Carne, libertad y Ron DeSantis
La historia de los filetes de laboratorio es un indicador m¨¢s del declive del conservadurismo en EE UU
Es posible producir carne en un laboratorio: cultivar c¨¦lulas animales sin un animal y convertirlas en algo que la gente pueda comer. Sin embargo, el proceso es dif¨ªcil y caro. Por el momento, la carne cultivada en laboratorio no est¨¢ disponible comercialmente, y probablemente no lo estar¨¢ en mucho tiempo, si es que llega a estarlo.
Aun as¨ª, cuando la carne obtenida en laboratorio, tambi¨¦n llamada a veces carne cultivada, llegue al mercado a precios menos que escandalosos, un n¨²mero considerable de personas seguramente la comprar¨¢. Algunos lo har¨¢n por motivos ¨¦ticos, porque prefieren que no se sacrifiquen animales para adornar sus platos. Otros lo har¨¢n en la creencia de que cultivar carne en laboratorios da?a menos el medio ambiente que dedicar hect¨¢reas y hect¨¢reas al pastoreo de animales. Y al menos es posible que la carne cultivada en laboratorio acabe siendo m¨¢s barata que la procedente de animales.
Y si algunas personas deciden consumir carne cultivada en laboratorio, ?por qu¨¦ no? Es un pa¨ªs libre, ?no? No si gente como Ron DeSantis se sale con la suya. No hace mucho, DeSantis, de vuelta al trabajo como gobernador de Florida tras el espectacular fracaso de su campa?a presidencial, firm¨® un proyecto de ley que proh¨ªbe la producci¨®n o venta de carne cultivada en laboratorio en su Estado. En varios Estados m¨¢s se est¨¢ estudiando una legislaci¨®n similar.
Por un lado, podr¨ªa considerarse una historia sin trascendencia: la represi¨®n contra una industria que ni siquiera existe todav¨ªa. Pero la nueva ley de Florida es un ejemplo perfecto de c¨®mo el capitalismo de amiguetes, la guerra cultural, las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y el rechazo de la ciencia se han fusionado (se podr¨ªa decir amalgamado) de una forma que define en gran medida el conservadurismo estadounidense actual.
En primer lugar, desmiente cualquier afirmaci¨®n de que la derecha es el bando que defiende un gobierno limitado; no hay gobierno m¨¢s intrusivo que aquel que dicta que los pol¨ªticos te digan lo que puedes o no puedes comer. ?Qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de la prohibici¨®n? ?Se acuerdan de cuando un grupo de ganaderos de Texas demand¨® a Oprah Winfrey por un programa en el que advert¨ªa de los riesgos de la enfermedad de las vacas locas y que, seg¨²n ellos, les cost¨® millones? Es dif¨ªcil imaginar que hoy en d¨ªa el temor del sector c¨¢rnico a perder cuota de mercado frente a la carne de laboratorio no est¨¦ influyendo. Y esa preocupaci¨®n por la cuota de mercado no es necesariamente una tonter¨ªa. F¨ªjense en el auge de la leche de origen vegetal, que en 2020 representaba el 15% del mercado l¨¢cteo.
Pero los pol¨ªticos que afirman que veneran el libre mercado deber¨ªan oponerse con vehemencia a cualquier intento de suprimir la innovaci¨®n cuando esta perjudique a los intereses establecidos, que es a lo que esto equivale. ?Por qu¨¦ no lo hacen? Parte de la respuesta, naturalmente, es que muchos de ellos nunca han cre¨ªdo realmente en la libertad, solo en la libertad para algunos. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de eso, el consumo de carne, como casi todo lo dem¨¢s, se ha visto envuelto en las guerras culturales. Ya se ve¨ªa venir hace a?os si uno segu¨ªa la fuente de observaci¨®n social m¨¢s mordaz de nuestros tiempos: los episodios de Los Simpson. All¨¢ por 1995, Lisa Simpson, que hab¨ªa decidido hacerse vegetariana, se vio obligada a ver un v¨ªdeo titulado ¡°La carne y t¨²: socios en la libertad¡±.
Sin duda, comer o decir que se come mucha carne se ha convertido en una insignia de lealtad para la derecha, especialmente entre los seguidores del ¡°Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande¡± o MAGA, por sus siglas en ingl¨¦s. Donald Trump hijo tuite¨® en una ocasi¨®n: ¡°Estoy bastante seguro de que ayer com¨ª dos kilos de carne roja¡±, algo improbable para alguien que no es luchador de sumo. Pero incluso si eres de los que insisten en que los estadounidenses ¡°de verdad¡± comen mucha carne, ?por qu¨¦ hay que obtener la carne matando a animales si existe una alternativa? A los enemigos de la carne producida en laboratorios les gusta hablar del aspecto industrial de la producci¨®n de carne cultivada, pero ?qu¨¦ aspecto se imaginan que tienen muchas instalaciones modernas de procesamiento de carne?
Y luego est¨¢n las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Es un hecho que obtener prote¨ªnas de la carne de vacuno implica muchas m¨¢s emisiones de gases de efecto invernadero que obtenerlas de otras fuentes. Tambi¨¦n es un hecho que, durante la presidencia de Joe Biden, Estados Unidos por fin ha tomado medidas serias contra el cambio clim¨¢tico. Pero en el pantano febril de la derecha, que en estos d¨ªas constituye un bloque bastante considerable de analistas y pol¨ªticos republicanos, la oposici¨®n a la pol¨ªtica clim¨¢tica de Biden ha dado lugar a un surtido de afirmaciones descabelladas, incluida la de que Biden pensaba poner l¨ªmites al consumo de hamburguesas de los estadounidenses. ?Y se han enterado de que las ¨¦lites mundiales van a obligarnos a empezar a comer insectos?
Por cierto, no soy vegetariano ni tengo intenci¨®n de comer insectos. Pero respeto las decisiones de los dem¨¢s, cosa que, cada vez con m¨¢s frecuencia, no hacen los pol¨ªticos de derechas. Y aparte de demostrar que muchos en la derecha en realidad son enemigos, no defensores, de la libertad, la historia de la carne de laboratorio es un indicador m¨¢s del declive del conservadurismo como movimiento de principios.
Miren, no soy un admirador de Ronald Reagan, que creo que hizo mucho da?o como presidente, pero al menos el reaganismo abordaba cuestiones pol¨ªticas reales como los tipos impositivos y la regulaci¨®n. Sin embargo, la gente que se autoproclama sucesora de Reagan no parece estar interesada en la elaboraci¨®n de pol¨ªticas serias. Para muchos de ellos, la pol¨ªtica es un juego de rol en vivo. Ni siquiera se trata de ¡°poseer¡± a quienes ellos llaman las ¨¦lites; se trata de enfrentarse perpetuamente a una versi¨®n fant¨¢stica de lo que las ¨¦lites supuestamente quieren. Pero, aunque a ellos no les importe la realidad, a la realidad s¨ª le importan ellos. Su extraordinaria falta de seriedad puede hacer mucho da?o a Estados Unidos y al mundo.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.