La pol¨ªtica fiscal debe volver a los fundamentos
Subir los impuestos a?los?ricos?no es solo justo, sino?tambi¨¦n algo necesario para?lograr la cohesi¨®n social
Las recientes y abultadas subidas de los tipos de inter¨¦s por parte de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo indican que los responsables de la pol¨ªtica monetaria est¨¢n decididos a actuar con contundencia para reducir la inflaci¨®n. Pero ?d¨®nde est¨¢n las legiones de analistas econ¨®micos que durante a?os han sostenido que la pol¨ªtica fiscal, que suele entenderse como gasto deficitario, debe desempe?ar una funci¨®n mucho m¨¢s activa en la gesti¨®n de los ciclos econ¨®micos? Si realmente tiene sentido utilizar tanto la pol¨ªtica monetaria como la fiscal para contrarrestar una desaceleraci¨®n rutinaria, ?por qu¨¦ los bancos centrales est¨¢n de repente solos en su intento de lograr un aterrizaje suave con la inflaci¨®n en m¨¢ximos de cuatro d¨¦cadas?
Antes de la crisis financiera mundial de 2008, la opini¨®n generalizada era que la pol¨ªtica monetaria deb¨ªa tomar la iniciativa en la gesti¨®n de los ciclos econ¨®micos ordinarios. La pol¨ªtica fiscal deb¨ªa desem?pe?ar un papel de apoyo, salvo en caso de guerras y cat¨¢strofes naturales como las pandemias. Cuando se produc¨ªan crisis financieras sist¨¦micas, se pensaba que la pol¨ªtica monetaria pod¨ªa responder inmediatamente, pero la pol¨ªtica fiscal deb¨ªa seguirla sin demora y tomar la iniciativa con el tiempo. La fiscalidad y el gasto p¨²blico son intensamente pol¨ªticos, pero las econom¨ªas pr¨®speras podr¨ªan sortear este problema en situaciones de emergencia.
Sin embargo, en la ¨²ltima d¨¦cada, la opini¨®n de que la pol¨ªtica fiscal tambi¨¦n deber¨ªa desempe?ar un papel m¨¢s dominante en la estabilizaci¨®n macroecon¨®mica en tiempos normales ha ganado adeptos. En este cambio ha influido el hecho de que los tipos de inter¨¦s de los bancos centrales se hayan topado con el l¨ªmite del tipo de inter¨¦s cero ¡ªalgunos, entre los que me incluyo, creen que este argumento pasa por alto opciones relativamente sencillas y eficaces para reducir los tipos por debajo de cero, pero no me ocupar¨¦ de esto aqu¨ª¡ª. Sin embargo, el l¨ªmite cero no era en absoluto todo el argumento.
Es cierto que el dinero helic¨®ptero y otros programas de transferencia demostraron ser extremadamente eficaces durante las fases iniciales de la pandemia de la covid-19, y ayudaron a proteger a las personas al tiempo que reduc¨ªan las cicatrices econ¨®micas a largo plazo. Pero aqu¨ª est¨¢ la pega: ning¨²n pa¨ªs, y ciertamente no uno grande y pol¨ªticamente divido como EE UU o el Reino Unido, ha averiguado realmente c¨®mo llevar a cabo una pol¨ªtica fiscal tecnocr¨¢tica de forma coherente, porque la ¡°pol¨ªtica¡± es una parte ineludible de la pol¨ªtica fiscal.
Los gobiernos tienen infinidad de formas de gastar dinero, e infinidad de criterios posibles para decidir a qui¨¦n hay que apoyar y qui¨¦n debe pagar la factura. Los regateos y los problemas de aplicaci¨®n significan que siempre habr¨¢ ineficiencias, y estas tienden a ser mayores a medida que aumenta la factura del gasto. Esto es exactamente lo que ha ocurrido en EE UU desde finales de 2020, cuando la pol¨ªtica fiscal motivada pol¨ªticamente dio lugar a demasiados est¨ªmulos demasiado tarde.
