Roubini, el Doctor Cat¨¢strofe, m¨¢s apocal¨ªptico que nunca: ¡°La recesi¨®n no ser¨¢ corta ni superficial¡±
El economista estadounidense acaba de publicar en Espa?a su ¨²ltimo libro, ¡®Megamenazas¡¯, en el que advierte de la policrisis que afronta la humanidad
Si el catastrofismo fuese una religi¨®n, Nouriel Roubini ser¨ªa para muchos su gran profeta. El economista estadounidense, nacido en Estambul hace 64 a?os, pasa por Madrid fugazmente como parte de una gira para presentar su libro, Megamenazas (Deusto), que acaba de publicarse en espa?ol. El t¨ªtulo tiene resonancias apocal¨ªpticas, pr¨¢cticamente un clickbait de papel, pero no se trata de un anzuelo para atraer lectores: su contenido le hace justicia. ¡°A no ser que vivas en un lugar elevado, en latitudes fr¨ªas, con abundante agua potable, prep¨¢rate para mudarte¡±, dice en el cap¨ªtulo sobre cambio clim¨¢tico, justo el que sigue al de tensiones geopol¨ªticas, donde habla de una Segunda Guerra Fr¨ªa entre Occidente y China.
Son solo dos de los diez grandes avisos del horizonte sombr¨ªo dibujado por Roubini, ahora reconvertido en una especie de viajero de la hecatombe ¡ªviene de Israel y esa tarde tomar¨¢ un vuelo a Par¨ªs¡ª que se mueve por el mundo para advertir de tiempos dif¨ªciles por la alta deuda, la ca¨ªda de la productividad por el envejecimiento de la poblaci¨®n, el retroceso de la globalizaci¨®n o la sustituci¨®n del hombre por m¨¢quinas manejadas con inteligencia artificial.
Aunque algunos augurios puedan parecer excesos de predicador, la pandemia ense?¨® a no descartar nada categ¨®ricamente, y los antecedentes de Roubini, uno de los pocos que vio venir la crisis financiera de 2008, empujan a pensar que conviene escucharle cuando habla ¡ªen un ingl¨¦s no exento de acento extranjero, pese a sus muchos a?os en Nueva York, una de las lenguas que domina junto al hebreo, el persa y el italiano¡ª, sentado al sof¨¢ en una sala de la ¨²ltima planta de la Fundaci¨®n Rafael del Pino.
Pregunta. El mundo ha recuperado el PIB prepandemia, los mercados laborales parecen fuertes, y los bancos centrales dicen que si hubiera recesi¨®n no ser¨ªa larga ni profunda. ?No podemos ser optimistas con lo que viene?
Respuesta. Discrepo por muchas razones. Creo que la inflaci¨®n ha alcanzado su punto m¨¢ximo, pero va a retroceder m¨¢s lentamente de lo que creen los bancos centrales. Estamos entrando en una contracci¨®n econ¨®mica al endurecerse la pol¨ªtica monetaria y fiscal, mientras que en las dos recesiones anteriores, las causadas por la crisis financiera y la covid, la suavizamos para ayudar a la econom¨ªa a ajustarse. El origen de la contracci¨®n econ¨®mica est¨¢ en shocks de oferta negativos y no en una demanda excesiva. Al ajustar la pol¨ªtica monetaria para combatir la inflaci¨®n, algo que todo el mundo est¨¢ haciendo al mismo tiempo, la contracci¨®n se vuelve m¨¢s severa. Y por ¨²ltimo, el punto m¨¢s importante: hay mucha deuda p¨²blica y privada en el sistema.
