?Acabar¨¢ la gasolina con la democracia en EE UU?
El precio de los carburantes podr¨ªa influir en las elecciones de mitad de mandato, un hecho tan rid¨ªculo como aterrador
Es posible que el precio de la gasolina, que tiene muy poco que ver con qu¨¦ partido controla el Gobierno de EE UU, determine de todos modos el resultado de las elecciones de mitad de mandato y, probablemente, el destino de la democracia estadounidense? Ojal¨¢ fuera una pregunta tonta, pero no lo es. Este a?o se ha dado una fuerte correlaci¨®n entre el coste de la gasolina y los sondeos pol¨ªticos.
A principios de a?o, cuando el combustible alcanz¨® una media de 1,3 d¨®lares el litro, todo parec¨ªa apuntar a que los republicanos iban a arrasar. A mediados de septiembre, cuando los precios hab¨ªan bajado unos 90 centavos, la sensaci¨®n era que la competencia electoral ser¨ªa mucho m¨¢s dura. Y el aparente deterioro que han experimentado recientemente las perspectivas dem¨®cratas ha coincidido con un repunte de los precios a finales de septiembre y principios de octubre. (Ahora est¨¢n volviendo a bajar).
Pero esta correlaci¨®n podr¨ªa ser falaz. Han pasado otras cosas, entre las que destaca la derogaci¨®n partidista de la sentencia Roe contra Wade en el Tribunal Supremo. Y los polit¨®logos que han estudiado la cuesti¨®n han descubierto que, por lo general, el efecto de los precios de la gasolina sobre los resultados pol¨ªticos es bastante d¨¦bil. No obstante, podr¨ªa decirse que actualmente nos encontramos en una situaci¨®n especial. Los estadounidenses se han visto sorprendidos por un repentino aumento de la inflaci¨®n, que llevaba d¨¦cadas durmiendo, y el precio de la gasolina es un potente recordatorio de nuestras dificultades econ¨®micas.
Los republicanos no hablan del deflactor del consumo privado, sino que proclaman que ¡°la gasolina costaba solo 50 centavos cuando Trump era presidente¡±. El Gobierno de Biden ha insistido en la larga bajada de los precios e intenta que corra la voz de que la tendencia se ha reanudado. Por lo tanto, parece un buen momento para hacer tres observaciones importantes al respecto.
La primera es que el principal determinante de lo que pagamos en la gasolinera es el precio mundial del crudo, sobre el cual Estados Unidos tiene poca influencia. Y quiero decir ¡°precio mundial¡±: los precios en Europa y Estados Unidos se mueven casi al un¨ªsono. Los precios del crudo, y, en consecuencia, los de la gasolina, fueron inusual?mente bajos durante el ¨²ltimo a?o de Trump en el cargo, no por nada que hiciera ¨¦l, sino porque la pandemia dej¨® fuera de combate a la econom¨ªa y redujo la demanda de petr¨®leo. El crudo se dispar¨® durante un tiempo despu¨¦s de que Rusia invadiera Ucrania, por miedo a que las exportaciones rusas se redujeran considerablemente, y volvi¨® a caer cuando qued¨® claro que iba a seguir llegando mucho petr¨®leo ruso a los mercados mundiales.
La segunda observaci¨®n es que las fluctuaciones menores suelen estar motivadas por problemas t¨¦cnicos en las refiner¨ªas que transforman el crudo en gasolina y en otros productos. La subida m¨ªnima de los precios del combustible que empez¨® en septiembre (y que parece que ya ha pasado) se debi¨® a los cierres de varias plantas por mantenimiento y a un incendio en un establecimiento de refinado de Ohio. Tampoco en este caso tuvo nada que ver con la pol¨ªtica. ?Qu¨¦ hay de las acusaciones de que las empresas energ¨¦ticas est¨¢n frenando a prop¨®sito la producci¨®n para hacer que suban los precios y aumentar sus beneficios?
Esta es una posibilidad que no deber¨ªamos descartar. Algunos lectores seguramente recordar¨¢n la crisis el¨¦ctrica de California de 2000-2001. Cuando varios analistas, yo entre ellos, sostuvimos que los hechos indicaban que la manipulaci¨®n del mercado estaba teniendo un papel considerable, se rieron bastante de nosotros. Pero result¨® que, en efecto, los mercados estaban siendo manipulados; tenemos los recibos.
Sin embargo, por lo que yo s¨¦, los problemas de refinado que han causado las recientes subidas de precios son verdaderos. No creo que est¨¦ mal seguir sospechando y tener a las empresas energ¨¦ticas sobre aviso para que no se marquen un Enron, pero probablemente este no sea el problema ahora. Por ¨²ltimo, la gasolina no est¨¢ cara en comparaci¨®n con el pasado bastante reciente. Una perspectiva que me gusta darle al asunto es fijarme en la relaci¨®n entre el precio de la gasolina y el salario por hora del trabajador medio. En estos momentos, el cociente es mucho m¨¢s bajo que en 2010. Los precios de la gasolina se desplomaron en 2014, con Barack Obama, s¨ª, no con Trump. Pero la bajada reflejaba el crecimiento de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica, que aument¨® la producci¨®n de Estados Unidos lo suficiente como para tener un efecto significativo en los mercados mundiales. Por desgracia, el auge del fracking result¨® ser una burbuja que acab¨® convirtiendo en humo m¨¢s de 300.000 millones de d¨®lares de dinero de los inversores.
De manera que los precios probablemente no volver¨¢n a los niveles de finales de la d¨¦cada de 2010, no porque el Gobierno de Biden sea enemigo de la producci¨®n de petr¨®leo, sino porque esos precios bajos depend¨ªan de las ilusiones de los inversores sobre la rentabilidad de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica. M¨¢s a largo plazo, la verdad es que ahora la gasolina no es cara. Es m¨¢s, los expertos creen que con la vuelta a la actividad de algunas refiner¨ªas que han tenido problemas, los precios experimentar¨¢n una bajada notable en las pr¨®ximas semanas.
Por lo tanto, ?qu¨¦ nos dice esto del ¨¦xito o el fracaso de las pol¨ªticas del Gobierno de Biden? Muy poco. Es posible que la presi¨®n de Biden sobre las empresas de refinado a prop¨®sito de sus beneficios est¨¦ teniendo alg¨²n efecto, y lo mismo podr¨ªa decirse de la inyecci¨®n adicional de combustible de la Reserva Estrat¨¦gica de Petr¨®leo. Sin embargo, es dif¨ªcil imaginar un par¨¢metro peor para juzgar a un presidente y a su partido que un precio determinado principalmente por lo que sucede en el extranjero y por los problemas t¨¦cnicos de producci¨®n en nuestro pa¨ªs, y que ni siquiera es alto comparado, por ejemplo, con el de hace una d¨¦cada. No obstante, los precios de la gasolina podr¨ªan influir en unas elecciones cruciales, un hecho tan rid¨ªculo como aterrador.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2022. Traducci¨®n de News Clips.
Sigue la informaci¨®n de Negocios en Twitter, Facebook o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.