Innovaci¨®n, cooperaci¨®n, medio ambiente y comunidad: as¨ª es la realidad de la escuela rural
Frente a la despoblaci¨®n y las ideas preconcebidas, la educaci¨®n en la Espa?a vaciada sobrevive haciendo uso de metodolog¨ªas activas, competencias digitales y pr¨¢cticas innovadoras
Puede que la sede central del Colegio P¨²blico Rural Ti?osa est¨¦ en Priego de C¨®rdoba, pero solo parte de sus 145 alumnos de Educaci¨®n Infantil y Primaria la frecuentan; el resto est¨¢n repartidos en otras nueve aldeas. La despoblaci¨®n hace que, en sus aulas, ni?os y ni?as se entremezclen en grupos reducidos de diferentes edades, hasta el punto de que cuatro de sus sedes son unitarias, con una sola aula que se mantiene contra viento y marea para evitar el desarraigo de los m¨¢s peque?os. Su heterogeneidad, lejos de ser un problema, representa para los docentes la oportunidad de impartir una ense?anza innovadora, cercana y activa inmersos en un privilegiado entorno natural. Porque, cuando la necesidad llama a la puerta de la vocaci¨®n y el compromiso, los resultados no tardan en llegar. Y son incluso mejores que en las escuelas urbanas.
Para el 17,2 % de la poblaci¨®n espa?ola que vive en territorios despoblados, acceder a los recursos escolares necesarios es todo un desaf¨ªo, pero eso no implica que la educaci¨®n que reciben sea de peor calidad. ¡°Al tener un alumnado reducido, las clases son superpersonalizadas, la atenci¨®n es muy individual y conoces perfectamente a los chiquillos¡±, afirma Lydia Gonz¨¢lez, maestra de Primaria y Educaci¨®n F¨ªsica del CPR Ti?osa. ¡°Es complejo al principio, porque no es lo mismo estar con un ni?o de Infantil que con otro de sexto de Primaria; pero con buena planificaci¨®n y organizaci¨®n se trabaja muy bien¡±, a?ade. Un entorno diverso en el que cobra una especial relevancia el trabajo por ¨¢mbitos en proyectos transversales. ¡°Ah¨ª te das cuenta de que, en una clase con alumnos de cuarto, quinto y sexto, los libros de texto no te sirven, sino que programas para el aula con actividades comunes para todos, y eval¨²as a cada uno en su nivel. Como estamos en esa l¨ªnea del esfuerzo cooperativo, nos llaman innovadores, pero es la necesidad la que nos obliga a trabajar de esa forma¡±, sostiene Juan Antonio Rodr¨ªguez, docente del CEIP Ram¨®n y Cajal, en Alpartir (Zaragoza), un colegio incompleto con 42 alumnos divididos en tres aulas.
La escuela rural, un modelo a seguir
Si hay algo que define a la escuela rural, m¨¢s all¨¢ de su diversidad y metodolog¨ªa, es su conexi¨®n con el territorio y su capacidad para implicar en la educaci¨®n a diferentes actores: ¡°No solo son los maestros en el aula los que educan, sino que las familias est¨¢n muy implicadas en el d¨ªa a d¨ªa; se las invita a hacer talleres de lectura, de recuperaci¨®n de antiguos oficios, de cocina, de manualidades... Y sin olvidar el papel de los abuelos. Pero tambi¨¦n se trata de las empresas, las cooperativas del pueblo, el Ayuntamiento o la biblioteca¡±, asevera Sandra Cam¨®s, directora de Programas Educativos de la Fundaci¨®n Princesa de Girona.
¡°Los proyectos que hacemos son todos curriculares. Si hacemos senderismo, como hay una asociaci¨®n que est¨¢ recuperando senderos, los recorremos con ellos, y lo documentamos despu¨¦s en Matem¨¢ticas, trabajamos los mapas, las distancias...¡±, explica Rodr¨ªguez. Mientras, en el CPR Ti?osa, los alumnos est¨¢n terminando un proyecto de Interrail por Europa en el que, aparte de las asignaturas de Ciencias y Geograf¨ªa, trabajan tambi¨¦n las Matem¨¢ticas; estudian las poblaciones, la comida y las costumbres de cada lugar; y practican la comunicaci¨®n oral al preparar y exponer una presentaci¨®n. ¡°Lo cierto es que trabajar as¨ª les motiva mucho m¨¢s que estar estudiando de memoria¡±, a?ade Gonz¨¢lez. Un aspecto que tambi¨¦n destaca Rosa Barreiro, presidenta de la Asociaci¨®n de Colegios Rurales Agrupados (CRA) de Galicia (AMCRAGA): ¡°La palabra motivaci¨®n se ha llevado y tra¨ªdo mucho en las facultades y libros de pedagog¨ªa, pero poco en las escuelas. Tiene que existir de verdad... Un ni?o no puede trabajar una competencia matem¨¢tica si no se siente bien; para que aprenda a leer, le tiene que apetecer; para que pinte algo, hay que motivarlo¡±.
