Adi¨®s a Isabel II, la mejor embajadora de marca brit¨¢nica
La reina fue un elemento clave para apoyar la econom¨ªa del pa¨ªs gracias a su poderosa imagen mundial
La reina Isabel II ayud¨® a Reino Unido a abrirse camino. La monarca m¨¢s longeva del pa¨ªs, fallecida a los 96 a?os, llevaba una d¨¦cada en el trono cuando el secretario de Estado estadounidense Dean Acheson brome¨® diciendo que el pa¨ªs hab¨ªa ¡°perdido un imperio y a¨²n no hab¨ªa encontrado su papel¡±. Sus 70 a?os de reinado aportaron dignidad y estabilidad, mientras Gran Breta?a pasaba de ser una econom¨ªa manufacturera a vender servicios al resto del mundo.
Hay paralelismos econ¨®micos entre el principio y el final del reinado de Isabel II. En 1950, Gran Breta?a registraba un super¨¢vit comercial en productos manufacturados que era insuficiente para compensar un d¨¦ficit mayor en alimentos y materiales, mientras que la deuda p¨²blica del pa¨ªs, inflada por la guerra, superaba el 200% de la producci¨®n econ¨®mica. En 2022, el endeudamiento nacional se dirige de nuevo al 100% del PIB. Por otro lado, el super¨¢vit de Reino Unido en el comercio de servicios puede que no sea suficiente para compensar el coste disparado de la energ¨ªa importada. Hoy, al igual que hace siete d¨¦cadas, la capacidad de Gran Breta?a para mantener su nivel de vida depende de la captaci¨®n de inversiones y flujos financieros extranjeros.
El papel del pa¨ªs como im¨¢n para el capital mundial fue una de las caracter¨ªsticas duraderas de su reinado. Al mismo tiempo que la nueva monarca iba sinti¨¦ndose m¨¢s segura de s¨ª misma, los cambios normativos en Estados Unidos hicieron que un enorme volumen de actividad financiera se trasladara a la City de Londres. La capacidad de Gran Breta?a para sacar tajada del llamado mercado del eurod¨®lar ayud¨® a financiar su d¨¦ficit comercial. La seguridad jur¨ªdica y unas instituciones estables resultaron cruciales para tranquilizar a los inversores internacionales.
Isabel II era un pilar clave en esta estructura. Desde la restauraci¨®n de la monarqu¨ªa en 1688, Gran Breta?a ha sido gobernada por su Parlamento y su monarca, desempe?ando este ¨²ltimo un papel silencioso. La reina perfeccion¨® probadamente la habilidad de no decir nada controvertido en p¨²blico mientras manten¨ªa audiencias regulares con los 15 primeros ministros que pasaron por Downing Street durante su reinado. El mensaje era claro: pese a las peri¨®dicas crisis pol¨ªticas y econ¨®micas, los cimientos constitucionales permanec¨ªan robustos.
Al mismo tiempo, Isabel era una poderosa representante mundial. La asociaci¨®n con su imagen otorgaba atractivo a innumerables productos brit¨¢nicos, a menudo literalmente: 800 empresas brit¨¢nicas se enorgullec¨ªan de suministrar sus productos ¡°por encargo de Su Majestad la Reina¡±.
En t¨¦rminos m¨¢s generales, la monarqu¨ªa representada por Isabel II apoyaba una econom¨ªa cuyas exportaciones de servicios hab¨ªan crecido desde alrededor del 5% del PIB en 1950 a casi el 15% a finales de la ¨²ltima d¨¦cada. Los 3.200 compromisos p¨²blicos anuales de la familia real y las numerosas visitas al extranjero sirvieron como una especie de gigantesca campa?a para ¡°comprar brit¨¢nico¡±. Es una de las razones por las que los turistas estadounidenses acuden a los hoteles de Londres, los plut¨®cratas internacionales codician las fincas inglesas y los padres chinos env¨ªan a sus hijos a colegios brit¨¢nicos. A este respecto, la reina, que tambi¨¦n era jefa del Estado de otras 15 naciones, entre ellas Australia y Canad¨¢, fue la embajadora de la marca por excelencia.
En este papel, su relaci¨®n calidad-precio era excelente. En 2017, la consultora Brandfinance calcul¨® que la monarqu¨ªa generaba un 1.800 millones de libras anuales en la econom¨ªa, muy por encima de sus costes de administraci¨®n de 300 millones de libras, y acumulaba activos tangibles e intangibles por valor de 67.000 millones de libras. No es de extra?ar que la reina ocupe un lugar destacado en los estudios que miden el ¡°poder blando¡± de Gran Breta?a.
Pero el pa¨ªs no puede dar por sentada esta imagen global de estabilidad. Durante la ¨²ltima d¨¦cada del reinado de Isabel II, Escocia vot¨® por escaso margen a favor de no separarse de su reino. Dos a?os m¨¢s tarde, Gran Breta?a opt¨® por abandonar la Uni¨®n Europea, creando nuevas tensiones en Irlanda del Norte. El primer ministro Boris Johnson suspendi¨® el Parlamento en un intento de forzar la aprobaci¨®n del Brexit, y luego firm¨® un tratado internacional con la Uni¨®n Europea, que posteriormente amenaz¨® con romper. Aunque Isabel II desempe?¨® su papel constitucional, la agitaci¨®n record¨® al mundo los l¨ªmites de la monarqu¨ªa a la hora de garantizar la estabilidad.
El legado de la reina incluye un nivel de popularidad ¨²nico en la Gran Breta?a moderna. Una encuesta de YouGov, realizada durante las celebraciones del Jubileo de Platino a principios de este a?o, revel¨® que el 62% de los brit¨¢nicos apoyaba la monarqu¨ªa. El final del largo y digno reinado de la reina Isabel nos dir¨¢ hasta qu¨¦ punto el atractivo duradero de la instituci¨®n depend¨ªa de ella.
PARA M?S INFORMACI?N: BREAKINGVIEWS.REUTERS.COM. Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducci¨®n es responsabilidad de EL PA?S
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