La econom¨ªa espa?ola y la ola proteccionista
Entre el multilateralismo agonizante y la guerra comercial, el camino pasa por la integraci¨®n europea
Para una econom¨ªa tan dependiente del exterior como la espa?ola, el auge del proteccionismo es una de las tendencias m¨¢s relevantes de los ¨²ltimos a?os. Las barreras arancelarias, las limitaciones a las importaciones y las restricciones a las exportaciones de productos estrat¨¦gicos han proliferado globalmente, convirti¨¦ndose en la nueva normalidad: se estima que tales medidas se han multiplicado por tres en los ¨²ltimos cinco a?os, y esto es antes del retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.
Conviene entender c¨®mo est¨¢n operando las restricciones, habida cuenta del volumen de nuestros intercambios con el exterior ¡ªcerca del 40% del PIB¡ª, aunque la dependencia es mucho mayor en algunos sectores como el autom¨®vil. Para empezar, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), el proteccionismo est¨¢ fortaleciendo los bloques geopol¨ªticos como factor de integraci¨®n econ¨®mica, al tiempo que se debilitan los lazos entre bloques. En los ¨²ltimos cinco a?os, el n¨²mero de acuerdos comerciales regionales ¡ªuna pr¨¢ctica poco frecuente a principios de siglo, cuando el comercio internacional se reg¨ªa sobre todo por las normas multilaterales de la OMC¡ª ha pasado de cerca de 500 a m¨¢s de 600. El mercado ¨²nico europeo, una de las zonas comerciales m¨¢s integradas, coexiste con el acuerdo transpac¨ªfico, que incorpora las econom¨ªas m¨¢s din¨¢micas del mundo, o la zona de libre comercio africana, entre otros.
Ante esta realidad, preocupa el estancamiento de la integraci¨®n econ¨®mica europea, cuando no su fragmentaci¨®n como consecuencia de la inflaci¨®n de distorsiones y de ayudas de Estado. La profundizaci¨®n del mercado europeo al conjunto de los sectores de servicios, en consonancia con las recomendaciones de los informes de Enrico Letta y Mario Draghi, ayudar¨ªa a contrarrestar las amenazas proteccionistas procedentes de pa¨ªses terceros. Los beneficios ser¨ªan significativos para una econom¨ªa competitiva como la espa?ola. Y esta es una pol¨ªtica que depende sobre todo de reformas, y no de los maltrechos presupuestos p¨²blicos.
Por otra parte, m¨¢s que el proteccionismo como tal, lo m¨¢s perjudicial es la ausencia de reglas comerciales estables. Hasta cierto punto las empresas pueden adaptarse a un entorno de restricciones, mediante estrategias de inversi¨®n o de desv¨ªo de los flujos comerciales, sorteando las barreras: pese su car¨¢cter gravoso para algunos sectores europeos, el Inflation Reduction Act de la Administraci¨®n Biden no deja de ser previsible. De ah¨ª que su puesta en marcha no haya interrumpido los intercambios entre ambos lados del Atl¨¢ntico.
Otra cosa es cuando la pol¨ªtica comercial est¨¢ marcada por la bilateralidad o carece de pautas transparentes. El Bundesbank acaba de recortar sus previsiones de crecimiento para Alemania hasta el 0,1% en 2025, frente al 1% anticipado en junio (un vaticinio que ya parec¨ªa discreto), achac¨¢ndolo a las incertidumbres generadas por las amenazas de Trump. Una reca¨ªda de la locomotora industrial alemana supondr¨ªa un rev¨¦s tanto para nuestro comercio exterior como para el conjunto de la Uni¨®n Europea. Por ello, no hay que minimizar el riesgo que entra?a un periodo prolongado de indefinici¨®n acerca de las reglas que regir¨¢n los v¨ªnculos comerciales en los pr¨®ximos a?os. A la inversa, el estrechamiento de los v¨ªnculos con otros bloques geopol¨ªticos, como el reci¨¦n anunciado acuerdo con el Mercosur, tendr¨ªa efectos compensatorios saludables.
La OMC tambi¨¦n pone de manifiesto la necesidad de conseguir que los acuerdos comerciales no agraven las brechas sociales o los desequilibrios medioambientales. Estos riesgos, que pueden ser m¨¢s percibidos que reales ¡ªla evidencia emp¨ªrica presentada en el informe apunta a impactos negativos pero poco significativos¡ª, contribuyen al retroceso del multilateralismo.
En suma, la globalizaci¨®n se est¨¢ transformando r¨¢pidamente, de modo que el paradigma de una econom¨ªa sin fronteras comerciales se asemeja cada vez m¨¢s a una quimera, dejando paso a la l¨®gica de los bloques geopol¨ªticos. El reto es integrar esta realidad, acompa?¨¢ndola de reglas negociadas basadas en la reciprocidad, y evitando la fragmentaci¨®n europea.
Saldo exterior
En lo que va de año, el sector exterior (diferencia entre las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios) ha aportado seis décimas de crecimiento de la economía española, explicando casi la quinta parte del avance del PIB registrado en el presente ejercicio. El 80% restante procede de la aportación de la demanda interna. En el conjunto de la Unión Europea, la aportación del sector exterior ha sido de una magnitud similar, pero su peso en el crecimiento del PIB ha sido mayor que en España, explicando el 68% de dicho crecimiento (y la demanda interna solo el 32%).
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