Los rostros de la marcha: ¡°No podemos hacer un proyecto de vida propio¡±
Decenas de miles de personas se manifiestan para pedir una reducci¨®n de los precios de los alquileres y que se garantice el acceso a una vivienda digna
Decenas de miles personas se han manifestado este domingo en las calles de Madrid para reivindicar que la vivienda no sea un negocio y pedir una reducci¨®n de los precios del alquiler. Asociaciones, partidos pol¨ªticos de izquierda y sociedad civil han participado en la movilizaci¨®n convocada baja el lema ¡®La vivienda es un derecho, no un negocio¡¯ y en la que se reclam¨® con insistencia la bajada de los precios de los alquileres. . A continuaci¨®n, EL PA?S ha entrevistado a algunos de los asistentes.
Adri¨¢n Espina (29 a?os): ¡°Esta manifestaci¨®n tiene que ser una base para organizar la futura huelga de los alquileres¡±
Adri¨¢n Espina (Alcorc¨®n, 29 a?os) es el antiguo coordinador del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Alcorc¨®n y actual asalariado de acci¨®n sindical de la zona sur de Madrid. Espina espera que la manifestaci¨®n de hoy tenga la misma afluencia que las marchas en defensa de la sanidad y que el tema de la vivienda se ponga en el centro de la atenci¨®n pol¨ªtica. ¡°Esta manifestaci¨®n tiene que ser una base para organizar la futura huelga de los alquileres¡±, afirma.
Raquel Anula (49 a?os): ¡°Quiero vivir en el que ha sido el hogar de toda mi vida¡±
Raquel Anula (49 a?os) lleva toda una vida en su piso en Hortaleza. En 2021 recibi¨® una notificaci¨®n de desahucio, despu¨¦s de que los due?os de los terrenos en el barrio vendieran la vivienda a un fondo buitre, junto a otras 800 viviendas. Los mismos due?os se negaron entonces a las ofertas de compra que Anula les hizo. ¡°Hace d¨ªas llamaron a mi abogada para decirle que por cu¨¢nto dinero me iba de ah¨ª. Les dije que no tengo precio, es que yo quiero vivir en el que ha sido el hogar de toda mi vida¡±, cuenta.
El lanzamiento est¨¢ aplazado hasta ser resuelto por la Audiencia Provincial. En 2022, Anula se acogi¨® a la ley de vulnerabilidad de vivienda y desde entonces destina el 30% del salario al nuevo due?o. ¡°Gano menos del m¨ªnimo a mis 49. Doy lo que puedo¡±, recalca. Y se le desata una sonrisa al ver que la Asociaci¨®n Vecinal de Hortaleza suma gente a la ya gran manifestaci¨®n que ha comenzado en la estaci¨®n de Atocha.
Silvia Gonz¨¢lez (35 a?os): ¡°Falta intervenci¨®n del Estado para asegurar vivienda digna¡±
Silvia Gonz¨¢lez vive con su pareja en una casa que ten¨ªa su abuelo y por la que paga unos 600 euros a su padre. ¡°Mi padre no me puede regalar la casa, as¨ª que pago esta renta, que es asequible¡±, asegura. Es profesora interina, por lo que a veces trabaja a jornada completa y otras, a tiempo parcial. Se considera privilegiada, aunque asegura que le gustar¨ªa poder comprar una casa, o al menos imaginarse haci¨¦ndolo, pero los precios est¨¢n completamente fuera de su alcance. ¡°Afortunadamente, tengo un salario digno, pero no es suficiente para comprar una casa¡±.
Compara su vida a sus 35 a?os con la que ten¨ªan sus padres: ¡°A mi edad ellos ya ten¨ªan su casa pagada, pero para m¨ª es imposible¡±. Gonz¨¢lez, que es la vicepresidenta de la asociaci¨®n vecinal La Unidad de Villaverde, enfatiza que hace falta intervenci¨®n estatal para ¡°asegurar una vivienda digna¡±. ¡°La vivienda se ha convertido en una mercanc¨ªa y no en un derecho, como dice la constituci¨®n espa?ola¡±, asegura, e insiste en que el Estado debe comprometerse en generar pol¨ªticas que faciliten el acceso a la vivienda, que se construya vivienda social y que se ponga a disposici¨®n de los ciudadanos, en particular de los j¨®venes.
