Tu programa me suena: c¨®mo protegerse ante el plagio en televisi¨®n
La legislaci¨®n no deja claro cu¨¢ndo un formato es original o una copia ilegal, lo que se convierte en un caldo de cultivo perfecto para el conflicto
Hace una semana, la Audiencia Provincial de Barcelona cerr¨® un nuevo cap¨ªtulo del culebr¨®n judicial por Pasapalabra. Los magistrados concluyeron que Atresmedia no dispone de los permisos para emitir el archiconocido El Rosco, la prueba final donde los concursantes responden a 25 preguntas, una por cada letra del abecedario, y que es propiedad del grupo neerland¨¦s MC&F. Es el momento m¨¢s seguido del programa y un seguro de audiencia de la cadena; sin embargo, si as¨ª lo confirma el Tribunal Supremo, Antena 3 tendr¨¢ que interrumpir su emisi¨®n.
El de Pasapalabra no ha sido el primer rifirrafe (ni ser¨¢ el ¨²ltimo) entre productoras por programas que se parecen. Antes de ser cadenas hermanas, en 2008, Cuatro y Telecinco discutieron por la emisi¨®n simultanea de Tienes Talento y Tu s¨ª que vales, espacios id¨¦nticos donde un jurado valoraba las actuaciones de personas an¨®nimas en un auditorio. Tambi¨¦n en 2002, la similitud entre Operaci¨®n Triunfo, en TVE, y Popstars, en Telecinco, dio pie a un cruce de demandas por plagio.
Copiar f¨®rmulas de ¨¦xito es una t¨¢ctica com¨²n en la peque?a pantalla, pero puede convertirse en un atajo plagado de minas legales. Sobre la cuesti¨®n surgen varios interrogantes: desde qu¨¦ elementos del show pueden ser protegidos frente a terceros (el nombre, las pruebas, las din¨¢micas de votaci¨®n, la composici¨®n del jurado o la forma de nominar), hasta c¨®mo funcionan los contratos de licencia.
En Espa?a, la ley no prev¨¦ un mecanismo ad hoc para la protecci¨®n de los formatos televisivos. Si bien, con la legislaci¨®n en la mano, cualquier creaci¨®n, si es in¨¦dita y ¨²nica, otorga derechos de autor de forma inmediata. ¡°Cuando el formato televisivo re¨²ne caracter¨ªsticas genuinamente originales y singulares, puede ser protegido como obra art¨ªstica¡±, explica Diego Solana, socio de Cremades & Calvo-Sotelo.
Este blindaje natural es d¨¦bil. Por ello, las productoras utilizan otros mecanismos para proteger sus proyectos. Una posibilidad es registrar el nombre, las cortinillas y las sinton¨ªas del programa como marcas. Otra v¨ªa de blindaje consiste en realizar un dep¨®sito notarial para demostrar ¡°que el formato re¨²ne un n¨²mero significativo de caracter¨ªsticas originales y singulares en una fecha determinada¡±, apunta el abogado.
Aun con estas cautelas, las productoras se las ven y se las desean para luchar contra los suced¨¢neos. Los formatos est¨¢n condenados a ser, en menor o mayor medida, copiados. La raz¨®n es que las ideas ¡°no son consideradas obras de propiedad intelectual¡±, se?ala el abogado ?lvaro ?cija, socio de ECIX Group. En otras palabras, lo que se protege no es el concepto, sino ¡°la copia sustancial de una obra audiovisual¡±.
Para muestra, un bot¨®n. Sobre la idea de televisar una competici¨®n de cantantes an¨®nimos existen decenas de variantes (Factor X, Operaci¨®n Triunfo, La Voz, El N¨²mero 1¡). Todas son, a efectos legales, programas originales, porque las productoras no pueden hacerse con el monopolio de un g¨¦nero televisivo. Lo contrario cerrar¨ªa en exceso el mercado y atentar¨ªa contra los pilares de la libre creaci¨®n.
¡°Los formatos televisivos se integran por una pluralidad de elementos, de tal forma que pese a existir una idea compartida, modificando varios de estos elementos o incorporando otros nuevos, se puede entender que se trata de un producto televisivo distinto¡±, explica Javier Moreno, socio del despacho de abogados DIKEI.
Con este argumento, la Corte de Distrito de ?msterdam resolvi¨® un pleito entre las productoras de Gran Hermano y Supervivientes en Holanda. Los jueces concluyeron que, aunque ambos programas parten de premisas similares (un grupo de desconocidos que conviven en un lugar y son grabados), cada cadena desarrolla el concepto de forma dispar. As¨ª, mientras que en Gran Hermano los concursantes conviven en una casa, en Supervivientes el grupo pasa sus d¨ªas en una isla y est¨¢n sometidos a pruebas de supervivencia. Son, a ojos de la justicia, programas diferentes.
Cuesti¨®n distinta es copiar un elemento definitorio. Algo tan original y genuino que defina la se?a de identidad del programa. Por ejemplo, la mec¨¢nica de selecci¨®n de participantes de La Voz, donde los jueces no ven a los int¨¦rpretes y pulsan un bot¨®n para girar su asiento, es una din¨¢mica ¡°tan caracter¨ªstica y definidora de un formato que no podr¨ªa f¨¢cilmente exportarse a otro¡±, se?ala el especialista.
Cuando un formato triunfa, las productoras exportan la f¨®rmula al extranjero para hacer negocio. Un ejemplo patrio es Tu cara me suena, de Gestmusic, que ha llegado a 47 pa¨ªses. El cauce legal para conquistar el mapamundi son los contratos de licencias: acuerdos para ceder derechos a empresas locales, para que ¨¦stas repliquen la producci¨®n del programa en el extranjero y la adapten a la audiencia, pero bajo ciertas condiciones.
Javier Fern¨¢ndez-Lasquetty, socio de Elzaburu Abogados, lo define como una suerte de ¡°contrato de franquicia¡±. La propietaria comparte el know-how, la receta del espect¨¢culo, mientras que la productora local se compromete a respetar la idea original y a mantener un m¨ªnimo de calidad. Para evitar malentendidos, ¡°algunas productoras cuentan con flying producers o productores volantes, personal que viaja de un pa¨ªs a otro para comprobar que el formato del que son due?os se produce seg¨²n lo acordado¡±, se?ala el especialista.
Explotar un formato original sin la pertinente licencia puede salir caro. En los casos m¨¢s graves, apunta el letrado ?lvaro ?cija, la empresa que se aprovecha de la invenci¨®n de otro puede incurrir en un delito de plagio. El C¨®digo Penal contempla penas de prisi¨®n de 6 meses a 4 a?os en estos casos.
El caso de ¡®El gran juego de la oca¡¯
Posiblemente uno de los precedentes más sonados de plagio televisivo sea el que sufrió Juan Jiménez. En 1993, este saxofonista invirtió gran parte de sus ahorros en la producción de un capítulo piloto de un programa llamado Parquelandia. Presentó la propuesta a tres directivos de TVE como un concurso para niños que adaptaba el juego de la oca a la televisión. Daniel Jiménez, hijo de Juan, cuenta el calvario que vivió su padre en el libro El Plagio (2022) cuando, meses más tarde, para sorpresa de Juan, Antena 3 estrenaba el mismo programa con Emilio Aragón al frente. Salvo el nombre (lo bautizaron El Gran Juego de la Oca) y los concursantes (adultos en vez de niños), lo demás era idéntico, pero Juan Jiménez nunca vio un euro.
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