Boeing vuela entre turbulencias
Los accidentes de algunos de sus modelos y la presi¨®n de nuevos rivales suponen un gran desaf¨ªo para el fabricante de aviones estadounidense
Boeing sufre baches en la tierra y turbulencias en el aire. Las pistas que deja el fabricante aeroespacial estadounidense son continuas. Los trabajadores de su factor¨ªa de Seattle (Washington) amenazan con ir a la huelga. La compa?¨ªa se ha declarado culpable de dos accidentes en los que se vieron involucrados en 2018 y 2019 sus modelos 737 Max 8, que causaron la muerte de 346 pasajeros y tripulantes en Etiopia e Indonesia. La deficiente gesti¨®n financiera situ¨® la deuda en unos 50.000 millones de d¨®lares (45.700 millones de euros) cuando lleg¨® la crisis de los Max. Nuevas pistas. Su prestigio como proveedor vuela bajo tras el susto de otro modelo Max, este de Alaska Airlines, que ocasion¨® una despresurizaci¨®n del aparato a 16.000 pies del suelo.
Boeing ha respondido de igual forma que lo har¨ªa cualquier firma cuando quiere reparar una reputaci¨®n maltrecha: destituir al jefe, tranquilizar a los reguladores e intentar finiquitar el tema. Dave Calhoun, consejero delegado de la compa?¨ªa, con un contestado sueldo de 33,7 millones de d¨®lares (30,8 millones de euros anuales), cesar¨¢ a final del ejercicio. El sector especula que ser¨¢ sustituido por la reciente directora comercial, Stephanie Pope, o, quiz¨¢, por el consejero delegado del proveedor de alas y fuselajes Spirit AeroSystems (Wichita, Kansas), Pat Shanahan. ?Suficiente? ¡°Es una ocasi¨®n perdida para cambiar toda la c¨²pula directiva. Esto es solo un lavado de cara¡±, sintetiza ?lvaro Romero, analista de Singular Bank. Hay un problema de base, y es que Boeing ha seguido una estrategia m¨¢s cercana a una empresa financiera que a un grupo industrial y de ingenier¨ªa. ¡°Los problemas econ¨®micos de Boeing¡±, analiza Keith McMullan, de la consultora Aviation Strategy, ¡°son el resultado de una obsesi¨®n por maximizar los precios de la acci¨®n a corto plazo¡±.
El sector espera que la empresa recupere un prestigio que ha tardado d¨¦cadas en moldear. Un primer movimiento es pactar con el Departamento de Justicia su culpabilidad en los accidentes (excluye Alaska Airlines) de sus 737 Max y asumir una sanci¨®n de 225 millones de euros por no revelar elementos cr¨ªticos de dise?o a los reguladores. El juez, Reed O¡¯Connor, de Oreg¨®n, lo tiene que validar, pero, de esta forma, la compa?¨ªa evita someterse al espect¨¢culo de un juicio penal. Ning¨²n analista consultado piensa en una reversi¨®n del acuerdo porque eso supone que la empresa, al ser posiblemente condenada por un delito grave, no podr¨ªa obtener futuros contratos de defensa. Y Boeing es una compa?¨ªa estrat¨¦gica para la Administraci¨®n de EE UU, ya sea dem¨®crata o republicana. De hecho, su filial Boeing Defensa, Espacio y Seguridad (BDS, por sus siglas en ingl¨¦s) fabrica desde drones hasta cazas militares. Adem¨¢s, es un gran empleador y una organizaci¨®n b¨¢sica para la industria manufacturera de todo un pa¨ªs.
Aunque resulta demasiado grande y estrat¨¦gica para caer, tambi¨¦n llegan tiempos complejos. ¡°Desde luego, Boeing se enfrenta a un periodo lleno de desaf¨ªos que pondr¨¢n a prueba su resiliencia a medio y corto plazo¡±, vaticina Sergio ?vila, analista de IG Espa?a. Por ahora, aguanta la tormenta que se le ha venido encima. Sus aviones ¡ªreflexiona Filipe Aires Lopes, experto de Analistas Financieros Internacionales, AFI¡ª contin¨²an siendo los preferidos de las aerol¨ªneas low cost debido a sus menores precios y la dificultad que supondr¨ªa entrenar a toda la tripulaci¨®n, incluso los mec¨¢nicos, en nuevos modelos.
