Qu¨¦ hacer con las centrales de gas: cada vez se usan menos, pero a¨²n son clave para el sistema
Tras el auge de principios de siglo, la rentabilidad de los ciclos combinados ha ca¨ªdo en paralelo al auge e¨®lico y solar. El debate ahora es c¨®mo garantizar su continuidad hasta que los bombeos y las bater¨ªas tomen el relevo
Fueron a?os fren¨¦ticos, no solo por el bum irracional de la construcci¨®n: entre 2001 y 2006, los a?os del ladrillo, las centrales el¨¦ctricas alimentadas con gas natural crecieron como setas por todo el territorio nacional. Espa?a pas¨® de no tener ning¨²n ciclo combinado a m¨¢s de 20 gigavatios (GW), una cifra gruesa. Despu¨¦s, las instalaciones siguieron creciendo, aunque a menor ritmo, a medida que el carb¨®n iba perdiendo fuelle y el gas ¡ªmenos contaminante¡ª ocupaba su espacio.
Poco queda hoy de aquel crecimiento exponencial, basado, en gran medida, en una premisa que no se cumpli¨®: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria fren¨® en seco la demanda el¨¦ctrica, que qued¨® muy lejos de las previsiones. Con la reciente ca¨ªda del consumo de electricidad ¡ªesta vez, como consecuencia de la crisis energ¨¦tica de los dos ¨²ltimos a?os¡ª, la brecha entre lo proyectado y la realidad se ha ensanchado a¨²n m¨¢s. Un nuevo ecosistema en el que a muchas centrales de gas directamente no le salen las cuentas.
Salvo en 2022, cuando la sequ¨ªa y el par¨®n de la nuclear francesa obligaron a activar pr¨¢cticamente todo el parque espa?ol de ciclos combinados ¡ªincluidos los m¨¢s antiguos y, por tanto, menos eficientes¡ª y el gas gener¨® casi la quinta parte de la electricidad, la suerte parece echada. En 2023, la e¨®lica lider¨® con holgura la tabla, por delante de la nuclear y de los susodichos ciclos combinados, que cayeron por debajo del 17% y que el mes pasado generaron menos electricidad que en ning¨²n diciembre de la ¨²ltima d¨¦cada. En 2024, si todo marcha seg¨²n lo previsto, la fotovoltaica en suelo (excluidas las instalaciones de autoconsumo, que a¨²n no tienen cabida en las estad¨ªsticas oficiales) rebasar¨¢n a las centrales de gas, releg¨¢ndolas al cuarto puesto.
¡°La idea con la que se instalaron en su momento, que fueran una tecnolog¨ªa de base, ha cambiado por completo: ahora es solo un complemento de la variabilidad renovable. Y eso hace que las se?ales econ¨®micas del mercado de energ¨ªa no sean suficientes para que sean rentables¡±, expone Luis Atienza, expresidente de Red El¨¦ctrica de Espa?a (REE).
Un dato lo dice todo: ¡°Los ciclos van a terminar este a?o operando la tercera parte de las horas de lo que se pens¨® en su momento, cuando se decidi¨® su puesta en marcha. Y en 2024, a poco que sea normal en lluvias, seguir¨¢ bajando a¨²n m¨¢s¡±. La paradoja est¨¢ servida: muchas de estas centrales ¡°ni siquiera pueden hoy recuperar los costes fijos¡±, en palabras de Atienza, pero siguen siendo ¡°muy importantes, sobre todo en el anochecer de los d¨ªas fr¨ªos con anticicl¨®n¡±, en los que no sopla el viento.
A principios de octubre de 2022 se vivi¨® uno de esos episodios: con el sistema el¨¦ctrico espa?ol atravesando la semana m¨¢s tensa de su historia, REE fue a echar mano de los ciclos y se dio de bruces con una realidad: un n¨²mero no menor de ellos estaban fuera de juego; ¡°indisponibles¡±, en la jerga del sector. Ese mes, seg¨²n las cifras del propio gestor, casi una de cada seis centrales estuvieron fuera de combate. Una parte sustancial de ellas, las m¨¢s veteranas.
El futuro de las centrales de gas, aquilata Natalia Collado, de EsadeEcPol, ¡°es el de responder a picos de demanda¡±. Eso, dice, ¡°tambalear¨¢ la sostenibilidad de estas plantas, que antes eran de base y operaban muchas horas al a?o¡±. La clave, a su juicio, es que se pongan en marcha mecanismos de retribuci¨®n que ¡°les permitan seguir abiertos sin generar incentivos perversos¡±. En plata: que los consumidores de electricidad paguen un extra ¡ªpeque?o¡ª en sus facturas para garantizar un suelo retributivo para las centrales de gas o para el resto de alternativas que impidan apagones en horas de baja generaci¨®n con sol y viento.