P. ?No puede haber una sorpresa positiva?
R. Incluso si algunos de estos shocks de suministro negativos se aliviaran a corto plazo ¡ªpese a que el final de la guerra en Ucrania resulta poco probable¡ª, hay fuerzas que favorecen la estanflaci¨®n. La balcanizaci¨®n de las cadenas de suministro, el envejecimiento de la poblaci¨®n, la restricci¨®n de la inmigraci¨®n laboral, el desacople de EE UU y China y otras amenazas geopol¨ªticas, el cambio clim¨¢tico, la guerra cibern¨¦tica, las pandemias, la explosi¨®n de la desigualdad, la ca¨ªda del papel del d¨®lar como moneda de reserva global... Cada uno de estos factores, por s¨ª solo, impulsan la estanflaci¨®n en el medio y largo plazo.
Roubini se sabe el discurso de memoria. Basta rebuscar en su libro para encontrar un fragmento con las palabras que acaba de pronunciar, pr¨¢cticamente id¨¦nticas. Escribi¨® la obra durante la pandemia, una ¨¦poca oscura en la que de repente ya no pod¨ªa viajar alrededor del mundo, como suele hacer m¨¢s de la mitad del a?o, y pudo sentarse a pensar, leer y escribir. No era un experto en tecnolog¨ªa, pandemias o cambio clim¨¢tico. Era el economista que predijo la Gran Recesi¨®n, el logro que le volvi¨® c¨¦lebre y por el que antes le ped¨ªan aut¨®grafos y ahora selfis. As¨ª que se embarc¨® en una investigaci¨®n m¨¢s hol¨ªstica, de ¡°hombre del renacimiento¡±, como ¨¦l la califica, para conectar los puntos de lo que suced¨ªa a su alrededor y tratar de anticipar tendencias.
Ponerlo por escrito le llev¨® un a?o y medio de su vida. Una etapa en la que prefiri¨® el angustioso encierro neoyorquino, m¨¢s impregnado del aroma de la historia, aunque fuera fuente de recuerdos tenebrosos, a la evasi¨®n casi vacacional de algunos. ¡°Mucha gente se march¨® de Nueva York, que fue la zona cero de la pandemia porque es una ciudad globalizada. Se fueron a los Hamptons o al norte de Miami. Me preocupaba enfermar, hab¨ªa manifestaciones y disturbios, incluso un saqueo cerca de mi casa porque la gente estaba desesperada. Pero no puedes escapar de la realidad y esconderte en una cueva de Tasmania o al norte del Estado con la esperanza de sobrevivir individualmente. Tienes que participar en la sociedad¡±.
El libro se public¨® en EE UU en octubre, por lo que ya ha habido reacciones. Seg¨²n Roubini, ninguna desmonta sus tesis. ¡°No estoy hablando de extraterrestres que invaden la Tierra. No estoy hablando de asteroides golpeando el planeta. Estoy hablando de cosas que en realidad, en cierto sentido, no son nada nuevas. Quiero decir, hay cientos de libros escritos sobre el cambio clim¨¢tico. Hay una pandemia. Lo que hago es tomar un poco de ¨¢ngulo econ¨®mico. La propia Kristalina Georgieva y su equipo del Fondo Monetario Internacional hablan de una ¡°confluencia de calamidades¡± y de que estamos ante la mayor prueba desde la Segunda Guerra Mundial. Hay quien tiene ideas diferentes sobre cu¨¢l es la amenaza m¨¢s grave, pero nadie me dice que no existan¡±.
P. ?Y qu¨¦ amenaza ve usted m¨¢s peligrosa?
R. Depende del horizonte. Ya sabes, el cambio clim¨¢tico a medio y largo plazo es la amenaza existencial. El riesgo de que la guerra entre grandes potencias se vuelva poco convencional con el invierno nuclear es una amenaza mayor. Una pandemia mucho m¨¢s desagradable que la del covid 19... Son tendencias que van despacio. Incluso cuando algunas de ellas se est¨¢n acelerando severamente. A corto plazo, por supuesto, los problemas son la inflaci¨®n, la recesi¨®n, la estanflaci¨®n...