Mamadou Diagne (31 a?os): ¡°Los migrantes estamos aqu¨ª aportando a nuestra sociedad y tenemos derecho a la vivienda¡±
Hace 10 a?os que Mamadou Diagne, originario de Senegal, lleg¨® a Madrid, proveniente de Suiza. Cuenta que ¡°ser migrante y negro¡± le ha afectado ¡°much¨ªsimo para encontrar d¨®nde vivir¡±. Recuerda que cuando lleg¨®, intent¨® alquilar un piso junto con otros tres compa?eros ¡°con n¨®minas muy altas¡±. ¡°Como ven¨ªa de Suiza, ten¨ªa n¨²mero de all¨ª y el propietario pens¨® que yo era suizo¡±, cuenta Digne, ¡°pero cuando nos encontramos en persona y vio que era negro, aunque estaba ya todo arreglado para entregarme el piso, me dijeron que no¡±. Asegura que primero le dijeron que deb¨ªan volver a revisar las n¨®minas, que ya hab¨ªan aprobado, porque pod¨ªan estar falsificadas. M¨¢s tarde, y despu¨¦s de no darle respuesta o raz¨®n alguna por d¨ªas, el agente inmobiliario le confes¨®: ¡°La verdad es que el color es un problema¡±.
Por eso est¨¢ hoy en la manifestaci¨®n: ¡°Para concienciar de que los migrantes estamos aqu¨ª trabajando, aportando a nuestra sociedad y tenemos derecho a la vivienda¡±. Recalca que ¡°la discriminaci¨®n es un problema real. Para los migrantes es casi imposible acceder a la vivienda, si no tienes recursos es imposible, pero incluso si los tienes, no puedes por el racismo¡±. Dice que es tiempo ya de que el Estado vea la vivienda como un derecho, ¡°como la sanidad y todos los otros¡±, y que act¨²e para protegerlo. ¡°Los barrios son para quienes los habitan, no para los fondos buitre o para la gente que especula. La vivienda es un derecho y seguiremos luchando por ella. No nos vamos a ir¡±, remarca.
Vecinos de Tribulete 7: " Estamos encallados; la ¨²nica opci¨®n que nos ponen sobre la mesa es salir de nuestro hogar¡±
Cristina G¨®mez, de 40 a?os, asiste junto a algunos vecinos a la manifestaci¨®n de este domingo. Ella forma parte de la negociaci¨®n colectiva a la que entraron los habitantes de Tribulete 7, un edificio que ha sido vendido a Elix Rental Housing. Desde entonces han sido tres las mesas que convocaron los directivos del fondo buitre. ¡°No entiendo por qu¨¦ llaman a mesas de negociaci¨®n cuando no tienen nada que negociar. Estamos encallados porque la ¨²nica opci¨®n que nos ponen sobre la mesa es salir del que ha sido nuestro hogar por a?os¡±, a?ade.
En la actualidad son al menos cinco los vecinos que ya han salido del edificio. Otros se han quedado con contratos antiguos (a los que no les aplica la nueva normativa) y otros con contratos m¨¢s reciente. ¡°La tesis de Elix Rental Housing sigue siendo la de que todos debemos salir del edificio¡±, indica G¨®mez.
Pepa Torres (63 a?os): ¡°Mientras la vivienda no sea un derecho, no podemos hablar de justicia social ni de un Estado de derecho¡±
Con 63 a?os, Pepa Torres no es el arquetipo de compa?era de piso que las personas suelen tener en la cabeza. Aun as¨ª, hoy comparte su vivienda en Lavapi¨¦s con otras tres compa?eras. De lo contrario, dice, no le alcanzar¨ªa para pagar el alquiler. ¡°La casa entera es de un gran tenedor¡±, cuenta, bast¨®n en mano y rodeada de j¨®venes que saltan y arengan que ¡°la ley de vivienda es una mierda¡±. Dice que en su edificio ¡°han ido expulsado a los vecinos hist¨®ricos del barrio, gente mayor que ha sostenido la vida de este lugar¡±. ¡°Estoy aqu¨ª porque las vecinas no podemos seguir sosteniendo m¨¢s la especulaci¨®n con la vivienda, no puede ser que el 70% de nuestro salario se destine a conseguir un alquiler, no puede ser que una habitaci¨®n cueste 400 euros, no puede ser que existan grandes tenedores y casas vac¨ªas cuando las calles est¨¢n llenas de personas expulsadas¡±, afirma Torres, con la voz algo temblorosa de la rabia. Asegura que la ley de vivienda que aprob¨® el Gobierno de Pedro S¨¢nchez no era lo que necesitaban las personas. ¡°Queremos una ley de vivienda p¨²blica que contemple el derecho social a vivienda, que le meta mano a los grandes tenedores y que se pueda aplicar y no est¨¦ boicoteada, como lo est¨¢ en Madrid por el Gobierno de la Comunidad¡±. Cree que es contradictorio hablar de justicia social y de un Estado de derecho en Espa?a, mientras ¡°la vivienda contin¨²a siendo un privilegio y no un derecho¡±.
