Cuando la lucha es entre generaciones, pero tambi¨¦n entre clases
La precariedad laboral y las dificultades de acceso a la vivienda lastran las oportunidades de los j¨®venes, al tiempo que los mayores consolidan su riqueza

Espa?a envejece. Y, si nadie lo remedia, en esta ocasi¨®n, y al contrario que en la pel¨ªcula protagonizada por Javier Bardem, s¨ª podr¨ªa terminar siendo un pa¨ªs para viejos. Aunque no sea una opini¨®n muy popular, empieza a abrirse camino la idea de que la fat¨ªdica combinaci¨®n de bajos salarios y elevados precios; el prohibitivo coste de la vivienda; la baja inversi¨®n en formaci¨®n o la escasez de ayudas p¨²blicas a la familia golpean con mucha m¨¢s intensidad a los m¨¢s j¨®venes que al resto de la poblaci¨®n, sobre todo, m¨¢s que a quienes ya se han jubilado o est¨¢n a punto de hacerlo. La hegemon¨ªa num¨¦rica de las generaciones de m¨¢s edad, se est¨¢ trasladando silenciosa pero imparablemente al dise?o de las pol¨ªticas p¨²blicas. Todo esto est¨¢ ampliando la brecha generacional de renta y oportunidades en perjuicio los j¨®venes y beneficio de los mayores.
Las proyecciones de la Seguridad Social, a medio camino entre las del INE y Eurostat, indican que la poblaci¨®n menor de 19 a?os caer¨¢ del actual 20% al 16% en 2040, mientras que los mayores de 65 a?os aumentar¨¢n del 20% al 30%. Desde el a?o 2000, cuando empez¨® a haber m¨¢s mayores que menores de 16 a?os, Espa?a es oficialmente un pa¨ªs envejecido. Actualmente hay 142,3 mayores de 64 a?os por cada 100 menores de 16. En 2024, esta proporci¨®n creci¨® cinco puntos respecto a 2023, seg¨²n ha alertado recientemente el Observatorio de la vulnerabilidad y el empleo de la Fundaci¨®n Adecco.
Pero si las cifras demogr¨¢ficas son incontestables, las econ¨®micas tambi¨¦n lo son. La Encuesta Financiera de las Familias del Banco de Espa?a muestra que los hogares formados por mayores de 65 a?os son los ¨²nicos que han incrementado su renta en los ¨²ltimos 20 a?os, ampliando la brecha de riqueza con los j¨®venes. La diferencia es especialmente notable entre los de 65 a 74 a?os y los de 35 a 44: en 2002, la riqueza media de los primeros era de 148.000 euros y la de los segundos 132.000. En 2022, la de los mayores ascendi¨® a 226.000, mientras que la de los j¨®venes cay¨® a 75.700 euros. Esto ha supuesto que la brecha se ha multiplicado por 9 en 20 a?os. La tenencia de vivienda es clave en esta brecha. En 2004, el 71% de quienes ten¨ªan entre 30 y 44 a?os eran propietarios, cifra que hoy ha descendido al 55%. Entre los 16 y 29 a?os, ha bajado del 48% al 29%.
Pero esta situaci¨®n no solo se evidencia respecto a la riqueza neta, incluyendo el patrimonio, tambi¨¦n se muestra en la renta. La Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) revela que la renta mediana del colectivo de entre 16 y 29 a?os (con el alquiler imputado, esto es, incluyendo los pagos por una vivienda independientemente de su tenencia) era en 2008 un 16% inferior a la de los mayores de 65 a?os (jubilados o inactivos en su mayor¨ªa). En 2023, esta diferencia casi se ha duplicado, hasta el 28%.
Ana Villase?or Horcajada, tiene 28 a?os, es de Quintanar de la Orden (Toledo) y trabajadora del sindicato Comisiones Obreras. Lo tiene claro a la hora de apuntar a dos claros culpables del ¡°maltrato¡± que asegura viven los j¨®venes actualmente: la precariedad laboral y los precios de la vivienda. ¡°No se trata de confrontar mayores contra j¨®venes, no es una lucha intergeneracional, sino m¨¢s bien de clases. El problema lo tenemos contra el jefe que intenta explotarnos profesionalmente o el rentista que te alquila un piso que no se ha arreglado en 20 a?os por 1.000 euros al mes¡±.
