Anatom¨ªa de la sacudida financiera
El ajuste monetario deval¨²a los activos y afecta al cr¨¦dito sin incidir hasta ahora en la inflaci¨®n
Las turbulencias desatadas en los mercados estos ¨²ltimos d¨ªas evidencian las vulnerabilidades financieras que entra?a la lucha contra la inflaci¨®n, y por tanto conviene no minimizar su gravedad. Sin embargo, a menos que se produzca un error de pol¨ªtica monetaria, no parece que estemos en la antesala de una crisis similar a la que asol¨® el mundo ¡ªy con especial ah¨ªnco nuestro pa¨ªs¡ª.
En apariencia, la quiebra de un banco californiano y la crisis de liquidez de uno de los buques insignia de las finanzas globales son fen¨®menos aislados. En ambos casos, los fallos de gesti¨®n son patentes y por tanto tales descalabros no son extrapolables al grueso del sector. Por otra parte, el contagio directo al resto de entidades deber¨ªa ser limitado, sobre todo teniendo en cuenta la contundencia de los rescates en marcha, entre los que destaca la hist¨®rica inyecci¨®n de liquidez del banco central suizo, equivalente al 6,6% de la econom¨ªa del pa¨ªs. Seg¨²n esta visi¨®n optimista, que tambi¨¦n alude a ¡°los elevados colchones de liquidez y la sana solvencia de los bancos europeos¡±, la calma deber¨ªa volver pronto a los mercados.
Estos ¡°accidentes de mercado¡±, sin embargo, son sintom¨¢ticos del riesgo macroecon¨®mico generado por el endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria. Un riesgo que, por fin, el BCE podr¨ªa estar empezando a incorporar, y que tiene una vertiente financiera y otra econ¨®mica. La primera radica en la depreciaci¨®n de los bonos comprados por las entidades financieras, bancarias y no bancarias, durante la ¨¦poca de tipos de inter¨¦s negativos. El valor de esos bonos se reduce inexorablemente a medida que suben los tipos de inter¨¦s, generando p¨¦rdidas latentes en los balances de las entidades bancarias, y un agujero a¨²n m¨¢s preocupante en las no bancarias (fondos de inversi¨®n y de pensi¨®n, etc.) que se han endeudado para impulsar su rentabilidad.
Seg¨²n la Autoridad Bancaria Europea, los bancos europeos tienen en su balance un total de 3,1 billones de euros en bonos y obligaciones p¨²blicos, casi el 60% contabilizados a precios de amortizaci¨®n, es decir sin descontar las p¨¦rdidas latentes ¡ªen el caso de Espa?a las cifras son proporcionalmente similares¡ª. Y en EE UU la corporaci¨®n de seguro de dep¨®sitos eleva las p¨¦rdidas latentes del total del sistema a 620.000 millones de d¨®lares.
Bien es cierto que la depreciaci¨®n es te¨®rica, es decir solo se materializa a vencimiento de los t¨ªtulos (o cuando los bancos se ven forzados a venderlos, haciendo aflorar las p¨¦rdidas y agravando la huida de dep¨®sitos como en SVB). Y disponen de importantes activos l¨ªquidos, de modo que no estamos ante un desequilibrio similar a lo que ocurri¨® tras el estallido de burbuja inmobiliaria. Adem¨¢s, se supone que los bancos europeos se han asegurado contra las fluctuaciones de tipos de inter¨¦s, sin suprimir el riesgo, que se transfiere a actores no bancarios como los hedge funds.
Pero eso es sin contar con el riesgo econ¨®mico, puesto de manifiesto por la importante ca¨ªda de la demanda de cr¨¦dito tanto de los particulares como de las empresas como consecuencia del encarecimiento de los pr¨¦stamos. Esta tendencia es la antesala de un enfriamiento de la econom¨ªa, a la vez que limita la posibilidad por parte de las entidades de compensar la depreciaci¨®n de sus bonos.
Atenazada por el doble riesgo financiero y econ¨®mico, y la incapacidad de identificar nuevos focos de vulnerabilidad ¡ªque casi seguro surgir¨¢n en alg¨²n segmento del mercado, sin que los reguladores sepan d¨®nde¡ª la pol¨ªtica monetaria est¨¢ abocada a una mayor gradualidad. Hace bien el BCE en no prometer nuevas subidas de tipos, y mostrar su disposici¨®n a tomar medidas para afrontar el episodio de inestabilidad financiera. El resultado podr¨ªa ser una mayor persistencia de la inflaci¨®n, desmintiendo una vez m¨¢s las previsiones del gur¨² monetario. Pero entre dos males, hay que elegir el menor.
IPC
La persistencia de la inflación sigue complicando la tarea del Banco Central Europeo. Descontando la energía y los alimentos, es decir los componentes más volátiles, el IPC de la eurozona se incrementó en febrero a un ritmo anual del 5,6%, tres décimas más que en enero. En España el incremento, también al alza, fue muy similar (5,2%, una décima más que en enero). Se espera una pausa en el crecimiento interanual del IPC en los próximos meses, por el fuerte repunte de los precios registrado el año pasado tras la invasión de Ucrania (efecto escalón).
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