¡®Ninis¡¯ sin noticias de las oficinas p¨²blicas de empleo
Un estudio de la Universidad de Girona indica que los servicios regionales de empleo no contactaron con el 58% de los j¨®venes de entre 25 y 29 a?os que no estudia ni trabaja durante los primeros seis meses como demandantes
Erika es de Barcelona, tiene 26 a?os y es licenciada en Literaturas Comparadas por la Universidad de Granada. Tiene tambi¨¦n un m¨¢ster en edici¨®n digital de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y cuando termin¨® de estudiar estuvo algo m¨¢s de un a?o buscando empleo. Como muchos j¨®venes, al primer sitio al que acudi¨® fue a las oficinas del Servicio P¨²blico de Ocupaci¨®n de Catalu?a (SOC), pero le sirvi¨® de poco. ¡°Pasaron meses sin que me llamaran para nada. Luego me enviaron algunas ofertas que no se correspond¨ªan con mi curr¨ªculum o exig¨ªan experiencia que no ten¨ªa¡±, explica esta barcelonesa, que asegura que en este tiempo tambi¨¦n recurri¨® a diario a los portales habituales de b¨²squeda de empleo e intent¨®, sin ¨¦xito, hacer cursos de formaci¨®n del SOC.
Desde mayo del a?o pasado Erika tiene un empleo en una empresa de autoedici¨®n de libros ?Qui¨¦n la ayud¨® a encontrar este trabajo? ¡°Mi hermana me habl¨® de unos cursos subvencionados que realizaba Fomento del Trabajo (la principal organizaci¨®n empresarial catalana incluida en CEOE): uno sobre personal branding (para mejorar la marca personal) y otro de community manager; los hice y me sirvieron bastante¡±. Pero fue acudiendo a estos cursos cuando vio que desde esta misma organizaci¨®n la pod¨ªan ayudar a hacer la propia b¨²squeda de empleo. ¡°Me entrevist¨¦ cuatro d¨ªas durante una hora con una orientadora profesional y fue ella quien que me ense?¨® a buscar trabajo, que es un trabajo en s¨ª mismo¡±, dice Erika, aunque suene a t¨®pico.
¡°Solo cuatro horas centradas en lo importante bastaron para que yo aprendiera c¨®mo buscar trabajo y lo encontrara¡±, insiste esta joven. El caso de Erika es uno de los que forma parte una de las pocas evaluaciones acad¨¦micas que se han hecho sobre el papel de los servicios p¨²blicos de empleo en la b¨²squeda de trabajo en general y, en particular, de uno de los colectivos m¨¢s dif¨ªciles de colocar: los j¨®venes que, por las circunstancias que sean en cada momento, ni est¨¢n estudiando ni trabajando, conocidos como ninis.
Los investigadores de la Universidad de Girona ?scar Prieto-Flores, Omeed Agahi y Mar¨ªa Isabel Pell han puesto cifras a este drama juvenil. Estos tres acad¨¦micos han formado parte del proyecto TR@CK-IN, cuyo objetivo ha sido ofrecer un modelo de evaluaci¨®n de la efectividad de los Servicios P¨²blicos de Empleo en la activaci¨®n en general de j¨®venes de entre 25 y 29 a?os que ni estudian ni trabajan y, en particular, en entornos rurales. Los resultados de esta investigaci¨®n, que ha sido presentada esta semana en Bruselas, no dejan precisamente bien parados a estos servicios regionales (ni al estatal, que debe evaluarlos para hacer el reparto de las pol¨ªticas activas, pero que no ha facilitado las cifras de intermediaci¨®n de estos servicios).