P. ?C¨®mo ser¨¢ la recesi¨®n que predice?
R. No ser¨¢ corta ni superficial. El Reino Unido sigue con una inflaci¨®n de doble d¨ªgito, y el Banco de Inglaterra espera seis trimestres de crecimiento negativo. Eso ya es un aterrizaje forzoso. Siento que lo que est¨¢ sucediendo en el Reino Unido se convertir¨¢ en la norma en Europa, en la eurozona.
P. Sin embargo, hay muchos indicadores, de la esperanza de vida a la reducci¨®n de la pobreza, que dicen que vivimos la mejor ¨¦poca de la historia.
R. Es cierto que para la mayor¨ªa de humanos las cosas han mejorado. Pero antes no ten¨ªamos las preocupaciones de ahora. Richard Nixon visitaba China, nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar del cambio clim¨¢tico, y la ¨²ltima pandemia de la que ten¨ªamos constancia era la de 1918. Ahora existe la posibilidad de una guerra entre grandes potencias, el invierno nuclear, el cambio clim¨¢tico acelerado, las pandemias recurrentes, la destrucci¨®n de puestos de trabajo, la globalizaci¨®n y el proteccionismo, una crisis econ¨®mica m¨¢s severa, el riesgo de depresi¨®n, una deuda insostenible, el envejecimiento de la poblaci¨®n... Y el desaf¨ªo a las democracias de los populistas de extrema derecha y extrema izquierda en todo el mundo.
P. ?Con qu¨¦ periodo comparar¨ªa el mundo de hoy?
R. Para m¨ª, se parece al periodo entre 1914 y 1945, en el que a pesar de la globalizaci¨®n, a pesar de la Revoluci¨®n Industrial, no evitamos la Primera Guerra Mundial. Luego vino la gripe espa?ola, la ca¨ªda de la Bolsa del 29, la Gran Depresi¨®n, deflaci¨®n, hiperinflaci¨®n, guerras comerciales, guerras de divisas, desempleo... Y la llegada al poder de Hitler en Alemania, Mussolini en Italia, Franco en Espa?a, y los militares en Jap¨®n.
P. No descarta la posibilidad de una guerra a gran escala.
R. En Occidente ya tenemos una Guerra Fr¨ªa entre EE UU y China, y una caliente entre Rusia y Ucrania. En algunos escenarios, podr¨ªa volverse poco convencional. No podemos descartar que involucre a la OTAN. Kissinger acaba de escribir un art¨ªculo diciendo que todo comenzar¨¢ con Rusia. Ucrania es el inicio de algo que podr¨ªa volverse realmente feo. Vengo de Israel, y all¨ª realmente creen que Ir¨¢n se est¨¢ convirtiendo en un estado nuclear en el umbral de casi tener la bomba. Y hay mucho m¨¢s: Oriente Medio es un polvor¨ªn desde Siria a L¨ªbano, Libia, Yemen o Irak. Y luego, en Asia, no solo es el choque China-Taiw¨¢n. China tiene disputas territoriales con Jap¨®n, India, Malasia, Filipinas y Vietnam.
P. ?Puede desencadenar algo de eso la temida Tercera Guerra Mundial?
R. EE UU y China est¨¢n en curso de colisi¨®n en el tema de Taiw¨¢n, entre otros. Y la Guerra Fr¨ªa se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s fr¨ªa. La divisi¨®n que desacopla, y la fragmentaci¨®n de la econom¨ªa global en dos sistemas de seguridad econ¨®mica, monetaria, comercial, financiera, pol¨ªtica y tecnol¨®gica, uno dominado por EE UU, Europa y sus aliados, y el otro por China y los suyos, van a dejar un mundo completamente dividido. Esa es la direcci¨®n hacia la que vamos. La pregunta es si habr¨¢ conflicto total entre estos dos bloques o no. Y yo dir¨ªa que existe una posibilidad significativa. Quiero decir, no soy yo quien dice eso. Son los expertos en geopol¨ªtica quienes comenzaron a hablar sobre un conflicto global, o incluso sobre la Tercera Guerra Mundial.