Los ciclos combinados son, hoy, la mayor tecnolog¨ªa de generaci¨®n de Espa?a por potencia instalada: m¨¢s de 26 gigavatios (GW), una cifra que se ha mantenido estable en la ¨²ltima d¨¦cada y que le sit¨²a solo por detr¨¢s de la e¨®lica (casi 31 GW, y creciendo). Tras la brutal explosi¨®n de los ¨²ltimos a?os, sin embargo, la fotovoltaica ya le pisa los talones al gas. Y pronto lo rebasar¨¢. Una tendencia que contrasta con lo que ocurre en buena parte del mundo emergente, donde los ciclos combinados crecen como la espuma a lomos de una mayor demanda y de la necesaria sustituci¨®n del carb¨®n, mucho m¨¢s contaminante.
Con todo, estas instalaciones seguir¨¢n teniendo la vitola de imprescindible. El Gobierno, de hecho, prev¨¦ que la actual potencia instalada se mantenga sin cambios hasta 2030. Con un rol, eso s¨ª, completamente distinto: de ser una tecnolog¨ªa fundamental para cubrir el hueco del carb¨®n y producir todas las horas y todos los d¨ªas, a una fuente que entre solo en los momentos en los que la demanda se dispara o en los que la producci¨®n renovable cae.
Este cambio tiene una importante derivada econ¨®mica: de ser, anta?o, muy rentables para sus titulares, muchas de ellas han pasado a ser lo m¨¢s parecido a una ruina. As¨ª lo defiende, al menos, la patronal gasista Sedigas, que representa los intereses de muchos de sus titulares: ¡°Son cruciales para el sistema, pero no son viables econ¨®micamente¡±, reconoce un portavoz de la asociaci¨®n gasista, que pide ¡°la definici¨®n de unos mercados de capacidad que brinden los incentivos necesarios¡±.
Naturgy, due?a del mayor n¨²mero de estas centrales en Espa?a, lleva meses librando varias batallas en los tribunales para cerrar ¡ªtemporal o definitivamente¡ª decenas de ciclos inutilizados. ¡°No se puede vender la piel del oso de manera prematura: los ciclos son la pieza fundamental de suministro y no podemos prescindir de ella sin que est¨¦ clara c¨®mo va a ser la demanda futura y el almacenamiento, con bater¨ªas o con centrales de bombeo¡±, argumenta Atienza. ¡°Por eso soy m¨¢s partidario de mantener algunos e hibernar otros. Tenemos que guardarnos esa carta¡±.
Mecanismos de capacidad
¡°Espa?a est¨¢ desarrollando un mecanismo de capacidad que permita retribuir adecuadamente el almacenamiento de electricidad y la generaci¨®n firme por su disponibilidad y su labor de respaldo de las renovables, intermitentes. Su creaci¨®n exige seguir una tramitaci¨®n larga y compleja¡°, apuntan fuentes del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico. ¡°Gracias al mecanismo de capacidad, Espa?a se dotar¨¢ de una herramienta que garantizar¨¢ el suministro y facilitar¨¢ el desarrollo del almacenamiento y de servicios de gesti¨®n de la demanda que ser¨¢n b¨¢sicos para una econom¨ªa electrificada basada en las energ¨ªas renovables¡±.
M¨¢s contundente, en sentido contrario, se muestra Pedro Linares, profesor de la Universidad Pontificia Comillas. ¡°Son centrales que se construyeron en un entorno liberalizado, a riesgo. Las que no hagan falta tendr¨¢n que salir del sistema: no se deber¨ªa compensar a nadie¡±. Para las que s¨ª hagan falta, contin¨²a, ¡°la opci¨®n m¨¢s l¨®gica es ponerlas a competir con el resto de alternativas de respaldo: los ciclos, la hidroel¨¦ctrica regulable, los bombeos y la flexibilidad de la demanda [pagar por no consumir en los periodos en los que la oferta de electricidad no es suficiente e incentivar el consumo en los tramos en los que las renovables hunden los precios], que se podr¨ªa incentivar m¨¢s¡±.
Que Espa?a tenga tantos ciclos combinados, dice Linares, es ¡°una suerte¡± en la actual senda de transici¨®n a las renovables. Pero tambi¨¦n la alternativa ¡°m¨¢s f¨¢cil¡±, desde el punto de vista del gestor del sistema: ¡°Es pagar por tener los ciclos disponibles, pero no necesariamente la mejor para el consumidor, que va a tener que abonar un dinero por algo que puede que utilice... o no¡±.
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