueves y el pr¨®ximo s¨¢bado. Afecta a la red gestionada por la empresa p¨²blica Network Rail y a trece operadoras privadas. El horario reducido de los d¨ªas intermedios, y la falta de las tareas preparatorias que realiza el personal de turno de noche, garantizaban que el caos se prolongara durante toda la semana.
Londres tuvo durante todo el martes un tr¨¢fico notablemente m¨¢s intenso del habitual, y eran frecuentes las largas colas en las paradas de autob¨²s. Los trabajadores del metro hicieron tambi¨¦n ese d¨ªa huelga, por las mismas razones: una subida salarial que les permita hacer frente a la actual crisis del coste de la vida.
Empresa y sindicato han aceptado este mi¨¦rcoles volver a sentarse en la mesa de negociaci¨®n. Los representantes de RMT piden una subida salarial del 7%. Network Rail ofrece un 3%, m¨¢s complemento por productividad. Pero ya advierte de la necesidad de ¡°modernizar pr¨¢cticas laborales caducas¡± ¡ªpor ejemplo, las oficinas de venta de billetes, sin apenas actividad¡ª que supondr¨¢n el despido de 1.900 personas. El sindicato se niega a hablar de nada que no sean bajas voluntarias e incentivadas. A ¨²ltima hora del d¨ªa, el sindicato confirmaba que ir¨ªa adelante con el nuevo paro, este jueves, y acusaba al Gobierno de haber presionado bajo mano a la empresa. ¡°Gran Shapps [el ministro de Transportes] ha arruinado las conversaciones al no permitir a Network Rail retirar la carta en la que amenazaba con 2.900 despidos¡±, ha dicho Mick Lynch, el secretario general de RMT. El ministro ha respondido llamando mentiroso al jefe sindical y negando la acusaci¨®n.
Sin intervenci¨®n directa
El Gobierno de Johnson se ha resistido hasta ahora frente a las peticiones de que intervenga directamente en la negociaci¨®n, a pesar de que Network Rail sea una empresa p¨²blica y salga de los presupuestos el dinero para sostener al resto de operadores privados. ¡°Si vamos a realizar inversiones colosales [en la red ferroviaria], como es nuestra obligaci¨®n, hay que introducir reformas. Y ya advierto a todo el pa¨ªs: necesitamos mantenernos firmes y no variar el rumbo¡±, dec¨ªa el primer ministro a los miembros de su Gobierno, pero tambi¨¦n a los ciudadanos, porque permit¨ªa que las c¨¢maras entraran para ese discurso a una sala normalmente vetada a los medios.
Johnson se mueve entre la oportunidad pol¨ªtica y la necesidad econ¨®mica. A la huelga de ferrocarriles est¨¢n pensando en sumarse los profesores de ense?anza p¨²blica, personal de enfermer¨ªa, m¨¦dicos o trabajadores municipales y del servicio postal. La secretaria general de la mayor confederaci¨®n sindical del Reino Unido, TUC, ya ha advertido al Gobierno de que se puede enfrentar a serios problemas si decide convertir esta conflictividad en un enfrentamiento pol¨ªtico. ¡°Ya me han preguntado en varias ocasiones si podemos acabar llevando a cabo una acci¨®n coordinada, y no lo he descartado¡±, ha dicho Frances O?Grady. El Gobierno conservador, convencido de que la opini¨®n p¨²blica acabar¨¢ de su lado, planea incluso impulsar una legislaci¨®n incendiaria que permitir¨ªa a las compa?¨ªas ferroviarias sustituir a los huelguistas con personal de agencias externas de colocaci¨®n (similares a las ETT en Espa?a). ¡°Ya existen leyes en contra de esa maniobra desde 1973, y ni siquiera Margaret Thatcher se atrevi¨® a ir tan lejos¡±, ha advertido el n¨²mero dos de TUC, Paul Nowak. ¡°Ese tipo de actuaci¨®n prolonga el conflicto y lo hace m¨¢s amargo¡±, ha dicho.