Imanol Lister (35 a?os): ¡°No podemos hacer un proyecto de vida propio¡±
Tiene 35 a?os y vive con su madre. Es uno de tantos j¨®venes en Espa?a para quienes la emancipaci¨®n es inalcanzable. Imanol Lister vive en un piso alquilado en Villaverde Bajo, donde ha estado toda su vida y cuenta que ¡°vivir solo es imposible¡±. ¡°Los precios son demasiado altos. Yo trabajo como encuestador telef¨®nico con contrato fijo discontinuo y con lo que gano no podr¨ªa pagar un piso para m¨ª¡±, explica. Afirma que no ha contemplado irse a vivir con compa?eros de piso desconocidos: ¡°Si la opci¨®n es compartir con alguien, prefiero hacerlo con personas que conozco a tener que vivir con desconocidos¡±.
Como a tantos j¨®venes en Espa?a, a Lister le preocupa su situaci¨®n y, sobre todo, la incertidumbre de no saber si tiene soluci¨®n o si va a mejorar: ¡°Los costes de vida aumentan, los recursos b¨¢sicos se vuelven m¨¢s caros, los alquileres se comen los salarios, no podemos hacer un proyecto de vida propio¡±. Reclama que el Estado se involucre m¨¢s, que se hagan pol¨ªticas que entiendan la vivienda como un derecho y que se ponga freno a la especulaci¨®n.
Karina Arteaga (54 a?os): ¡°Era o comer o pagar la hipoteca¡±
Karina Arteaga, de 54 a?os, lleg¨® hace 19 a?os a Madrid procedente de Bolivia, donde naci¨®, y hace 10 que vive con la incertidumbre de si un banco, el BBVA, le va a quitar o no su casa. Auxiliar administrativa en una escuela de danza contempor¨¢nea, Arteaga sac¨® una hipoteca a nombre de su marido para comprar la casa en la que viven hoy. Pero en 2008 ¡°con toda la crisis, el ¨ªndice de intereses que ten¨ªamos, el IRPH, comenz¨® a subir much¨ªsimo¡±. ¡°Nuestra econom¨ªa se vio muy afectada, era o comer o pagar la hipoteca¡±. Acudi¨® entonces a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, donde les explicaron qu¨¦ pod¨ªan hacer y decidieron no pagar. ¡°Llevamos como 10 a?os peleando con el banco, seguimos ah¨ª, pero vivimos con mucha incertidumbre, no sabemos si nos van a quitar la casa o no¡±, cuenta Arteaga, madre de dos hijas, una de 18 y otra de 16, que asegura que conocen muy bien ¡°la lucha¡±.
Su casa dej¨® de ser suya y pas¨® a ser propiedad del banco, primero de la Caixa Barcelona, que fue donde originalmente asumi¨® la hipoteca, pero despu¨¦s, tras un largo proceso de fusiones y absorciones bancarias, ahora es del BBVA. Ahora Arteaga se encuentra en un litigio legal con el banco porque vendi¨® su casa a un fondo buitre y Arteaga interpuso una serie de recursos de apelaci¨®n que no tiene claro cu¨¢ndo se solucionar¨¢n. Mientras tanto, asegura, contin¨²a viviendo en la casa, que insiste, es suya, con sus hijas y su pareja. ¡°Hoy estamos aqu¨ª porque somos afectados de los bancos, pero tambi¨¦n porque pienso en mis hijas: est¨¢n creciendo y no s¨¦ qu¨¦ les va a deparar. Comprar o alquilar una casa es imposible y no s¨¦ c¨®mo van a vivir¡±.
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