Miedo en la universidad: c¨®mo las tensiones geopol¨ªticas aumentan el recelo hacia esp¨ªas no deseados
Estados Unidos, Reino Unido y la Uni¨®n Europea endurecen el acceso a formaci¨®n en materias sensibles a pa¨ªses hostiles
La invasi¨®n rusa acababa de comenzar en Ucrania. Las bombas ca¨ªan sobre el futuro de los vivos y el ocaso de los muertos. Eric Swalwell, senador dem¨®crata por California y miembro del Comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara de Representantes, propon¨ªa all¨¢ por marzo pasado ¡°echar¡± a todos los estudiantes rusos de las universidades. Gan¨® la Academia frente a la caverna. Incluso en los peores momentos de la Guerra Fr¨ªa, Estados Unidos lleg¨® a recibir hasta 50.000 estudiantes e intelectuales de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A trav¨¦s del aire cruza una bella frase que Juan Luis L¨®pez Aranguren, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Zaragoza, rescata de la memoria: ¡°No hay s¨ªmbolo m¨¢s claro de la debilidad de un imperio que su abdicaci¨®n como exportador de sus propios ideales y valores¡±. Pero, en este tiempo, cada vez ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para los estudiantes que proceden de pa¨ªses ¡°hostiles¡± (China, Ir¨¢n, Rusia y sus aliados) estudiar en Estados Unidos o Reino Unido, sobre todo formaciones que pudieran desviarse al uso militar o biotecnol¨®gico. ¡°El bloqueo¡± ¡ªavanza el docente¡ª ¡°se podr¨ªa producir por varias v¨ªas: las propias sanciones contra esos territorios y la limitaci¨®n de los visados de estudios; la asignaci¨®n de becas y las restricciones que pueden fijar, por s¨ª mismos, los campus universitarios¡±.
Cada vez que Estados Unidos ve su tierra prometida amenazada se encierra m¨¢s en su propia alambrada. ¡°Despu¨¦s del ataque a las Torres Gemelas conseguir un visado de estudiante, sobre todo de larga duraci¨®n [F1], se convirti¨® en algo muy dif¨ªcil y era todav¨ªa m¨¢s complicado aquel (J1) que autorizaba a trabajar y estudiar al mismo tiempo¡±, recuerda Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). A?os m¨¢s tarde empeoraron las relaciones con China, que era una gran fuente de alumnos. Algunos profesores de universidades estadounidenses fueron encarcelados por no declarar que manten¨ªan relaciones con centros chinos y los estudiantes del coloso asi¨¢tico comenzaron a volar al Reino Unido. Los brit¨¢nicos llevaban mucho tiempo detr¨¢s de ellos como forma, b¨¢sicamente, de conseguir mayores ingresos.
Esta geopol¨ªtica de la ense?anza rige las aulas. Todav¨ªa sigue en vigor el decreto de la Casa Blanca de 2020 que restringe los visados de estudiantes chinos que tuvieran alguna relaci¨®n con el Ej¨¦rcito de su pa¨ªs. Pese a ser una proporci¨®n peque?a, anda lejos de ser una nota a pie de p¨¢gina. Trump complic¨® el acceso a sus universidades y resulta incierta la actitud de la Administraci¨®n de Biden. ¡°Cuando estudiantes de naciones que pudieran considerarse enemigas aprenden en Estados Unidos, es un triunfo de la buena voluntad de Occidente, la democracia y el orden mundial liberal¡±, desgrana Shahana Thankachan, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Navarra. Y remata: ¡°Ser¨ªa una p¨¦rdida pensando en el propio pa¨ªs y en el avance del conocimiento del mundo¡±.