Y aunque no se trate de realizar esa confrontaci¨®n, de hecho la mayor¨ªa de los economistas, soci¨®logos y otros expertos consultados niegan que exista una lucha intergeneracional como tal, no se puede obviar la existencia de un colectivo de m¨¢s de 10 millones de pensionistas, que solo con los ingresos del sistema p¨²blico de pensiones, cobran una prestaci¨®n media de jubilaci¨®n que ronda los 1.500 euros (y superan los 1.600 en el caso de los jubilados del R¨¦gimen General de asalariados, al que pertenecen ocho de cada diez beneficiarios).
En contraste, seg¨²n la Encuesta de Estructura Salarial, que es considerada una de las m¨¢s fidedignas, el salario mediano de los trabajadores se situ¨® en 2022 (¨²ltimos datos disponibles) en 1.865 euros al mes; o el salario m¨¢s frecuente, 1.215 euros mensuales. Y si se pone el foco en los m¨¢s j¨®venes, esta misma encuesta muestra c¨®mo entre 2006 y 2022 la ganancia media anual de los menores de 25 a?os con menos de un a?o en su empleo ha subido apenas 30 euros anuales: de 13.123 a 13.154 euros.
En general, la precariedad laboral, no solo salarial sino tambi¨¦n del resto de condiciones, se erige como uno de los vectores del aumento de la brecha entre generaciones. Como la mayor¨ªa de los j¨®venes de zonas rurales, Ana tuvo que venir a Madrid a buscarse la vida, ¡°donde est¨¢ el trabajo, las oportunidades y los servicios p¨²blicos¡±. Desde su trabajo, en la secretar¨ªa de Juventud de CC OO, esta joven presencia a diario situaciones de abuso laboral como el caso reciente de un joven con contrato a media jornada que, sin embargo, asegura trabajar 70 horas semanales y cuyo descanso de tres tardes no es legal, ya que la ley garantiza un d¨ªa y medio de descanso ininterrumpido.
Elisa Chuli¨¢, profesora de sociolog¨ªa en la UNED e investigadora de Funcas, apunta a los problemas de acceso a la vivienda como el mayor lastre para el futuro de los j¨®venes. ¡°Donde est¨¢ el trabajo es precisamente en los lugares donde la vivienda es totalmente inaccesible para los j¨®venes. Y no solo se trata de encontrar un trabajo, sino de tener unas m¨ªnimas expectativas de proyecci¨®n profesional¡±. Adem¨¢s, asegura que la soluci¨®n pasa por aumentar la oferta de vivienda.
Chuli¨¢, sin embargo, va m¨¢s all¨¢ de las puras dificultades del precio de la vivienda y destaca un factor cultural detr¨¢s de las desventajas que viven los j¨®venes respecto a la situaci¨®n de sus mayores: ¡°Se ha experimentado un gran cambio consistente en que los j¨®venes priorizan m¨¢s la satisfacci¨®n de sus necesidades personales que generaciones anteriores¡±, apunta esta soci¨®loga. Si bien, sin querer enjuiciar si eso es mejor o peor, s¨ª entona el mea culpa, asegurando que, quiz¨¢s los nacidos en el baby boom que est¨¢n a las puertas de la jubilaci¨®n, y hoy son los padres de la actual generaci¨®n j¨®venes, ¡°no han preparado a sus hijos para el mundo que se est¨¢n encontrando; les hemos dicho que act¨²en siempre desde la libertad, pero no se les ha ense?ado en la misma medida que no se puede tener todo¡±, indica la investigadora de Funcas.