El Ram¨®n y Cajal dispone de una cocina solar donde hacer mermelada o trabajar con lo que sacan del huerto escolar, y ello a su vez les sirve para aprender Lengua, Ciencias (al orientar la cocina) o Matem¨¢ticas (cuando calculan las proporciones de la receta). Su proyecto educativo, desgrana Rodr¨ªguez, abarca tres grandes l¨ªneas: el proyecto de convivencia (basado en una propuesta de cultura de paz de la UNESCO que involucra el cuidado de las personas, de las relaciones emocionales y del entorno), el bibliotecario (con proyectos documentales integrados) y el digital: ¡°?Sabes que muchas veces se dice que los ni?os y ni?as son nativos digitales? Pues no. Habr¨¢n nacido en un entorno digital, pero no son competentes digitales, al igual que un ni?o, por nacer o por meterle en una biblioteca, no aprende a leer. Tiene que haber un acompa?amiento, y tambi¨¦n hacer una formaci¨®n con las familias sobre los riesgos de Internet¡±, cuenta Rodr¨ªguez. Los reconocimientos a su labor son numerosos: Premio Nacional de Convivencia, Medalla al M¨¦rito Educativo del Gobierno de Arag¨®n, escuela Changemaker por la Fundaci¨®n Ashoka, miembro de la red de Escuelas de Amnist¨ªa Internacional, Greenpeace, UNESCO, Save the Children... ¡°Al final, la educaci¨®n no es lo que puedas hacer, sino lo que quieras hacer¡±, reclama con convicci¨®n.
Innovaci¨®n tecnol¨®gica
Unos y otros echan por tierra la falsa idea de que los alumnos de las escuelas rurales tengan menos competencias digitales que sus compa?eros urbanos. La realidad, apuntan, es m¨¢s bien la contraria. En el Ti?osa, por ejemplo, fueron introduciendo las tablets de forma progresiva desde 2015: ¡°Lo que se pretend¨ªa era que los ni?os empezaran a manejar otro tipo de recursos, y la verdad es que ha funcionado bastante bien, porque no solo son consumidores de contenido, sino que crean los suyos propios a partir de lo que van trabajando en clase¡±, explica Gonz¨¢lez. De la mano de la tecnolog¨ªa, llegaron tambi¨¦n la realidad aumentada, que les sirve para estudiar materias como Ciencias y Anatom¨ªa, e incluso las clases de rob¨®tica, con unos kits de Lego para que programen y construyan el modelo.
Sin embargo, no todas las escuelas rurales gozan del mismo nivel de acceso tecnol¨®gico, y ello ha propiciado iniciativas como el Proyecto R3: Rural, Remoto y Real, un programa de la Universidad de Deusto ideado para fomentar las vocaciones STEM y posibilitar que los centros rurales puedan ofrecer a sus estudiantes laboratorios remotos controlados y experimentos reales por medio de Internet, con materiales did¨¢cticos personalizables y sin tener que adquirir nuevos equipos ni responsabilizarse por su mantenimiento. ¡°La escasa dotaci¨®n [de muchas de estas escuelas] es especialmente problem¨¢tica cuando se habla de Ciencia y Tecnolog¨ªa, disciplinas en las que se aprende experimentando. Y cada vez est¨¢ m¨¢s claro que el acercamiento a ambas no se produce a los 16 a?os, sino a edades mucho m¨¢s tempranas, antes de los 10 o 12¡å, afirma Javier Garc¨ªa Zub¨ªa, profesor de Ingenier¨ªa de la Universidad de Deusto y coordinador del programa.