Investigaci¨®n europea
El estudio, que se ha realizado a trav¨¦s de convenios con el SEPE y los servicios regionales que han participado, ha analizado los apoyos recibidos por estos j¨®venes por parte de sus oficinas p¨²blicas de empleo simult¨¢neamente en los seis pa¨ªses europeos con tasas de paro juvenil m¨¢s altas: Portugal, Italia, Estonia, Lituania, Bulgaria y Espa?a. As¨ª, para evaluar la efectividad de estos servicios con los ninis de m¨¢s edad, se formaron dos grupos de trabajo. El primero, en colaboraci¨®n con el SEPE y cinco servicios de empleo auton¨®micos ¡ªArag¨®n (INAEM); Andaluc¨ªa (SAE) Catalu?a (SOC); Castilla La Mancha (Empleo JCCM); y Asturias (Trabajastur)¡ª, consisti¨® en contactar con m¨¢s de 6.700 j¨®venes (de 24 a 29 a?os) inscritos en estas oficinas, resultando que 3.385 eran ninis, a los que se dirigi¨® un cuestionario sobre su relaci¨®n con los servicios de empleo de sus respectivas comunidades; y seis meses despu¨¦s, un segundo cuestionario, con el que evaluar su situaci¨®n pasado ese tiempo y el papel que hab¨ªan tenido dichos servicios. El segundo hizo un seguimiento m¨¢s exhaustivo de j¨®venes concretos en tres zonas rurales de Catalu?a, Andaluc¨ªa y Extremadura.
¡°Nos interesaba ver el grado de activaci¨®n de estos j¨®venes ¡ªexplica Oscar Prieto-Flores, uno de los coordinadores de este estudio¡ª y observamos que, en general, el 60,5% de los j¨®venes que eran ninis en el primer contacto ya se hab¨ªan activado seis meses despu¨¦s¡±. Esto significa que estaban trabajando o bien realizando alguna actividad formativa. Esto podr¨ªa explicar que Espa?a registrara en 2022 la tasa de ninis m¨¢s baja de su historia, un 12,7% de quienes ten¨ªan entre 15 y 29 a?os, solo un punto m¨¢s que la media comunitaria, seg¨²n las ¨²ltimas cifras cerradas de Eurostat.
Sin embargo, dicha activaci¨®n no se produjo en la mayor¨ªa de los casos por la interacci¨®n de los servicios p¨²blicos de empleo, sino por la propia iniciativa del joven u otros canales de b¨²squeda de empleo y formaci¨®n. De hecho, el dato m¨¢s llamativo de esta investigaci¨®n es que el 58,1% de los j¨®venes afirman no haber sido contactados por estas oficinas durante los seis primeros meses inscritos en los que se llev¨® a cabo el estudio, o incluso desde que se registraron m¨¢s tiempo atr¨¢s. Esto significa que pr¨¢cticamente seis de cada diez no recibieron en todos estos meses ni una oferta de empleo ni de formaci¨®n del servicio p¨²blico, algo que contraviene de lleno los compromisos de Espa?a con Bruselas, ya que ¡°de acuerdo con el Sistema de Garant¨ªa Juvenil plus, los servicios p¨²blicos de empleo tienen que haber ofrecido trabajo o cursos formativos a los j¨®venes, especialmente a los ninis, en el plazo m¨¢ximo de cuatro meses¡±, explican los autores del estudio.
Esta desconexi¨®n se concentra en mucha mayor medida en las comunidades m¨¢s pobladas. Por ejemplo, en Andaluc¨ªa el porcentaje de ninis que dijo que no hab¨ªa recibido noticias de las oficinas de empleo de su territorio roz¨® el 70% y en Catalu?a super¨® el 60%. Mientras que en el caso de los j¨®venes consultados en las comunidades menos pobladas que participaron en el estudio, estos porcentajes se invirtieron. En Arag¨®n, aquellos que s¨ª recibieron una oferta de empleo o formaci¨®n en el plazo estudiado fueron el 60,3%; en Asturias, el 62,7%; y en Castilla-La Mancha, el 62,7%.
