Trabajar desde casa y darse cuenta de lo que importa
Aunque hay inconvenientes, el teletrabajo es algo muy bueno a pesar de que Musk lo odie (o quiz¨¢ sobre todo por eso)
La econom¨ªa de Estados Unidos ha experimentado una notable recuperaci¨®n tras la recesi¨®n provocada por la covid en 2020. Los tan temidos efectos duraderos de la pandemia nunca se han hecho realidad: el empleo, la participaci¨®n en la poblaci¨®n activa y el PIB vuelven a corresponderse con las previsiones anteriores a la crisis sanitaria. Todav¨ªa estamos esperando a ver si los republicanos de la C¨¢mara dilapidan este logro empujando a Estados Unidos a una crisis de la deuda totalmente arbitraria. Pero hoy he pensado darme un descanso del agobio y hablar de algo importante en lo que la econom¨ªa estadounidense est¨¢ funcionando incluso mejor de lo que las cifras habituales dan a entender. Un aspecto positivo de la crisis del coronavirus ha sido un importante cambio en la forma de trabajar de los estadounidenses: ahora perdemos menos tiempo y menos recursos en desplazamientos al y del trabajo.
Hace unos d¨ªas, mi compa?ero Fahrad Manjoo escrib¨ªa un art¨ªculo sobre los beneficios de la reducci¨®n de los viajes entre la casa y el trabajo que me inspir¨® para profundizar en el tema. Aunque tiene sus inconvenientes, el cambio al teletrabajo y al trabajo h¨ªbrido es, en general, algo muy bueno a pesar de que Elon Musk lo odie (o quiz¨¢ especialmente si lo odia).
El cambio al teletrabajo tambi¨¦n constituye un momento muy did¨¢ctico, en dos sentidos al menos. En primer lugar, ofrece una lecci¨®n pr¨¢ctica del hecho de que aprovechar las nuevas posibilidades tecnol¨®gicas a menudo requiere cambios importantes en el funcionamiento de las empresas. En segundo lugar, nos recuerda que las cifras econ¨®micas como el PIB, aunque resulten ¨²tiles, a veces pueden ser indicadores enga?osos de lo que realmente importa en la vida.
Lo primero es lo primero: la reducci¨®n del tiempo de los desplazamientos es un asunto muy serio. Antes de la pandemia, el adulto estadounidense medio dedicaba unas 0,28 horas al d¨ªa, es decir, m¨¢s de 100 horas al a?o, a desplazamientos relacionados con el trabajo. (Como no todos los adultos trabajan, la cifra para los que s¨ª lo hacen era considerablemente mayor). En 2021, ese tiempo se hab¨ªa reducido en alrededor de una cuarta parte.
Atribuir un valor en d¨®lares a los beneficios de esta reducci¨®n es complicado. No basta con multiplicar el tiempo ahorrado por el salario medio, porque es probable que la gente no considere el tiempo que pasa en la carretera (s¨ª, la mayor¨ªa de la gente va a trabajar en coche) como totalmente perdido. Por otra parte, hay muchos otros gastos, desde el combustible hasta el desgaste del veh¨ªculo y la tensi¨®n psicol¨®gica asociados a los viajes para ir a trabajar. Y una tercera consideraci¨®n: la opci¨®n del teletrabajo o el trabajo h¨ªbrido suele estar al alcance sobre todo de trabajadores con un alto nivel educativo que reciben salarios superiores a la media y, por tanto, con un alto valor asociado a su tiempo.
Sin embargo, no es dif¨ªcil argumentar que los beneficios globales de no desplazarse al trabajo todos los d¨ªas equivalen a una ganancia en la renta nacional de al menos un punto porcentual, y quiz¨¢ varios. Esto es mucho: hay muy pocas propuestas de medidas capaces de producir beneficios de esa magnitud. Y s¨ª, los beneficios son reales. Los directores generales pueden despotricar contra los trabajadores vagos o (seg¨²n Musk) ¡°inmorales¡± que no quieren volver a sus cub¨ªculos, pero el prop¨®sito de una econom¨ªa no es hacer felices a los jefes.
Lo interesante es que esta transformaci¨®n de la forma de trabajar de muchos estadounidenses no ha estado impulsada por las nuevas tecnolog¨ªas. No habr¨ªa sido posible si mucha gente no dispusiera de conexiones r¨¢pidas a internet, pero el gran aumento de la banda ancha en los hogares tuvo lugar entre 2000 y 2010, y luego se estabiliz¨®. Las empresas solo aprendieron a aprovechar la posibilidad tecnol¨®gica del teletrabajo bajo la presi¨®n de la pandemia.
La cuesti¨®n es que, mientras que la econom¨ªa de la pandemia ha quedado atr¨¢s, el cambio en la forma de trabajar tiene pinta de ser permanente. En general, el teletrabajo parece un ejemplo cl¨¢sico de un sector incipiente: al principio es poco competitivo, luego recibe un impulso temporal (normalmente proporcionado por aranceles o subvenciones, pero en este caso, por un virus), aprende con la pr¨¢ctica, y sigue siendo competitivo incluso despu¨¦s de que elimine el est¨ªmulo.
Si el aumento del teletrabajo acaba siendo indefinido, tendr¨¢ profundas repercusiones econ¨®micas, con algunos perdedores (como el sector inmobiliario comercial y las bases tributarias de muchas ciudades), pero muchos ganadores. Ahora bien, lo que no har¨¢ ser¨¢ manifestarse en forma de aumento del PIB nominal; el tiempo que los estadounidenses pierden en los atascos no se resta de la renta nacional, y el que pasan con sus familias no se suma.
No soy uno de esos detractores del PIB que afirman que es una cifra in¨²til; es una estad¨ªstica informativa y no es f¨¢cil de sustituir. Pero puede llevar a enga?o cuando las sociedades optan por algo diferente. Cualquiera que haga comparaciones internacionales sabe que Estados Unidos tiene un PIB per capita superior al de los pa¨ªses europeos, pero que gran parte de la diferencia no refleja una mayor productividad; refleja el hecho de que los europeos tienen muchas vacaciones, mientras que nosotros somos el ¡°pa¨ªs sin vacaciones¡±. As¨ª que, ?estamos mejor? ?Est¨¢n seguros?
Actualmente vemos grandes beneficios en los hogares que no quedan recogidos en el PIB. Es verdad que estas ganancias recaen sobre todo en los trabajadores con ingresos m¨¢s altos, lo cual es deplorable. Sin embargo, tambi¨¦n ha habido importantes aumentos salariales en el escal¨®n inferior, y eso mitiga un poco la injusticia. Una consecuencia es que, si nos fijamos en para qu¨¦ sirve una econom¨ªa ¡ªa saber, para satisfacer las necesidades humanas, no para generar estad¨ªsticas favorables¡ª, la recuperaci¨®n de Estados Unidos de la pandemia ha sido a¨²n m¨¢s impresionante de lo que imaginan.
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