En 2021 hab¨ªa ¡ªindica Montalvo¡ª 290.000 estudiantes chinos en las universidades de Estados Unidos. El 26% del total. Pero ese n¨²mero de seis cifras refleja una ca¨ªda del 9% en comparaci¨®n a 2020. Hay dos razones. Bastantes padres chinos no quieren que sus hijos se formen en Estados Unidos y la burbuja inmobiliaria ha mermado los ingresos de las familias. ¡°En este planeta que se fractura quien m¨¢s me preocupa no es Rusia, sino China, porque es verdad que le est¨¢s transmitiendo tecnolog¨ªa¡±, advierte Enrique Dans, profesor de IE Business School. El mundo acad¨¦mico resulta muy pragm¨¢tico. Entiende que todo lo que ense?a es para ¡°hacer el bien¡±. Por desgracia, el axioma falla. Los ¨²ltimos destrozos creados por Wall Street, por ejemplo, el esc¨¢ndalo de Enron, las hipotecas subprime o el crash financiero de 2008, proceden de ejecutivos formados en las escuelas de negocio americanas. Quiz¨¢ muchos se saltaron la clase de ¨¦tica o quiz¨¢ nunca fue impartida.
Cursos de doctorado
Los estudiantes se sienten ingr¨¢vidos. Carecen de asideros. El Reino Unido entiende que los cursos de doctorado son los m¨¢s sensibles a las fugas de informaci¨®n. Sobre todo en ciencia, ingenier¨ªa o biomedicina. El Gobierno (en julio pasado expuls¨® a m¨¢s de 50 estudiantes chinos acusados de espionaje) exige el Esquema de Aprobaci¨®n de Tecnolog¨ªa Acad¨¦mica (ATAS, por sus siglas en ingl¨¦s) para formarse en esas disciplinas. Existen 35 pa¨ªses exentos. Aparece Espa?a, pero no Ir¨¢n, Rusia o China. El resto de matriculados depende de la naci¨®n de origen junto al pasado de quien solicita la admisi¨®n. Un esc¨¢ner que ser¨¢ a¨²n m¨¢s milim¨¦trico. Estados Unidos cuenta con un filtro similar. ¡°Es fundamental tener este tipo de controles para proteger tecnolog¨ªa de uso militar, bases de datos de ciudadanos (biom¨¦tricos) y, en general, conocimiento cient¨ªfico avanzado¡±, defiende Mauro Guill¨¦n, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de Cambridge. ¡°Al mismo tiempo, habr¨ªa que fomentar que vengan a estudiar humanidades, ciencias sociales, leyes y empresa; esto ayudar¨ªa bastante al entendimiento mutuo¡±.
Este equilibro, sobre un planeta inestable, surge igual de complejo que la f¨ªsica cu¨¢ntica. ¡°Puede haber algunos temas, principalmente ciencia e ingenier¨ªa, que generen inquietud en la seguridad nacional¡±, avala Nicholas Barr, profesor de Econom¨ªa P¨²blica en la London School of Economics and Political Science (LSE). Y a?ade: ¡°Pero debe entenderse que la educaci¨®n no habla solo de transmitir conocimientos y habilidades sino tambi¨¦n actitudes y valores esenciales en Europa: democracia, igualdad de g¨¦nero o el Estado de derecho¡±. Pese a todas esas esperanzas, quiz¨¢ nunca volveremos ah¨ª. Cuando el futuro conseguido y el pasado anhelante se fund¨ªan en un ¨²nico momento esplendoroso: y la vida era, literalmente, un sue?o.
Mayor vigilancia en los pupitres
Los alumnos rusos no serán expulsados de las universidades. La Asociación de Universidades Europeas (EUA, por sus siglas inglesas), que reúne a 800 centros y 48 conferencias de rectores de países del Viejo Mundo, distinguió, desde el comienzo de la guerra, entre los estudiantes y el comportamiento de Vladímir Putin y su Gobierno. “Los alumnos rusos podrán continuar sus estancias de estudio e investigación […]. Este es también el compromiso de la Unión Europea respecto a los programas Erasmus+ y Marie Curie. La razón es mantener abiertos los intercambios entre personas”, explica, por correo electrónico, Michael Gaebel, director de Política de Educación Superior de la EUA. Claro que el horror trae consecuencias. En muchos países europeos han disminuido los becarios y estudiantes de nacionalidad rusa debido, entre otras razones, a la suspensión de programas oficiales de intercambio y resulta factible que algunas naciones apliquen restricciones en los visados. “Puede haber restricciones dentro de áreas de investigación y estudio sensibles desde el punto de vista de la seguridad, militares o de doble uso”, prevé el responsable universitario. Puede que la nueva Guerra Fría congele los pupitres.
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