Baleares sale a la calle para protestar contra la masificaci¨®n tur¨ªstica

Un punto de inflexi¨®n en plena temporada alta, una llamada de atenci¨®n a las administraciones para adoptar medidas y poner l¨ªmites al turismo. Baleares ha salido a la calle este domingo por la tarde en Palma en una manifestaci¨®n convocada para protestar por la masificaci¨®n tur¨ªstica que asedia el archipi¨¦lago desde hace varios a?os. M¨¢s de 20.000 personas, seg¨²n la primera estimaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, han recorrido las calles del centro de la capital balear en una marcha convocada por la plataforma ciudadana Menys Turisme M¨¦s Vida. A la protesta se han adherido otras 111 entidades sociales, sindicales y c¨ªvicas de todas las islas bajo el lema ¡°Cambiamos el rumbo: pongamos l¨ªmites al turismo¡±. El c¨¢lculo de los organizadores sobre su poder de convocatoria va mucho m¨¢s all¨¢ del oficial y aseguran que se han alcanzado las 50.000 personas.

La manifestaci¨®n de este domingo sigue la estela iniciada en 2017 con la primera gran protesta contra la turistificaci¨®n. Ya el pasado mes de mayo se produjo otra movilizaci¨®n que aglutin¨® a m¨¢s de 10.000 personas para denunciar una de las principales consecuencias que el turismo masivo deja en el archipi¨¦lago: las dificultades de acceso a la vivienda y el encarecimiento de los precios.

¡°Hay 13 turistas que vienen a las islas por cada residente. Seguimos con el argumento de que vivimos del turismo, pero no es cierto, porque desde hace muchos a?os los ingresos derivados de esta actividad quedan acumulados en los grandes capitales y la pobreza alcanza al 21% de la poblaci¨®n¡± ha subrayado Pere Joan Femen¨ªa, portavoz de la plataforma convocante, que aboga por medidas como establecer un m¨ªnimo de tiempo de residencia en la isla para comprar una vivienda, la reducci¨®n de vuelos comerciales y la prohibici¨®n de jets privados. Otras peticiones son la eliminaci¨®n de las partidas para promoci¨®n tur¨ªstica o la ampliaci¨®n de medidas impositivas a la industria tur¨ªstica.

Los manifestantes han salido del c¨¦ntrico Parque de las Estaciones sobre las 19:15 horas de la tarde. Desde media hora antes se acumulaban all¨ª cientos de personas. Con pancartas con lemas como ¡°Es hora de parar¡± o ¡°La masificaci¨®n no es la soluci¨®n¡± los manifestantes tambi¨¦n han mostrado su iron¨ªa portando un gran crucero fabricado con cart¨®n y un enorme avi¨®n con multitud de se?ales que indicaban ¡°prohibido aterrizar¡±. Entre los asistentes a la marcha, un grupo de amigos de Manacor han acudido con una camiseta amarilla con el lema ¡°Basta de parque tem¨¢tico¡±. Juan, de 44 a?os, explica que han decidido hacer las camisetas para venderlas e invertir en acciones de protesta y de lucha contra un turismo que les afecta en su municipio a nivel de carreteras, recursos h¨ªdricos y servicios. ¡°Todo es una pir¨¢mide, son los coches de alquiler, el ruido, las viviendas de alquiler, etc¨¦tera¡± denuncia.

El turismo masivo impacta de lleno desde hace a?os en Baleares, que bate r¨¦cords de visitantes temporada tras temporada. El n¨²mero de turistas los cincos primeros meses de este a?o ha superado todos los r¨¦cords registrados, pasando por primera vez de los cinco millones de viajeros. A este ritmo es probable que este 2024 se superen los 20 millones de visitantes. Los intentos de las administraciones para rebajar esa sensaci¨®n de masificaci¨®n en los ¨²ltimos a?os no han dado resultados determinantes. La comunidad tiene en vigor una tasa tur¨ªstica, cuenta con una moratoria de nuevas plazas, tiene prohibido desde hace a?os el alquiler vacacional en edificios de viviendas, ha limitado en Palma la llegada de cruceros y en Formentera se han puesto barreras a la entrada de coches, medida a la que se sumar¨¢ Ibiza la pr¨®xima temporada. Sin embargo, ninguna de esas actuaciones ha dado una soluci¨®n clara al problema y el descontento social crece cada vez m¨¢s.

Aina, de 68 a?os, porta un gran cartel en el que denuncia la falta de recursos h¨ªdricos en el archipi¨¦lago y explica que los 18 millones de turistas que el a?o pasado visitaron Baleares equivalen a 140 millones de duchas. Afirma que est¨¢ a favor del turismo, pero cree que si las futuras generaciones quieren seguir viviendo de esta actividad ¡°no se puede matar la gallina de los huevos de oro¡±. ¡°Nos estamos cargando las islas y no puede ser. Si ponemos l¨ªmites ahora podr¨ªamos tener en el futuro un turismo sostenible y que respete la naturaleza¡±, afirma. Mar¨ªa Jos¨¦ es una trabajadora de 50 a?os que ha decidido sumarse a la protesta porque cree que debido al exceso de turismo y de viviendas de arrendamiento vacacional suben los precios de las viviendas de los residentes: ¡°Los trabajadores no lo podemos pagar y nos vemos en la calle¡±, asevera. Entre los presentes, pol¨ªticos de grupos de la izquierda como el PSOE, como el que fuera consejero de Turismo durante la pasada legislatura, Iago Negueruela, o el diputado y portavoz adjunto de Sumar en el Congreso de los Diputados, Vicen? Vidal.

A lo largo de este verano las peque?as acciones de protesta en las islas han ido calando, como es la de la ocupaci¨®n por parte de residentes mallorquines de la playa de Es Cal¨® des Moro, una de las m¨¢s famosas en redes sociales y a la que es pr¨¢cticamente imposible acceder por las largas colas que se forman. Tambi¨¦n se organiz¨® la Guiri marcha, en la que vecinos disfrazados de turistas pusieron en evidencia la masificaci¨®n en el centro de Palma.

¡°La intensificaci¨®n de los conflictos derivados de la turistificaci¨®n se ha traducido en la quiebra de los consensos sociales en torno a las bondades del turismo. Impera una creciente sensaci¨®n de que el todo turismo est¨¢ expulsando a amplios sectores de la sociedad¡±, escrib¨ªa esta semana el profesor de Geograf¨ªa de la Universidad de las Islas Baleares, Iv¨¢n Murray. En un largo art¨ªculo explicaba las claves para entender el camino recorrido hasta llegar a la situaci¨®n actual. El portavoz del gobierno balear, el vicepresidente Antoni Costa, reclam¨® esta semana que la manifestaci¨®n respetase los derechos de los ciudadanos y de los visitantes, mostrando su rechazo a las molestias que se pudieran causar a los turistas durante el recorrido, como ocurri¨® en una protesta llevada a cabo en Barcelona.

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