La apuesta arriesgada del BCE
El ritmo de desescalada de los precios perseguido por Lagarde no parece realista
Europa se enfrenta a uno de sus mayores retos desde la creaci¨®n del euro. La subida de tipos de inter¨¦s decidida esta semana por el BCE est¨¢ justificada, habida cuenta del riesgo de p¨¦rdida de valor de la moneda ¨²nica frente al d¨®lar, divisa en la que cotizan las principales materias primas importadas y, por tanto, factor clave de la inflaci¨®n. No es comprensible, sin embargo, el anuncio de hasta cuatro vueltas de tuerca adicionales en los pr¨®ximos meses, hasta que la inflaci¨®n se acerque a su objetivo del 2% ¡ªalgo que podr¨ªa suceder desde finales del pr¨®ximo ejercicio¡ª, seg¨²n Fr¨¢ncfort.
La pol¨ªtica monetaria solo puede incidir directamente en los precios internos, que representan apenas el 31,5% del alza del IPC. El resto de componentes ¡ªes decir, la energ¨ªa y los alimentos¡ª est¨¢n en buena medida determinados por factores externos a la acci¨®n del BCE. Por tanto, el BCE tendr¨ªa que generar una profunda recesi¨®n para generar una ca¨ªda abrupta de los precios y de los salarios, y as¨ª doblegar la inflaci¨®n. Esto no es coherente con la previsi¨®n de crecimiento del 0,9% que maneja el banco central para 2023. Tras haber negado la persistencia de la inflaci¨®n, ahora podr¨ªa estar minimizando el riesgo de recesi¨®n.
Se alude a la experiencia de Estados Unidos, donde la inflaci¨®n parece estar remitiendo tras el giro de la Reserva Federal. Sin embargo, en ese pa¨ªs la energ¨ªa y los alimentos representan menos de la mitad del incremento total de los precios. Adem¨¢s, Biden ha logrado coordinar los otros instrumentos de la pol¨ªtica econ¨®mica para, a la vez, aplacar la inflaci¨®n y prevenir una larga recesi¨®n: ha puesto en marcha un plan de inversi¨®n orientado a aliviar los cuellos de botella en las cadenas de suministros y asegurar la seguridad energ¨¦tica de su aparato productivo. La receta parece estar dando frutos.
En la Uni¨®n Europea, sin embargo, la pol¨ªtica fiscal tarda en reaccionar y el debate est¨¢ encorsetado por cuestiones importantes como la reducci¨®n de los desequilibrios, pero deja de lado el contenido de las pol¨ªticas en un momento clave para el futuro de la econom¨ªa europea. Se echa de menos una estrategia de interconexiones energ¨¦ticas y de inversiones centradas en diversificar las fuentes de suministro. Tambi¨¦n se est¨¢ tardando en reformar el funcionamiento de los mercados, en especial en lo que ata?e al traslado del precio del gas a la tarifa el¨¦ctrica.
Entre tanto, algunos de los principales operadores de los mercados a plazo est¨¢n entrando en n¨²meros rojos, por verse abocados a comprar energ¨ªa a precios significativamente m¨¢s elevados de lo que prev¨¦n los contratos con sus clientes. Bruselas podr¨ªa verse obligada a relajar las reglas de ayudas de Estado para afrontar una situaci¨®n que pone en peligro la estabilidad del suministro.
Todo ello apunta a un fuerte deterioro del contexto europeo en el que se mueve la econom¨ªa espa?ola. El endurecimiento monetario que incorpora el eur¨ªbor, ya por encima del 2%, tendr¨¢ un cierto impacto. Pero este ser¨¢ mucho menor que la probable entrada en recesi¨®n de Alemania, Italia y otros socios comunitarios m¨¢s expuestos que nosotros a una crisis energ¨¦tica a la que Europa todav¨ªa no ha encontrado respuesta.
De ah¨ª la importancia del buen manejo de nuestra pol¨ªtica fiscal. El shock de oferta, si bien violento, no alcanza la magnitud de lo que se espera en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos. Por tanto, existe un margen para desplegar los fondos europeos en los sectores que m¨¢s directamente contribuyen a aliviar la crisis, y para reducir la carga que pesa en los colectivos vulnerables. Los otros componentes del presupuesto deber¨ªan tender al equilibrio. Las curvas que vienen aconsejan adaptar la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola y reformular la europea. Y m¨¢s realismo del BCE en el ritmo de desescalada de la inflaci¨®n.
Tipos de inter¨¦s
Tras la subida de los tipos de intervención del BCE de 75 puntos básicos, los mercados han reaccionado de manera dispar. El euríbor a un año, principal referencia para las hipotecas, se ha incrementado, evidenciando la anticipación de una nueva vuelta de tuerca del BCE en los próximos meses. El rendimiento del bono español a diez años ha evolucionado de manera inversa, con un descenso que, aun leve, podría reflejar la anticipación de una pausa del giro monetario a medio plazo, en consonancia con la elevación del riesgo de recesión.
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