Es la demostraci¨®n, por ahora, de que la p¨¦rdida de clientes ser¨¢ contenida. La consultora Cirium calcula que en junio Boeing entreg¨® 41 aviones comerciales, entre ellos 737 Max (33), 777 (5) y 787 (3). No es una mala cifra. Sin embargo, ser¨ªa un error pensar que todos estos problemas benefician a Airbus. La aerol¨ªnea, con sede en Tokio, Japan Airlines, ha anunciado que comprar¨¢ 21 Airbus 350-900 y 10 Boeing 787 de fuselaje ancho. La partida, por n¨²meros, la gana el constructor europeo, pero Boeing no queda fuera del juego. El pa¨ªs asi¨¢tico quiere blindar su relaci¨®n econ¨®mica. El martes 5 de noviembre hay elecciones presidenciales en Estados Unidos y Donald Trump ya amenaz¨® con imponer un arancel universal del 10% a su segundo mejor socio comercial del mundo. Algo que ya ¡°aplic¨®¡± en China.
Competencia china
Otro obst¨¢culo para Boeing es precisamente Pek¨ªn. Acaba de lanzar su C919 de pasajeros. Es su primer modelo comercial de la historia. El Gobierno chino a¨²n no ha permitido reanudar las entregas del 737 Max, aunque toda la flota china, de casi un centenar de Max, ya volaba a finales del a?o pasado.
Por desgracia para Airbus, no ha sabido captar ese volumen de negocio que Boeing ha dejado sobre la mesa. El fabricante europeo, explica ?lvaro Romero, est¨¢ teniendo problemas con su cadena de suministro y no llegan piezas b¨¢sicas para los interiores o los motores. Sin ninguna salida: limita sus objetivos. Airbus espera entregar 770 aviones en vez de 800 unidades este a?o y retrasar¨¢ de 2026 a 2027 su objetivo de producir 75 m¨¢quinas A320 al mes.
Sin duda, en esta industria donde la competencia vuela, Boeing sabe que termin¨® su margen de errores p¨²blicos. Ha malgastado todo ese combustible inmaterial. Estas dos frases explican la compra de Spirit AeroSystems. Uno de sus proveedores de fuselaje para aviones 737 y 787. Adem¨¢s, su historia evidencia las derivas en las que ha incurrido la propia compa?¨ªa. En 2005 decidi¨® aprobar un spin-off (escisi¨®n) de la firma. Ahora la recompra por 4.700 millones de d¨®lares. Spirit tambi¨¦n trabaja con Airbus en los fuselajes de los A350 y las alas de los A220. Debido a razones de competencia ha cedido por 559 millones de euros las actividades de Spirit en Europa a Airbus.
Castigo en Bolsa
Han pasado casi 15 años desde el último accidente mortal de una aerolínea estadounidense. Y las tragedias sufridas, hará un lustro, por dos Boeing 737 Max 8 en Etiopía e Indonesia quedaron muy lejos en el espacio y la memoria occidental. Además, el fabricante americano ha llegado a un acuerdo económico más que ventajoso por estos desastres, y todos los problemas que tiene de seguridad no se han traducido en cancelaciones masivas de sus modelos ni en una especie de pánico a viajar con Boeing. De ahí que, pese a volar con plomo en las alas de su imagen pública, los problemas de reputación no se han trasladado de momento a su cuenta de resultados. Bank of America cree que este año ingresará 78.308 millones de dólares, 92.924 millones en 2025 y 100.349 durante 2026. Ese mismo espejo, reflejado por Goldman Sachs, describe la secuencia: 81.213 millones de dólares, 95.474 millones y 107.838. A pesar de que las previsiones dibujan una tendencia alcista para los ingresos, en Bolsa las acciones de Boeing sí sufren penalización. En lo que va de año retroceden un 28,6%, dejando la capitalización de la compañía en 110.000 millones de dólares.
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