La perspectiva macroecon¨®mica de Estados Unidos
Los riesgos de las cadenas de?suministro pueden haberse vuelto m¨¢s agudos tras la?invasi¨®n rusa de Ucrania
Es probable que muchos de quienes hoy est¨¢n preocupados por la creciente inflaci¨®n en Estados Unidos no est¨¦n de acuerdo, pero a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos deber¨ªamos premiarla con una vuelta ol¨ªmpica. Basta con mirar atr¨¢s y ver lo que la Fed ha logrado en los ¨²ltimos dos a?os.
A estas alturas de a?o en 2020, la pandemia de la covid-19 hab¨ªa provocado una ca¨ªda gigantesca del empleo del 14% cuando grandes sectores de la econom¨ªa se vieron obligados a cerrar. Y si bien el empleo se recuper¨® cuando la actividad empez¨® a reabrirse, de todas maneras, se mantuvo un 7% por debajo de su nivel previo a la pandemia.
Recuperar ese 7% restante siempre iba a ser dif¨ªcil, porque exig¨ªa una nueva divisi¨®n de la mano de obra. Durante la recuperaci¨®n decepcionante, an¨¦mica e insatisfactoria de la Gran Recesi¨®n hace una d¨¦cada, la reconstrucci¨®n del tejido del mercado laboral se produjo a un ritmo que hizo subir el empleo solo 1,3 puntos porcentuales por a?o. Como la demanda era floja y creci¨® muy lentamente durante ese periodo, era dif¨ªcil descifrar qu¨¦ modelos de negocios ser¨ªan rentables y d¨®nde iba a necesitarse realmente mano de obra.
Esta vez, la reconstrucci¨®n sucedi¨® a pasos mucho m¨¢s acelerados. El empleo aument¨® un 5% en apenas un a?o, porque la Fed y la Administraci¨®n del presidente estadounidense, Joe Biden, no sacaron el pie del acelerador demasiado r¨¢pido, como lo hab¨ªan hecho sus antecesores a comienzos de los a?os 2010. Por eso, todos deber¨ªamos ver la econom¨ªa de hoy como una enorme victoria pol¨ªtica ¡ªquiz¨¢ la mayor que yo haya visto en Estados Unidos¡ª. El presidente de la Fed, Jerome Powell, y sus colegas deber¨ªan estar muy orgullosos.
Una inflaci¨®n m¨¢s alta, como efecto colateral y como consecuencia de la recuperaci¨®n robusta, era inevitable y, por tanto, no es algo de lo que lamentarse. Cuando uno se reincorpora r¨¢pidamente al tr¨¢fico de la autopista a toda velocidad va a dejar marcas de neum¨¢tico en el asfalto. La pregunta ahora es qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s. El mercado de bonos parece pensar que esta ola de inflaci¨®n pasar¨¢, y que la estabilidad de los precios regresar¨¢ en el medio plazo. El mercado actualmente anticipa que en los pr¨®ximos cinco a 10 a?os la inflaci¨®n promediar¨¢ el 2,2% anual.
Siempre es posible que el mercado se equivoque. Pero, en este caso, creo en su criterio. Uno puede confiar en el mercado de bonos no porque sea un buen pronosticador (no lo es), sino por lo que nos dice sobre las expectativas. Si la inflaci¨®n actual de Estados Unidos no se disipa r¨¢pidamente, ser¨¢ porque la gente no esperaba que lo hiciera. Afortunadamente, como se?ala Joseph E. Gagnon, del Instituto Peterson de Econom¨ªa Internacional, la gente cuyas expectativas importan aqu¨ª es esencialmente la misma gente que apuesta por el mercado de bonos.
Desde una perspectiva hist¨®rica m¨¢s amplia, hubo seis episodios de inflaci¨®n en Estados Unidos por encima del 5% en el siglo XX. Uno se produjo durante la I Guerra Mundial, pero esta inflaci¨®n se convirti¨® en una deflaci¨®n sustancial y en una recesi¨®n profunda y breve, debido a lo que Milton Friedman luego determin¨® que hab¨ªa sido un incremento excesivo de los tipos de inter¨¦s (del 3,75% al 7%) por parte de la Fed. Otro episodio se produjo durante la II Guerra Mundial, cuando se aplac¨® la inflaci¨®n con controles de precios. Los dos siguientes ocurrieron tras la II Guerra Mundial y despu¨¦s de la guerra de Corea, cuando la inflaci¨®n result¨® ser transitoria y transcurri¨® r¨¢pidamente sin un ajuste monetario sustancial. Y los dos ¨²ltimos llegaron a definir la d¨¦cada de los a?os setenta. El episodio final termin¨® siendo controlado por una profunda recesi¨®n luego de las enormes alzas de los tipos de inter¨¦s por parte del presidente de la Fed, Paul Volcker.
M¨¢s all¨¢ de si se dan cuenta o no, todos los que presentan argumentos sobre el curso probable de la inflaci¨®n de hoy no se basan en principios te¨®ricos, sino en analog¨ªas hist¨®ricas arbitrarias. Algunos, como el sagaz Olivier Blanchard, el que fuera mi maestro, ven los a?os setenta como la mejor analog¨ªa. Pero si bien esto puede ser correcto, su argumento es d¨¦bil. El brote de inflaci¨®n de 1974 se produjo despu¨¦s de un episodio inflacionario previo que hab¨ªa hecho cambiar las expectativas. En 1973, la gente pensaba que la tasa de inflaci¨®n, en ausencia de una recesi¨®n, se mantendr¨ªa en torno a lo que hab¨ªa estado el a?o anterior ¡ªsi no un poco m¨¢s alta¡ª. Por el contrario, no veo ninguna evidencia hoy que sugiera que las expectativas de inflaci¨®n de Estados Unidos se hayan desanclado.
Asimismo, el empleo en Estados Unidos sigue estando 7,3 millones por debajo de su tendencia previa a la covid. En un documento reciente, Lawrence H. Summers (otro exmaestro m¨ªo sagaz) y Alex Domash atribuyen una escasez de 2,7 millones de empleos a factores estructurales como el envejecimiento de la poblaci¨®n y las restricciones inmigratorias. Pero todav¨ªa quedan 4,6 millones de personas que han abandonado la fuerza laboral, pero que pueden sentirse tentadas de regresar por una econom¨ªa lo suficientemente fuerte. Este pool potencial de mano de obra reduce mi temor de una espiral salarial inflacionaria, que sucede cuando los empleadores intentan contratar m¨¢s trabajadores de los que hay disponibles.
Adem¨¢s de una espiral de precios y salarios, los otros dos culpables a los que se acusa frecuentemente de una inflaci¨®n no transitoria son los cuellos de botella en las cadenas de suministro y las expectativas autocumplidas. En los tres, el ¨²nico riesgo potencialmente serio es que tal vez no podamos resolver las alteraciones clave en las cadenas de suministro.
Eso nos lleva a las malas noticias. Los riesgos de las cadenas de suministro pueden haberse vuelto m¨¢s agudos ahora que la guerra de Rusia contra Ucrania ha hecho que los precios del petr¨®leo y de los granos entraran en una espiral ascendente, como sucedi¨® a comienzos de los a?os setenta. Gracias al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, los a?os setenta tal vez terminen siendo la analog¨ªa correcta, despu¨¦s de todo.
J. Bradford DeLong es ex subsecretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de California, Berkeley, y socio en la Oficina Nacional de Investigaci¨®n Econ¨®mica.
? Project Syndicate 1995¨C2022
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