A la calle por ansiedad: cuando las empresas castigan los problemas de salud mental
Los expertos advierten del perjuicio que supone la actitud de ciertas firmas y de la necesidad de abordar el trabajo como origen de estas patolog¨ªas. ¡°O te creen y te consideran una d¨¦bil mental o no te creen y eres una jeta¡±, dice una empleada
Luc¨ªa Prieto (35 a?os) era una profesora bien considerada por el colegio concertado que la empleaba en Fuenlabrada (Madrid). ¡°Contaban conmigo para todo. Se notaba que estaban content¨ªsimos¡±. Tras dos cursos, en 2021 empez¨® a sufrir episodios de ansiedad, que no tard¨® en identificar porque ya los hab¨ªa experimentado en el pasado. ¡°Me pasaba hasta tres noches seguidas sin dormir, fue muy duro. Fui cogiendo d¨ªas sueltos para recuperarme, pero lleg¨® un d¨ªa que no pod¨ªa m¨¢s y me dieron una baja de unos cuatro meses¡±, explica. Al volver a su puesto todo cambi¨®: ven¨ªa trabajando 24 horas lectivas, cerca de una jornada completa docente, y le cambiaron el contrato a solo seis horas y repartidas de lunes a viernes (¡°cuando pod¨ªan concentrarlas en dos d¨ªas sin problema¡±, denuncia). Habl¨® con el sindicato al que estaba afiliada y le explicaron que ante una reducci¨®n tan acusada de horas, si la remuneraci¨®n no le compensaba, ten¨ªa derecho a reclamar el despido. ¡°Estoy segura de que no me habr¨ªan hecho eso si no me hubiera dado de baja por ansiedad. Con una compa?era, a la que incluso hab¨ªan ofrecido formar parte de la cooperativa de profesores que gestiona el centro, fueron m¨¢s all¨¢: la despidieron tras una baja por ansiedad de tres meses e intentaron camuflar el cese como despido objetivo. El juzgado, obviamente, le termin¨® dando la raz¨®n y reconoci¨® que hab¨ªa sido un despido improcedente¡±, a?ade.
La empresa de Laia San Jos¨¦ (35 a?os), una franquicia de una gran empresa telef¨®nica, ni siquiera esper¨® a que se diera de alta para despedirla: ¡°Ten¨ªa tanta presi¨®n en el trabajo que sufr¨ª una crisis de ansiedad mientras atend¨ªa a clientes. Incluso tuvo que venir una ambulancia para llevarme al hospital. Eso fue por la ma?ana. Pues por la tarde el jefe ya me estaba llamando para preguntarme cu¨¢ndo cre¨ªa que iba a volver, ni se interesaron en c¨®mo me encontraba. Un mes despu¨¦s me lleg¨® la notificaci¨®n de despido a mi casa con efecto retroactivo, desde el d¨ªa que tuve la crisis¡±. La justicia tambi¨¦n le dio la raz¨®n, como es habitual ante pr¨¢cticas de este tipo.
Testimonios como estos no son anecd¨®ticos. Un estudio en el Reino Unido en 2014 atribuy¨® el 13% de las bajas laborales a problemas de ansiedad. Pero, a pesar de la cada vez mayor conciencia en torno a la importancia de la salud mental, sigue habiendo empresas que minusvaloran o dudan de la veracidad de estas patolog¨ªas. ¡°Es algo que contin¨²a pasando en muchas empresas y que tiene un coste grave en la salud del trabajador¡±, opina Jos¨¦ David Cuenca, especialista en recursos humanos del Colegio Oficial de Psicolog¨ªa de Andaluc¨ªa Occidental. ¡°Sigue existiendo el estigma de ¡®este est¨¢ buscando una baja o no ser¨¢ para tanto¡±. Esa es exactamente la percepci¨®n que tuvo Prieto: ¡°Es horrible. O te creen y te consideran una d¨¦bil mental o no te creen y te catalogan como una jeta. No hay t¨¦rmino medio, no se contempla como una enfermedad que puedes superar o aprender a gestionar¡±. ¡°S¨¦ que compa?eros, a petici¨®n de los jefes, entraron en mi Facebook para ver si realmente estaba tan mal como dec¨ªa¡±, a?ade San Jos¨¦.