El uso de planarias para estudiar el efecto de las bebidas con cafe¨ªna en el sistema nervioso; el funcionamiento de un p¨¦ndulo; la programaci¨®n con Scratch o la flotabilidad de los objetos son solo algunos de los experimentos que pueden disfrutar, gracias a R3, los alumnos de Primaria y Secundaria. En la iniciativa, financiada por la Fundaci¨®n Espa?ola para la Ciencia y la Tecnolog¨ªa y LabsLand, participan m¨¢s de 30 centros escolares en comunidades como Arag¨®n, Asturias, Pa¨ªs Vasco y Comunidad Valenciana. ¡°T¨² puedes tener clases de rob¨®tica con tus propios robots; el problema es que eso implica tener que mantenerlos y arreglarlos, lo que puede ser una pesadilla para el profesor, porque se rompen frecuentemente¡±, explica Garc¨ªa Zub¨ªa. bMaker, por su parte, es un programa de Macmillan Education y BQ Educaci¨®n enfocado en la programaci¨®n, los mundos virtuales, la inteligencia artificial o el dise?o 3D que permite a los menores aprender de forma remota desde sus casas, escuelas o espacios municipales, y que se ha marcado el objetivo de formar en competencias digitales a m¨¢s de 1.000 alumnos y alumnas de zonas rurales en 2022.
Conservar el patrimonio cultural y natural
¡°La gran espada de Damocles que tenemos es la ratio. Si t¨² bajas de seis ni?os, tienes amenaza de cierre, y en el momento en que cierras una escuela es muy dif¨ªcil volver a reabrirla¡±, advierte Barreiro. ¡°Es muy triste si de repente un ni?o se tiene que ir, por el motivo que sea, y que eso pueda desembocar en un cierre, con todo lo que eso conlleva, porque la escuela es una fuente de cultura y estudia el patrimonio cultural de la zona¡±.
Esta veterana de m¨¢s de 30 a?os de experiencia en la escuela rural gallega recuerda c¨®mo una fiesta sobre la vendimia que hac¨ªa en su escuela antes de la pandemia fue creciendo hasta convertirse en todo un festival patrimonial al que acud¨ªan, vestidos de ¨¦poca, el resto de centros del CRA. Hab¨ªa una zona de corte de racimos, otra de pisado de uvas, de trenzado de cebollas e incluso de mazorcas de ma¨ªz: ¡°Era lo que en Galicia se llamaba A esfolla do millo, en la que la gente se sentaba en grupos a limpiar el ma¨ªz, y eso generaba canciones, cuentos, cuchicheos... O sea, vida de pueblo¡±. Y luego, se merendaba pan con chocolate y mosto de vino. ¡°Hab¨ªa una ambientaci¨®n cultural brutal¡±, recuerda. ¡°Todo este tipo de cosas hace que la escuela rural sea important¨ªsima; no se pone en valor, pero est¨¢n fijando cultura, porque si tus ni?os lo viven, alg¨²n d¨ªa lo recordar¨¢n¡±, a?ade.
Las ratios no representan la ¨²nica sombra en el futuro de la escuela rural. Otros problemas tienen que ver con la carencia de servicios complementarios como comedor y transporte, o la falta de continuidad del profesorado: ¡°?Qu¨¦ es lo que ocurre en Arag¨®n y en otras comunidades aut¨®nomas? Aqu¨ª, cada a?o, cambia de media el 60 % del equipo docente, y hay coles donde cambia el 90 o el 100. Hay CRAs donde, el uno de septiembre, llegan cinco maestros nuevos y no saben ni d¨®nde est¨¢n las llaves del cole¡±, denuncia. ¡°Imag¨ªnate si la Opel, que es el emblema del empleo en Arag¨®n, cambiara el 60 % de sus trabajadores cada a?o: no se har¨ªan coches... O si, en la redacci¨®n de EL PA?S, reemplazaran anualmente al 60 % de los periodistas. Ser¨ªa un caos, ?no? Pues eso mismo ocurre en el rural¡±, advierte Juan Antonio Rodr¨ªguez. Para ¨¦l, una parte clave del ¨¦xito de Alpartir radica precisamente en la continuidad de su proyecto educativo, ya que tanto ¨¦l como Carolina, su compa?era, llevan 15 a?os en el centro. ¡°La nuestra es una zona con mucho dinamismo. Pero antes las asociaciones no participaban en el colegio, porque cada dos a?os cambiaba por completo el equipo docente¡±.