Hay que reconocer que ten¨ªa cierta l¨®gica mantener la pol¨ªtica monetaria y fiscal en plena tendencia expansionista como p¨®liza de seguro frente al empeoramiento de la pandemia o el estallido de otra crisis, como de hecho ocurri¨® cuando Rusia invadi¨® Ucrania. As¨ª y todo, ahora hay que pagar el coste de este planteamiento, en lo que se refiere al aumento de las presiones inflacionistas y la reducci¨®n de la capacidad de respuesta a las crisis de la oferta provocadas por la guerra. Los que sosten¨ªan que era muy improbable que se produjera un aumento de la inflaci¨®n ten¨ªan claramente la cabeza enterrada en la arena.
Con la inflaci¨®n alta y un crecimiento muy ralentizado ?qu¨¦ se debe hacer? En primer lugar, hay que subir los tipos de inter¨¦s, pero los gobernadores de los bancos centrales y el Fondo Monetario Internacional parecen ser excesivamente estrictos en cuanto al ritmo al que debe hacerse. No es ni mucho menos evidente que los beneficios de reducir la inflaci¨®n hasta el nivel objetivo, por ejemplo, de aqu¨ª a finales de 2023, merezcan el riesgo significativo de otra recesi¨®n profunda, teniendo en cuenta los efectos persistentes de la reciente pandemia y la no tan lejana crisis financiera.
En segundo lugar, el debate sobre la pol¨ªtica fiscal ha estado dominado durante demasiado tiempo por el canto de sirena de los expertos que prometen que los tipos de inter¨¦s reales nunca subir¨¢n y que el gasto deficitario ser¨¢ un regalo ca¨ªdo del cielo. La teor¨ªa monetaria moderna es una representaci¨®n extrema de este punto de vista, pero no es tan diferente de la creencia de algunos economistas convencionales de que la deuda p¨²blica podr¨ªa ser mucho mayor sin que ello tuviera consecuencias negativas.
La forma correcta de que los gobiernos redistribuyan la renta de manera sostenible, si ese es el objetivo, es subir los impuestos a las personas con ingresos m¨¢s altos y aumentar las transferencias a los segmentos de la poblaci¨®n con ingresos m¨¢s bajos (y especialmente a los de ingresos muy bajos). La congresista del Partido Dem¨®crata de Estados Unidos, Alexandria Ocasio-Cortez, as¨ª lo entendi¨® cuando luci¨® un extravagante vestido con el lema ¡°Impuestos a los ricos¡± en la Gala de la ?pera Metropolitana de 2021, aunque podr¨ªa haber a?adido ¡°y a la clase media alta¡± al eslogan.
Los conservadores tienen que aceptar que el aumento de los impuestos a las personas de renta alta y media-alta no solo es justo, sino tambi¨¦n necesario para lograr la cohesi¨®n social. S¨ª, la eficiencia y el dinamismo econ¨®micos son virtudes fundamentales del sistema estadounidense, y es una parte importante de la raz¨®n por la que Occidente sigue siendo capaz de competir con China y Rusia en ¨¢reas clave como la tecnolog¨ªa. Pero un colch¨®n de seguridad social inadecuado y el hecho de no gravar a la ¨¦lite econ¨®mica a un tipo adecuado conllevan el riesgo de destruir el modelo estadounidense desde dentro.
La pol¨ªtica fiscal debe volver a los fundamentos y recalibrarse. El viejo argumento de que el est¨ªmulo fiscal keynesiano es la respuesta a todas las crisis econ¨®micas imaginables ha quedado desacreditado. Sin embargo, en esta coyuntura, el reajuste de la pol¨ªtica macroecon¨®mica debe producirse gradualmente si queremos evitar una recesi¨®n profunda.
Kenneth Rogoff es ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional y catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard. ? Project Syndicate 1995-2022. Traducci¨®n de News Clips.
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