La tormenta perfecta de la crisis del alquiler
La limitaci¨®n de precios deber¨ªa haberse planteado en todo caso como algo temporal y f¨¢cilmente gestionable
En Espa?a la crisis de vivienda constituye ya el primer problema para el Gobierno por sus consecuencias sociales y econ¨®micas y la dificultad de resolverla. El aumento de precios de vivienda es un fen¨®meno bastante generalizado internacionalmente, pero en el modelo de provisi¨®n de viviendas espa?ol, con una escasa inversi¨®n p¨²blica en vivienda durante a?os y una limitaci¨®n de las ayudas familiares, va a requerir mucho tiempo para superarla.
Ante la situaci¨®n creada, el Gobierno plante¨® un cambio estructural en una nueva ley con m¨²ltiples objetivos, siendo el principal el desarrollo del parque de viviendas sociales en alquiler planteando para la presente legislatura la ut¨®pica provisi¨®n de 184.000 viviendas sociales. El objetivo planteado exige un incremento ingente de recursos a los tres niveles administrativos para cubrir el d¨¦ficit actual de 1,2 millones y las necesidades proyectadas en los pr¨®ximos a?os al aumentar las viviendas de titularidad p¨²blica o mixta en alquiler y con formas de tenencia y gesti¨®n alternativas ya experimentadas en otros pa¨ªses.
Con esa orientaci¨®n se desarrollar¨ªa un modelo residencial alternativo con mayor implicaci¨®n p¨²blica en el que se facilite el acceso a una vivienda digna y adecuada que promulga la Constituci¨®n para aquellos hogares que no pueden acceder a la propiedad o alquiler en el mercado libre, sin dejar de atender mientras tanto a los problemas de acceso m¨¢s acuciantes con medidas pertinentes. Su realizaci¨®n necesitar¨¢, adem¨¢s, un gran consenso pol¨ªtico que garantice su continuidad, lo que est¨¢ por alcanzar.
El fuerte desajuste actual entre las necesidades de acceso en alquiler y su provisi¨®n se ha focalizado en los medios con el impacto sobre el retraso de la emancipaci¨®n y los desahucios por impago del alquiler de los hogares vulnerables, con muy escasas referencias al hecho de que la mitad de los alquileres est¨¢n ocupados por hogares de inmigrantes que sufren esta subida de precios. Pero para completar la crisis, las actuales tendencias proyectan para los pr¨®ximos 15 a?os un aumento cercano a los dos millones de hogares compuestos por extranjeros quienes, adem¨¢s, tender¨¢n a concentrarse preferentemente en las zonas con mayores expectativas de crecimiento econ¨®mico, donde la carencia de alquileres es mayor: las islas, todo el arco del litoral mediterr¨¢neo y Madrid con sus alrededores.
Pero el debate sobre la nueva ley se ha centrado en la conveniencia de las medidas que posibilitan a las autonom¨ªas que lo prefieran la limitaci¨®n del aumento de los precios de los alquileres, algo frecuente en los pa¨ªses europeos. Esta nueva medida deber¨ªa haberse planteado en todo caso como algo temporal y f¨¢cilmente gestionable. Pero ante la reciente evaluaci¨®n del resultado de su aplicaci¨®n en Catalu?a, si se ratifica, se plantea la alternativa entre aumentar el parque o disminuir los precios del alquiler. En medidas acotadas y de corta duraci¨®n podr¨ªa ser una opci¨®n, pero por muy doloroso que sea, un planteamiento a largo plazo dar¨¢ prioridad al crecimiento del parque que es la mayor causa de esa subida de precios, aunque eso suponga un aumento de las desigualdades que, a la vez, requerir¨¢ un mayor presupuesto para ayudas a los hogares m¨¢s vulnerables y quiz¨¢s una elevaci¨®n de la carga fiscal. En todo caso habr¨ªa que buscar otras medidas que, sin incrementar los precios, no provocaran la huida de los arrendadores.
El otro problema que hay que abordar es el rechazo actual de los hogares potencialmente vulnerables a la hora de elegir a los inquilinos de las viviendas ofertadas, por el temor a los impagos, lo que exigir¨ªa impulsar los acuerdos entre las dos partes y establecer los avales o seguros que garanticen la continuidad de las mensualidades requeridas a esos hogares. Es necesario que la escasa provisi¨®n de alquileres no se cebe en una mayor exclusi¨®n residencial que podr¨ªa limitar el flujo inmigratorio y, entre otros efectos, complicar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n actual de escasez de mano de obra en el sector de la construcci¨®n. En definitiva, la crisis se comporta como una tormenta perfecta ante la cual hay que escoger que es lo que se debe salvar.
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