El plan andaluz
En el Servicio de Empleo de Andaluc¨ªa (SAE) ¡ªdonde han facilitado la realizaci¨®n de este estudio, al igual que en el resto de las comunidades que han participado en esta evaluaci¨®n¡ª son muy conscientes de esta situaci¨®n. Por ello, llevan ya dos a?os desplegando un nuevo modelo de atenci¨®n integral a las personas demandantes, pero tambi¨¦n para las empresas, explica la secretaria general de Empleo P¨²blico y Formaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa, Mar¨ªa Victoria Mart¨ªn-Lome?a, responsable del SAE, quien hace mucho hincapi¨¦ en que la Administraci¨®n tiene que mirar tambi¨¦n al sector empresarial para mejorar los grados de intermediaci¨®n p¨²blica entre ofertas y demandas.
El SAE ya ha hecho los cambios pertinentes por el lado de los demandantes, a los que aplica un sistema de perfilado individual con dos objetivos: ajustar m¨¢s a sus aptitudes y experiencia las ofertas de empleo que se env¨ªan desde las oficinas y, por otro, ofrecer formaci¨®n de la que carezca el parado, pero pueda ser ¨²til para encontrar empleo en su zona, por ejemplo, porque exista una alta demanda de otras profesiones. Si bien, falta que este a?o se termine de implementar este modelo, ¡°adecuando, entre otras cosas, el lenguaje administrativo y las ofertas a las necesidades de las empresas, que requieren de mucha m¨¢s rapidez y de acciones m¨¢s diligentes a la hora de facilitarles los candidatos¡±, indica Mart¨ªn-Lome?a.
Pero donde se ha evidenciado m¨¢s la falta de eficiencia de la gesti¨®n p¨²blica en materia de intermediaci¨®n en el empleo es en los entornos rurales. Para ello, se llev¨® a cabo la segunda parte de este trabajo, que ha puesto de manifiesto que el porcentaje de j¨®venes que vive en zonas rurales y que no fueron contactados por las oficinas de empleo se elev¨® al 62%, frente al 51% de las ¨¢reas urbanas. Es m¨¢s, los j¨®venes que habitan en el campo espa?ol y peque?as localidades, explican los autores de esta investigaci¨®n, tambi¨¦n reciben menos ofertas de formaci¨®n, ya que el 17% dijo haberlas recibido frente al 24% de los j¨®venes urbanos.
Experiencia en el Pirineo
Albert tiene ya 30 a?os, pero hace m¨¢s de dos que perdi¨® su empleo y decidi¨® acudir a las oficinas del Servicio de Ocupaci¨®n de Catalunya, donde ¡°en los dos a?os que estuve cobrando la prestaci¨®n, me llamaron solo tres veces y nunca me cuestionaron que rechazara esas ofertas, ni me quitaron la ayuda¡±, asegura. Adem¨¢s, cuenta que ¨¦l se hab¨ªa apuntado en una primera ocasi¨®n, cuando ten¨ªa 18 a?os, y las tres ofertas que le ha remitido m¨¢s recientemente ten¨ªan que ver con la formaci¨®n y experiencia que dijo tener entonces, a pesar de que inform¨® a los funcionarios de que deb¨ªan cambiar su curr¨ªculum, explica muy decepcionado.
Este joven catal¨¢n, que ya ha optado por el autoempleo en una explotaci¨®n agr¨ªcola, habita en Sant Rom¨¤ d¡¯Abella, un peque?o pueblo leridano de unos 40 habitantes y particip¨® en esta segunda parte del estudio de la Universidad de Girona centrada en la problem¨¢tica del entorno rural. En conversaci¨®n telef¨®nica con este peri¨®dico relata su ¡°nefasta¡± experiencia buscando empleo o formaci¨®n con los servicios p¨²blicos: ¡°Adem¨¢s de no enviarme ofertas adecuadas, tuve que estar yo detr¨¢s de ellos para pedirles cursos de mec¨¢nica que necesitaba para la maquinaria del trabajo en el campo y los tuve que buscar yo en la web del SOC. Mi sorpresa fue que lo que encontr¨¦ en Tremp (la localidad m¨¢s poblada cercana a su pueblo, con unos 5.000 habitantes) fueron solo dos cursos de turismo y uno de sanidad¡±. Su b¨²squeda no ces¨® ah¨ª, y el SOC termin¨® ofreci¨¦ndole el curso que ped¨ªa, pero en Lleida, de cuatro horas diarias durante seis meses y presencial, algo incompatible con sacar adelante su explotaci¨®n agraria.