Ana Villase?or discrepa: ¡°Lo que hemos roto las actuales generaciones de j¨®venes es el aguantar por aguantar; no queremos solo subsistir y claro que queremos poder salir, ir al cine, tomar una cerveza o viajar ?qui¨¦n no quiere eso? Porque, adem¨¢s, se nos dijo que estudi¨¢ramos, que nos form¨¢ramos y que as¨ª nuestra vida iba a ser la leche y para leche la que nos estamos dando, porque sin estabilidad laboral es imposible un proyecto de vida¡±.
Chuli¨¢ coincide en que ¡°las generaciones anteriores segu¨ªamos una secuencia vital ascendente porque tuvimos m¨¢s acceso a la vivienda, aunque menos al ocio, y mejoramos profesionalmente, pero a ellos las dificultades estructurales les han interrumpido esa secuencia¡±. Esa rotura de una trayectoria vital ascendente est¨¢ generando much¨ªsima frustraci¨®n, opinan ambas.
Ataque por tres flancos
?C¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n? Las razones no pueden tener m¨¢s aristas y ser m¨¢s poli¨¦dricas, pero el profesor de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla y economista de EsadeEcPol, Manuel Hidalgo, consigue sintetizarlo en la confluencia de tres grades causas. ¡°Los j¨®venes se han visto atacados por tres flancos. El primero llega del lado de los ingresos. Los salarios han sido los grandes paganos desde la gran crisis financiera de 2008. No han subido y en algunas cohortes de edad incluso han bajado ¡ªen buena parte por el menor n¨²mero de horas asalariadas trabajadas que explican m¨¢s de la mitad de la brecha del 16% que han crecido menos los salarios reales por hora trabajada que la productividad en los ¨²ltimos 30 a?os¡ª¡±.
El segundo ataque a los j¨®venes se ha producido, seg¨²n este economista, por el impacto de los precios, sobre todo tras la crisis inflacionaria de los ¨²ltimos a?os. Y, dentro de los precios, entran los de la vivienda, que terminan de cerrar los da?os. ¡°Finalmente, est¨¢ la pata pol¨ªtica, con una creciente bolsa de pensionistas (ya son 10 millones de personas), que hace que los partidos no se atrevan a tomar decisiones de gasto¡±, explica Hidalgo.
Cada vez vivimos m¨¢s a?os
Precisamente, el fuerte peso electoral que suponen los mayores de 65 a?os ¡ªahora son uno de cada cuatro votantes y ser¨¢n uno de cada tres antes de mitad de siglo¡ª incluso antes del gran desembarco en el sistema de pensiones de los nacidos en el baby boom, est¨¢n lastrando el dise?o de las pol¨ªticas p¨²blicas, claramente en favor de los mayores. Esta es una de las ideas centrales del libro La juventud atracada, del economista Ignacio Conde-Ruiz y su hija Carlotta Conde Gasca: ¡°Satisfacer las demandas pol¨ªticas de los mayores lleva a orientar los programas de gasto a la edad. Por el contrario, los j¨®venes tienen unas preferencias pol¨ªticas mucho m¨¢s diversas y las pol¨ªticas que m¨¢s los benefician son aquellas que m¨¢s benefician a la econom¨ªa en su conjunto, como la educaci¨®n, la lucha contra la pobreza, la inversi¨®n en I+D+i, la vivienda, la pol¨ªtica fiscal responsable o la lucha contra la crisis clim¨¢tica¡±. Por el contrario, los h¨¢bitos de vida y el patr¨®n de consumo de los m¨¢s mayores ¡°ralentizan el crecimiento¡±, precisa Hidalgo.
Gonzalo Berzosa, geront¨®logo, presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Aulas de la Tercera Edad (Ceate) y coordinador de la asociaci¨®n de voluntariado social de mayores, Nagusilan, defiende, sin embargo, la actividad que se genera entorno a las personas de m¨¢s edad. ¡°La ciencia nos ha regalado entre dos y tres d¨¦cadas m¨¢s de vida y muchos mayores despu¨¦s de jubilarse pasan m¨¢s a?os de vida que siendo j¨®venes. Adem¨¢s, ahora, los mayores envejecemos con m¨¢s salud y muchos m¨¢s recursos de todo tipo¡±, asegura este activista senior.