Aunque una mayor¨ªa de ciudadanos apoya, en un principio, la huelga de los trabajadores ferroviarios ¡ªun 58% cree que est¨¢ justificada, seg¨²n el sondeo de la empresa Savanta ComRes¡ª, el respaldo entre los mayores de 55 a?os y entre los votantes conservadores es muy inferior (44% y 38%, respectivamente) al de los j¨®venes y votantes laboristas (72% y 79%). Johnson juega de cara a su propia parroquia, muy decepcionada con ¨¦l por el esc¨¢ndalo de las fiestas en Downing Street durante el confinamiento, y que suele mostrar su rechazo ante cualquier huelga.
Pero el componente econ¨®mico, y el temor ante una inflaci¨®n galopante, tienen tambi¨¦n su peso en la situaci¨®n actual. ¡°Es justo compensar a los empleados del sector p¨²blico, que han trabajado muy duro [durante la pandemia] con una subida salarial, pero debe ser proporcionada y equilibrada¡±, ha dicho Johnson, en l¨ªnea con las reclamaciones del Banco de Inglaterra. ¡°Unos altos niveles de inflaci¨®n sostenidos durante mucho tiempo afectar¨ªan a largo plazo a los bolsillos de los ciudadanos, acabar¨ªan con el ahorro privado y extender¨ªan las dificultades a las que nos enfrentamos ahora¡±, ha advertido el primer ministro brit¨¢nico. Johnson est¨¢ decidido a poner pie en pared frente al descontento de muchos trabajadores con una desatada crisis del coste de la vida, y se prepara para aguantar frente a lo que los medios vaticinan ya que ser¨¢ ¡°el verano del descontento¡±.
¡°Nuestros afiliados est¨¢n liderando al resto de trabajadores de este pa¨ªs cansados y hartos de ver c¨®mo sus sueldos son cercenados por una mezcla de grandes beneficios empresariales y de la pol¨ªtica del actual Gobierno¡±, ha dicho Mick Lynch, el secretario general de RMT, el sindicato al frente de la huelga en los ferrocarriles.
El dilema del laborismo
El l¨ªder del Partido Laborista, Keir Starmer, que ha intentado en los ¨²ltimos tres a?os desterrar con un discurso moderado la imagen demasiado a la izquierda de su predecesor, Jeremy Corbyn, sabe que las huelgas son un terreno minado. La fuerza de los sindicatos en el principal partido de la oposici¨®n, a la hora de financiar su actividad, nutrir sus cuadros, movilizar a las bases y elegir la direcci¨®n, es inmensa. Pero la imagen de los piquetes es devastadora para un electorado de clase media. Starmer prohibi¨® a su equipo acercarse hasta ellos, pero al menos tres de sus principales diputados ¡ªmiembros de la direcci¨®n del partido¡ª se hicieron el martes fotos con los piquetes que colgaron en sus cuentas de Twitter. Y m¨¢s de quince diputados sin responsabilidad en la formaci¨®n expresaron tambi¨¦n su apoyo a los huelguistas. ¡°Nadie se toma a la ligera una huelga, pero siempre defender¨¦ el absoluto derecho de todos a defender un trabajo justo¡±, aseguraba la n¨²mero dos de Starmer, Angela Rayner. Su procedencia del corbynismo no le impide profesar una clara lealtad al actual l¨ªder, pero en ocasiones juega el papel de puente entre las dos almas del laborismo.
Los conservadores, mientras tanto, aprovechan el desgarro interno de sus rivales. Johnson ha reprochado a Starmer, durante la sesi¨®n de control de este mi¨¦rcoles en la C¨¢mara de los Comunes, ¡°falta de agallas¡± para criticar los paros en los ferrocarriles: ¡°Es vergonzoso que, mientras intentamos evitar que haya oficinas de venta de billetes donde no se llega a vender uno a la hora, ¨¦l tenga a veinticinco de sus diputados compartiendo piquete con los huelguistas en vez de apoyar a la gente que lucha d¨ªa a d¨ªa¡±, ha reprochado Johnson al l¨ªder de la oposici¨®n, jaleado por los diputados conservadores. Starmer hab¨ªa acusado a Johnson de ¡°no haber levantado un dedo¡±, ni ¨¦l ni su ministro de Transportes, para intentar impulsar un acuerdo entre la empresa y los sindicatos.
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