Viaje al laboratorio secreto de Amazon
El casi desconocido Lab126 es el responsable de productos que han cambiado nuestro tiempo, como Kindle o Alexa
Amazon es una de esas pocas empresas que transforman un susurro en una promesa. ¡°Est¨¢ trabajando¡±, ¡°va a lanzar¡±, ¡°es posible que su precio sea¡±, ¡°a Europa llegar¨¢¡±. Todas sus promesas se convierten en titulares. Sucede, claro, en la bah¨ªa de San Francisco, en Sunnyvale (California), donde la compa?¨ªa fundada por Jeff Bezos tiene su laboratorio secreto. Lab126. El lugar que ha creado los lectores Kindle, las tabletas Fire, el asistente virtual Alexa, el altavoz inteligente Echo, la televisi¨®n Amazon TV o el robot para el hogar Astro. Pero, tambi¨¦n, de donde proceden fracasos como el Fire Phone (2014). Un error que cost¨® 170 millones de d¨®lares en cancelaciones, seg¨²n la prensa del momento. Casi nada para el campo de pruebas de hardware del coloso.
La discreci¨®n ¡ªo el secreto¡ª resulta inseparable de la firma. Solo hay que fijarse en la fotograf¨ªa que acompa?a a este reportaje. ?D¨®nde est¨¢ tomada? ?En el laboratorio? ?En una casa particular? ?En ninguno de los dos sitios? Lo ¨²nico cierto es quien sonr¨ªe junto al robot Astro: Gregg Zeher, un genio del hardware y presidente de Lab126. La conversaci¨®n transcurre por videoconferencia. Aunque no pueda hacer promesas. ¡°No puedo decirle cu¨¢ntas personas [varios cientos] trabajamos en el laboratorio¡±. ¡°Tampoco cu¨¢ndo llegar¨¢ Astro a Europa o su precio¡±. Ni desde luego contar sus pr¨®ximos proyectos. La entrevista revela a alguien muy cordial que disfruta, como un chaval con enorme talento, de las tareas m¨¢s dif¨ªciles del colegio.
Quiz¨¢ no queden demasiado lejos esos d¨ªas. Gregg Zeher (1953, Illinois, Estados Unidos) se crio en una granja. Un lugar que el escritor Truman Capote bien podr¨ªa calificar el ¡°m¨¢s all¨¢¡±, las palabras con las que arranca A sangre fr¨ªa. ¡°Ten¨ªamos vacas, gallinas; ese era el entorno¡±, recuerda. Pronto destac¨® en matem¨¢ticas y sigui¨® los pasos de su hermano mayor y se matricul¨® en ingenier¨ªa en la Universidad de Illinois. Empez¨® dise?ando productos para ni?os. ¡°Me encantan y tambi¨¦n trabajar con investigadores, que no saben nada de ingenier¨ªa, y con ingenieros, como yo, que no saben nada del comportamiento humano. El equipo perfecto¡±.
Despu¨¦s, el periplo, intermitente, de empresas emergentes abiertas y fracasadas que conlleva la ambici¨®n de Silicon Valley. Vicepresidente de Ingenier¨ªa de Hardware en Palm Computing (tabletas como Zire), vicepresidente de Ingenier¨ªa en VA Linux (c¨®digo abierto), hasta que entr¨® ¡ªgracias a la introducci¨®n de unos compa?eros de Motorola¡ª en Apple. Nunca conoci¨® a Steve Jobs. ¡°Es curioso. Se march¨® justo cuando llegu¨¦ yo, lo vi una vez en el aparcamiento¡±, recuerda. Estuvo nueve a?os. Siete en el ¨¢rea de ordenadores de sobremesa y dos como vicepresidente de port¨¢tiles (Powerbooks). Aunque el d¨ªa dur¨® algo m¨¢s de 24 horas cuando en 2004 firm¨® por Amazon. ¡°Me entrevist¨® Jeff Bezos [fundador de la compa?¨ªa]. Es un gran tipo, es cierto que resulta complicado, pero estaba muy implicado en desarrollar nuevos productos¡±, reflexiona. Y a?ade: ¡°Exige much¨ªsimo y siempre tiene nuevas ideas¡±.
De esa hiperactividad, en octubre, surgi¨® el laboratorio. El nombre procede del logo de Amazon, que dibuja una l¨ªnea que une la ¡°A¡± y la ¡°Z¡±. En el alfabeto ingl¨¦s la A es la letra 1 y la Z, la 26. Lab126.