¡±Lo primero que deb¨ªan ofrecer los servicios p¨²blicos es cursos relacionados con las actividades de la zona. Adem¨¢s del turismo en los Pirineos y el hospital, esta ¨¢rea es fundamentalmente agraria y tendr¨ªa que haber formaci¨®n en actividades como mec¨¢nica o energ¨ªas renovables, que ser¨ªan de gran utilidad¡±, opina Albert, quien adem¨¢s cree que podr¨ªan ponerse en marcha soluciones como profesores itinerantes para entornos rurales, o cursos intensivos en fines de semana si se necesitara desplazamiento; e incluso concertar el uso de instalaciones en centros educativos reglados. Y es que este estudio ha detectado un problema com¨²n a las zonas rurales de toda Espa?a: la regulaci¨®n de la formaci¨®n para desempleados exige que los centros cumplan unos est¨¢ndares de tama?o, y maquinaria u otro tipo de infraestructuras, adem¨¢s de ratios en el alumnado, que dif¨ªcilmente pueden cumplirse en zonas poco pobladas.
Ante esto, este joven catal¨¢n no anda desencaminado con las propuestas que sugiere, porque desde el propio servicio p¨²blico al que ¨¦l acudi¨® sin ¨¦xito est¨¢n empezando a ponerlas ya en pr¨¢ctica. As¨ª lo explica el subdirector de Ocupaci¨®n juvenil y cualificaci¨®n del SOC, Miquel Carri¨®n: ¡°En la zona de Pallars ¡ªa la que pertenece el pueblo de Albert¡ª, por ejemplo, no hay centros que cumplan los requisitos para realizar algunos de los cursos necesarios en esta ¨¢rea, por eso hemos firmado un convenio con la red p¨²blica de Institutos para hacer un proyecto piloto que de soluciones en lugares como este¡±. Se tratar¨ªa, seg¨²n explica este responsable, de hacer una especie de centros de formaci¨®n itinerantes, en los que instalar los equipos o maquinaria que se requieran de forma temporal, durante un a?o, por ejemplo, y luego trasladarlos a otra zona.
Carri¨®n, asegura adem¨¢s, que las cifras de intermediaci¨®n del SOC son muy bajas porque tambi¨¦n existe una red de otro tipo de entidades, que colaboran con los servicios de empleo, como asociaciones, ONG o ayuntamientos, entre otros, que tambi¨¦n ofrecen empleo y formaci¨®n a los j¨®venes. Por ello, muestra especial inter¨¦s por conocer los perfiles de ese 40% de j¨®venes que, seg¨²n el estudio, a¨²n no se han activado pasados seis meses, ni a trav¨¦s de los servicios de empleo ni por su cuenta. ¡°Ese colectivo es al que m¨¢s queremos llegar ahora¡±, concluye.
Dicho todo esto, los servicios p¨²blicos de empleo tienen tambi¨¦n una cara amable y efectiva. La muestra el caso de Daniel, un joven programador de 21 a?os proveniente del campo extreme?o, que ahora vive en Badajoz y que tambi¨¦n ha participado en esta investigaci¨®n acad¨¦mica: ¡°He tenido mucha suerte, a los pocos d¨ªas de estar inscrito en la oficina de empleo, ya me llamaron para trabajar en mi sector en un buen empleo en el que estoy ahora¡±. Aun as¨ª, asegura, por lo que ve en su grupo de amigos, ¡°si te quedas en el campo, ah¨ª solo se encuentra trabajo si tienes una red de contactos muy pegada al terreno¡±.
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