La competitividad europea echa en falta innovaci¨®n
La productividad de la UE frente a EE UU y China se resiente por el d¨¦ficit de empresas tecnol¨®gicas y un coste energ¨¦tico superior
Mario Draghi ha elevado el concepto te¨®rico de la productividad a un valor esencial del proyecto de la Uni¨®n Europea. ¡°Si Europa no puede ser m¨¢s productiva, nos veremos obligados a elegir [¡]. No podremos financiar nuestro modelo social. Necesitaremos reducir algunas, si no todas, nuestras ambiciones. Es un desaf¨ªo existencial¡±, se?ala en el pr¨®logo su informe El futuro de la competitividad europea. La situaci¨®n de partida es compleja, porque los Veintisiete van por detr¨¢s de sus competidores Estados Unidos y China y la desaceleraci¨®n del crecimiento de la productividad he permitido en el caso norteamericano que la renta disponible per c¨¢pita haya crecido el doble que la europea desde 2000.
El informe de Draghi destaca que el diferencial de esa productividad entre Europa y Estados Unidos se explica b¨¢sicamente por el liderazgo norteamericano del sector tecnol¨®gico, ante la debilidad que muestra en ese campo Europa. Oriol Aspachs, director de CaixaBank Research, rechaza que esa dispar evoluci¨®n entre ambas regiones sea general, sino que se explica por algunos territorios. ¡°La diferencia se encuentra en que en las zonas m¨¢s productivas de EE UU ¡ªCalifornia, Nueva York y Massachusetts¡ª la productividad ha crecido un 2%, mientras en las regiones punteras de Europa, en Alemania, ese aumento es del 0,7%¡±. El resto, dice, crecen al mismo ritmo, pero en esos cuatro estados norteamericanos tienen las empresas punteras de los sectores punteros. La cuesti¨®n es que apenas cuatro compa?¨ªas del Viejo Continente entran en la clasificaci¨®n de las 50 mayores tecnol¨®gicas.
Y esas compa?¨ªas son j¨®venes, no como en Europa, donde el sector con mayor inversi¨®n en innovaci¨®n es el automovil¨ªstico. Lo mismo que pasaba hace 20 a?os en Estados Unidos (con un importante peso de los sectores farmac¨¦utico y qu¨ªmico), pero una situaci¨®n que ahora ha cambiado para dejar paso a las Apple y Google. Un s¨ªmbolo de los tiempos europeos que corren: Volkswagen se plantea cerrar dos f¨¢bricas por primera vez en Alemania tras haber garantizado el empleo desde finales del siglo pasado. No solo faltan tecnol¨®gicas, sino que ahora, la industria alemana del motor languidece ante las j¨®venes compa?¨ªas chinas, que se han situado a la vanguardia del coche el¨¦ctrico. Pero pese a todo, Europa contin¨²a haciendo bandera de su industria tradicional.
En ese saco se encuentra la automoci¨®n, pero tambi¨¦n la farmac¨¦utica y la qu¨ªmica, que cargan con otro pesado lastre: el precio de la energ¨ªa. La electricidad en Europa cuesta entre dos y tres veces m¨¢s que en Estados Unidos y en el caso del gas natural el m¨²ltiplo se sit¨²a en cuatro o cinco veces. La dependencia se ha agravado desde que Rusia, hist¨®rico proveedor de gas, ha pasado a ser un enemigo por la ¨²ltima invasi¨®n de Ucrania. Las importaciones procedentes de pa¨ªses con precios energ¨¦ticos m¨¢s competitivos han crecido hasta un 15% desde 2021. Y ese coste no solo juega en contra de la industria actual, sino del inter¨¦s de impulsar actividades digitales de alto valor a?adido, cuyo consumo energ¨¦tico es alto. Los centros de datos consumen hoy un 2,7% de la demanda europea, pero se espera que a final de la d¨¦cada copen ya el 28%.
¡°Yo creo que uno de los problemas centrales es el de la innovaci¨®n, pero quiz¨¢s incluso m¨¢s el de la fragmentaci¨®n de normativas¡±, indica Rafael Myro. El catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid coincide con el informe de la Comisi¨®n Europea en que es necesario vestir instrumentos comunes y evitar los compartimentos estancos dentro de Europa e incluso fuera. Aboga con pragmatismo por dejar atr¨¢s las pol¨ªticas proteccionistas tras haber fracasado: ¡°Tenemos que dejar entrar a algunas industrias chinas l¨ªderes para poder aprender de ellos. Es lo que sucedi¨® el siglo pasado con las compa?¨ªas japonesas que se instalaron en Europa, o lo que hizo China al admitir las inversiones europeas¡±.
La competitividad china todav¨ªa despunta. La economista jefe para Asia Pac¨ªfico de Natixis e investigadora de Bruegel, Alicia Garc¨ªa Herrero, advierte sin embargo que la productividad en el pa¨ªs se est¨¢ desacelerando, pero que resiste porque sigue el ¨¦xodo del campo a la ciudad, donde reside el 63% la poblaci¨®n (en Europa es el 80%). Y se?ala que uno de los puntos fuertes de esa alta competitividad reside en una ¡°sobreinversi¨®n¡± que se asemeja a la de los fondos oportunistas, cuyo modelo de negocio contempla llegar a perder dinero en algunas inversiones y compensar por mucho esas p¨¦rdidas en otros: ¡°Tienen tanto ahorro disponible que invierten mucho, pero eso no quiere decir que siempre acierten, porque su tasa de retorno est¨¢ en torno al 1,5%, que es id¨¦ntica a la europea. Pero Europa no invierte¡±.
En su opini¨®n, ¡°el problema de Europa es que no es un Estado-naci¨®n¡± y le faltan instrumentos para comportarse como lo hacen Estados Unidos o China, como ser¨ªan por ejemplo esas emisiones de deuda europea para promover la inversi¨®n que reclama Mario Draghi.
Para revertir ¡°ese crecimiento bajo de la productividad en Europa que adem¨¢s se est¨¢ desacelerando¡±, Aspachs llama a realizar cambios sustanciales en materia de innovaci¨®n, de atracci¨®n de talento, de flexibilidad normativa y de capacidad financiera, haciendo especial hincapi¨¦ en los dos ¨²ltimos puntos. Adem¨¢s del fraccionamiento de normativas entre pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, concluir un proceso legislativo iniciado por la Comisi¨®n Europea requiere de 19 meses y es visto como una barrera tanto para innovar como para invertir. Y la falta de inversores capitalistas ha provocado que uno de cada tres unicornios ¡ªempresas que en poco tiempo superan un valor de 1.000 millones d¨®lares¡ª nacidos en Europa se hayan tenido que relocalizar lejos a la b¨²squeda de capital.
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