El primer ¨¦xito lleg¨® con Kindle. Se lanz¨® (tras tres a?os de trabajo) el 19 de noviembre de 2007 y en cinco horas y media se agotaron las 90.000 unidades disponibles. Bezos quer¨ªa ir al mismo ritmo con los CD, los v¨ªdeos, la m¨²sica, pero Zeher le convenci¨®. ¡°Era el principio de todo, una empresa que vend¨ªa libros. Deb¨ªamos empezar por este tipo de descargas¡±, asegura. Tambi¨¦n lleg¨® el primer fiasco: el m¨®vil Fire. ¡°Aprendimos mucho. Sab¨ªamos que el mercado estaba saturado pero cre¨ªamos que exist¨ªa espacio para el desarrollo de una nueva interface¡±, defiende. No fue as¨ª. Apple y Google ya hab¨ªan desembarcado con una marea de aplicaciones de todo tipo.
Sin embargo, fracasar en la bah¨ªa tiene un significado distinto al europeo. Supone empezar por otro sitio. Los robots para el hogar. ¡°Hace cinco a?os Bezos nos coment¨®: necesitamos dise?ar esos productos¡±, narra el ingeniero. Crearon una especie de start-up dentro de Amazon para producirlos. ¡°Jeff dijo, de acuerdo, y lo hicimos. Necesit¨¢bamos ingenieros, expertos en sensores, dise?adores de c¨¢maras... Mucha gente. Porque el robot ten¨ªa que resolver dos preguntas: ?d¨®nde estoy? ?Me voy a mover de forma segura?¡±. Astro ha llevado un lustro de trabajo. ¡°Ya imaginar¨¢ las veces que fallamos, pero resulta muy divertido¡±, concede. De hecho tienen un ¨¢rea espec¨ªfica donde los productos pasan por pruebas extremas de golpes, agua, calor y cualquier tipo de situaciones al azar, incluso las m¨¢s descabelladas, que se les ocurran. Y todo el respaldo de un coloso de la inteligencia artificial, el machine learning o la computaci¨®n en la nube, donde su filial AWS es un gigante. Piezas de una especie de mecano del futuro. ¡°Las ideas locas son mis favoritas¡±, reconoce el presidente del laboratorio.
Quiz¨¢ no haya mayor locura e incertidumbre estos d¨ªas que el futuro. En Lab126 tienen su premonici¨®n tecnol¨®gica. ¡°Creo que existe todav¨ªa mucho trabajo por hacer entre el ser humano interactuando con grandes cantidades de informaci¨®n; tenemos que conseguir que resulte m¨¢s f¨¢cil. Y por eso, la inteligencia artificial y Alexa es un buen punto de partida¡±, analiza Gregg. El ingeniero imagina un ma?ana cercano y distinto, donde las cabezas no caminen o viajen agachadas consultando ¡°el est¨²pido m¨®vil¡±. Habr¨¢ un asistente en cada casa, quiz¨¢ colgado en la pared o movi¨¦ndose por el suelo, y ¡°a trav¨¦s de ¨¦l se efectuar¨¢n transacciones financieras, controlaremos la luz, seleccionaremos la m¨²sica o llevar¨¢ las cosas de un sitio a otro¡±. ?Tecnolog¨ªa humanista? ?O un iridiscente ox¨ªmoron? Porque uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo construye un hardware prodigioso (en competencia con Samsung, Apple, Google o LG), pero ?cu¨¢l es su involucraci¨®n social? ?Deber¨ªa pagar Bezos, como sostiene el economista franc¨¦s Thomas Piketty, una tasa impositiva del 90%? ¡°Me temo que no tengo una buena respuesta a su pregunta¡±, se justifica Gregg Zeher. ¡°Soy un inventor y un ingeniero criado en una granja, que ha tenido ¨¦xito, y estoy muy involucrado con la gente joven. Sin embargo, como especie, tenemos que preguntarnos en qu¨¦ mundo queremos vivir¡±. Ese, quiz¨¢, sea el mayor secreto.
Drones que vuelan por casa
Gregg Zeher, presidente de Lab126, es alguien especial. Sabe que los hombres brillantes son quienes siempre están rozando el abismo —porque no tienen más remedio — y a la vez desprende la seguridad de un amuleto. No es un inventor de juguetes electrónicos más o menos caros. Ha diseñado, incluso, un dron que vuela dentro de casa, y Amazon ha creado un sistema de venta por invitación (lo utilizaron con la pulsera deportiva Halo) que evita acumular un gran volumen de producto sin salida, como les sucedió con el Fire Phone. Además, anunció en marzo que estrenan espacio en Madrid. Pero Zeher también contempla la realidad y observa a un antiguo imperio avanzar lentamente varios metros al día dejando a los muertos como decenas de alfombras ensangrentadas. De ahí su esperanza. “Queremos vivir en un mundo en paz”, defiende.
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