La crisis del gas y el mercado el¨¦ctrico europeo
La situaci¨®n aconseja acelerar las inversiones en renovables con un marco regulatorio y contractual de muy largo plazo
Los precios del gas en Europa se han multiplicado por m¨¢s de cuatro en los ¨²ltimos meses. Se trata de un acontecimiento excepcional, no previsto, un ¡°cisne negro¡±, resultado de varios factores: una recuperaci¨®n mundial acelerada tras la pandemia, un mercado europeo del gas cada vez m¨¢s enfocado al corto plazo y con bajos stocks y una crisis geopol¨ªtica agravada por la fuerte dependencia del gas ruso. Los precios de la electricidad en los mercados mayoristas europeos tambi¨¦n se han multiplicado por cuatro a pesar de que el gas apenas representa una quinta parte de la electricidad producida.
Este precio de la electricidad se va trasladando a los consumidores con diferente retardo en funci¨®n de su contrato. En el caso espa?ol, ha afectado de forma inmediata al 40% de los hogares que est¨¢n acogidos al precio regulado (PVPC, precio de venta al peque?o consumidor), entre los que se encuentran los m¨¢s vulnerables, y a todos aquellos consumidores con precio referenciado al del mercado mayorista. Al resto les impacta a medida que su contrato a precio fijo vence y los suministradores revisan el precio.
En otros pa¨ªses de nuestro entorno, el precio regulado se fija para periodos m¨¢s largos, y los consumidores industriales tienen m¨¢s energ¨ªa contratada a precio fijo. Eso explica por qu¨¦ el impacto se est¨¢ produciendo algo m¨¢s tarde que en Espa?a.
Cuando la crisis era percibida como transitoria, las reducciones de impuestos y cargos, y otras medidas compensatorias para diferentes colectivos, parec¨ªan suficientes, a pesar de tener efectos muy desiguales sobre sus beneficiarios, generosas para los consumidores con contrato a precio fijo y muy insuficientes para los dem¨¢s, y de las grandes diferencias entre pa¨ªses, dif¨ªciles de justificar en un mercado europeo integrado.
A medida que la crisis se prolonga, se encienden las alarmas en Europa porque se agrava el da?o para familias y empresas, aumentan las tensiones inflacionistas que amenazan la recuperaci¨®n, se disparan los beneficios ¡°ca¨ªdos del cielo¡± para las tecnolog¨ªas que no consumen gas y afloran los riesgos para la competencia de la desaparici¨®n de la comercializaci¨®n independiente. Al mismo tiempo, surgen cr¨ªticas a una volatilidad de precios que es econ¨®micamente ineficiente porque no favorece la inversi¨®n real, sino la contrataci¨®n de seguros, y no es aceptada por los ciudadanos. Preocupa, adem¨¢s, que esta crisis genere rechazo a la lucha contra el cambio clim¨¢tico en toda Europa, incluso en Espa?a, donde es poco cuestionable que acelerar el desarrollo e¨®lico y fotovoltaico es la mejor receta para reducir la dependencia energ¨¦tica, prevenir futuras crisis y conseguir una electricidad m¨¢s barata, limpia y competitiva.
Esta crisis est¨¢ alimentando un doble debate sobre el mercado el¨¦ctrico europeo. El primero plantea si algunas de sus reglas debieran modificarse temporalmente para afrontar una situaci¨®n excepcional, no anticipada, muy grave, que podemos equiparar a una cat¨¢strofe natural. Habr¨ªa diferentes f¨®rmulas t¨¦cnicas posibles, como un pago extraordinario a las centrales de gas para que ofrezcan en el mercado por debajo de su coste, o desplazar esas centrales al mercado de resoluci¨®n de restricciones t¨¦cnicas. En ambos casos, los consumidores s¨®lo pagar¨ªan el mayor coste del gas, pero no se distorsionar¨ªan los ingresos de las dem¨¢s tecnolog¨ªas, que seguir¨ªan percibiendo lo previsto antes del ¡°cisne negro¡±.
