Anticipando el corte del gas ruso
Bruselas integra el ¡®shock¡¯ energ¨¦tico, pero elude el papel de las pol¨ªticas en su gesti¨®n
La clave de nuestro futuro econ¨®mico radica en el gas ruso: en esencia, ese es el vaticinio de la Comisi¨®n Europea en sus ¨²ltimas perspectivas econ¨®micas. Todos los pa¨ªses se enfrentan a una fuerte desaceleraci¨®n tras el verano, cuando no a ca¨ªdas del PIB que podr¨ªan durar uno o dos trimestres. Los m¨¢s dependientes del gigante euroasi¨¢tico ser¨¢n los m¨¢s afectados, pero en una econom¨ªa interconectada como la europea ninguno est¨¢ a salvo. Alemania e Italia, por ejemplo, apenas crecer¨ªan en torno al 1%, mientras que Espa?a, menos expuesta al riesgo de un corte total del suministro de gas ruso, crecer¨ªa ligeramente por encima del 2,1%, frente al 3,4% de la anterior previsi¨®n. Actividad, por tanto, a la baja y precios al alza por la misma causa: unos precios energ¨¦ticos disparados cuya onda expansiva atraviesa el conjunto del aparato productivo, provocando m¨¢s inflaci¨®n.
El pron¨®stico, si bien l¨²gubre a corto plazo, mantiene casi intactas las perspectivas econ¨®micas a medio plazo esbozadas antes de la guerra. Y es que Bruselas augura que todo mejorar¨¢ cuando el precio de la materia prima se estabilice, gracias a la aparici¨®n de nuevas alternativas a los hidrocarburos rusos o a una tregua en las hostilidades en Ucrania. En ese preciso instante bajar¨¢ la inflaci¨®n ¡ªla Comisi¨®n anticipa un IPC interanual cercano al objetivo del 2% del BCE a finales de 2023 para la media de la eurozona¡ª y la econom¨ªa reanudar¨¢ una senda de s¨®lida recuperaci¨®n.
El horizonte voluntarista de la Comisi¨®n, sin embargo, elude el papel vital de la pol¨ªtica econ¨®mica para afrontar el shock energ¨¦tico. De su gesti¨®n depende la supervivencia de muchas empresas que, pese a ser viables, necesitan un apoyo fiscal para ajustarse y transitar hacia un modelo menos intensivo en carburantes f¨®siles. Las sociedades europeas tambi¨¦n amenazan con desgarrarse por el car¨¢cter desigual de la crisis: el informe confirma que los deciles de rentas m¨¢s bajos son los m¨¢s expuestos a ella, y los hogares manifiestan un malestar creciente ante la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los salarios.
Bruselas no dice c¨®mo afrontar estos retos y a la vez cumplir los objetivos de correcci¨®n de los desequilibrios de unas cuentas p¨²blicas lastradas por el coste de la pandemia. Sin duda, la respuesta pasa por la gradualidad de los ajustes, pero tambi¨¦n por una combinaci¨®n de recalcular las prioridades del gasto, flexibilidad en la utilizaci¨®n de los fondos europeos y medidas de reequilibrio fiscal.
Otro frente de vital importancia es la pol¨ªtica monetaria. Las previsiones de Bruselas incorporan la hip¨®tesis de un ajuste paulatino de tipos de inter¨¦s. Algo deseable, ya que una reacci¨®n excesiva agudizar¨ªa las tendencias recesivas. Sin embargo, la gradualidad, aparte de no estar garantizada, parece poco compatible con la previsi¨®n de una bajada abrupta de la inflaci¨®n. Mejor prepararse a la eventualidad de un episodio inflacionista m¨¢s duradero y a la vez fortalecer los cortafuegos sociales con pactos de rentas. Y los financieros, gracias a un instrumento eficaz antifragmentaci¨®n: el pr¨®ximo d¨ªa 21 de julio deber¨ªamos conocer la propuesta del BCE. Esperemos que est¨¦ a la altura de las circunstancias porque, de lo contrario, los mercados no tardar¨¢n en presionar las primas de riesgo, la de una Italia debilitada tras la dimisi¨®n de Draghi, pero tambi¨¦n la nuestra.
Las familias y las empresas espa?olas, tras un arduo periodo de desendeudamiento, est¨¢n mejor posicionadas que en la crisis financiera para soportar el giro de la pol¨ªtica monetaria. Su posici¨®n financiera es tambi¨¦n comparable a la media europea, incluso mejora la de algunos de los pa¨ªses llamados frugales como Pa¨ªses Bajos. Pero para el Estado una elevaci¨®n progresiva de los tipos de inter¨¦s tendr¨¢ un impacto mucho m¨¢s pronunciado.
El comisario europeo Paolo Gentiloni resume el desaf¨ªo apelando a una estrategia de ¡°solidaridad, sostenibilidad y seguridad¡±. Ha llegado la hora de conciliar estos principios en los pr¨®ximos Presupuestos Generales del Estado.
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