Espa?a y la construcci¨®n europea
La aprobaci¨®n del instrumento para la Protecci¨®n de la Transmisi¨®n y la direcci¨®n que parece va tomando la reforma en curso del Pacto de Estabilidad y Crecimiento abren la posibilidad de un futuro sin crisis de deuda soberana ni ajustes fiscales draconianos
La respuesta fiscal de Europa a la pandemia pivot¨® sobre dos decisiones complementarias. La activaci¨®n de la cl¨¢usula de salvaguarda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), que dejaba en pausa las reglas fiscales que limitan el d¨¦ficit p¨²blico, y la creaci¨®n del programa extraordinario de compra de deuda. Los pa¨ªses pudieron gastar lo necesario y financiar sus enormes d¨¦ficits. Acertamos de lleno en la estrategia, corroborando la idea de que la Uni¨®n Europea avanza en las crisis.
Aunque la invasi¨®n de Ucrania nos ha conducido a extender un a?o la pausa en la aplicaci¨®n de las reglas, estamos ya en un momento de transici¨®n hacia una normalidad en la que los pa¨ªses deber¨¢n afrontar las restricciones que conllevan las reglas fiscales y el final del programa de compra extraordinario. Un escenario que hace escasos meses se antojaba particularmente dif¨ªcil para Espa?a, por su elevado nivel de d¨¦ficit estructural y deuda.
Afortunadamente, la aprobaci¨®n del instrumento para la Protecci¨®n de la Transmisi¨®n (TPI) y la direcci¨®n que parece va tomando la reforma en curso del PEC nos permiten ser m¨¢s optimistas y abren la posibilidad de un futuro sin crisis de deuda soberana ni ajustes fiscales draconianos, muy diferente al que vivimos en la Gran Recesi¨®n. Europa aprende de sus errores y Espa?a se beneficia especialmente de ello.
Los espa?oles deber¨ªamos hacer lo propio: valorar las implicaciones de lo que se ha aprobado; ser conscientes de la necesidad de que, finalmente, la nueva definici¨®n de las reglas fiscales vaya en l¨ªnea con la declaraci¨®n conjunta que hace unos meses hicieron los gobiernos de Espa?a y Pa¨ªses Bajos; y asumir de una vez la responsabilidad fiscal.
En los 43 ejercicios que median entre 1980 y 2022, en 30 hemos tenido un d¨¦ficit p¨²blico superior al 3% y solo en tres a?os hemos alcanzado super¨¢vit. Debemos aprovechar el apoyo europeo para hacer nuestros deberes sin agobio y en un horizonte temporal razonable, pero con rigor y coherencia. Los espa?oles debemos optar por un men¨² fiscal en el que gastos e ingresos encajen estructuralmente como lo hacen en la media de la UE-27, al menos.
En paralelo, debemos ser conscientes de que el TIP no es algo que alemanes u holandeses necesiten o les guste especialmente. Cierto que la inestabilidad financiera no le viene bien a nadie, pero la realidad es que nos est¨¢n apoyando y favoreciendo. Como lo han hecho con los Fondos Next Generation EU. Por eso, creo que hay que medir muy bien las palabras cuando reaccionamos a propuestas comunitarias que no est¨¢n pensadas para nosotros y que nos exigen sacrificios para ayudar a otros.
Por supuesto, hay que negociar, defender intereses y buscar equilibrios razonables. Pero hay que tener mucho cuidado con la ret¨®rica que usamos con nuestros socios y amigos. Sobre todo, sabiendo que en cuesti¨®n de meses se acordar¨¢ ese nuevo marco de reglas fiscales, en el que nos jugamos bastante m¨¢s que en otras cuestiones.
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