Generaci¨®n Docentes
Para poner precisamente en valor el trabajo de la escuela rural y su contribuci¨®n a la innovaci¨®n educativa, la Fundaci¨®n Princesa de Girona puso en marcha en 2020 Generaci¨®n Docentes, una iniciativa dirigida a estudiantes de tercero y cuarto de los grados en Educaci¨®n Infantil y Primaria para que realicen cuatro meses de pr¨¢cticas curriculares y su trabajo de fin de grado en una escuela rural de referencia. ¡°Elegimos la escuela rural porque ofrece al joven un espacio muy propicio para que pueda aprender y desarrollarse, innovar y a la vez estar muy bien mentorizado y acogido¡±, cuenta Cam¨®s. Pero tambi¨¦n porque ¡°ese aprendizaje basado en proyectos que tanto est¨¢ ahora de moda, se lleva practicando aqu¨ª 50 a?os, y sobre todo porque encontramos maestros y maestras con profunda vocaci¨®n. Que est¨¦n en contacto con este tipo de docentes, que les acojan, les den protagonismo y les dejen poner en pr¨¢ctica esas inquietudes que tienen es muy importante¡±.
El programa incluye adem¨¢s un programa formativo previo al practicum, con el objetivo de ayudarles a desarrollar alguna de las competencias que necesitar¨¢n m¨¢s adelante: habilidades blandas como el pensamiento cr¨ªtico, la resoluci¨®n creativa de problemas, la gesti¨®n y an¨¢lisis de la informaci¨®n, la adaptabilidad, la resiliencia, la gesti¨®n del miedo y de las expectativas, el trabajo colaborativo, el liderazgo o la comunicaci¨®n. ¡°Queremos que sea una experiencia de empoderamiento personal y profesional que, al final, haga conscientes a los docentes de su capacidad como protagonistas de la transformaci¨®n educativa¡±, a?ade Cam¨®s. No es el primero de estas caracter¨ªsticas: en 2021, la Universitat Jaume I de Castell¨®n puso en marcha un programa de pr¨¢cticas duales obligatorias en municipios afectados por la despoblaci¨®n.
A Nicol¨¢s Vega, la beca de la fundaci¨®n le dio la oportunidad de observar las diferencias entre los ni?os y de contexto entre un pueblo y otro; ¡°el c¨®mo una misma clase que yo pod¨ªa idear y plantear en mi casa, dependiendo de la escuela, el pueblo o la edad de los alumnos, cambiaba radicalmente¡±. Graduado en Educaci¨®n Primaria con menci¨®n en Educaci¨®n F¨ªsica por la Universidad de Le¨®n, Vega pas¨® sus pr¨¢cticas en el CRA de Coristanco, en A Coru?a, y admite que el mayor reto fue el de planificar e impartir clases para un conjunto de alumnos de edades tan diferentes. Un desaf¨ªo que, a pesar de todo, reconoce que mereci¨® la pena: ¡°Las diferencias de edad no son un obst¨¢culo, sino una oportunidad para mejorar la ense?anza. Yo, por ejemplo, he trabajado mucho el que los alumnos de grados superiores hicieran como de hermanos mayores de los m¨¢s peque?os, y por eso, a la hora de hacer juegos y dem¨¢s, los ve¨ªas con much¨ªsima autonom¨ªa¡±. Y no solo eso: cuando salen del CRA, los alumnos han desarrollado toda un conjunto de habilidades blandas que les ser¨¢n de gran utilidad en su vida adulta.
¡°La escuela rural es la gran olvidada¡±, reivindica por su parte Paula Ropero, una estudiante de cuarto de Educaci¨®n Infantil en la Universidad de Alicante que est¨¢ realizando sus pr¨¢cticas en el CRA Vilaboa, en Pontevedra. ¡°Para m¨ª es un claro reflejo de la vida real, porque en ella t¨² no solo te relacionas ni trabajas con gente de tu misma edad, intereses o capacidades. La educaci¨®n multigrado consigue que los ni?os sepan adaptarse a las necesidades de sus compa?eros, e impresiona ver c¨®mo se autogestionan¡±. Para Ropero, el componente emocional es otro de los pilares de la escuela rural: ¡°No hay prisa en hacer las cosas, se tratan con mucho cari?o y al final se adaptan. Lo importante en esta metodolog¨ªa son ellos, el c¨®mo se sienten, porque generalmente en la escuela tradicional no suele haber hueco para eso¡±. Y sobre los ni?os vuelve a poner el foco, emocionada, Barreiro: ¡°Durante la pandemia, hicieron maravillas. El premio Princesa de Girona se lo ten¨ªan que dar a ellos, porque no se quitaron nunca las mascarillas, han comido solitos, no han podido abrazarse ni tocarse entre ellos para jugar... Han sido unos h¨¦roes, m¨¢s que nosotros¡±.
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