Debacle a la brit¨¢nica
Las medidas paliativas del gobierno de Truss y la actuaci¨®n del Banco de Inglaterra no evitar¨¢n que las tensiones contin¨²en: hay mucho que cambiar
La persistente incertidumbre monetaria y financiera ha visto aparecer una nueva fuente de inestabilidad que no todos esperaban: Reino Unido, sus finanzas y la libra esterlina. Una cadena de errores desde el Brexit de 2016 que han culminado en agudas tensiones. Los inversores han olido sangre y han huido despavoridos. El miedo no ha remitido a pesar de las extraordinarias medidas del Banco de Inglaterra comprando bonos soberanos y libras y de la reacci¨®n del gobierno de la primera ministra Liz Truss. Ni siquiera con la salida fulgurante del Ministro de Econom¨ªa (el Chancellor of Exchequer), que anunci¨® la bajada generalizada de impuestos, Kwasi Karteng, que fue reemplazado por un al menos inicialmente prudente Jeremy Hunt.
Todo recuerda a los tiempos de la crisis de la deuda soberana en la Eurozona. Hace diez a?os, la incompletitud institucional del euro no lograba que los anuncios gradualistas de unos y otros consiguieran convencer a los mercados. No fue hasta el ¡°whatever it takes¡± (lo que haga falta) de Draghi y el inicio de la Uni¨®n Bancaria que la tormenta empez¨® a cesar. La situaci¨®n en Reino Unido, con sucesi¨®n de anuncios y contraanuncios, no ha conseguido a¨²n calmar a los mercados. Se precisan medidas de fondo que cambien la percepci¨®n actual de los inversores sobre su posici¨®n comercial y financiera en el mundo, la imagen populista de sus gobiernos y las vulnerabilidades estructurales. Adem¨¢s, han surgido dudas sobre si el pa¨ªs, en compensaci¨®n por la p¨¦rdida de peso como centro financiero, no est¨¢ siendo demasiado laxo con los riesgos de mercado de la llamada ¡°banca en la sombra¡±, que tambi¨¦n ha generado zozobra estos d¨ªas. Por si fuera poco, los fondos de pensiones brit¨¢nicos tambi¨¦n est¨¢n sufriendo, entre otras razones, por su uso intensivo de derivados de gran riesgo como estrategia de cobertura. Poco se aprendi¨® de 2008. S¨ªntomas del debilitamiento de la base financiera del pa¨ªs.
Reino Unido, tras el Brexit, ha debilitado sus lazos comerciales y no solamente con la UE. Se nota en sus suministros que perjudican el consumo final pero tambi¨¦n buena parte de su actividad productiva. Adem¨¢s, la entrada de capital humano for¨¢neo ¡ªmuy intenso hasta 2015¡ª se ha ralentizado considerablemente, con lo que los cuellos de botella en determinados sectores y servicios se han agravado. Una econom¨ªa m¨¢s vulnerable que siempre necesit¨® de una libra esterlina fuerte para poder financiar m¨¢s c¨®modamente sus abundantes importaciones. La depreciaci¨®n actual frente al d¨®lar reaviva la indeseada inflaci¨®n por la v¨ªa de las abundantes importaciones. El que se anunciaran medidas fiscales expansivas era la chispa que hac¨ªa falta para que todo se torciera. Mandaba al traste todos los esfuerzos por reducir la inflaci¨®n del Banco de Inglaterra.
Las medidas paliativas del gobierno de Truss y la actuaci¨®n del Banco de Inglaterra no evitar¨¢n que las tensiones contin¨²en. Hay mucho m¨¢s que cambiar. Alejarse de populismos y reforzar credibilidad, que lleva su tiempo. Buscar soluciones de acercamiento al mercado ¨²nico de la UE ¡ªprincipal socio comercial y vecino¡ª ser¨ªa un buen paso para que las cosas comiencen a mejorar y los inversores vean en el horizonte una mayor competitividad brit¨¢nica.
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