A la caza del tesoro de segunda mano en la Gran Manzana: bolsos de marca, trajes de novia o pianos
Las tiendas de art¨ªculos usados hacen su agosto en Nueva York, donde se pueden encontrar objetos de Chanel o Herm¨¨s
El D¨ªa Nacional de las Tiendas de Segunda Mano se celebra el 17 de agosto en EE UU, con el objetivo de sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre el trabajo de las organizaciones ben¨¦ficas que financian estos establecimientos. Porque el objetivo te¨®rico es ayudar a las comunidades m¨¢s vulnerables y redistribuir productos que de otra manera terminar¨ªan en un contenedor o en alguno de los gigantescos vertederos repartidos por el mundo que digieren la basura de los pa¨ªses m¨¢s ricos. Tambi¨¦n lo hacen, y en cantidades industriales, pero los consumidores estadounidenses tienen, digamos, la primera opci¨®n de compra.
Adem¨¢s de solidario, el volumen de este mercado se ha convertido en un negocio per se: lo hay ben¨¦fico, s¨ª, pero tambi¨¦n de car¨¢cter meramente mercantil. Movida por el precio, para darle un respiro al medio ambiente u orillar la mala conciencia sobre las condiciones laborales en las f¨¢bricas de Asia, la clientela se consolida: se espera que el mercado mundial de segunda mano se duplique en los pr¨®ximos tres a?os y alcance los 350.000 millones de d¨®lares en 2027, seg¨²n un informe de 2023 de la web de reventa online ThredUp.
Aunque no hay cifras totales de lo que representa el mercado de segunda mano en EE UU, Future Market Insights apunta un crecimiento potencial del 15% en la pr¨®xima d¨¦cada s¨®lo en ropa, con un volumen de negocio de 283 millones para 2032. Como sede del mayor mercado textil del mundo, EE UU es tambi¨¦n el principal exportador de ropa usada.
Pero en las tiendas de segunda mano no s¨®lo hay trapos. La gama de productos es tan amplia como la imaginaci¨®n: muebles, ajuares dom¨¦sticos y de oficina, vajillas, juguetes, libros y discos¡ incluso una colecci¨®n de vestidos de novia vintage, como la que se almacena en un curioso local de Jersey City, en el Estado gemelo de Nueva York. Seg¨²n el registro oficial de empresas de 2021, hab¨ªa entonces 18.640 tiendas de objetos usados, con un total de 189.892 trabajadores, en el pa¨ªs.
Letra peque?a
Otros negocios son m¨¢s informales. Las inmobiliarias, por ejemplo, avisan a sus nuevos clientes de la liquidaci¨®n de muebles por otros en trance de mudarse (sin avisar de la letra peque?a de los portes, que se ha incrementado un 20% desde la pandemia y puede multiplicar por tres el precio pagado por un viejo pero bien conservado sof¨¢).
Fiel a su esp¨ªritu solidario, una de las grandes cadenas de Nueva York, Housing Works, destina la mayor parte de sus ganancias a apoyar a seropositivos sin techo. Seg¨²n los barrios, la oferta de sus escaparates va del baratillo y la ganga al gran chollo. En el local del muy burgu¨¦s Upper East Side, destacaban esta semana varios pares de zapatos de Chanel, dos bolsos de Herm¨¨s y lujoso mobiliario de caoba, adem¨¢s de un aparador japon¨¦s lacado, todo en perfecto estado. ¡°En Nueva York hay much¨ªsimo dinero. Y la gente que lo tiene se aburre enseguida de lo que compra porque lo tiene todo, no da valor a nada. Por eso nos llegan a diario ropa y zapatos de marcas de lujo, cuadros y muebles que en otras tiendas costar¨ªan varios miles de d¨®lares, como el aparador japon¨¦s¡±, explica el encargado, Jeremy. Los particulares que se deshacen de cosas pueden recibir una peque?a compensaci¨®n, siempre negociable, o donarlas sin m¨¢s.
Lejos de parecer pobretones, los asiduos de Goodwill, una ONG que se financia con su cadena de tiendas de ropa usada, se ufanan de sus compras en las redes sociales. El postureo sobre gangas no da tregua, aunque no es ni comparable al de un fen¨®meno a¨²n m¨¢s barato: el llamado stooping, que significa algo as¨ª como inclinarse m¨¢s de 45? para recoger algo del suelo, y que en Nueva York describe el hallazgo de alguna maravilla dejada en la acera por sus antiguos due?os: sof¨¢s, camas, mesas, sillas, aparadores, peque?os electrodom¨¦sticos en uso, incluso alg¨²n que otro piano ¡ªtransportado luego a pulso por la calle, o el metro¡ª que se ofrecen gratis a los viandantes. El fen¨®meno es tan popular que hay varias cuentas en las redes sociales dedicadas a alertar de los hallazgos.
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