La pobreza infantil espa?ola es una lacra impropia de una buena sociedad
Vivir la infancia en desventaja socioecon¨®mica supone un lastre que en la mayor¨ªa de los casos es insuperable
La sociedad espa?ola presenta un rasgo absolutamente an¨®malo: es el pa¨ªs europeo con mayor pobreza infantil, con la ¨²nica excepci¨®n de Rumania. Uno de cada tres ni?os y ni?as viven en situaci¨®n de pobreza y exclusi¨®n social. Y uno de cada 10 padece una situaci¨®n de carencia material severa, una situaci¨®n de especial gravedad. Esto es una anomal¨ªa impropia de un pa¨ªs como el nuestro.
Las consecuencias son dram¨¢ticas. En primer lugar, para los propios ni?os y ni?as. Todo lo que va a suceder a una persona a lo largo de su vida comienza muy temprano, entre los 0 y los 3 a?os. Vivir la infancia en desventaja socioecon¨®mica supone un lastre que en la mayor¨ªa de los casos es insuperable. Si has crecido en un hogar pobre tienes muchas probabilidades de acabar siendo pobre. Es la transmisi¨®n intergeneracional de la pobreza. No puedo dejar de asociar la situaci¨®n que vive una parte importante de nuestra infancia al ¡°estado de naturaleza¡± del que hablaba Thomas Hobbes en su Leviat¨¢n publicado en 1651, en el que afirma que, en estas circunstancias, ¡°la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve¡±.
Pero los efectos se proyectan tambi¨¦n sobre el progreso econ¨®mico del pa¨ªs. La OCDE calcula que el coste macroecon¨®mico de la pobreza infantil es en Espa?a del 4,1% del PIB del a?o 2023, superior al de la media de los pa¨ªses europeos. Otros informes elevan esa cifra a m¨¢s del 5%. En gran parte, resultan de la p¨¦rdida de ingresos salariales que sufren las personas que han vivido una infancia de pobreza y que despu¨¦s no logran un buen empleo. La misma OCDE se?ala que la mejor inversi¨®n que puede hacer un pa¨ªs en su futuro es invertir en infancia. Los retornos son superiores a cualquier otro tipo de inversi¨®n. Si el mejor predictor del progreso futuro de un pa¨ªs es ver c¨®mo trata a su infancia, no vamos bien.
?C¨®mo explicar esta anomal¨ªa espa?ola? No me resulta f¨¢cil. En primer lugar, no es problema de capacidad econ¨®mica: Espa?a es la cuarta econom¨ªa europea. Otros pa¨ªses de menor o similar renta no presentan este problema de pobreza infantil. En segundo lugar, aunque sea tentador pensarlo, hay que descartar que sea la baja calidad pol¨ªtica de nuestra democracia: los rankings internacionales sit¨²an a Espa?a por encima de otros pa¨ªses europeos que, sin embargo, no sufren este problema.
A mi juicio, la ra¨ªz est¨¢ en la propia sociedad espa?ola. Una parte importante niega la existencia del problema, o considera que no les concierne. Recuerdo con desaz¨®n que, al finalizar una conferencia sobre econom¨ªa en A Coru?a, se me acerc¨® una se?ora, de apariencia acomodada, que tras felicitarme me dijo que me hab¨ªa equivocado en un dato: a su juicio, no era cierto que en Espa?a hubiese una elevada pobreza infantil. No vi cinismo en su comentario. Cre¨ªa, de forma sincera, que en Espa?a no existe esta lacra. Esta es una percepci¨®n bastante extendida entre la sociedad acomodada.
?Por qu¨¦ falla el sentido ¨¦tico de la sociedad espa?ola? Probablemente, es un da?o colateral de la profunda desigualdad de ingresos, riqueza y oportunidades que se ha ido inoculando en la sociedad en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Esta desigualdad ha producido una profunda segmentaci¨®n y segregaci¨®n social. Una persona que nace en buena cuna en un barrio rico tiene muchas probabilidades de no encontrarse a lo largo de su vida con otra que haya nacido en un hogar pobre de un barrio segregado. La extrema desigualdad es un poderoso disolvente de la fraternidad y de la ciudadan¨ªa compartida. En tiempos tan lejanos como 1776, Adam Smith ya se?al¨® que ¡°la riqueza corrompe los sentimientos morales de los muy ricos¡±.
?Qu¨¦ hacer? Lo primero es no caer en la falsa ilusi¨®n de pensar que el crecimiento acabar¨¢ con la pobreza infantil. La econom¨ªa espa?ola lleva varios a?os creciendo de forma importante y la pobreza infantil no ha disminuido: al contrario. Tampoco podemos hacer recaer la responsabilidad ¨²nicamente en los pol¨ªticos. Sin una sociedad que empuje, las pol¨ªticas de infancia no avanzar¨¢n o lo har¨¢n lentamente. Para cambiar las cosas hay que hablarle a la sociedad.
En este sentido, el Consejo Econ¨®mico y Social de Espa?a (CES), que tengo el honor de presidir, ha publicado un informe sobre Derechos, calidad de vida y atenci¨®n a la infancia orientado a hablarle a la sociedad. El objetivo es contribuir a aumentar la conciencia y la sensibilizaci¨®n de la sociedad sobre la importancia de la pobreza de infancia. Adem¨¢s de un diagn¨®stico pormenorizado de la pobreza y de un an¨¢lisis exhaustivo de las pol¨ªticas, el informe ofrece un conjunto de propuestas para el debate. Quiero destacar dos. La primera, hacer de la inversi¨®n en la infancia un objetivo de pa¨ªs, tanto en la etapa de 0 a 12 a?os como, especialmente, de 0 a 3 a?os. La segunda, fortalecer las pol¨ªticas de apoyo y conciliaci¨®n familiar. El objetivo es lograr que la llegada de un ni?o a un hogar no sea una carga econ¨®mica y de cuidados insoportable, que pueda llevar a la ruptura de la pareja. Entre otras medidas, el informe defiende la necesidad de introducir en nuestro pa¨ªs una prestaci¨®n universal para la crianza, una figura que ya existe en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. De esta forma, remedando el viejo aforismo, todo ni?o al nacer no traer¨¢ ya un pan debajo del brazo, sino una prestaci¨®n suficiente para atender a su crianza. La significaci¨®n de esta propuesta es que quien la hace no es un think tank, sino una instituci¨®n formada por 60 consejeros y consejeras que representan a los principales sindicatos espa?oles, a las grandes organizaciones empresariales y a otras organizaciones de los sectores agrario, pesquero, consumidores y de la econom¨ªa social. Con este informe, el CES quiere hablarle a la sociedad, para contribuir a crear un sentido compartido de lo que es una Buena Sociedad.
Los buenos economistas nos ense?an que la existencia de una Buena Sociedad es un prerrequisito para la existencia de una Buena Econom¨ªa; una econom¨ªa que se oriente al bien com¨²n. La lectura del libro de Jean Tirole, premio Nobel de Econom¨ªa 2014, sobre La econom¨ªa del bien com¨²n puede ayudarnos a comprender este v¨ªnculo virtuoso entre sociedad y econom¨ªa. Fortalecer entre nosotros el sentido de lo que es una Buena Sociedad es el primer paso para erradicar la lacra de la pobreza infantil.
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