Una soluci¨®n de este tipo tiene contraindicaciones. Se puede criticar que genera incertidumbre regulatoria y desconfianza en los inversores, porque en ning¨²n sitio est¨¢ definido qu¨¦ es un acontecimiento ¡°excepcional¡±. De hecho, en la fase m¨¢s dura de la pandemia, cuando los precios de la electricidad se hundieron, nadie plante¨® modificar las reglas para proteger los ingresos de los generadores. Pero ahora se trata de afrontar una situaci¨®n muy grave con el menor da?o posible a las relaciones contractuales y al tejido econ¨®mico y social. A veces, lo que es bueno para el h¨ªgado es malo para el bazo. El agravamiento de la crisis con Rusia hace probablemente inevitable una soluci¨®n europea temporal de este tipo.
El segundo debate sobre el mercado el¨¦ctrico europeo, que se mezcla algo confusamente con el anterior, se centra en c¨®mo debe evolucionar para proporcionar las se?ales econ¨®micas adecuadas para transitar hacia la descarbonizaci¨®n. Se dise?¨® para un sistema el¨¦ctrico mayoritariamente f¨®sil, caracterizado por altos costes de operaci¨®n y bajos costes de inversi¨®n. Al que nos dirigimos es todo lo contrario, de muy altos costes de instalaci¨®n, en generaci¨®n renovable e¨®lica y fotovoltaica sobre todo, y muy bajos costes de operaci¨®n.
Respecto de las renovables, el precio del mercado mayorista de corto plazo, que tender¨¢ a ser cada vez m¨¢s bajo en los momentos de elevada producci¨®n renovable, dif¨ªcilmente puede proporcionar una se?al econ¨®mica clara para invertir a 30 o m¨¢s a?os. Las subastas de renovables con garant¨ªa del sistema se revelan como un mecanismo para asegurar las inversiones de forma competitiva y facilitar su financiaci¨®n, sobre todo en mercados con poca demanda solvente dispuesta a comprometerse con contratos a muy largo plazo. Estas subastas se ver¨¢n complementadas por contratos bilaterales de largo plazo privados (PPA) y por el mercado a plazo organizado.
Por otro lado, un sistema el¨¦ctrico masivamente renovable, cuya producci¨®n depende del sol y el viento, necesita unas instalaciones de generaci¨®n, almacenamiento y gesti¨®n de la demanda que aporten respaldo y flexibilidad. Su rentabilidad no puede depender tanto de los ingresos por la energ¨ªa como de la retribuci¨®n que perciban por asegurar el equilibrio y la estabilidad del sistema.
Por ello es necesaria una evoluci¨®n del marco regulatorio europeo que nos permita avanzar en la descarbonizaci¨®n con seguridad y al menor coste para los consumidores. El mercado mayorista que ahora tenemos seguir¨¢ siendo relevante para acoplar los mercados europeos y para, con los mercados de ajuste y servicios complementarios, operar de forma eficiente los recursos de flexibilidad del sistema. Aunque siga siendo un mercado marginalista, porque es lo m¨¢s eficiente y transparente, ser¨¢ cada vez m¨¢s marginal a la hora de determinar los ingresos de los generadores y los pagos de los consumidores. La mayor parte del coste de la energ¨ªa se fijar¨¢ al margen de ese mercado, por un lado, mediante subastas de renovables, PPA o contrataci¨®n en el mercado a plazo organizado, y por otro, mediante mercados de capacidad con los que las instalaciones que presten servicios de firmeza y flexibilidad complementen los ingresos que obtengan en los mercados de corto plazo y de servicios complementarios. La realidad es que el sistema el¨¦ctrico actual est¨¢ viviendo de la firmeza y la flexibilidad que aportan unas instalaciones que ahora no se construir¨ªan con las se?ales que el mercado proporciona.
En resumen, esta crisis aconseja una modificaci¨®n temporal y excepcional de las reglas del mercado europeo, acelerar las inversiones en renovables proporcionando un marco regulatorio y contractual de muy largo plazo, y una evoluci¨®n del mercado mayorista europeo, que perder¨¢ peso en beneficio de la contrataci¨®n a largo plazo y el desarrollo de los mercados de capacidad y flexibilidad.
Luis Atienza ha sido presidente de Red El¨¦ctrica y miembro de la Comisi¨®n de Expertos para la Transici¨®n Energ¨¦tica.
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