C¨®mo evitar que la disoluci¨®n de una banda de rock acabe a guitarrazos
Es recomendable tener un contrato para hacer frente a la ruptura cuando amistad y negocios se enredan
El verano es la estaci¨®n de los grandes eventos musicales y las giras multitudinarias. Pero tras la temporada alta es cuando se suelen producir m¨¢s disoluciones de bandas, perdurando las canciones legendarias y dejando a los fans sin la opci¨®n de disfrutar de nuevas composiciones de sus m¨²sicos de cabecera.
No en vano, la historia musical est¨¢ repleta de m¨ªticos grupos disueltos, como The Beatles, por una pareja que se interpuso en la amistad de sus componentes; Queen o The Police, cuyos l¨ªderes iniciaron proyectos en solitario. Pero tambi¨¦n en Espa?a ha habido sonadas rupturas que han dejado a sus seguidores sin nuevas canciones, como Mecano, La Oreja de Van Gogh o El Canto del Loco, cuyos l¨ªderes tambi¨¦n debutaron m¨¢s tarde como solistas.
Entre las causas de la disoluci¨®n, Jos¨¦ Juan Domingo Baldov¨ª, responsable del ¨¢rea del Derecho de la M¨²sica en Domingo Monforte Abogados, destaca ¡°aspectos emocionales como los egos personales, el liderazgo, la popularidad o la notoriedad del cabecilla del grupo, los cuales juegan un papel decisivo¡± en la ruptura.
Una opini¨®n que complementa Manuel L¨®pez, director del bufete Sympathy for the Lawyer, quien apunta al ¡°desgaste de las relaciones personales por el transcurso del tiempo, las diferencias art¨ªsticas sobre la evoluci¨®n musical de la banda o las cuestiones econ¨®micas¡± de los miembros, pues suele haber distintos niveles de pretensiones materiales.
En consecuencia, cuando las emociones, las amistades y los negocios se enredan, la ruptura del grupo puede complicarse. Por eso es recomendable tener desde el principio un acuerdo interno de banda para hacer frente a este complejo equilibrio de personalidades donde entran en juego diferentes sensibilidades. ¡°Ese equilibrio se puede hacer m¨¢s s¨®lido si se regulan por escrito y de manera objetiva¡± estas cuestiones, asegura L¨®pez.
En este sentido, Domingo recomienda que ¡°se formalice un contrato interno tan pronto como sea posible¡±. Se trata de ¡°un acuerdo de banda, que es como un seguro a todo riesgo. Puede que nunca se llegue a usar, pero cuando hay problemas te alegras de haberlo contratado¡±.
Las cl¨¢usulas clave de todo contrato interno de banda deben recoger aspectos como qui¨¦n es el l¨ªder o persona clave (en la mayor¨ªa de los casos, el compositor o el int¨¦rprete principal), adem¨¢s de establecer un procedimiento para la toma de decisiones o de regular qu¨¦ ocurre si uno de los integrantes decide dejar el grupo.
Tambi¨¦n es importante establecer si los miembros restantes siguen explotando el nombre comercial de la banda, dando continuidad a la marca, su activo m¨¢s importante. En este sentido, Domingo recomienda soluciones como que ¡°nadie pueda usar el nombre, que sea la mayor¨ªa num¨¦rica la que siga con la denominaci¨®n, el cantante principal o el compositor¡±.
El acuerdo de banda, adem¨¢s, debe regular los beneficios obtenidos por la marca que es utilizada por el resto de componentes, compensando econ¨®micamente al que se haya marchado, aunque tambi¨¦n puede ser un tercero (un m¨¢nager, un sello discogr¨¢fico¡) quien tenga la gesti¨®n de los posibles ingresos que pueda generar el nombre del grupo disuelto.
El tema econ¨®mico tambi¨¦n conviene establecerlo en el acuerdo. Es recomendable regular los porcentajes de cada componente del grupo sobre las diferentes v¨ªas de ingresos, como conciertos, royalties fonogr¨¢ficos, derechos de autor, merchandising o acuerdos publicitarios.
Cuando hay una discogr¨¢fica por medio, los temas m¨¢s espinosos vienen regulados en el propio contrato. En los royalties, si la banda disuelta deja de formar parte de un sello, cada artista sigue percibiendo los derechos de autor pactados por las ventas de discos, retransmisiones en directo u otros ingresos seg¨²n lo acordado. El problema surge cuando la banda se disuelve antes de haber cumplido los objetivos del contrato, pues las discogr¨¢ficas suelen establecer entre sus cl¨¢usulas la devoluci¨®n de todo lo invertido.
Normalmente, los m¨²sicos desconocen las cuestiones que deben negociar internamente y los temas legales que afectan a su actividad profesional. Por ello el trabajo de los abogados, seg¨²n explica L¨®pez, es ¡°orientar y regular los compromisos de cada componente con la banda y solucionar posibles conflictos sobre repartos econ¨®micos, salida de un miembro, consecuencias de ausencias continuas en ensayos o bolos, comportamientos problem¨¢ticos¡¡±. No en vano, estos expertos en derecho musical tienen que ¡°cerrar los enfrentamientos contractualmente, generando una atm¨®sfera en la que primen las soluciones y anticip¨¢ndose a los problemas en la medida de lo posible¡±, reconoce Domingo.
Sin embargo, Bruno Maestre, A&R de Sony Music Publishing, advierte: ¡°Mucha gente joven que se dedica a la m¨²sica urbana ignora c¨®mo funciona la industria y que falta tejido para potenciar este sector en aspectos fiscales y legales¡±. Este cazatalentos asegura que artistas urbanos que pueden llegar a ganar 20.000 euros al mes por derechos digitales ¡°carecen de un asesoramiento jur¨ªdico, incluso de contrato, y nunca han cotizado por impuestos¡±.
Menos problem¨¢tico es que, ante la falta del acuerdo de banda, alguno de sus exmiembros obtenga ingresos por las canciones del grupo, ya que su uso para un concierto o disco se autoriza mediante gesti¨®n colectiva, como la SGAE o Unison, que perciben unas tarifas que ir¨¢n a los autores.
Manuel L¨®pez pone el ejemplo de Liam Ga?llagher, quien interpreta canciones de Oasis en sus actuaciones en solitario. ¡°Est¨¢ ayudando a su hermano Noel a hacer caja, pero lo que no podr¨ªa hacer es anunciar esos conciertos bajo la marca Oasis¡±. En los conciertos, un porcentaje de las entradas va a parar a los autores de las canciones interpretadas.
Arbitrajes y acuerdos
Cuando el grupo crece, los abogados recomiendan crear una empresa para canalizar su actividad económica y formalizar la propiedad sobre la marca. Según Manuel López, director del bufete Sympathy for the Lawyer, el acuerdo de banda “sigue siendo fundamental, como un pacto de socios, ya que los estatutos de una sociedad mercantil suelen quedarse cortos” para evitar su disolución. Si hubiera litigios entre los miembros, recomiendan acudir a arbitraje en vez de a los tribunales porque existe poca jurisprudencia al respecto. Por eso, Juan José Domingo, letrado de Domingo Monforte Abogados, aconseja “establecer una cláusula de sumisión arbitral al contrato de banda”.
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