Apodado el Doctor Cat¨¢strofe por el pesimismo que destilan sus predicciones, Roubini es en este libro mucho m¨¢s que un economista a quien acusar de agorero. Se erige tambi¨¦n en un analista de las relaciones internacionales que utiliza m¨²ltiples citas period¨ªsticas para apoyar sus argumentos. Y se mueve como pez en el agua en la distop¨ªa, tan en boga en estos tiempos donde la realidad persigue a la ficci¨®n y a veces la caza.
El cap¨ªtulo sobre inteligencia artificial tiene mucho de eso. Y las mismas ideas fluyen de su viva voz en la ma?ana madrile?a. Si las m¨¢quinas reemplazan al hombre en las cadenas de producci¨®n, e incluso en trabajos intelectuales, ?qu¨¦ haremos con la mano de obra sobrante? Ah¨ª emergen nuevos decorados de pesadilla: hombres y mujeres convertidos en par¨¢sitos que reciben una renta b¨¢sica universal en un intento por redistribuir riqueza desde los due?os de la tecnolog¨ªa, gravados con impuestos especiales, a sus v¨ªctimas, aquellos equipados de una bolsa de conocimientos inservibles porque han sido superados y engullidos por m¨¢quinas m¨¢s preparadas. Acabar¨¢n viviendo en un mundo paralelo hu¨¦rfano de cometido, donde el vac¨ªo lo llenan videojuegos y opi¨¢ceos que son solo la antesala de la muerte por desesperaci¨®n.
No todo ese turbio paisaje de desconexi¨®n entre el ciudadano y la sociedad est¨¢ construido en el futuro y la hip¨®tesis. ¡°En 2021, en Estados Unidos, las sobredosis de drogas causaron m¨¢s de 100.000 muertes¡±, recuerda el economista. Es la otra cara de ese mundo hiperproductivo que tantos dibujan como liberador para el ser humano por romper las cadenas de las interminables jornadas laborales, innecesarias si los robots y la automatizaci¨®n pueden ocuparse de ellas. Y un golpe m¨¢s al modelo laboral occidental, evocado por Roubini con cierta nostalgia. ¡°Los cr¨ªticos de la globalizaci¨®n vieron el fruto amargo de las pol¨ªticas comerciales que favorecen el bajo coste y la productividad por encima de la vitalidad econ¨®mica de los trabajadores y sus comunidades. En pocas palabras, cambiamos buenos puestos de trabajo con buenos salarios por importaciones baratas en grandes tiendas minoristas¡±, dice un pasaje del libro.
Coleccionista de arte contempor¨¢neo, amante de la m¨²sica, y sobre todo, adicto al debate y a pelear en el mundo de las ideas, explica que suele celebrar cenas jeffersonianas, en las que, como el expresidente estadounidense hac¨ªa, los comensales hablan de un tema uno por uno, respondiendo a preguntas formuladas por Roubini, en lugar de enfrascarse en charlas bilaterales o en peque?os grupos. ¡°Se convierte en una ocasi¨®n para reflexionar¡±, sostiene.
Para sortear las turbulencias, Roubini apuesta por un activo refugio: el oro. Y reniega con fuerza de otro: las criptomonedas. En su cuenta de Twitter es habitual verle cargar contra ellas con inusitada fiereza. Las considera una estafa sin paliativos de la que se han beneficiado sus promotores para convertirse en ostentosos millonarios. ¡°FTX no es una excepci¨®n, sino la regla¡±, dice sobre el enga?o masivo perpetrado por la plataforma de Sam Bankman-Fried, ahora entre rejas.
No cree, sin embargo, que un eventual hundimiento de estas divisas digitales provoque un efecto contagio preocupante para la econom¨ªa real. ¡°El problema final es que hay muchos tontos minoristas, j¨®venes que desperdiciaron todos sus ahorros comprando a 50.000, 60.000 o 69.000 en 2021, y ahora han perdido el 80% de lo invertido¡±, lamenta.
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