De cultivar lechugas a buscar una soluci¨®n para salvar la cerveza
Ekonoke halla una f¨®rmula para producir l¨²pulo en condiciones controladas y con mucha menos agua
Ana S¨¢ez, ingeniera agr¨®noma, e In¨¦s Sagrario, economista, trabajaban en cultivos verticales de hortalizas cuando conocieron a los qu¨ªmicos Javier Ramiro y Antonio Rojas en un encuentro de emprendimiento en Madrid. Ellas vend¨ªan lechugas libres de tratamientos, pero eran m¨¢s caras que las convencionales y no consegu¨ªan un p¨²blico fiel. Ellos se ganaban la vida cultivando microgreens, los t¨ªpicos brotes de plantas que utilizan en la alta gastronom¨ªa. ¡°Decidimos juntar los proyectos que llev¨¢bamos por separado y nos empezamos a fijar en cultivos con riesgo clim¨¢tico¡±, comenta Sagrario por videoconferencia. Encontraron que el l¨²pulo era el tal¨®n de Aquiles de una industria gigantesca, la cervecera. En el mundo, el 80% de esta planta se cultiva en el noroeste norteamericano y en el sur de Alemania. ¡°Simplificando mucho, hay dos grandes ¨¢reas de variedades, unas responsables del amargor y las que aportan los aromas. En las primeras se han ido desarrollando nuevos h¨ªbridos que est¨¢n consiguiendo sobrevivir relativamente bien al cambio clim¨¢tico. Pero las variedades arom¨¢ticas, que hacen tan caracter¨ªstica una cerveza, son las que m¨¢s problemas est¨¢n teniendo¡±.
En 2018 empez¨® a rodar desde Alcobendas Ekonoke, la empresa con la que aspiran a estabilizar el cultivo de l¨²pulo reproduciendo las condiciones para su crecimiento en granjas interiores con hidropon¨ªa. No quieren que el l¨²pulo viaje, quieren ofrecerle a las cerveceras la posibilidad de cultivar sus propias plantas en espacios cubiertos utilizando para ello sus aguas residuales y el exceso de CO2 en el proceso de elaboraci¨®n. Es, claro est¨¢, un cultivo bastante m¨¢s caro, pero explican que esa materia prima apenas supone un porcentaje ¨ªnfimo de lo que cuesta elaborar una cerveza, de modo que las marcas pueden compensarlo poniendo en valor el hecho de que utilicen ingredientes de proximidad.
A los responsables de Hijos de Ribera, la empresa due?a de Estrella Galicia, les pareci¨® interesante. ¡°Fueron muy r¨¢pidos en comprometerse con el proyecto, nos financiaron una inversi¨®n que nos permitiera cultivar el l¨²pulo en unas condiciones adecuadas¡±. Les compran la producci¨®n actual (apenas 20 kilos el a?o pasado) y han montado en Chantada (Lugo) una nave de la que este a?o sacar¨¢n una tonelada de l¨²pulo y que ser¨¢ el paso previo a su producci¨®n industrial, donde esperan obtener entre 70.000 y 80.000 kilos en tres cosechas anuales. Con su tecnolog¨ªa necesitan 15 veces menos agua para obtener la misma cantidad de planta, que, dicen, es 100% natural, sin pesticidas ni fungicidas.
El camino hasta aqu¨ª no ha sido f¨¢cil. Han recibido apoyo p¨²blico de Enisa y del CDTI. ¡°Cuando conseguimos el pr¨¦stamo de Enisa no nos financiaba nadie. Es un instrumento muy importante¡±, reconoce Sagrario. Con una plantilla de 12 profesionales y cinco millones en capital obtenido, creen que podr¨¢n llegar al equilibrio en sus cuentas en 2027. Hasta entonces toca remar con una facturaci¨®n peque?a (100.000 euros) y salvando cientos de obst¨¢culos. Pero son optimistas: igual que una planta de l¨²pulo puede alcanzar los siete metros de altura, ellos esperan llegar muy lejos con sus flores cerveceras.
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