¡®Operaci¨®n Triunfo¡¯: as¨ª son los contratos que firman los concursantes y que condicionan sus carreras

Leonino. En el argot legal es el contrato, cl¨¢usula o condici¨®n que impone exigencias exorbitantes o consecuencias desproporcionadas (definici¨®n del diccionario panhisp¨¢nico). La cantante Lola ?ndigo aprendi¨® este concepto al salir de Operaci¨®n Triunfo 2017: la artista ten¨ªa 25 a?os cuando, expulsada de la academia m¨¢s famosa de la tele, se top¨® con los rudos mecanismos de la industria musical, una vor¨¢gine de contratos, cl¨¢usulas, derechos de autor y cesiones.

En una entrevista concedida hace unos meses en el podcast El Sentido de la Birra, la cantante y bailarina lamentaba que los j¨®venes que acceden a este tipo de programas, excitados por la euforia de tener entre sus dedos una oportunidad de oro, no buscan consejo antes de firmar sus primeros papeles legales. ¡°Antes de llegar al casting final ya est¨¢s sentenciado a que vas a estar con una discogr¨¢fica durante tres discos¡±, compart¨ªa la int¨¦rprete a ra¨ªz de su experiencia. ¡°Es bastante leonino. Esa es la palabra que me ense?aron los abogados¡±.

Operaci¨®n Triunfo 2023, la primera edici¨®n emitida en Amazon Prime, termina el lunes. Si bien los contratos de los concursantes son confidenciales, las bases del concurso son p¨²blicas. Est¨¢n colgadas en la web de Gestmusic, la productora del formato. El documento, que debe ser firmado por cualquier aspirante que quiera presentarse al casting, arroja pistas de los entresijos detr¨¢s de los contratos que en su d¨ªa firmaron triunfitos como Aitana, Amaia o Miki Nu?ez.

En primer lugar, los participantes se comprometen a firmar un contrato de trabajo. Tienen su sueldo y pueden cotizar a la Seguridad Social; sin embargo, no se les aplica el Estatuto de los Trabajadores, como a cualquier empleado, sino un marco legal especial para artistas. Este r¨¦gimen hace posible la din¨¢mica que permite expulsar a un participante cada semana, pues ¡°el mundo art¨ªstico es una de las poqu¨ªsimas excepciones en las que se permite una contrataci¨®n temporal o por un plazo determinado¡±, explica Iban Diez, socio de Menta Legal, una firma enfocada al asesoramiento a artistas y al sector del entretenimiento.

Una mara?a de documentos

La aventura comienza cuando el concursante pone un pie fuera de la academia. Adem¨¢s del contrato laboral, los artistas se comprometen, llegado el caso, a firmar otros cuatro documentos que marcar¨¢n el devenir de sus carreras. En concreto, un contrato discogr¨¢fico, por el que ceden la gesti¨®n de sus futuros discos o sencillos; un contrato de edici¨®n, para la gesti¨®n de sus creaciones como compositores; un contrato de representaci¨®n, para nombrar un m¨¢nager y ceder los derechos de imagen, nombre, logo y marca, as¨ª como la venta de cualquier art¨ªculo de merchandising o patrocinio; y un contrato de gira, por el que se comprometen a realizar una serie de conciertos por el pa¨ªs. Todo queda atado.

La remuneraci¨®n para el triunfito ser¨¢ acorde ¡°con la contraprestaci¨®n est¨¢ndar de mercado para un artista novel¡±, tal como rezan las bases del concurso. ¡°Si no aceptas las bases no puedes participar en el concurso¡± y ¡°no hay posibilidad de negociar esas condiciones durante el casting o al entrar en la academia¡±, explica Manuel L¨®pez, socio de la firma de abogados especializada en la industria musical Sympathy for the Lawyer. La ecuaci¨®n es simple: el formato pone una lanzadera de lujo; el precio a pagar son estas cadenas legales, un camino profesional del que es dif¨ªcil apearse. ¡°El programa ya tiene pactos con una serie de proveedores, con las principales discogr¨¢ficas y con una lista de agentes¡±, explica Juli¨¢n Galindo, abogado de Carrillo Asesores Tributarios y Abogados, quien ha asesorado a m¨¢s de una veintena de m¨²sicos del formato.

?Son, entonces, contratos leoninos? Para Galindo no. El experto reconoce que estas condiciones pueden ser m¨¢s duras que para otros artistas, pero pone el dedo en ¡°la enorme visibilidad y la excelente plataforma que ofrece el programa¡±. Los contratos no son eternos. Tras el primer a?o de carrera, lo com¨²n es que la discogr¨¢fica y el exconcursante se sienten y hablen. ¡°Si se cumplen las expectativas y los objetivos, los m¨¢rgenes pueden mejorar¡±. En los primeros cinco a?os el contrato puede ser revisado hasta tres o cuatro veces. As¨ª, la joven promesa puede llevarse un porcentaje de beneficios que ronda el 12%, pero si las expectativas mejoran y la carrera se consolida, este margen puede subir hasta el 23%. El resto va a parar a los intermediarios.

Luis Trillo, abogado de derecho laboral de FILS, corrobora que es normal que las estrellas de OT conf¨ªen en estos intermediarios y acepten ¡°cl¨¢usulas de exclusividad y cesi¨®n de derechos de producci¨®n y distribuci¨®n a la discogr¨¢fica¡±, de forma que esta ¡°asume la propiedad de la obra musical producida por el artista¡±. Tambi¨¦n es com¨²n que las casas musicales pidan a los cantantes renunciar por escrito a posibles medidas judiciales cautelares que ¡°interrumpan la explotaci¨®n o distribuci¨®n del material que ya se haya grabado o producido¡±, agrega el letrado.

Para evitar sorpresas, los expertos coinciden en que, una vez en la academia, ¡°el participante cuente con asesoramiento legal y estrat¨¦gico¡±. Y es importante que este venga de alguien que ¡°conozca muy bien el negocio musical¡±, resume Manuel L¨®pez. En su entrevista, concedida en septiembre, Lola ?ndigo cont¨® que o firmaba un primer precontrato o no entraba en el casting final. ¡°En este documento es habitual la cl¨¢usula en la que el artista declara que ha contado con consejo experto previo a la firma¡±, apunta L¨®pez. La artista andaluza corrobor¨® que en su primer contrato hab¨ªa una frase as¨ª. Y luego apostill¨®: ¡°Eso no lo revis¨® nadie¡±.

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