El despido o la contracci¨®n del sueldo no son las ¨²nicas represalias que amenazan a los trabajadores con ansiedad o depresi¨®n. La jefa de Mercedes (nombre ficticio) la agobi¨® durante toda su baja: ¡°No paraba de preguntarme cu¨¢ndo pensaba volver. Cuando le dije que se alargaba un mes me contest¨®: ¡®Jol¨ªn, y ahora qu¨¦ hacemos nosotros¡±. Ha pedido el alta voluntaria en contra de las recomendaciones de su m¨¦dico ¡°por miedo al despido¡±, explica esta tarraconense de 30 a?os.
A Gloria, que tampoco quiere dar su nombre real y se encuentra ahora de baja por ansiedad, le est¨¢ pasando algo parecido. ¡°Sigo recibiendo llamadas del trabajo. Es desesperante. Lo que necesito es desconectar para estar mejor, pero no lo consigo¡±. Las llamadas que m¨¢s le duelen son las de su jefe: ¡°Es muy consciente de c¨®mo estoy, pero me dice: ¡®En confianza, ?cu¨¢ndo crees que vuelves?¡¯ Eso es malintencionado, lo hace para meter presi¨®n. Sabe que soy una persona responsable, que quiero trabajar, y me hace sentir culpable¡±. Cree que el principal factor que le ha provocado la crisis de ansiedad es el exceso de trabajo: ¡°Soy psic¨®loga en un centro de d¨ªa para personas con demencia. Es un trabajo muy demandante y hay un problema de sobrecarga. Estamos sometidas a mucha presi¨®n, hacemos muchas m¨¢s horas de las que nos pagan... Si est¨¢s mal, lo verbalizas y no se baja el ritmo, te demuestran que no les preocupa la salud de los trabajadores¡±. Gloria cree que la mayor¨ªa de las bajas por salud mental est¨¢n relacionadas con el estr¨¦s en el trabajo.
Justo de esa premisa parte el libro Sedados: c¨®mo el capitalismo moderno cre¨® la crisis de salud mental (Capitan Swing, 2022), obra de James Davies, profesor de Antropolog¨ªa Social y Psicoterapia en la Universidad de Roehampton (Reino Unido). ¡°Las personas sufren porque pueden estar haciendo un trabajo que encuentran sin sentido o emocionalmente adormecedor; pueden estar sobrecargadas de trabajo y mal pagadas, o se encuentran sujetas a una econom¨ªa donde existen enormes problemas estructurales que afectan negativamente a su bienestar: salarios estancados, aumento de la desigualdad salarial, mayor cortoplacismo en el mercado laboral, erosi¨®n de las protecciones laborales sindicalizadas, jornadas de trabajo m¨¢s largas, menor seguridad laboral, mayor precariedad...¡±, explica en conversaci¨®n con este peri¨®dico. ¡°No debemos medicalizar estos problemas, sino abordarlos a nivel social y pol¨ªtico. La narrativa de la salud mental nos ayuda a evitar eso. Despolitiza nuestra angustia, culp¨¢ndonos a nosotros en lugar de a los sistemas en los que trabajamos y operamos¡±. ¡°Normalmente¡±, contin¨²a Davies, ¡°la persona simplemente est¨¢ respondiendo a ambientes da?inos o maltrato en el lugar de trabajo, que deber¨ªan ser los verdaderos objetivos de nuestras intervenciones y reformas¡±.
Davies es especialmente cr¨ªtico con que la soluci¨®n a este tipo de problemas pase por f¨¢rmacos. Antonio Cano, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense y expresidente de la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Ansiedad y el Estr¨¦s (SEAS), tambi¨¦n denuncia el abuso de antidepresivos en el sistema de salud: ¡°Hay que explicar y entrenar a las personas para que sepan qu¨¦ hacer a nivel cognitivo y conductual cuando se enfrentan a situaciones que les generan estr¨¦s, pero no hay psic¨®logos cl¨ªnicos en atenci¨®n primaria. ?D¨®nde van entonces las personas que no pueden pagar 80 euros por sesi¨®n? Pues al m¨¦dico de familia que los ve en cinco minutos. Los problemas, a largo plazo, no se resuelven con un f¨¢rmaco¡±. Cano insiste en que es ¡°normal¡± que provoque estr¨¦s ¡°la sobrecarga de trabajo, el maltrato en la oficina, las malas condiciones econ¨®micas, que te griten... Es normal que llegue el domingo y te preocupes porque ma?ana es lunes¡±.