En el otro lado de la balanza y como contrapeso a lo ocurrido con los j¨®venes. Los mayores han mejorado su situaci¨®n en t¨¦rminos medios y agregados. Una de las razones fundamentales de esta mejora puede encontrarse en la ¨²ltima reforma de pensiones llevada a cabo por los gobiernos de coalici¨®n progresistas en dos fases (2021 y 2023). Los cambios que han implementado han reforzado las prestaciones por dos v¨ªas. Han blindado su poder adquisitivo porque se revalorizar¨¢n siempre por ley seg¨²n suba el IPC medio en el a?o y, por otro lado, han mantenido la generosidad del sistema (la pensi¨®n equivale al 77,5% del salario medio de los ¨²ltimos cinco a?os en activo) y han incidido en aumentar los ingresos. Para ello han creado, entre otras cosas, dos nuevas cotizaciones: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y la cuota de solidaridad, ambas suponen un mayor coste para las generaciones en activo.
Perspectivas de futuro
En el panorama de gasto p¨²blico, al cap¨ªtulo creciente de las pensiones ¡ªque ya es el m¨¢s abultado del gasto total, llev¨¢ndose el 40% del presupuesto y cuyo volumen roza el 14% del PIB¡ª se suma el de la sanidad, que tambi¨¦n aumenta de forma exponencial (el gasto sanitario de las personas de 85 a?os es ocho veces superior al de las personas entre 1 y 25 a?os). Es m¨¢s, el futuro en el corto, medio y largo plazo est¨¢ marcado por el fuerte peso que seguir¨¢n adquiriendo estos cap¨ªtulos de gasto.
La propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha alertado sobre ¡°la elevada presi¨®n que impone el envejecimiento de la poblaci¨®n sobre las finanzas p¨²blicas, con un impacto importante en partidas de gasto como las pensiones, la sanidad o los cuidados de larga duraci¨®n y su consecuente incidencia en el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica¡±.
Esta misma advertencia la hace el profesor de Econom¨ªa de la Universidad Rey Juan Carlos, Miguel ?ngel Garc¨ªa, quien recuerda que riesgo en la sostenibilidad de las cuentas p¨²blicas no viene precisamente de que haya bajado la presi¨®n fiscal, porque ha subido en los ¨²ltimos a?os, ¡°pero todo el aumento del margen fiscal va a pagar parte del gasto en pensiones¡±. De hecho, uno de cada cuatro euros de la factura de las pensiones ya se paga con impuestos y deuda p¨²blica. Es lo que Conde-Ruiz y Conde Gasca citan como ¡°el equilibrio del monstruo de las galletas¡±, seg¨²n el cual ¡°los pol¨ªticos dominados por un electorado envejecido, devoran todo el margen fiscal disponible, pero as¨ª garantizan que los futuros votantes sigan apoyando el sistema¡±.
Dicho todo esto, el economista Manuel Hidalgo asegura que las decisiones que han llevado a esta situaci¨®n ¡°en alg¨²n momento se tendr¨¢n que revertir; alguien tendr¨¢ que tomar medidas porque el escenario es insostenible y el crecimiento econ¨®mico a largo plazo pasa por la apuesta por la juventud¡±. Adem¨¢s, con vistas a recortar la brecha generacional, el escenario macroecon¨®mico, laboral y social ha empezado a dar algunas se?ales esperanzadoras que tienen que ver con la mejora de los salarios, el recorte de la contrataci¨®n temporal o, el aumento de la natalidad en 2024, por primera vez en diez a?os. Si bien, los analistas argumentan que a¨²n es pronto para confirmar si estos indicios de mejora suponen un claro cambio de tendencia.
Berzosa, por su parte, prefiere acabar con una brecha algo m¨¢s intangible: la de la sociabilidad entre generaciones, que tampoco atraviesa su mejor momento, seg¨²n este geront¨®logo. ¡°La soluci¨®n a esa brecha pasar¨ªa porque los m¨¢s j¨®venes y los m¨¢s mayores compartieran m¨¢s tiempo, proyectos y espacios en su d¨ªa a d¨ªa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