Espa?a dedica apenas el 4% de la inversi¨®n en sanidad a salud mental (la media europea es del 5,5% y hay pa¨ªses que llegan al 10%) y en la red p¨²blica hay 11 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, la mitad que en Francia o Alemania (el borrador de la ley general de salud mental contempla 18 psiquiatras por cada 100.000 habitantes). Los psic¨®logos cl¨ªnicos son a¨²n menos: 6 por 100.000 habitantes (tres veces menos que la media europea). La prevalencia de las dolencias por salud mental es mayor en mujeres que en hombres (el 34,3% de las mujeres mayores de 40 a?os consumi¨® antidepresivos, ansiol¨ªticos o sedantes en 2017, frente al 17,8% de los hombres, seg¨²n datos de Sanidad), una circunstancia que se agrav¨® durante la pandemia.
¡°Es importante que las empresas tengan herramientas con las que atajar estos problemas: campa?as de sensibilizaci¨®n, programas de salud mental, planes de igualdad...¡±, a?ade Cuenca, acostumbrado a atender a pacientes con ansiedad porque temen que los despidan: ¡°Las reducciones de plantilla generan much¨ªsimo estr¨¦s. Es normal que vengan a consulta personas que dicen: ¡®Ha habido un ERE y s¨¦ que voy a ser el pr¨®ximo, tengo que estar m¨¢s en la oficina para que no me echen a m¨ª'. Ese estr¨¦s impide rendir al trabajador¡±.
Este psic¨®logo incide en que las propias empresas tienen mucho que perder si no afrontan estas problem¨¢ticas: ¡°La prevenci¨®n ayuda a la salud de los empleados y a la productividad de la empresa¡±. Un estudio de la consultora Deloitte en el Reino Unido incide en esa idea: por cada libra invertida en recursos para mejorar la salud mental en el trabajo, se estima que las compa?¨ªas ganan cinco libras en reducci¨®n del absentismo laboral. ¡°Las empresas con visi¨®n de futuro est¨¢n invirtiendo en el bienestar del personal, y aquellas que lo hacen tienden a ahorrar dinero a largo plazo. Hay un v¨ªnculo entre priorizar la salud mental de los trabajadores y mejorar la lealtad y la productividad, as¨ª como la disminuci¨®n de las bajas por enfermedad¡±, comenta uno de los autores, Paul Farmer. En la misma l¨ªnea, el Centro para el Control y Prevenci¨®n de Enfermedades de Estados Unidos asegura que la depresi¨®n cuesta 200 millones de d¨ªas de trabajo a las compa?¨ªas del pa¨ªs.
¡°Es injusto cuando no te creen¡±
No todas las empresas responden deficientemente cuando sus trabajadores tienen problemas de salud mental. ¡°Ahora me ha pasado todo lo contrario a la otra vez¡±, explica San Jos¨¦. Ha vuelto a tener problemas de salud mental, pero la empresa en la que ha vivido este episodio no le ha puesto ning¨²n problema: ¡°Se han portado muy bien conmigo. Me han dado facilidades para ir al psic¨®logo, algo que suele generar conflictos porque tienes que ir habitualmente. Ha habido momentos en que necesitaba teletrabajar y me lo han permitido¡±. ¡°Me ha hecho darme todav¨ªa m¨¢s cuenta de lo injusto que es cuando no te creen o te maltratan¡±, contin¨²a San Jos¨¦, ¡°conozco a muchas personas a las que el trabajo les ha empeorado significativamente su salud mental¡±.
Varias de las participantes en este reportaje usan la misma met¨¢fora para explicar su frustraci¨®n: ¡°Si tienes una pierna rota todo el mundo entiende que est¨¦s de baja, pero con ansiedad o depresi¨®n no te comprenden porque no se ve a simple vista¡±. Prieto desarrolla esta idea: ¡°Si tienes otro problema, una lesi¨®n u otra enfermedad, no pasa nada por decirlo, pero con la ansiedad o la depresi¨®n tendemos a esconderlo. Nos da verg¨¹enza y no deber¨ªa ser as¨ª. Tenemos que salir del armario de la ansiedad, tanto en casa como en el trabajo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.